CAP. 9: LA LLEGADA DE LOS ENEMIGOS Y UNA FOTOGRAFÍA COMPROMETEDORA


*+*Aioros*+*

— ¿Crees que tarden mucho los demás participantes, Aioros?

—No lo sé, Shura... el vuelo se retrasó por dos horas... seguramente llegarán dentro de unos minutos...

Shura se cruza de brazos y yo me recargo en el asiento de autobús. Parece que todos se están durmiendo porque no se oye nada. Ni siquiera Aioria está hablando, ya no decir que jugando, ¡Y cómo no! Si son las siete de la mañana. Me enderezo y volteo al fondo. Y efectivamente. Está dormido junto con Kanon y Milo. Se ven tan inocentes así. Ojalá y así fueran siempre. Sobre todo a la hora de la comida. Vuelvo al frente y noto que Shaka está leyendo un libro, ¿Será de la Universidad? Creo que sí, porque lo veo muy concentrado...

—Aioros... ¿Qué piensas?

—... en nada, Shura, ¿Por qué?

—No lo sé... estás muy callado...

— ¿En serio? Siento preocuparte, Shura... - volteo a ver a Shura que mira por la ventana.

— ¿No será porque piensas algo?

—No, la verdad es que no quiero hacer ruido...

— ¿Y eso?

—Es que todos están dormidos...

—Siempre tan considerado, ¿No, Aioros?

Sonrío al oír su comentario y asiento. Shaka voltea y me dice:

—Ojalá y así fueran siempre, ¿No? — ¿Acaso puede leer mi mente?

—Sí... y así no tendría que regañarlo como un niño de primaria...

— ¿Todavía recuerdas los momentos que viviste con Aioria?

—Sí, tenía que despertarlo cada mañana para ir al colegio... nadie podía hacer tal hazaña más que yo...

—Debió ser un fastidio, ¿No? — ¿A qué viene eso de repente? ¡Oh, ahora recuerdo! Shaka parece odiar a mi hermano. Sonrío:

—No realmente. Me gustaba tanto su carita tan enojada que lo provocaba a cada rato...

—Umh... entiendo...

El silencio volvió a reinar hasta que...

— ¡¿Cuándo demonios va a llegar el maldito avión?!

—Aioria... cállate, hay gente que todavía quiere dormir... —le dice Milo acurrucándose en el hombro de Kanon.

— ¡Es que ya me desesperé! ¡Maldito avión!

—Aioria, no maldigas, ¿Quieres? –lo reprimo y éste pone cara de puchero... como hace tiempo cuando lo despertaba...

—Déjalo, Aioros... él no entiende de razones... —insiste Shura a mi lado con los ojos cerrados. –El gato y creo que todos estamos desesperados...

— ¿Ya lo ves, Aioros? ¿Ves cómo tengo razón?

— ¿¡Quieres callarte de una vez, Aioria!? –le grita Death Mask desesperado y con una venita en la sien. — ¡Con un demonio, ya cierra el hocico!

—Death, amor, —le dice Aphrodite a Death –si te enojas más, puedes enfermar del hígado...

— ¡Tampoco me hables así, Death Mask! Está bien que tengas tus traumas, pero no te proyectes conmigo... para eso está Saga de psiquiatra...

— ¿Qué? –salta el gemelo mayor. –Bastante tengo con mi hermano como para que me mandes a otro loco...

— ¿Qué soy qué? –susurra Death Mask molesto por el comentario de Saga.

—Lo que oíste, loco... cualquiera que se maraville con los muertos está mal de sus facultades mentales...

—No te metas con mi carrera que yo no me meto con tu profesión... ¿Entendiste?

—Sí, sí... mientras que no mates a ALGUIEN, todo está bien...

—Ya, chicos, dejen de discutir, por favor... —intervengo, pero Saga sigue molesto.

—Tú no te metas, Aioros, que no estoy para tus discursos, ¿Sí?

