Tami3298

Había amanecido en el valle de Coomloughra. Adelaida se había despertado con sueño después de haber pasado la mayor parte de la noche en vela. Removía con desgana el café mientras bostezaba. De repente se le quitó el sueño de golpe, al ver entrar a Charles por la puerta del comedor. Charles tenía cara de circunstancias, y miró a los ojos de Ada, haciendo que ella desviara su mirada y se sonrojara.

—¿Dónde estuviste anoche, Charles? —preguntó ella directamente, sin dejar de remover la taza—. No estabas en tu dormitorio...

—Fui a dar un paseo nocturno —dijo él con seguridad, por lo que Ada le creyó—. Ya sabes, para despejarme, no podía dormir.

—Pff, yo tampoco —reconoció Ada.

Sophia Lanister entró en la cocina a por comida para demiguises. Cogió una bolsa de papel donde se encontraba dicha comida y se dirigió a la puerta.

—Em... hola... So-Sophia —tartamudeó tímidamente Charles y casi se cae por dejar de apoyarse en la mesa—. ¿Has dormido bien?

Sophia paró en seco y observó a Charles, sonriendo.

—Sí, Charles, gracias —dijo ella incrédula, haciendo que Charles se sonrojase más.

Sophia se acercó a él haciendo que su corazón latiese más fuerte.

—¿Puedes apartarte? —dijo Sophia alargando la mano hacia detrás de Charles, y cogiendo la jarra de agua que había a sus espaldas, haciendo que Charles se apartara—. Gracias.

Sophia salió de la cocina con la jarra de agua y la comida para demiguises, dejando a Charles embobado.

—¿Te gusta Sophia, verdad? —Ada miró sonriendo a Charles.

—¿Tanto se nota? —suspiró Charles.

Sophia asomó la cabeza a la cocina haciendo que se sobresaltasen.

—Em... Esto... Yo... —dijo Charles tímidamente—. Estábamos hablando de criaturas mágicas...

Sophia lo miró sin entender, después suspiró y dijo:

—Vengo porque necesito que me eches una mano, tengo que dar de comer a todos los demiguises y no puedo sola...

El corazón de Charles dio un vuelco, y siguió a Sophia por el pasillo con cara embobada.

Adelaida carcajeó. Stephan entró en la cocina buscando a Stephanie.

—Aquí no está, Steph —dijo Ada viendo como se iba—. Ay... Vaya par de dos.

Letta fue la siguiente en entrar en la cocina.

—Ven Ada, ¿quieres conocer a los demás?

—¿Los... demás? —preguntó extrañada—. Creí que ayer nos presentaron a todos...

Adelaida siguió a Letta por el pasillo hacia la sala de estar. Llegaron a ésta, en dónde habían sentadas siete personas, todas ellas con capa, y calados hasta los huesos. Se notaba que habían pasado la noche a la intemperie. Sus nombres, según luego los presentó Stephie eran los siguientes:

Picky Blue: una chica curiosa, de ojos marrones y cabello oscuro. Nadie sabía su verdadero nombre, solo su apodo.

Gemelas Camelie y Carrie O'Sullivan: ambas iguales como dos gotas de agua, de cabellos rubios como el oro y ojos azules como un océano sin fondo. De ascendencia irlandesa.

Emalee Sanders: una muchacha muy misteriosa, de pelo negro y ojos verdes.

Evelynn Lanister: hermana mayor de Sophia Lanister, de cabello castaño oscuro y ojos caramelo.

Soraya Gómez: de ascendencia española, cabello color trigo y ojos castaños.

Timothy Johnson: de cabello, ojos y piel tostados.

Todos estrecharon las manos de cada uno, la gran mayoría de los presentes, no sabía quienes eran. Tomaron el té todos juntos, y los desconocidos relataron lo que les había sucedido.

—Anoche, después de que Stephie os recogiera —explicó Carrie—, nos encargamos de desmemorizar al pueblo entero.

—Sí, lo mejor en estos momentos es que nadie sepa que estáis aquí —afirmó Camelie—. Por lo menos hasta que dejen de buscaros.

—¿Cómo habéis conseguido desmemorizarlos a todos? —preguntó Sophia.

—Durante toda la noche estuvimos uniendo nuestros poderes desmemorizantes para crear una cúpula, que cubriese el pueblo —explicó su hermana Evelynn.

—¡Claro! —exclamó Adelaida haciendo que todos se girasen—. Ayer por la noche divisé luces que venían del pueblo, seguro que erais vosotros.

Evelynn sonrió mientras asentía.

Aquella tarde Letta salió a dar un paseo por el bosque con Ada. Aprovechaban el buen tiempo para conocerse mejor.