Capítulo 12: Lazos de amistad

Capítulo 12: Lazos de amistad

Eva Jenell

Pero me quedé tan rígida como una estatua, estaba por perder la cordura por completo, si me besaba, no iba a responder por mi reacción, me lanzaría a sus brazos y le dejaría que me hiciera lo que quisiese, sin embargo su orgullo habló más que su deseo cuando murmuró:

—¿Segura que es lo que quieres, Eva? ¿Que me vaya?

No.

No quería que se fuera, quería que me besara y que me lo hiciera aquí contra la pared, pero la única neurona que me quedaba cuerda y lúcida me hacía retenerme con fuerza ante mis deseos carnales..

—Por favor, no haga esto más difícil, sabe que tiene esposa, y mi mejor amiga es su hija...

Sus labios rozaron los míos y murmuró:

—Vale, como tú quieras.

Me soltó el cuello y dio un paso atrás, en seguida sentí su ausencia, y mi cuerpo entero extrañó su calor luchando con el impulso de lanzarme sobre él, pero forzando mis pies a moverse en otra dirección.

Abrí la puerta y me fui de ese salón corriendo sintiendo mi respiración echa un caos, sintiendo que mis pulmones no podían regularizar mi respiración, sintiendo que el corazón se me iba a salir por la boca y sintiendo que apenas esto había iniciado, porque entre más lo alejaba de mí, más sentía que no podía dejarlo.

***

Tocaron la puerta de mi habitación, levanté la vista del mi celular donde veía viejas fotos familiares, con Kenny, o fotos donde salía mi ex novio y mi hermana conmigo, las veía una y otra vez preguntándome qué había hecho mal para que no darme cuenta de la atracción entre ellos, para que me mintiera tan descaradamente y me diera un anillo de promesa mientras se revolcaba con mi hermana.

¿Por qué? ¿cómo alguien podía ser tan egoísta y descarado?

Pero descubrí que ellos dos tenían algo en común, a ninguno de ellos les importó dañarme a pesar de que se suponía que debían amarme...

Abrieron a puerta y dejé el teléfono a un lado cuando entró Aurora.

—¿Estás bien? —preguntó— No has salido en todo el día.

—Tenía sueño —me limité a decir, desde ese momento en el que salí huyendo de la habitación con Eros me encerré y no quise volver a salir, repitiendo una y otra vez en mi cabeza ese momento donde casi me volvió a besar y luego recordando esa gloriosa primera vez juntos donde me llevó a la luna, por eso me puse a mirar fotos de mi ex, a ver lograba sacar a Eros de mi cabeza, irónico ¿cierto? Usé a Eros para sacarme a mi ex de mi mente y ahora no podía sacar a Eros.

Aurora parecía risueña acercándose a mí con su cabello en rulos ligeramente húmedo y su vestido floreado, esa dulce sonrisa estaba adornando su rostro.

—Oye —dijo sentándose a un lado de mi cama—, mañana es mi cena de bodas.

—Oh, bien —alcé ambas cejas sentándome en la cama—, ¿a qué hora?

—Como las 9 de la noche.

—Bien ¿hace frio de noche? —llevé una mano a mi labio pensativa—Tengo un vestido elegante largo color amarillo, ¿estará bien?

—¿No tienes uno corto?

—¿Corto? —repetí sin comprender por qué quería que usara tal cosa para una cena de bodas en un castillo.

—Sí, no será aquí —respondió y amplió su sonrisa como si se guardara un secreto.

—¿Dónde es entonces? —pregunté.

Ella analizó mi expresión cuando contestó:

—En Dubai.

Solté un bufido y me reí con ganas creyendo que bromeaba pero al ver que ella no se rió conmigo, me sobresalté y fruncí el ceño.

—¿Es en serio? —pregunté.

—Sí, nos iremos por la mañana en un avión privado.

Joder, entre más hablaba Aurora más todo esto me parecía irreal.

—¿No me estás jodiendo? —repetí.

—Nop. —dijo enfatizando la "p" al final.

Vaya, al parecer tenía que acostumbrarme a la gente rica y sus cosas de ricos.

—Oye —dijo Aurora captando mi atención otra vez— ¿qué tal mi papá?

—¿Disculpa? —pregunté.

—¿Que tal? —repitió— ¿Te cayó bien? Tiende a ser un poco intimidante, pero realmente lo admiro, es mi héroe.

