CAPITULO 12: LOS ECOS.

No soy alguien que asombrosamente ama tener cientos de amigos alrededor, así que jamás pensé que tendría a otras personas más después de Héctor y Dina. Pero aquí estaba yo, en mi cama recostada viendo el cielo raso de mi habitación, mientras mantengo una conversación con Ileana desde hace media hora. Debía aceptar que me encanta esto, tener a una amiga mujer.

Ilena tenía muy pocas ganas de ir a la fiesta en casa de Jade, estaba convencida de que hoy no sería un gran día para salir, aunque yo sentía que era por alguna otra razón que no me decía, y pretendía tachar por enemiga a sus supersticiones. Ya hace dos días que no me escribía con Héctor, ni hablábamos. Solo nos veíamos en clases y no es un lugar donde se pueda tener una buena conversación. Él estaba ocupado con su club y yo con el equipo de fútbol. Él debía correr a casa para ayudar a su papá con el taller y por eso solo nos saludábamos y despedíamos cuando nos veíamos por los pasillos o al salir entre clases. Gael tenía que quedarse a practicar al igual que yo en el equipo y salimos a la misma hora, se había vuelto mi compañía sin siquiera notarlo, supe que podía ser atento, podía ser alguien que no te importaría relacionarte y hablar, no por mucho tiempo, ni de muchos temas, pero sí un poco del tonto clima, música, tareas o libros. Le gustan los clásicos, su favorito es Frankenstein. —Debes leerlo—me dijo cuando le confesé que jamás lo había leído. —¿Cómo no lo has leído?

Estos dos días él a parecido intentar ser más flexible en cómo tratarme, sin esperar matarnos con las miradas. Es muy atento, llega en receso con paquetes de galletas de chocolate para Ileana y yo, al salir de clases nos acompaña hasta la estación de nuestra parada. Parece que habíamos superado el comienzo de nuestras primera impresión. La de la cachetada y lo pedante de su actitud.

Mi vida estaba totalmente abastecida por completo de responsabilidades y quería ver a mi mejor amigo por algo más de segundos, lo extrañaba a pesar de tener a Ileana, lamentablemente ella no lo puede sustituir por completo, es por eso que yo si estaba muriendo por ir a esa fiesta esta noche. En especial porque Gael había quedado en venir por nosotras a las siete, junto con Héctor.

—Iremos solo dos horas y regresamos. —le aseguré a Ileana—. No tiene porque ser una mala noche.

–Lo sé. —hizo pensárselo unos segundos—. De acuerdo. –soltó resignándose al fin—. Llama a Gael y dile que venga a las siete.

—Pero no tengo su numero. —confesé.

Ileana me lanzó su celular.

—Búscalo en mis contactos, iré a cambiarme.

Recogió su abrigo rosa y salió de mi habitación. Ella había marcado hace una hora a Gael para decirle que no iríamos y eso me dejaba a mí con la tarea de decirle que había cambiado de parecer, solo espero que no tenga nuevos planes... sería terrible... vergonzoso. Agregué su número en mi celular, luego le marqué.

contestó luego de cuatro segundos.
—¿Aló?

—Hola... soy Leah. —dije nerviosa.

—¿Leah? —preguntó. Escuchaba un ruido. Varios autos a su alrededor tal vez.

–¡¡ Saca tu pequeño trasero cuando estemos ahí, Ly!! –gritaba alguien.

¡Héctor!

—¿Qué están haciendo? —pregunté confundida sobre lo que sea que estaban haciendo.

—Mirella me dio el auto. —contestó Gael—. Conduzco.

–¡¡Será mejor que estés lista para cuando lleguemos, Leah Franco!! –gritaba Héctor.

—Será mejor que le obedezcas. —dijo Gael. Podía jurar que reía.

Debí imaginar que el idiota de mi amigo me sacaría a la fuerza, aunque la que no quería ir era Ileana. Gael colgó después de decirme eso.

Solo tenía veinte minutos para que lleguen. Corrí y busqué en mi closet. Me puse el vestido turquesa con flores negras y mis botas de tacón bajo del mismo color que las flores. Me maquillé muy rápido, me puse un labial rosa y brillante. Peiné mi cabello con mis dedos, luego lo amarré en una cola.

—Estás hermosa. —dijo mi hermana entrando a mi habitación y sentándose en mi cama.

—¿No crees que es mucho? —pregunté nerviosa.

—¡Claro que no! Bueno, la verdad nunca he ido a esas fiestas. —admitió sonriendo–. Creo que se ponen ropa sexy. —arrugó la nariz. Sonreí—. Papá no estará hasta después de las dos de la mañana en casa. –me informó.

—¿Por qué tengo que ocultarle el hecho de que iré a una fiesta? —pregunté en lo que me enlazaba una cinta rosa en el cuello.