—Oye, psicópata, no te metas con mi hermano... él no tiene la culpa de tus complejos, ¿Eh? –gracias Aioria, pero debo defenderme solo de las peleas...

— ¡Ya dejen dormir! –dice Kanon acomodándose con Milo.

— ¿Y mira a quién tenemos? ¡A un maldito metiche! Tu hermano tiene boca, ¿Sabías?

—Pero si mira cómo estás, si Kanon no...

— ¡¿QUIEREN CALLARSE TODOS?! –la sorprendente voz de Shaka inunda todo el autobús. Todos se quedan callados y Shaka en pié les lanza una mirada de odio. A veces, Shaka asusta. — ¡YA ME HARTARON! ¿POR QUÉ NO GUARDAN SILENCIO DE UNA VEZ POR TODAS? INTENTO LEER UN LIBRO PARA EL CONCURSO ¡Y NO ME PUEDO CONCENTRAR POR SUS MALDITOS GRITOS...!

— ¡YO TAMPOCO PUEDO DORMIR POR CULPA DE AIORIA! –se defiende Death Mask enojado. La venita en su sien no deja de palpitar.

—Y POR CULPA DE AIORIA, ME METÍ EN ESTO... —se excusa Saga señalando a mi hermano.

—Y POR CULPA DE ESA TORMENTA DE NIEVE EN ASGAARD EL MALDITO AVIÓN NO VIENE Y ESTAMOS AQUÍ ESPERANDO COMO UNOS IDIOTAS... —se defiende Aioria. Tengo que intervenir:

—Ya, muchachos, dejen de pelear... Aioria, compórtate, por favor y Shaka, siéntate... entiendo que estemos desesperados, pero hagan las paces, ¿Sí?

—Haré con gusto lo que me pides si Aioria se disculpa...

— ¿Y yo por qué?

—Aioria... pide disculpas, por favor...

— ¡Si, pide disculpas, animal! –exclamaron a unísono Death Mask y Saga.

—Sí, sí, ya voy... lo siento... —susurra Aioria y se acomoda con Kanon y Milo. De pronto, el conductor se sube y nos dice:

—Señores, ya llegaron los miembros de la Real Universidad de Asgard...

— ¡No! Y ya que nos estábamos quedando dormidos... —se quejaron Milo, Aioria y Kanon con flojera.

—Gracias, caballero... —le digo al conductor y les hablo a los otros: bien, ya escucharon, hay que bajar para recibirlos...

Todos se bajan desganadamente y en una fila india nos formamos para recibir a los invitados. En eso, Shura murmura:

—Parece que ya llegaron nuestros enemigos...

Me hace reír un poco y vemos que van saliendo del aeropuerto siete hombres y una mujer con extrañas ropas portando un báculo puntiagudo. Hacemos una caravana uniforme, mientras que ellos se arrodillan mirando al suelo y la mujer, de pié, riendo estrepitosamente nos dice:

— ¡Vaya! ¿Así que Shion los ha entrenado muy bien para recibirnos de esta forma?

—Mi señora, les damos la más cordial bienvenida a nuestro recinto... —le digo enderezándome.

La extraña mujer levanta el brazo a la altura del hombro mientras en su rostro se vislumbra, ¿Burla? Veo en el dedo anular un anillo de oro. Me acerco y me arrodillo para besar dicho objeto. Vuelve a reír, por lo que frunzo el ceño, pues no me hace gracia. ¿De qué se ríe esa mujer? Si por mí fuera, no le daba el saludo, pero en este caso... Sonrío y le digo:

—Por aquí, mi señora...

—Jóvenes Dioses Guerreros, no se queden atrás... —les habla a los arrodillados.

