Capítulo 1
El despertador había sonado, bueno mejor dicho el grito de mi madre mañanero.
Tal cuál gallo a las cinco de la mañana en la finca de mi abuelo.
—¡A levantarse flojos! —ya empezó mi amada mamá. —Carlos, Agnes arriba, tienen cinco minutos o se quedan sin tequeños.
Me tire de la cama medio dormida al escuchar tequeños, corrí al baño antes que Carlos entrará y me empece a bañar.
Hoy era el primer día en el liceo, me auto corrijo, instituto.
—Agnes, apurate que necesito entrar al baño. —Carlos tocó la puerta varías veces cuando yo apenas me estaba secando la cara, sólo por tardarme un poco a propósito, me lave la cara de nuevo.
—¿Qué dijiste?, lo siento no te escuche. —reí bajo y abrí la puerta viendo a mi querido hermano.
—Buenos días para ti también, wino. —sonreí divertida caminando por su lado hasta mi habitación, tome el uniforme que mi mamá había dejado en la cama observándolo un poco.
Porque como buena latina, una tiene que ver bien el nuevo uniforme que no tiene camisa beige o azul.
Una camisa blanca, lo que parecía una falda escocesa, claro por lo menos era bonita, unas medias azules igual que el tono de la falda aunque esta tenía rojo.
Raro.
—Esto no parece un uniforme. —me miré en el espejo cuando me lo puse, lo bueno era que la falda no era corta pero tampoco era tan larga, tome el suéter que había dejado en la esquina de mi cama en la noche anterior y me lo puse. —por lo menos los zapatos no se ven mal, ok... esta vaina es más rara que el uniforme de mi antiguo liceo.
Me carcajeé divertida de la situación y rodé los ojos, tenía un aspecto raro el uniforme, lo bueno era que estaba usando short por debajo de mi falda y no me sentía tan rara, los zapatos de colegio se veían combinados.
Por lo menos.
Tome el bolso que estaba sobre mi escritorio y baje las escaleras.
—¡Mami!, este uniforme es bien extraño. —hice que mi presencia se notará apenas entre a la cocina.
Mi padre levantó la mirada de su celular y alzó una ceja mirándome.
—Qué clase de cosa llevas puesta, Agnes Ariana Fernández. —me vió molesto y alce las manos en forma de paz.
—Pa, pregúntale a mi mamá porque eso mismo me pregunté yo cuando me lo puse.
—Voy a hablar con Carolina seriamente. —dijo entrecerrando los ojos, me mordí el interior de mi mejilla para no reírme, pues papá siempre cedía a mamá.
—Buenos días hija, cielo. —mi mamá apareció con Teresa en sus brazos, mi hermana menor, le dió un beso a mi papá haciendo que yo hiciera la misma mueca que hacía mi pequeña hermana.
—Buenos días cariño, hola princesita.
—Acné. —Carlos entro a la cocina tomando un tequeño del plato donde estaban, mamá lo miro con una ceja alzada y este sonrió con inocencia.
—Callate, Tragon.
—¡Agnes Ariana! —mi madre dice mi nombre con seriedad y eso hace que me calle, el poder de una mamá hispana.—Carlos Andrés, deja de estar fastidiando a tu hermana.
—Pero ma...
—Pero nada. —lo calló y mi papá solo se dedicó a tomar su café, dándole su atención a la pequeña Teresa.
Reí mentalmente, permitiéndome fruncir el ceño después.
—Me pueden explicar porque me llamaron Agnes?, o sea no entiendo, Carlos y Teresa por lo menos son nombres bonitos. —me quejo tomando tres tequeños y mi mamá me tiende una taza de tapa.— aparte de ser nombres normales.
—Hija, ya hemos hablado del asunto. —papá se ríe ante mi suspiro exagerado rodando sus ojos avellana.
—Da gracias que por lo menos no fue Penélope. —mamá se ríe mirando a mi padre.—sí hubiese sido por tu padre tu nombre sería, Penélope Juana.
Abro la boca y los ojos como platos.
—Gracias por quererme tanto, papá.—Le doy una mirada seria y suspiro fingiendo tristeza haciéndolo reír.— Menos mal y mamá aunque sea busco un nombre que fuese "original" —Mi hermano mayor como la persona "madura" que es, se deja de comer un tequeño y empieza a reír con ganas.
—Y después dice que no es la reina del drama.
—Calla Carabobo. —lo miro mal y papá vuele a negar divertido, se levanta de la mesa dejando a Tess en los brazos de mi madre así dándole un emotivo beso en los labios.
Cuando digo "emotivo" es porque es un beso apasionado.
Necesito cloro.
—Bueno, hijos. —Papá da dos palmadas entusiasmado dejando a mi mamá sonrojada aún. —Vamos antes que lleguen más tarde.
Corremos al auto, subiéndonos apresurados, y obviamente termino yendo adelante en el asiento del copiloto, gracias a ser la nena de papá.
—Papá, ahora nos explicas porque estamos en un colegio de uniformes más raros que una arepa creyéndose empanada.
—Conchale, Acné deja de hablar de arepas por una vez en la vida. —se queja Carlos con fastidio evidente, le saco la lengua y me cruzo de brazos.
