I. La Loba Dragón
Desembarco del Rey
Elia Stark Targayen
Mucho tiempo después agradecería que Daemon le dijera que Renly era bastardo. Todo empezó cuando ella tenía catorce y su padre decidió que lo mejor era celebrar su cumpleaños con todas las casas nobles. Su madre no discutió pero no se la veía feliz, después entendería que temía que se dieran cuenta de las diferencias entre Renly y El Pequeño Robb, ambos hermanos mayores de Elia.
La herencia. La herencia era un asunto importante del que sus padres no hablaron nunca.
Elia insistiría siempre que Robb; su hermano mayor, era el heredero legítimo del Trono de hierro. Era honorable y justo. Sin embargo, su hermanito mayor solo quería estar en el Norte, era igual que su padre y todos los Stark. Le encantaría visitar al tío Bran y a lady Catelyn con más frecuencia. Su abuela iba y venía, pasaba cierto tiempo con todos sus hijos pero el Rey en el Norte era el preferido ya que pasaba mínimo seis meses en la capital. A su hermano no le gustaba estar en el Sur, aún así estaba en fiestas y compartía el carácter alegre y risueño de su padre. Lo que más le gustaba hacer era montar a su dragón, Caraxes y hacer carreras con Elia.
«Es un buen príncipe, es más Tully que Stark al igual que papá pero de todas formas es Targayen, no Lannister... A diferencia de Renly, él no parece Tully ni Lannister ni Targayen».
Y Renly ¡Renly, Renly! No se parecía al Rey Renly de la casa Baratheon por quién llevaba el nombre. El difunto Rey Renly era carismático y se le hacía demasiado fácil conseguir amigos pero su hermano no tenía más amigos que el hijo del maestre Samwell Tarly. Ni siquiera se le veía sonreír en los torneos y banquetes que su padre organizaba para los cumpleaños de los príncipes.
Por lo que la mejor opción para ser reina era Elia ya que su hermanito menor, Balerion, era muy pequeño y solo quería ser caballero al igual que Brandon Stark de niño.
Elia tenía la fuerza suficiente para gobernar sin importar que dijeran los nobles o el pueblo, era igual a su madre y por eso era la preferida de su padre. Mientras que el favorito de la reina Rhaenys era Renly, el favorito del pueblo y de casi todos era El Pequeño Robb. Excepto de los partidarios de los Targayen y los Martell... Ellos no eran fanáticos de los niños que se parecían más a los Stark.
Los que más parecían Targaryen eran Elia y Daemon, suspiró como tonta al pensar en su primo, el hijo del medio hermano de su madre, Aegon VI Targayen.
—¡Elia, la abuela quiere verte!
Elia suspiró molesta, seguro lady Catelyn había enviado a Renly para que la llevará al Consejo, debía conseguir esposo. Ella era copera de los Reyes pero ese día escapo de su deber. Solo quería casarse con una persona y de seguro no la dejarían...
—No me casaré con el hijo del primo Lannister de mamá, ni que me den Roca Casterly. —Advirtió girando hacía su hermano.
—Elia, por favor...
—Soy una Stark Targayen Lannister, hija del Rey en el Norte y la Reina de los Siete Reinos, no una yegua.
Iba a irse cuando vió una figura muy conocida pasar. Ella tenía los cabellos peinados en una larga trenza entretejida con hilos de cobre y una túnica ocre bordados dorados.
—¡Tía Nym!—Gritó saltando a los brazos de la dorniense que la recibió con gusto. Sonrió olvidado su malestar—. Pensé que te habías ido ¡Voy a golpear a Robb por esto!
—A tu hermano le encanta bromear, lo sabes, Elia. Jamás ame iría sin despedirme de mi sobrina favorita. —Nymeria se encogió de hombros en dirección del príncipe—. Lo siento, Renly.
—No es nada. —Su hermano dió un atisbo de sonrisa y se dirigió a Elia:—. Sé que tú eres la favorita de papá al igual que Robb y mamá prefiere también a Robb, mientras que el tío Tyrion te prefiere al igual que a Balerion pero yo soy el favorito del tío Brandon... creo... No lo sé...
Elia y Nymeria rodaron los ojos, el carácter de Renly se les hacía insoportable. Era honorable y noble como todos los Stark pero también tenía esa expresión de sufrimiento, de melancolía que recordaba a Rhaegar Targayen y... Y a Jon Nieve.
«El tío Tyrion dice que el abuelo Rhaegar estaba afectado por la “Sombra de Refugio Estival”, se decía que había nacido de luto y que estaba siempre melancólico» Recordó.
—¡ELIA, UNA CARRERA A POZO DRAGÓN! —Gritó su pelirrojo hermano mayor corriendo a su lado; ya tenía la ropa negra para montar a dragón, bajó las escaleras de dos en dos escalones—. ¡RENLY LLEVA A BALERION!
