CAPITULO 10: Héctor y sus planes.
¿Si mamá no hubiera tenido el accidente aquel 12 de Junio?
Es tonto que piense en eso ahora; en cómo sería, si después de todo me encuentro aquí. Tropezando cada día con mi realidad.
Pero imagino esto; Iríamos de compras las tres, viajaríamos en vacaciones a casa del abuelo como siempre, comeríamos su famosa lasaña que tanto le encantaba hacernos los sábados luego que llegara del trabajo. Si mamá estuviera, Dina viviría su vida amorosa como todos los de su edad, sin preocuparse por mí antes que de ella. Hablaría con mamá de cosas comunes, de chicos, sobre el colegio.
Si mamá estuviera viva; quizás amaría las fiestas y ella no me dejaría salir a ellas, me prohibiría salir con chicos. Quizá salgo con alguien en esa dimensión, donde yo sería la perfecta niña sin problemas sociales, sería ella quien me daría consejos sobre todo, como lo hacen las mamás. Sin embargo, nunca lo sabré, solo son suposiciones, de las cuales de una estoy totalmente convencidas que existiría en cualquier circunstancia de mi vida, es que necesito a mi mejor amigo. Incluso ahora, en diez mil años o más. Sé que será siempre así, Héctor y Leah, siempre.
Pero es esta la realidad. Mamá no está. Todo esto son solo fantasías absurdas, de una vida normal, de una adolescencia normal. Y eso jamás va a pasar, porque la vida es como es, para nada perfecta, nunca es como deseamos que sea.
Hoy es lunes. Empezaré a hacer cosas que ya no incluirán completamente a Héctor. En nuestra escuela es obligación inscribirse en último año a clubes estudiantiles para subir puntos antes de graduarnos. Héctor quería estar conmigo, pero no alcanzó cupo, entonces ahora pertenece al club de lectura y teatro, yo en el club de arte y pintura. El trabajo es realizar un mural nuevo que durará un año y medio hasta que se gradúen otros y hagan uno nuevo.
Esto abarca, básicamente una hora más en la escuela y completamente alejado de Héctor. Por primera vez.
Eran las seis y media de la mañana. Mi hermana estaba de lo más contenta, mientras escuchaba a Maná en la radio. Yo hacía garabatos en mi cuaderno de apuntes, intentando imaginar qué dibujaría en el mural si me llegasen a aceptar, de lo cual aún no estoy segura, había pasado las inscripciones, aún faltaba la prueba. Menos mal me había inscrito en el equipo de fútbol femenino. Si me preguntaran a cual realmente quiero entrar, mi respuesta sería: ninguna de las dos, pero es más factible dibujar, es algo que puedes hacer en la comodidad de tu cuarto, sin muchas personas, en el patio de la escuela con un tarro de pintura, pero Héctor me insistió tanto sobre el fútbol en vacaciones, mientras visitábamos a mamá en el hospital que terminé accediendo. Yo amaba jugar fútbol antes de todo lo que ha pasado en mi vida, porque mamá le gustaba verme jugar.
—Ileana es una linda niña. —comentó de un momento a otro mi hermana. Al parecer todos por aquí aman a Ileana. Dina la había conocido el día que se dañó la tubería en la cocina.
—Sí, a Héctor le encanta como es ella. —admití actuando despreocupada a su lado, sobre todo por ese detalle en especial que parecía ser muy privado.
—Le ha de gustar. —ella tamborileaba en el volante del auto una canción en inglés.
—No, solo le cae bien. —aseguré guardando mi cuaderno.
Dina se estacionó cerca de la entrada del colegio.
—Bueno, tal vez es eso. Le gusta como amiga. —alzó sus hombros—. ¿ Te recojo o tomarás el metro? —preguntó acercándose hacia mí y desabrochando mi cinturón de seguridad.
Peinó mi cabello con sus manos a la vez que yo evitaba que lo siguiera haciendo, haciendo mi cuerpo hacia atrás.