Papá se ríe rodando los ojos y aparca en el li... instituto.
—Bueno, Carlos te devuelves a casa con tu hermana, y nada de quejas en el colegio, Carlos no pierdas a tu hermana. —alzó una ceja ante lo que dice mi padre. —no lleguen tarde por favor.
Segundos después estoy sola y perdida en esta nueva cárcel.
Ni dos minutos ya frente al li... instituto, y Carlos ya está cuadrando con una chica.
Se embobo cuando vio a esa pelirroja, y bueno a pesar de decirle que necesitaba que me acompañará se fue no sin antes gruñirle a unos chicos que yo era su hermanita menor y no quería a nadie baboso cerca mío.
Chama, a eso le llamo quedar en ridículo.
Llegando y perdiendo fama.
Terminó caminando por el pasillo que creo que es yendo directo hasta la puerta, abro está sin tocar y siento mi cuerpo casi sacudirse más de tantos nervios que tengo.
—Eh...
Como es común en cualquier parte donde vaya, bueno en cada colegio, todos se quedan viéndome incluyendo al profesor.
Cliché.
—¿Se le perdió algo, señorita?
Oh oh...
—Estaba buscando el salón número doce. —me sonroje intentando no morir de vergüenza, el señor de edad media me da una mirada compresiva, luego vuelve a alguien entre todas las mesas.
—Esta en el otro pasillo, Señor Gibson, acompañe a la señorita.
Un chico se levanta de su asiento, le escucho quejarse un poco frente al profesor y una vez cierra la puerta sonríe como el gato de Alicia en el país de las maravillas.
—¿Nueva? —me mira sonriendo amable comenzando a caminar esperando que lo siga.
—¿Disculpa? —me quedo estática sin entender.
—Qué sí eres nueva, de eso hablo. —se gira cuando nota que no estoy cerca de él, me sonríe de lado y me espera.
—Ah, sí, por eso mismo me perdí en este lugar que parece casi un castillo. —ríe ante mi respuesta y me mira con algo de curiosidad tendiéndome su mano.
—Bueno, señorita nueva, Soy William Gibson. —la tomo estrechándole esta y luego le regalo una sonrisa amable.
—Un gusto, chico raro pero divertido. Soy Agnes Fernández. —me sonríe asintiendo y ríe bajo.
—El gusto es mío señorita Agnes, y por cierto este es el salón doce, nos vemos por ahí. —No deja de sonreír, me guiña un ojo antes de irse y asiento sintiendo como una sonrisa se posa en mis labios.
Fue agradable.
Tomo la manija de la puerta, apenas me giro y tomo una larga respiración cuando giro esta, apenas me encuentro con la mirada del profesor, la cuál es curiosa, se recompone con ética y me da una sonrisa pequeña.
—Debes de ser la chica nueva, ¿no? — asiento con un poco de nervios aún.—Adelante. —agradezco con una mirada y apenas entro veo un montón de personas, el profesor se aclara la garganta para llamar mi atención, cosa que me hace salir de mi trance, me sonrojo de nuevo como una cosa normal en mí.
—¿Dónde me podría sentar? –pregunto con timidez, por el momento, claro, sólo esperen que agarre confianza, ah no verdad que no soy así.
Ahora camino solo... no tengo amigos, camino solo, voy recorriendo el mun...
—Señorita Fernández, podría tomar asiento junto el, señor Sealey en la segunda fila.—señala la fila a lo que camino directo a ese lugar junto a un chico pelinegro.
—Bien, sigamos con la ecuación que les estaba explicando...
—Se nota que no te gusta algebra, te veo como de más escribir que con cálculos y problemas algebraicos. –dice el chico raro haciendo que lo miré casi como sí le dijera con la mirada que había sonado como un loco. –esa frase que tienes en tu cuaderno, quiere decir que te fascina más la literatura.
—Eres observador, ¿no? —murmuré para que el profesor el cual solo sé que es de algebra, no me regañe por hablar en clase, lo cual quiere decir menos puntos.
—Sí, mejor hablemos, él no se dará cuenta por lo entretenido que esta, además dejo una cosa de grupo que podemos hacer. –asiento despacio cediendo haciéndole caso. –por cierto me llamo, Cory.
—Me llamo Agnes, mucho gusto.
—El gusto es mío, Agnes. –y con esa sonrisa torcida más esos ojos grises, me derretí un poco.
°°°°°
Buenas tardes, noches, madrugadas, mañanas, las horas que sean donde esten jeje.
Hoy 10 de Noviembre ya, je, pues quiero avisarles de esta nueva historia que inicie hace un par de semanas pero no había pues tenido la suficiente inspiración para seguir con los otros caps. :.)
Pero como soy una persona que se obsesiona con leer y escribir pues... los resultados ahi.
Disfruten este lindo primer cap.
Aquí los significados;
—Tequeños; conocidos en otras partes como dedos de queso.
—Wino: Niño o pequeño.
—Conchale: es una expresión que mayormente se usa para expresar frustración, fastidio o sorpresa. Más como un "no puede ser" o "Caramba"
—Cuadrando: Ligando o coqueteando.
—Esta vaina es más rara que el uniforme de mi antiguo liceo: está cosa es más rara que el uniforme de mi antiguo instituto.
Bai.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top