Se alegró de que su hermano hubiera terminado sus deberes y tuviera tiempo para ella. Robb era el más cercano a su padre junto con ella, Elia recordaba que de niña su madre la sostenía en brazos mientras el Joven Lobo contaba historias de batallas a ella y a Robb. Mientras que Renly prefería estar solo o nada más en compañía de su madre. Y Balerion siempre iba tras de Jaime Lannister para verlo practicar con sus espadas.
Salió corriendo ignorando a Renly que iba a buscar a Balerion. Quiso ir tras Robb pero Nymeria Arena la detuvo tomándola por el brazo, ese instante entendió que ella era tan peligrosa como cualquier otra hija de Oberyn Martell.
—¿Tía Nym?
—¿Quieres qué le diga algo a Daeron? —La dorniense era la única que conocía su secreto.
Lo pensó por un instante y negó. Tenía un especial cariño por Daeron pero ella era la futura reina, no, no iba a decirle nada al príncipe. Si él quería que la buscará primero en cuanto llegará a Desembarco del Rey.
—Saludos al príncipe Aegon y a la princesa Deria.
Pasó por el patio y las personas inclinaban la cabeza ante ella, Elia se preguntó si así se sentiría ser la Reina y por qué Robb al igual que su padre no quería ser Rey.
Al llegar a Pozo Dragón se encontró que Renly estaba sobre la silla de Nevada y su hermano pequeño de rizos rubios esperaba que Robb lo ayudará a montar en su dragón azul, Jacaerhys, llamado así por el hermano muerto de la reina. Elia recordaba que él hizo lo mismo por ella hace años, había tenido miedo pero sabía que mientras Robb estuviera allí todo saldría bien.
Al regresar después de dar vueltas por la ciudad acarició a Sol; su dragón amarillo brillante, y se dió cuenta que su madre y padre los esperaban, la reina Rhaenys bajó de su montura y vió fijamente a todos sus hijos con reproche. Pero su padre tenía una sonrisa divertida, no permitiría que su esposa castigará a sus príncipes por montar dragones.
Elia se acercó a su padre y besó su mejilla.
—Balerion ya montó por primera vez a Jacaerhys.
El rey Robb besó su frente con cariño y al mismo tiempo Rhaenys habló con aquella voz de hierro heredada de su padre, Rhaegar Targayen.
—Debemos hablar de tus opciones, Elia.
—Mamá.
—El hijo de Lann Lannister; Loren, el hijo mayor de Harrold Arryn por lo que serías señora del Valle; se llama Rhaegar...
«No estoy emocionada por dejar de ser princesa» Pensó, apretando los labios.
—No quiero a Elia cerca del hijo de Harry. Ya te lo había dicho, Rhaenys. —Espetó su padre viendo a la reina—. Dile que case a... Rhaegar con la hija de tu hermano, Deria. Así afirmara su posición como señor del Valle.
La Reina Rhaenys sonrió con sarcasmo a su esposo.
—Bien, le diré a mi hermano en cuanto llegue pero tú deberás convencer a Sansa que casé a su hijo con la Tyrell perdida que Olenna nos presentará en cuanto llegue.
Una litera llegó y bajó Tyrion Lannister, a su lado estaba Jaime.
—Volvieron a escapar. —Se carcajeó el enano bajando dramáticamente, salió de entre las cortinas de seda dorada.
Jaime Lannister conocido también como el Matarreyes se empezó a disculpar avergonzado.
—Rhaenys, dijeron que el Septo de Leonela se estaba quemando y...
—¿Fue idea de Robb no es así? —Preguntó ella cuál de sus hijos dijo que se quemaba el septo en honor a su señora madre, viendo a su hijo mayor.
El príncipe sonrió mirando a su padre buscando ayuda. El Rey en el Norte negó, no lo ayudaría. Suficiente difícil había sido convencer a la reina Rhaenys que no casará a Elia con el hijo de su antiguo enamorado.
—¿Y Daeron? ¿Por qué no casan a nuestra Rhaenyra con el hijo del príncipe Aegon? Eso ayuda a que si ella sería Reina sus hijos tendrían mayores derechos al Trono que cualquier otro. —Tyrion caminó hacia sus sobrinos—. ¿Por qué hasta Balerion ya es más alto que yo? —Se quejó viendo al menor de los tres con una mueca.
—Elia no puede casarse con Daeron. Lo siento, tío, pero Robb le ofreció hace años la mano de Minisa a Daeron, el arreglo solo lo conocían Sansa y nosotros...
—¿No me casaré con Daeron? —Susurró Elia entendiendo lo que decía su madre, sus labios temblaron y debió hacer un esfuerzo para no llorar.