Éstos se levantan tomando su equipaje, dándonos a nosotros las maletas y la siguen subiéndose al autobús. Después nosotros hacemos lo propio y en cuanto estamos sentados, el conductor cierra las puertas y nos dirigimos al recinto dónde estarán ellos alojándose. Durante el camino, le platico a la rectora sobre las instalaciones de nuestra Universidad. Ella sólo levanta una ceja y se queda en silencio. Me siento estúpido y enojado. Parece que esa mujer no sabe hacer otra cosa que no sea menospreciar al prójimo. Ahora entiendo por qué Shion nos dijo que tuviéramos cuidado con ella.

Vamos llegando a una casa con grandes jardines y cipreses adornando el camino a la entrada. Se detiene el autobús y abre las puertas. La mujer se levanta y yo hago lo mismo. Desciendo y le brindo la mano para que se apoye, pero baja sin mi ayuda. Esto me está cansando. No soporto que la gente se porte grosera. Le sonrío, mientras esperamos a los demás y en cuanto baja Camus, todos nos dirigimos a la entrada...

— ¡Me da mucho gusto volver a verte, Hilda de Polaris!

—Lo mismo digo, Patriarca del Santuario de Atenea, mi estimado y antiguo Santo dorado, Shion de Aries...

¿Qué qué? Cambia su actitud y saluda a Shion abrazándolo. El rector, vestido con su tradicional túnica, pero que esta vez usa varios rosarios en el cuello y un casco, sonríe plácidamente. Se dirige a los "Dioses Guerreros" y los invita a entrar a la casa. Salen del mismo diversos mayordomos y recogen el equipaje que llevan Aldebarán, Saga, Death Mask, Aioria, Shaka, Milo y Shura. Les agradecen y se retiran. Shion se acerca a nosotros y nos dice:

—Han hecho un excelente trabajo, mis Santos de Atenea... pueden retirarse a descansar que yo estaré aquí para acomodar a los recién llegados...

—Sí. –respondemos al unísono y subimos al autobús.

Ya sentados y arrancado el autobús, Shura me dice:

—Esa tía es muy grosera, ¿No?

—Pues...

— ¿No me digas que te cayó bien, Aioros? Porque yo estaba que me llevaba el diablo cada vez que te miraba...

—Los celos no son buenos, Shura...

—No me refiero a eso, pero debió tratarte mejor... ¿Con quién cree que estaba hablando? ¿Con un delincuente o qué?

—Esa mujer... —medito la situación –esa mujer es únicamente nuestro enemigo... es muy astuta...

—Pero no te preocupes tanto... nosotros acabaremos con sus mal nacidos "Dioses Guerreros".

—Sí... eso espero, Shura... eso espero...

Llegamos a "Las Doce Casas" y en cuanto entramos, Marco nos informa:

—Caballeros, el desayuno está servido...

—Gracias, Marco... —responde Saga con voz cansina y se dirige al comedor. Todos lo seguimos y nos sentamos para que nos sirvan.

Ya en la mesa, Shura exclama golpeando la mesa:

— ¡Coño!

— ¿Qué te sucede, Shura? –le pregunta Mu, sorprendido por su comportamiento.

—Es que... sí esa turra es así de déspota, no me imagino cómo serán los otros...

—Tranquis, Shura, nosotros vamos a vencerlos... —le dice Milo con dos cubiertos en las manos.

—Esto es la guerra... —insiste Aioria enojado. –no me caen bien, de verdad que no los trago...

—Ni que fueran agua, Aioria... —bromea Aldebarán con su humor de siempre.

— ¿Acaso no saben cuál es su estrategia? –cuestiona Shaka y como nadie responde, él se contesta –desean que nos enojemos para que tengan oportunidad de ganar... saben su jugada y nosotros también. Estamos en ventaja, porque no se han dado cuenta...

—Es cierto, hay que navegar con bandera de tontos... —propuso Mu tranquilamente. Como nadie entendió su proverbio, explica con cuidado antes de morder su pan tostado: Sí, quiere decir que nos hagamos tontos, así ellos se confiarán y supondrán que no sabemos su juego, pero en realidad hay que estar muy atentos...