—Iré yo sola. Intentaré irme con Ileana, vivimos muy cerca, así es más cómodo para tí. —dije abriendo la puerta del carro y despidiéndome con un beso en la mejilla.
—No me incomoda recogerte. —giró los ojos—. Te veo en la noche, ¡TE QUIERO! –gritó antes de arrancar.
En clases de literatura, Héctor y Ileana estaban muy cerca. No participé en su conversación. Estaba más preocupada tomando apuntes de lo que decía la profesora, realmente. Fingía comodidad notando que ella ahora se sentaba muy cerca de nosotros. Reían muy cómodamente en clase, Gael también parecía atento a lo que sea que ella susurraba hacia ellos dos, hasta que nuestra profesora se enfureció y ellos prestaron atención a clase de literatura subalterna, luego del regaño que les pegó la profesora. Específicamente a Héctor, a él siempre lo regañaban por hablar.
Ilena se ha acercado mucho, es muy extrovertida, lo admito, pero parece que intentara volverse muy cercana a Héctor, aunque... siendo franca lo que más me molestaba fue que Gael le sonriera.
No sé por qué.
👣👣👣
La clases había terminado gracias a Dios, no podía aguantar un segundo más cálculo.
—Leah—llamó Hector girando su cuerpo hacia mí, él aún estaba sentado, yo me había levantado y recogía mis cosas. Asentí como respuesta mientras guardaba mis libros y todos salían apresuradamente del aula para el almuerzo—. Estaré encargado de la biblioteca después de clases y en receso, por lo del club.
—¡Genial!— exclamé a lo bajo.
—Ileana también se encargará, pero sólo al final de las clases. Al menos habrá una cara conocida ahí.
Dato nuevo... ¡¿Por qué?!
—Vaya. —susurré intentando sonar animada. Ellos estarán cerca—. Pero... ¿Con quién se supone que pasaré los recesos o me iré a casa? ¿no me acompañarán a tomar el metro?
—Bueno... como sabemos que obviamente entrarás al equipo de fútbol del colegio. —sonreía complacido con su predicción y meneaba su cuerpo con timidez—. Y que saldrás a la misma hora que Gael, él te acompañará.
Sólo el creería que era una brillante idea.
—Uno. –dije empezando a enumerar mis puntos—. Creo que no entraré al equipo, no llenaba casi todos los requisitos y... dos, no me iré con tu primo.—estaba muy decidida sobre lo último.
El tarado de mi amigo se reía en mi cara.
—Primero.—me imitó—. Estoy más que seguro que los dos te aceptaron y... —concluía riéndose—. Dos, es muy gracioso que lo digas así de enojada.
—No le hallo lo divertido. —me quejé levantando una ceja.
—Lo es. —sostuvo tirando de mí y abrazándome. Me encantaba como me trataba. Parecíamos todo el tiempo niños, uno frente al otro.
—Aún no conozco como llegar en metro a mi nueva casa. —confesé.
—No te preocupes, no empezamos hoy. Nos dijeron por correo que sería desde el miércoles. Aunque debes revisar la lista del equipo femenino, ellos empezaban esta semana.— me dió un golpe con su índice en la frente,enfatizando lo del equipo.
Le di un empujón.
—Es obvio que no estaré en el equipo de fútbol. —resoplé—. Estás más interesado que yo sobre eso.
—¿Quieres apostar? –preguntó.
—Una semana entera sin tus chistes tontos. —le dolería eso. Estiré mi mano hacia él para sellar el trato.
Sabía que odiaría no poder joder con eso.
—Una semana entera de donas y...—fingió pensarlo, era obvio—. Tienes que escuchar mis chistes tontos y reírte así no den risa. —intentaba imitar mi voz al final—. Muy fuerte.