«Si supieras lo que pasó entre nosotros».

Forcé una sonrisa y me encogí de hombros intentando parecer indiferente.

—Sí, me cayó bien, supongo.

—¿Y ya? —replicó alzando una ceja— ¿no tienes nada que decirme?

Mi ligera sonrisa se me tensó y la miré sintiendo que mis manos empezaban a sudar por su pregunta. ¿Acaso ella lo sabía? Joder si ya ella lo sabía ¿qué debía de hacer ahora? ¿Hacerme la desentendida? ¿pedirle perdón?

—¿Qué más quieres que te diga? —respondí con otra pregunta— Es decir... no sé si sabes ese vergonzoso evento del desfile cuando me caí sobre él.

Ella hizo una leve mueca.

—Sí —dijo—, pero tranquila, él te ve como una hija, es decir eres como mi hermana.

¿Que me veía como una hija?

Estaba muy segura de que el señor Eros NO me veía de la misma manera en la que veía a Aurora. En lo absoluto. Tan solo pensar en su mirada oscurecida, en su leve sonrisa y en esa intensidad cuando apenas estábamos cerca me hacía volar la cabeza.

—Claro. —murmuré tragando pesadamente saliva.

—Como sea —dijo Aurora—, mi padre es amante del teatro, siempre que íbamos a Dubai vamos a ver los shows, y esta vez me dijo que podíamos ir al teatro y que podía invitarte, llevaré a Carmelo también.

Bueno eso no sonaba tan mal, si estaría Aurora, realmente no quería estar tan cerca del señor Eros Dunkel, aunque sabía que evitarlo el resto del viaje, sería imposible.

—¿Tu mamá no irá? —pregunté.

Hizo una mueca de desprecio como si ese fuera un disparate.

—No. —respondió.

—¿Por qué?

Ella suspiró echándose hacia atrás y apoyándose de sus brazos..

—Mi mamá no le gusta viajar —dijo—, ella prefiere quedarse en el castillo.

No dijo nada más, así que me atreví a preguntar:

—¿Por qué pareces odiarla?

Me parecía raro verla despreciar tanto a alguien, ella no era así.

Aurora suspiró.

—No la odio, es solo... que... —su voz se perdió, su mirada en el suelo.

—¿Tienes traumas? —pregunté, ella tomó una profunda respiración cuando volvió a mirarme y dijo:

—Me intentó abortar cuando supo que era una niña, solo que no pudo, ya ella tenía casi 7 meses, y lograron hacerme sobrevivir, pero ella quedó muy mal, al parecer se intentó meter una vara de metal por la vagina —negó con la cabeza—, se destruyó casi completamente ella misma por lo que intentó hacer, tuvieron que operarla para detener el sangrado y quedó estéril, castigo divino.

Me quedé anonadada por lo que acababa de contarme.

—¿Y tu padre lo sabe?

—No lo sé, supongo. Pero fue ella misma que me lo dijo y me lo dice siempre que puede; que soy su error más grande y esas cosas... ella no está muy bien de la cabeza, un psicólogo la atiende pero no mejora...

Joder, esa señora realmente estaba demente.

Toqué su mano sabiendo cuanto le afectaba esto, ella nunca tuvo el amor de su madre que la despreciaba solo por nacer mujer.

—Lo siento mucho —dije y le ofrecí una sonrisa—, ¿sí sabes que eres lo mejor que me ha pasado a mí en mi vida?

No lo decía de los dientes para afuera, desde que conocí a Aurora nos volvimos inseparables, nos entendíamos a la perfección y nos cuidábamos mutuamente.

Ella me miró y sonrió.

—Tú también Eva, no hay nada que puedas hacer que me haga decepcionarme de ti.

Se echó hacia adelante y envolvió sus brazos alrededor de mi cuerpo en un gran abrazo que le correspondí.

—A menos —continuó en tono burlesco— que no lo sé, te metas con mi prometido o mi papá, ahí si nunca te perdonaría.

Se rió como si fuera el mejor chiste del mundo y yo me reí, pero sintiéndome jodidamente terrible al entender que si Aurora se llegaba a enterar de lo que ocurrió conmigo y su padre, la perdería para siempre.

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Uy uy, este viaje a Dubaí promete, ¿qué creen que ocurra? la teoría más cercana le dedico el capítulo del viernes jiji

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