—Claro, pero aquí hay quienes no se hacen tontos, sino que en verdad lo son... —opina Saga contento, a lo que Milo le pregunta:

— ¿Y quiénes son, por ejemplo?

—No me hagas decírtelo, Milo... —le responde Camus sorbiendo su café. ¡Ah, qué Milo! No sabe lo que quiere decir Saga...

—Oigan, ¡Sí funciona!

—El problema contigo, Milo, es que no sabemos qué tan cierto te haces tonto o no... —le responde Camus divertido.

— ¡Oye! Qué malo eres Camy, mon Amour...

—Ja, ja, sí es cierto... ejecutemos el plan entonces... —propone Kanon levantándose y pone un pie en la mesa con los puños cerrados hacia arriba — ¡Hagamos este Concurso Interuniversitario nuestro!

—Sí, sí, pero compórtate, ¿Quieres? –le reprende Saga molesto. Todos nos reímos y Shura me dice:

— ¿Más tranquilo?

—Sí, Shura, estoy mejor... -le respondo sonriendo. No sé qué tan difícil sea, pero con compañeros como éstos, el concurso será más fácil... eso lo puedo asegurar...

*+*Milo*+*

¡Ja, ja, ja! ¡Qué graciosos son! Mira que ponerme como tonto frente a todos... lo pagarán caro... ya lo verán... pero, ¿Qué hago aquí afuera del campus? Se preguntarán. Pues esperando a Psique Tsaos. Me envió un mensaje en mi celular e hizo que nos viéramos afuera de la heladería de un tal Fujikawa. No sé qué quiere esa chica. Se supone que su familia es muy importante y todo eso, pero, ¿Qué demonios quiere la hija de la familia más importante de los joyeros de Grecia con el hijo de la familia de cineastas? ¿Hacer una película? ¿Más reputación de la ya TIENE? No lo sé... pero se detiene un auto negro deportivo y se asoma ella...

— ¡Milo! ¿Qué haces ahí parado? ¡Sube!

¿O sea, Qué? Se supone que estaba esperándola y sale con esa pregunta tonta. ¿Qué le pasa a esta chica? Como sea, me subo a su auto y ella me besa en la mejilla. Correspondo y arranca hacia adelante. Su forma de manejar es bastante acelerada. Al menos para una mujer. Bueno, mientras conduce me pregunta:

— ¿Te gusta mi auto?

—Pues, sí, la verdad está muy bonito...

—Me lo acaba de comprar mi papá cuando fue a Alemania...

—Sí, me lo imaginé por la marca "Mercedes Benz". —sí ya lo creo. Como suponía, es hija de papi.

— ¿Te ocurre algo, Milo Antares?

—No, nada, estoy algo desvelado... es todo...

—Ah... —ese "Ah" no me convence mucho. Pero con Camus ese "Ah" me enloquece cada vez que estamos... bueno, ustedes saben QUÉ ESTAMOS HACIENDO...

— ¿A dónde vamos, Psique? –le pregunto divertido.

—A mi casa...

— ¿Y eso? Pensé que íbamos a salir fuera de la ciudad.

—Pues exactamente vamos fuera de la ciudad...

Silencio. No quiero decir nada. El Sol me quema bastante. Ese Sol que me recuerda a ti, Camus. Ese Sol que me da fuerzas de reír... bueno, basta de cursilerías, si se entera Camus de que estoy con UNA CHICA en SU AUTO y que vamos a SU CASA AFUERA DE LA CIUDAD, me va a dejar de hablar por una semana. Psique disminuye la velocidad y veo que a lo lejos está una mansión con arquitectura clásica griega y que nos estamos acercando. El blanco de la mansión me hace cerrar los ojos mientras busco mis lentes de Sol. Ya que los encuentro, me los pongo y abro los ojos para darme cuenta de que nos detuvimos y Psique me mira divertida. Sonrío y ella se baja del auto con todo y llaves.