Exhaló y no escuchó lo que le decía El Pequeño Robb respecto a lo malo que era Daeron, que era igual que por quién lo nombraron, ambicioso.
—Estaba molesto cuando nació Balerion, ya que él lo empujó aun más abajo en la línea de sucesión, Elia.
La princesa Elia se enfureció y sin escuchar los gritos de su madre subió al caballo y se fue a la Fortaleza Roja sola, se encontró de frente con su capa blanca. Detuvo su montura de golpe. Él tenía cabello plateado y ojos verdes, era el quinto hijo de lord Leyton Hightower y tenía el mismo nombre que su padre.
La casa Targayen y la casa Hightower tenían problemas porque Rhaenys había tomado Altojardin y nombrado a Dickon Tarly y a la tía de Elia; Sansa Stark, como señores del Dominio. Decían que en vista de que la madre de Loras y Margaery era Hightower ellos debían tener el Dominio.
—Estás molesta. —Le susurró suavemente mirándola con una sonrisa dulce.
—Lo estoy. —Asintió rodando los ojos. Se dió cuenta que las personas se empezaban a percatar que estaba allí.
Forzó una sonrisa, y se dijo qué debía ser prudente.
La Loba Dragón la llamaba el pueblo, era albina como los Targayen y tenía el carácter de los dragones pero también su abuela decía que poseía el temperamento apasionado de los Stark "venido de la sangre de lobo". Debía mantener el cariño del pueblo si quería ser una buena Reina como su madre, y si mostraba su lado peligroso de dragón la gente le perdería el cariño que ganó dejando que sus preciosos y costos vestidos de encaje de Myr se ensuciaran al dar dinero al pueblo llano.
Sacó de entre su capa la bolsa de dinero y le dió un venado de plata a quién estaba cerca.
De pronto las nubes grises taparon el sol y el cielo azul por el que habían volado ella y sus hermanos oscureció. Elia suspiró, no estaba de buen humor la última luna, desde que se enteró que debía casarse... Además de las opciones que nombró su madre estaba su primo Robb El Rojo (el hijo de Edmure Tully) y el hijo de lord Velaryon, Aethan.
—En realidad es por Daeron ¿Verdad? —Preguntó Leyton mientras el viento movía sus cabellos como la plata, tenía la mano en el pomo de la espalda por si algo peligroso sucedía y nunca la quitaba de allí.
Elia saludó a un par de personas que pasaban con la mano y al resto que se acumulaban les dió una sonrisa. Era consciente que era por mucho más Targayen que sus hermanos, por la cabellera como un río de plata fundida y los ojos violetas. Era hermosa y lo sabía, disfrutaba de la atención al igual que su madre, la Reina Dragón.
—Que no me haya escrito en la última luna no... —Los ojos se le llenaron de lágrimas al intentar hablar al respecto, por eso no había querido enviarle un mensaje con Nymeria Arena—. No... ¿Por qué no me escribió? Él me envía cartas desde que nos vimos por primera vez cuando yo tenía cinco años y el siete...
Se calló cuando le entregaron unos pastelitos de limón, a todos los hijos de Rhaenys Targayen y Robb Stark les gustaban.
—No sé si escribí algo que lo molesto. —Su voz bajó hasta el punto de ser un susurro casi inaudible mientras entraban por fin al castillo.
Leyton se compadeció de Elia pero él mismo era el causante del sufrimiento. El maestre Samwell Tarly le entregó una carta que era de Daemon para Elia, Leyton no resistió la curiosidad y la abrió. Reconoció la letra de Daemon, la comunicación de ambos príncipes era un secreto para los hermanos de Elia, Robb y Renly se molestarían mucho sí se enteraban de tal cosa.
El príncipe Daemon contaba como iba la reconstrucción de Refugio Estival donde Dorne, el Dominio y las Tierras de la Tormenta se unían, antes fue una residencia de verano y ahora sería una residencia real. También decía que ansiaba verla y que la quería, además que tenía una sorpresa para su cumpleaños. Y Leyton, Leyton no se la entrego, la rompió en pedazos y luego la quemó.
«Es lo mejor para ella, Elia no merece que le hagan daño».
Elia se sentía sola y estúpida, se dejó caer en medio del bosque de dioses del castillo, lloró y lloró. Todo le dolía, le dolía mucho. Se preguntó si Daemon la vería como una niña tonta enamorada de él, una estúpida.
Leyton acarició la cabellera rubia de la princesa y se prometió que no dejaría que Daemon Targayen la hiciera llorar otra vez gracias al amor que ella le tenía. Solo conocía a Elia desde hace un año pero a pesar de que la princesa aún no cumplía quince era más que solo una belleza, era inteligente, amable, amaba mucho a sus padres, tíos y hermanos... Incluso al príncipe Renly y también le era más que devotamente leal a Daemon.
«No Daemon no la dañará, no la manejará como quiera».
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