Dolor


Alec deseaba que hubiese algún medicamento que borrara la memoria o que suprimiera los sentimientos de su corazón, pero al parecer nadie se había molestado en crearlo, posiblemente porque a nadie le había dolido el corazón como a él.

Observó por todos lados buscando algo que lo ayudara a sobrellevar su dolor y lo encontró en medio del desastre que era ahora su habitación, una huaco botella de cerámica erótica para pisco estaba intacta bajo los rojos pétalos de lo que fuera un hermoso arreglo floral, supuso que Lily la había dejado ahí, su querida amiga era una pervertida que no perdía oportunidad para avergonzarlo, ya se la imaginaba queriendo comparar quién la tenía más grande, sabía que las chicas habían sido invitadas a una despedida de soltera por la pareja de uno de los competidores y era más que seguro que Lily había llevado otra botella igual para alguno de los juegos de las féminas. Miró la botella con una ceja levantada, la giró y no encontró lugar alguno por donde beber, salvo la punta del grueso falo.

Dejó la botella a un lado, no estaba dispuesto a meterse aquella cabeza de hongo en la boca, pensó que tal vez después buscaría la manera de obligar a Jace a hacerlo, sería divertido. Por un momento había olvidado todo, hasta que su celular timbró y vio el nombre de Emma, un mensaje que decía que se regresaban a casa, todos, sus recuerdos volvieron, le hacía daño recordar pero no podía evitarlo, por más que intentaba pensar en otra cosa los recuerdos de aquella noche se reproducían constantemente.
Decidió salir, la única manera de calmarse y no regresar con Magnus para matarlo era distraerse y solo había una manera de hacerlo, sentir la velocidad.

Eran las tres de la madrugada y llovía copiosamente, pero no le importó, tomó su moto y salió de la cochera del hotel sin hacer caso al vigilante que le decía que era peligroso conducir con el clima reinante, le lanzó su casco para callarlo y aceleró. No miró hacia atrás, se interno en las oscuras calles de la ciudad a excesiva velocidad, sabía que podía provocar un accidente pero no le importó, de todos modos no había transeúntes que se cruzarán en su camino ni almas en pena que presagiaran la muerte, dio varias vueltas hasta que la lluvia se detuvo y recién reparó en que estaba perdido, hacia frío y su cuerpo estaba helado al punto de la congelación, por unas horas había logrado olvidar al moreno causante de su disgusto.

Los primeros rayos del sol le dieron un poco de calor, pero no era suficiente, su cuerpo tiritaba y su vista empezaba a nublarse. A lo lejos una pareja de ancianos caminaba en su dirección tomados de la mano y lo vieron cuando cayó de la moto, Alec estaba tan débil que no fue capaz de sostenerse, no había comido nada desde la fiesta del Dakar y solo bebió un café mientras esperaba a Magnus en el restaurante, el anciano lo ayudó a levantarse mientras su esposa se quitó un grueso chal tejido a mano y envolvió a Alec con el.

Cuando se hubo recuperado un poco ellos lo invitaron a su casa la cual estaba a solo unos metros, una morada humilde pero cálida, lo envolvieron en mantas y lo sentaron cerca a la pequeña chimenea. Ellos trataban de hablarle en español pero no estaban acostumbrados asi que Alec los sorprendió al responderles en Quechua, el asombro en sus rostros era evidente, no era común que un extranjero hablara el dialecto regional.

Estuvo con ellos hasta media mañana, un caldo de cordero lo regresó a la vida y en agradecimiento ayudó al anciano a ordeñar las vacas y alimentar a las gallinas, Alec hubiese querido quedarse con ellos una larga temporada solo para poder respirar el aire fresco y disfrutar de la paz que reinaba en aquel lugar, pero tenía obligaciones que atender. Se despidió de ellos prometiéndoles volver y quedarse a pasar una temporada.