Me espera y veo que el mayordomo está en la puerta esperando a la señorita. Psique le entrega el auto y le dice:

—Estaciónalo.

—Sí, señorita...

Ella se ríe, no sé de qué, pero lo hace entretenida mirándome una vez más. Entra abriendo la puerta... un momento, ¿Qué no para entrar se debe abrir primero la puerta? ¡Ay, Milo! El Sol te hizo daño. Pero puedo verla de cuerpo completo. Vestida con una túnica blanca ligera griega y zapatos con listones amarrados a sus pantorrillas, ¡Y qué pantorrillas! ¡Por Atenea, qué jugosas pantorrillas! ¡Y ni se diga de sus senos! Son como de la Diosa Afrodita, pero con más volumen. Me pregunto qué copa será de sostén. ¡Ay, Ya! Milo, cálmate, sólo es una chica buenota, NADA MÁS...

Psique se me queda mirando con una sonrisa en el rostro. Me pregunto qué es lo que estará pensando. Porque se ve animada. Me mira cómo estoy vestido. Sólo unos jeans azules con una playera negra ajustada y mis sandalias de piso. ¡Ah, ya caí! Debe admirar mis pectorales y mi abdomen marcado. Todas las chicas admiran eso de mí. Lo sé, chiquita, soy irresistible. Nadie, ni si quiera Camus puede oponer resistencia a mi escultural cuerpo, ¿Qué quién lo esculpió? Creo que fue Zeuz, ja, ja, ja...

—Milo, pasa a la sala...

—Claro, con permiso...

—No necesitas decirlo, papucho... —¿Cómo me llama? ¿Papucho? Creo que está loca, pero en cierta forma dice la verdad.

Su casa está adornada por bustos griegos y cuadros espléndidos. ¡Qué buen gusto! Paso a la sala y veo que el viento juega con las largas cortinas de la estancia blanca y pulcra de los muebles. Me siento nervioso y ella a mi lado comienza a enrollar su cabello en su dedo. Trago saliva. Se ve muy, pero muy provocativa haciendo eso. Ningún hombre debe resistírsele, un momento, yo soy hombre, eso quiere decir que... ¡Oh, por Zeuz!

—Milo, ¿Te gusta mi casa?

—Sí, es preciosa... me cuesta trabajo creer que vives aquí... es decir, que tengas esos gustos tan... -balbuceo para después callarme. ¿Por qué eres tan hermosa?

— ¿Tan qué, Milo?

—Tan... bonitos...

—Ah... —como que ese "Ah" ya no me gusta. Y cada vez se acerca más. ¡Oh, por Ares! Ojalá que no siga porque si no... trago saliva al sentir su cercanía. Y no quiero nada con ella. Ojalá lo entienda...

— ¿No hay nadie en tu casa, Psique?

—Sólo el mayordomo, pero ese no cuenta... así que... ¿Deseas algo de tomar?

—Una limonada, por favor...

—Está bien, —truena los dedos y aparece en la habitación el mayordomo. Se inclina frente a ella y le dice: trae una limonada y un té helado, por favor...

—Enseguida, señorita, Psique.

El mayordomo se retira y Psique se acerca todavía más. ¡En la que me he metido! Y si Camus se entera de que yo estuve aquí con una mujer tan provocativa como ella... ya no sé que me hará... debo cortar las intenciones de ella antes de que sea demasiado tarde... ¡Ay! Pero no puedo dejar de mirar su escote... ¡Zeuz, dame fuerzas!

— ¿Te ocurre algo malo, Milo? –pregunta Psique con una sonrisa coqueta. Tragando saliva le respondo:

—No, nada, es solo que...

— ¿Qué? –insiste con seducción.

—... Hace mucho calor... ¡Sí! El calor es insoportable y yo no lo soporto y eso me hace alucinar más de la cuenta... — ¡Cielos! Ya me puse nervioso –y... tú sabes lo que pasa cuando uno tiene calor y...