Aceptando lo muy probable para mí, caminamos hasta las listas de clubes y deportes del colegio que estaban en la pared de notas importantes, cerca de la dirección. Estaba segura de que no ingresaría a la selección de nuevas, no tenía requisitos, sería un chiste, incluso un milagro, pero... definitivamente debe estar gozando de su gloria porque, en lo correcto y para su suerte, yo estaba en la lista del equipo.
Mierda.
—¿Qué hace un hombre corriendo alrededor de una universidad? —preguntó riéndose como un maniático.
Había ganado la apuesta.
–Ja-ja-ja. –intentaba sonar sarcástica.
Reía.
—Te dije que te aceptarían. ¿Cuando dice que empiezas?—buscó al final de la lista...
—Hoy. —respondió una voz femenina por mí, a nuestra espalda. Giramos al instante—. No creí que volverías a los deportes.
Era Jade.
Los deportes en el colegio no son obligatorios como los clubes, en ellos puedes inscribirte desde que empiezas el bachillerato, Jade es una de las mejores en el equipo, gracias a ella hemos ganado varios campeonatos, hasta los amistosos.
—Hola Jade. —chilló, Héctor sonaba como un tonto siempre frente a ella—. Pensé que estarías en algún club este año.
—Sí, no quería. —hizo un ademán con su hombro sonriéndole.
—Sí, m-mee imagino. —balbuceó Héctor con una sonrisa. Él no podía ocultar lo que ella provocaba en él.
Era gracioso verlo actuar más idiota de lo normal.
—Este año seré la capitana. —sonaba orgullosa—. Me sorprendí al ver tu nombre en la lista. Recuerdo que en primaria amabas el fútbol, estuvimos un año juntas ¿Lo recuerdas? —asentí. Sí, lo recuerdo—. Será genial. —dio unos saltos de felicidad—. Los veo en la fiesta del sábado en mi casa. — concluía al girar e irse con sus dos amigas que la esperaban en una de las mesas del pasillo.
Respiró.
—¡Vaya! —Héctor estaba asombrado. Lo miré para qué continuará, sabía que tenía algo rondando su cabeza. Caminamos hasta una de las mesas del para el almuerzo—. Puedo jurar que ella tiene algo que ver con que entraras al equipo, es taaaan humilde y bondadosa. —Le di un golpe en su cabeza con la palma de mi mano. Sonrió, yo negué divertida. Era una posibilidad—. Iremos a esa fiesta ¿verdad?
La fiesta que nos habían invitado hace diez segundos es una "base fundamental popular" para los alumnos, se hacía en casa de un nuevo capitán, esta vez sería Jade. Diego es el capitán de los hombres, un chico musculoso de diecisiete años, ya había hecho su fiesta el año pasado. Era de total importancia asistir a esas fiestas si querías ser memorable o recordado en el colegio, al menos eso es lo que dicen.
—No sé, ahora que vivo con mi padre, —pensé la posibilidad—. Tal vez no quiera dejarme...
—Ya puedo imaginarte con el uniforme de las chicas. —dijo ignorando mi respuesta, él hacía la fila para comprar el almuerzo. Parecía que no estaba escuchando lo que le había dicho, seguí pensando que era el más interesado de que entre al equipo, eso se notaba.
—Aún no estoy dentro ¿recuerdas?—repliqué—. Debo pasar las pruebas.
—Lo harás, yo confío en ti, Ly. —estaba pagando por las empanadas de queso y jamón, las dos donas y los jugos de mora. Continuó:—Gael entró ¿Qué tan difícil puede ser el de mujeres?
Sí... ¿Qué tan difícil puede ser? No mucho, omitiendo que... no he jugado por más de cinco años y que todas son excelentes jugadoras, casi profesionales.
Caminamos al campo del colegio (es en el césped que queda cerca de las canchas de fútbol y básquet). Nos sentamos y disfrutamos de nuestras empanadas. Luego pasamos a las donas ¡Nuestro ritual!
Apareció Ileana con una sonrisa enorme, acompañada por Gael.