Condujo de regreso y apenas puso un pie en el hotel, fue tacleado, una pequeña pelirroja estaba aferrada a él, su cuerpo temblaba de alivio por haberlo encontrado, lo revisó con la mirada buscando alguna lesión y al no encontrarla y ver que estaba bien ardió en furia

—Maldito Gideon ¿Dónde demonios estabas metido? te buscamos hasta debajo de la mierda del perro

—Clary yo tambien te quiero pero ¿podrías moverte un poco? tu rodilla esta aplastando mis testículos.

—Lo siento, ¿te hice daño? déjame ver, voy a ... —Se calló abruptamente cuando se dio cuenta de lo que decía y donde estaban sus manos.

Alec la miraba con la ceja alzada y una sonrisa burlona —Ya quisieras Fray, pero estas joyas solo la veran mi médico y el hombre que sea mi esposo

—Jajaja si claro. Alec conozco donde está situada cada peca de tu cuerpo mejor que tú mismo, nos bañamos juntos ¿recuerdas?, después de tu madre soy quien más te conoce y hablando de eso, has crecido mucho —Clary miró hacia abajo, sus pantalones marcaban un prominente bulto.

Alec se ruborizó al recordar la inmensa tina y una clary desnuda tratando de hacerlo jugar con un patito de hule. Iba a gritarle pervertida pero Jace lo interrumpió.

— ¿Cómo esta eso de que se bañaron juntos?, Maldito cabron pensé que eras mi hermano y te estabas tirando a mi mujer  —Jace acababa de llegar y por el tono de su voz, furioso.

— Cariño en primer lugar no hables como si fuera un objeto y segundo, nos conocemos desde bebés, mi madre acostumbraba a bañarnos juntos, lo hicimos hasta que cumplí 5 y Alec 7 años, te aseguro que ni siquiera se interesaba en mi, ahora que lo pienso estaba más interesado en Jonathan, siempre quería jugar con él y le ayudaba cuando el shampoo entraba en sus ojos mientras a mí me dejaba ahogando —Clary frunció el seño y cruzo sus brazos, una mirada de reproche fue dada a Alec, pero él la ignoró.

— Jace, deja de ser un idiota mal pensado, somos hermanos y nunca te haría algo así, Clary no me atrae sexualmente, además en esa época era más plana que una tabla, aunque ahora que lo pienso sigue siendo plana, no entiendo que te atrae, ¿a ti te gusta la pechuga no es así?— Clary se lanzó con furia hacia él dispuesta a golpearlo pero Alec la sometió fácilmente —deja de mirarme así Jace, para mi tú eres más apetecible que ella.

Ese comentario hizo sonrojar a Jace y lo dejaron sin palabras, Clary olvidó su enfado al ver la expresión de su novio y se carcajeo sin verguenza, después de unos minutos ella hizo unas llamadas y avisó a todos que el niño perdido Lightwood había sido encontrado.

Lily no lo abrazo, ella le metió una de sus patadas de ninja y le gritó por una hora por haberla hecho preocupar. Simón lo observaba con pena y aunque quería salvarlo prefirió no intervenir, él tenía sospechas de lo que estaba ocurriendo, conocía a Magnus gracias a Raphael y sabía que buscaba a un hombre, solo esperaba estar errado y que ese hombre no fuera su amigo. El había visto a Alec hundido en el dolor, muchas noches durmió junto a él, abrazándolo, consolándolo y limpiando sus lágrimas, otras noches despertándolo cuando gritaba por las pesadillas, pero Alec jamás le dijo el nombre del maldito que le había hecho tanto daño.

— Simón ¿podrías mostrarme el recorrido de la competencia? Si hay imágenes satelitales mejor —Simon salió de sus recuerdos cuando Alec lo jaló suavemente para que le prestara atención.

—Alec, ese hombre, Magnus Bane ¿lo conoces? Me di cuenta que Emma nos lo presentó a todos menos a ti.

— Simón andamos cortos de tiempo, la competencia es mañana y aún no he probado la moto, iré con Lily.