—Porque el se preocuparía mucho, yo ya lo estoy la verdad. —aseguró—. Pero debo dejar que experimentes todo esto antes de tu graduación. —negué sonriendo—. Sólo no pruebes drogas.—susurró—. Confío en ti.

—Prometido. —levanté mi mano derecha en gesto de promesa.  A las siete y punto bajé hasta la sala y me despedí de Dina, estaba con una mascarilla verde en la cara que olía a aguacate y miel.

Ileana salía apenas de su casa, llevaba un vestida con una blusa roja de tiras y una falda negra con tablones. Llevaba el cabello suelto.

—Dame el celular. —dijo. Se lo di.

Comenzó tomando fotos.

—No me gustan las fotografías. —confesé tímida evitando el contacto del lente de su celular con mi rostro.

—¡¿Estás de broma?! Sales hermosas en todas estas. —dijo mostrándomelas—. Soy yo la que debería odiar las fotografías. —masculló en broma. Mamá decía siempre eso, pero era mentira porque ella se veía hermosa, igual como Ileana en las fotos—. ¿Has llamado a Héctor o Gael? –preguntó guardando su celular y dándome el mío.

Pero antes de que contestara, un auto negro se estacionó frente a nosotras, bajando las ventanas.

–¿Se van a quedar ahí o suben? –preguntó sonriendo Héctor mientras bajaba del auto y abría las puertas para nosotras. Tenía una camisa blanca ajustada a su torso y unos pantalones jeans. Gael nos saluda desde a dentro.

👣👣👣

La casa era inmensa, había olvidado que estudiaba en un colegio de niños ricos. Estaban estacionados autos por toda la calle. Se podía ver la casa llena de chicos y oír la música desde donde estábamos a todo volumen.

—Creía que iba a ser una pequeña fiesta. —solté, aquello me ponía nerviosa.

—En cualquier parte del mundo, una fiesta jamás es pequeña, Ly. —soltó Héctor tocando mi hombro.

Sabía bien que la fiesta iba a ser algo grande, pero esto era inimaginable para alguien sin experiencia como yo. Y mi plan de pasar una noche enterar intentando hablar con Héctor ya no parecía buena idea, porque al entrar a esa casa estaba segura que no se podría, él ruido era demasiado alto para que funcionara.

—Antes de entrar tomémonos una foto. —dijo Ileana sacando su celular y tomándose fotos con Héctor. Estaban haciendo poses bobas. Gael estaba estacionando el auto algo cerca de la entrada— ¡Ahora ustedes chicos!

Ileana tomaba fotos de nuestras espaldas.

–¿Por qué la obsesión con las fotografías? –preguntó Gael.

—No estoy obsesionada por las fotografías, estoy obsesionada por los momentos felices y los que jamás se van a repetir.—resumió mostrándonos su lengua—. Debemos guardarlas permanentemente. No siempre mi abuela es dócil sobre salir de casa en la noche. —ironizó tomándonos más fotos.

—Bien, espera  a que tomes buenas fotos de mí. —bromeó Héctor—. Creo que no serán memorables sin mí. —bajaba del auto.

Todos reímos.

Yo estaba arreglando mi vestido, se había subido un poco. Ellos se tomaban fotos; Gael abrazando a Héctor, Ileana haciendo una selfie.

—¿Qué esperas? ¡Ven! —Héctor caminaba hacia mí y me llevaba donde estaba parado Gael. Me quedé justo en medio de ellos—. Sonríe.—me exigió, luego la cámara soltó una inmensa luz. Ileana parecía tomar millones de fotos—. Acabo de recordar algo. —Héctor salió corriendo hacia el auto, dejándome junto a Gael.

Ileana seguía tomándonos fotos. Yo sostenía mis manos delante de mí, muy nerviosa por la situación. Puedo sonreír pero es algo complicado cuando te lo piden, me avergüenza.

—Estás hermosa. —susurró Gael en un momento inesperado.

Se hizo eco en mi cabeza, mi mente lo repetía con el mismo sonido que hizo sus labios al pronunciarlo. Giré mi rostro hacia él y lo hallé viéndome, sus ojos brillaban por cada flash de la cámara. Su rostro no parecía que bromeara, no estaba serio, ni tampoco sonreía, solo lucia sereno, mientras que yo por dentro estaba vuelta un mar de confusión. La luz de la cámara hizo del momento más brillante y espontáneo

—Listo. —dijo Ileana interrumpiendo mis pensamientos y los continuos ecos de mi cabeza.

Gael caminó hacia la entrada de la casa.

¿Podía en tres segundos estar segura de lo que creo? Parecía solo ideas mías porque... eso no es posible. Yo estoy segura que no le gusto y estoy segura que no me gusta. Sí aquella palabra significaban algo, solo eran cosas mías. Porque no siempre algo significa lo que solo tú crees que podrían significar.

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

.......
Hola a todos ❤️😌❤️❤️
espero y esten de maravillas..
¿Será a caso algún juego de Gael o es solo la imaginaciones de Ly ?

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