25

A inicios de febrero

Ayer por la mañana hablé con Gabriel Elec.

Le conté que De Lois acosa a Andrea a través de su hombre de confianza y que me manda amenazas con ella.

Me dijo lo mismo que yo le dije a Andrea. Que no debemos caer en provocaciones.

Explicó que están trabajando para conocer y desarticular su red de informantes.

También le expresé con toda claridad mi desconfianza respecto a la relación personal del nuevo integrante del proyecto con Andrea. No esperaba que confirmara que es parte de la estrategia para contener a la aberración, pero tampoco lo negó.

Con toda su amabilísima manera, me envió con mis dudas al carajo.

No dudo que estén manejando a Andrea. Después de todo ella, su gran amiga, está destinada a trabajar en el CDA bajo la dirección del tal Harry. Así es como pretenden conocer sus alcances.

Elec podrá negarse a revelar sus enredos, pero no puede esconder a su hombre de mí.

—•••—

El soldado de juguete acaba de entrar a mi salón. Mantengo las luces apagadas, la chimenea ilumina suficiente la habitación. Esta no será una conversación amable.

—Buenas noches, Heriberto Jacobo, mucho gusto —dice el tipo. Parece que le encanta presentarse, como si no lo hubiera hecho en la maldita reunión. No soporto su sonrisita de galán de cuarta.

—Así que... tú serás quien controle a la fiera —voy al grano antes de lanzarme a la yugular.

—¿Puedo tomar asiento? —pregunta.

Señalo con la cabeza. Ya no sonríe. No será astuto como Elec, pero va captando mi desprecio.

Lo observo con detenimiento, en silencio. Debe ser un par de años mayor que yo. Cara común, complexión atlética. Se que puedo ser muy intimidante. Y esta noche no voy a mesurarme ni un poco.

—¿A qué te dedicas, Jacobo? —pregunto con mi voz más profunda.

—Soy Subdirector de Seguridad del Comando de Apoyo de la OINDAH —replica. Se ve muy seguro de sí. A ver cuánto le dura la pose.

—¿Qué piensas hacer con el sujeto de pruebas? —pregunto para mantenerlo en su zona de confort.

—Se ha preparado un temario para que trabaje como instructora de los cadetes recién egresados de la academia. Tengo entendido que ella tiene capacidades superiores que... —bebo un trago mientras habla, restándole importancia a su perorata— ...le permitirán cumplir con la coartada a cabalidad.

Afirmo con la cabeza. Seguro Gabriel lo ha preparado. Veré si logro sacarlo de sus casillas.

—¿Y qué pretendes hacer con el otro sujeto de pruebas?

El tal Harry se queda muy quieto, pensando. Es bastante lento. Obviamente el tal Gabriel no lo convocó por su brillantez.

—¿Disculpa? —pregunta.

—Sales con Andrea, ¿no?

—Sí. Pero eso no tiene nada que ver con el trabajo en el proyecto. Nos conocimos en la organización debido a un...

—¿Acaso creen que soy idiota, Harry? —le pregunto entre dientes. Palidece. Directo a la yugular.

Parece que no tiene nada más qué decir. No quiero seguirlo viendo. Le diré lo que pienso y que se largue de mi casa.

—Escúchame con atención. Tú y tu camarada Gabriel pueden hacer lo que quieran con el monstruo que creó mi padre. Para eso pago. Pero no te quiero cerca de Andrea si no...

—¿Si no qué? —contesta tratando de controlar el enojo. Para mí acaba de aceptar lo que Elec se negó a responder.

—Va a haber consecuencias. ¿Te quedó claro, Harry? —lo amenazó con la mandíbula apretada.

El tipejo me mira sin saber qué hacer o qué decir. Me observa como retándome, confundido, porque sabe que no puede tocarme ni la punta del bastón.

—Lo que hagamos Andrea y yo no tiene nada que ver con el proyecto. Y no es asunto tuyo —afirma tratando de fingir un tono amable. No acabo de entender por qué niegan algo tan obvio. Obviamente su treta está dirigida también a manipularme a mí.

—Estás advertido. Largo de mi casa —concluyo levantando un poco el mentón, sin variar el tono un ápice.

El tipo se para y camina erguido hacia la salida. Comprendo por qué Andrea está encaprichada con él. Sus ojos castaños de largas pestañas, su físico. A mí no me engaña, es una mosquita muerta el imbécil.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top