Alec no respondió su pregunta, así que Simon dedujo que sí lo conocía, solo debia decirle no lo conozco y el habría olvidado el tema, sus sospechas estaban casi confirmadas.

La noche anterior Magnus había regresado a Brooklyn, no había podido despedirse de Alexander aunque lo había intentado, fue a su hotel pero jamás le abrió la puerta de su habitación. El equipo de Emma tenía que cubrir una competencia en otro continente además que ella había sido llamada para una reunión de emergencia en su casa televisiva así que el no tuvo más opción que tomar su maleta e irse.

Alec descansó por el resto del día y por un milagro no pensó en Magnus hasta que en la tarde la recepcionista del hotel le dijo que el Sr. Bane preguntó por él la noche anterior. Ahora con la cabeza fría se rió de su comportamiento, se disculpó por haber arruinado la habitación y salió a dar una vuelta por la ciudad.

A la mañana siguiente Alec y Clary participaron en la competencia y ganaron sus respectivas categorías y no encontraron mejor manera de celebrar que tomando pisco de la erótica botella que Jace había encontrado, para su mala suerte Simon y él volvieron a perder en poker y fueron castigados tomando un sorbo de pisco con fotos incluidas para el recuerdo.

En ese mismo instante en Brooklyn un furioso Magnus echaba a Camille de su casa, no la quería ahí, habían terminado su relación unos siete días luego que Alec desapareciera y ahora años después ella le salía con que aún lo amaba, no le creía nada. El si la amo, mucho, tal vez tanto como amó a su primera novia, pero sus constantes engaños terminaron por matar esos sentimientos y lo convirtieron en obsesión.

Tiempo después experimentó un amor aún más grande y fue ciego para verlo hasta que lo hubo perdido, aún recordaba los ojos de Alec llenos de lágrimas al descubrir su engaño, después de ese día no lo vio más.

Hace tres años:

Alec salió corriendo y magnus se levantó presuroso de la cama, corrió tras de él, salió hasta el pasillo, grito su nombre pero él no hizo caso, iba a seguirlo cuando su vecina gritó y luego lo señaló, eso lo hizo mirarse y entrar nuevamente a su piso.

Estaba desnudo, no se dio cuenta en que momento había salido tras de ese mocoso, Camille salió ya vestida y lo miro burlona.

— Al parecer te enamoraste de él, jamás te vi tan desesperado cariño.

— No digas estupideces, es la culpa que siento, nada más.

Ese mismo día Camille se fue de viaje y a la semana lo terminó por teléfono.

Cada día que pasaba estaba más intranquilo, ansioso, cada vez que escuchaba el timbre de la puerta su cuerpo reaccionaba sin su permiso y corría con la esperanza de que sea Alec, lo soñaba hasta despierto, muchas veces jalo a hombres en la calle pensando que era él.

Sus amigos y él siempre se habian burlado de Alec, pero ahora le molestaba — Ya magnus deja de perderte en tus pensamientos tanto extrañas a tu puta.

— ¿Qué le has llamado? Retráctate, no te permito insultes a Alec de semejante manera.

— Insultar, ¿qué te pasa? tu mismo lo llamabas así o es que no te acuerdas, además es lo que era ese imbécil, hubiese aprovechado y usado su boca, siendo un sabelotodo me imagino que sabría mamarla bien.

— Cállate Ragnor

Pero el continuó con los insultos, Magnus se le fue encima y lo agarro a golpes, pelearon hasta ser separados por Will y Tessa

— ¿Qué les pasa, porque están peleando?

— Pregúntale a él, se me fue encima sin motivo

—¿Sin motivo? te dije que dejaras de insultarle, Alec no es...

— Espera Magnus, ¿se están peleando por culpa de ese mocoso insignificante?

Ese día se distanció de sus amigos, para ellos Alec no valía nada y él tenía la culpa de ello.

Intentó salir con otros hombres, pero no surgia aquella chispa que le hacia sentir especial, su cuerpo no reaccionaba como con Alec, los besos, las caricias ya no eran lo mismo, así que dejó de intentar.









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