—Eres tan sexy cuando tienes calor, ¿Sabes?

— ¿Yo? En ese caso soy el ser más sexy en este momento... ya sabes, por el calor...

— ¿Deseas que te quite ese calor, Milo?

—Este, ¿Qué? –me he quedado sin palabras.

Entra el mayordomo y nos sirve en la mesita de centro. Se retira y Psique se desliza sobre la tela del sillón colocando su espalda en mi pierna. ¡Ay no! Ahora toma mi barbilla con sus manos y jala mi cara hacia la suya para depositar sus labios en los míos... ¡Esto no puede ser! ¿Por qué besas tan rico? ¡No, espera! Milo, cálmate, en tu corazón sólo está Camus y nadie más... ¡No te dejes!, ¿Milo?

—Vamos a mi habitación para estar más cómodos... —me jala de la mano y le sigo tontamente al piso de arriba. ¿Por qué seré tan débil?

Abre una puerta y me avienta a su colchón tan suave. Cierra la puerta y se empieza a quitar ese vestido. ¡Ay, no quiero ver! Olvídenlo, ya estoy viendo. Ella se coloca a horcadas sobre mis piernas quitándome la camisa y parte del pantalón. Oigo un ruido raro, pero no importa. Comienza a besar mis pectorales y comienzo a sentir cosquilleos en la zona sur de mi cuerpo. ¡Oh, Zeuz! Dame un milagro...

—Psique...

—Dime, Milo... —me responde a pesar de que no deja de lamer mis pezones. Trago saliva antes de decir:

—Psique, esto no puede ser... yo amo a alguien y, lamento desilusionarte, pero no eres tú...

—Eso ya lo sé, pero aun así viniste a mi casa, me besaste y ahora estamos teniendo sexo... ¿Te parece suficiente para amar a alguien?

—No, porque no le he avisado... mira, no quiero hacerte sufrir, ¿Lo entiendes?

—Sí, pero eso no importa... sólo relájate y disfruta del momento que ahora estoy para complacerte...

— ¡No! –me levanto y me empiezo a vestir. Ella se queda sentada sobre la cama y me dice:

—Está bien... no te preocupes por ello... debes disculparme, por favor... te obligué a hacer algo que no querías... lo siento...

—No debes pedir disculpas, de todos modos somos amigos, ¿No?

—Sí... por cierto, ¿Quién es la persona a la que amas?

—Es un miembro de Las Doce Casas, se llama Camus Trolliet, es de Francia...

—Con que Camus, ¿Eh? –un brillo en sus ojos aparece y sonríe. Después se viste y me propone:

— ¿Quieres comer algo?

—No, gracias, creo que debo regresar... el Concurso Interuniversitario es dentro de quince días y debo ponerme a estudiar...

—Claro, entonces te llevo a las Doce Casas...

—Sí, por favor...

Salimos por el auto y nos subimos a él. Psique acelera y nos dirigimos a mi hogar. En el trayecto, Psique me pregunta:

— ¿Quieres que te vaya a echar porras?

—Sí, creo que toda la Universidad estará ahí, pero no te preocupes si no vas...

—Claro que lo voy a hacer... tú sabes, para conocer a tu "amor"

—Te lo presentaré algún día... —veo que vamos llegando y le digo: aquí es, gracias por traerme...

—De qué, no es nada... Bye... —Arranca el auto y m despido con la mano. Sonrío y de pronto, una mano helada se posa en mi espalda. Me volteo y es... ¡CAMUS!

—Veo que te divertiste mucho con ELLA, ¿No, Milo?

—Claro que no, Camy... es... es... es una extraña...

—Ajá, ¿Acaso crees que te voy a creer eso? —se da la media vuelta y se dirige a la entrada. Yo lo alcanzo y le digo:

—No te enojes, sabes que sólo te amo a ti...

—Sí, claro, cómo no...

—Por favor... —me arrodillo juntando las palmas, pero sólo sigue caminando hasta su habitación.

Me paro frente a la puerta y lo sigo llamando, pero no responde. Es entonces que me retiro y me siento en las escaleras con la cabeza gacha entre mis piernas. Mu, que salía de su habitación, se percata de mi presencia y se sienta junto a mí diciéndome:

— ¿Qué sucede, Milo? Te ves triste...

—Sí, es que Camus no me quiere abrir la puerta...

— ¿Tiene algún motivo para que lo hayas hecho enojar?

—Pues... —no sé qué tanto deba contarle a Mu sobre Psique, pero creo que no va a ir con el chisme —verás, una conocida de nuestra familia me invitó a su casa esta mañana, así que quedamos en vernos, pero esta chica es una mujer muy provocativa y creo que está enamorada de mí... el chiste es que la detuve antes de ESO y le dije la verdad para no lastimarla... ella se lo tomó bien y me dejó en auto a las Doce Casas... fue entonces que Camus me vio y se enojó al oír que era una extraña... ¿Qué hago, Mu? Si le digo lo que pasó, Camus va a tronar conmigo, pero si no le digo nada, mi consciencia me va a condenar por el resto de mis días...

—Bueno, creo que estuvo mal en decirle que era una extraña, si tú ya la conocías y Camus hizo mal en no confiar en ti y ponerse celoso... yo pienso que es mejor decir la verdad... —me toma del hombro –Si en verdad confía en ti, te va perdonar, pero sino, pues... no queda en ti... habla con él y verás que todo se va a arreglar...

—Gracias, Mu, eres un buen amigo...

Mu asiente y baja las escaleras para después ir a la Biblioteca. En eso estoy, cuando un pesado libro cae al lado. Volteo y veo a Camus con lágrimas en los ojos. Me paro como resorte y lo abrazo fuertemente. Me corresponde y enjugo sus lágrimas. Es entonces cuando le digo:

—Te ves hermoso cuando lloras, pero no quiero verte así...

—Entonces no me digas mentiras, ¿Sí?

—No, ya no más mentiras entre nosotros, ¿Está bien?

—Sí...

Nos quedamos abrazados hasta que Camus se separa y me propone:

— ¿Vamos a estudiar para el concurso?

—Sí, amor, vamos...

Lo tomo de la barbilla y lo beso tiernamente. Pero le salen más lágrimas rodando por sus mejillas. Lo vuelvo a abrazar y bajamos a la biblioteca para estudiar. Es entonces que Kanon, jugando con su cámara, nos toma unas fotos a Camy y a mí, diciendo:

—Ja, ja, ja, la pareja perfecta después de una reconciliación... uy, sí, cómo no...

—Kanon, saca eso de ahí inmediatamente... —le reprende Shaka y Kanon se asusta. Es un idiota.

—Ay, Shaka, ¿Acaso no sabes lo que es divertirse?

— ¿Acaso tú sabes lo que es comportarte? —le respondió ya enojado. Mu se levanta del asiento y lo toma del hombro, cosa que a Shaka parece gustarle. Mu toma la palabra entonces:

—Shaka, no le hagas caso... sabes que Kanon siempre hace travesuras... mira, vamos a estudiar, ¿Sí?

—Está bien, Mu... lo hago por consideración a ti, pero TÚ, Kanon, ya cállate, ¿Quieres?

—Mejor hazle caso a Mu, que en poco rato, te vas a enfermar por bilioso...

Kanon se va de la biblioteca y todos nos ponemos a estudiar. Creo que no va a ser tan difícil el concurso, al menos con Mu y Shaka. Un momento, ¿Mu y Shaka? Supongo que esa pareja estará bien, si es que son PAREJA... pero creo que no... bueno, más adelante se verá esa relación. Sólo espero que el gato de Aioria y Saga no se desilusionen. Si es así, muchos corazones se romperán...

k


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top