—¡Felicidades! Ly. —exclamó contenta alzando su mano para que chocara los cinco. Lo hice avergonzada, esperaba que no confieran tanto en mí—. Entraste al equipo del colegio.
Gael se sentó a mi lado, dando lugar a Ileana frente a nosotros.
Por primera vez, desde que nos conocemos, no me lanzaba miradas amenazantes o cansadas, no sentía que le aburriera mi existencia o le doliera respirar.
—Gracias. —susurré.
Héctor sacudió sus manos, luego las frotó, para decir:
—Bueno ya que todos somos de último año. —llevaba la boca llena de comida—. No sé si estén al tanto de lo muy importante que es ir al la primera fiesta que hace una nueva capitana,—suspiró animado—. Iremos.
¿Cómo? Aún seguía con eso.
—¿Desde cuándo amas ir a fiestas?—pregunté—. Ni si quiera sabes bailas.
Chasqueó su lengua.
—En las fiestas no solo se baila, Ly. —aseguró alzando las cejas—. Además...no me interrumpas por favor.
Deslicé mis ojos. En definitiva esto iba en serio.
—Si vas, voy. —dijo Ileana a Gael. Él no respondió.
¿Desde Cuándo se hicieron tan cercanos?
—Iremos todos. —aseguraba, para mí lamento, Héctor—. Nos embriagaremos como todos los adolescentes antes de graduarse y jugaremos a voltear vasos hasta seguir embriagándonos. —enumeraba cada cosa con sus dedos. Parecía que el tema de embriagarse era un tema muy importante para él.
—¿Por qué haría tal cosa? —pregunté limpiando mi cara, me había embarrado algo de chocolate. Gael se percató y me dió una servilleta—. Gracias.
Me ignoró, actuaba de nuevo como él. Correo di que su gesto era nada mas que una simple formalidad de su familia.
—Porque... eres mi amiga y los amigos hacen lo que deben hacer. —me recordó tomando un trago de su jugo sin despegar sus ojos negros sobre mí.
Alguien retorció.
—Eso ni siquiera tiene sentido. —agregó Ileana.
—Para nosotros sí. —respondió Héctor.
Sí, para nosotros eso tenía sentido. Habíamos prometido desde que juramos ser mejores amigos, hacer todo lo que el otro haga. Si él se lanza a los cuarenta años de un paracaídas, debo hacerlo con él, así sea una cuarentona con problemas espinales que no aguante su humor...Era técnicamente lo que prometimos a la edad de diez años.
—Sí, como tú digas. —me había resignado—. Sabes que iría donde sea que tu flaco trasero esté, pero no me pidas limpiar tu vomito cuando estes en el baño de una casa ajena, arrojando tu almuerzo por el retrete.
—Eso no pasará. —contestó Héctor riendo, podía notar que la idea de vomitar le llamaba la atención. Mucho.
—¿Gael? —preguntó Héctor, él asintió y levantó sus hombros.
—Seré tu niñero. —comentó Gael—. El tío me confió tu trasero.
Los tres reímos al escuchar eso.
—Será interesante verlos a ustedes dos ahí. —dijo Ileana—. Desde que asisto a esta escuela jamás los he visto separados o en una fiesta.
Tenía mucha razón con respecto a ambas situaciones ¿Éramos tan predecibles?
—Bien. Iremos el sábado. —aseguró Hector, levantándose del suelo justo en el momento que suena la campana para regresar a clases.
Le tendí mi mano para que me ayudara a levantar.
—Primero quiero sobrevivir a la prueba del equipo que tendré hoy. —dije.
Ileana y Gael se levantaron al mismo tiempo.
—Te irá bien, no es muy difícil las pruebas de la hermosa capitana. —aseguraba Ileana—. Jade, es una buena chica.
—Entrarás. —aseguró el chico de cabello castaño y ojos cafés, Gael.
¿Podía ser realmente encantador cuando quería? Sí, al parecer.
Fue justo eso lo que logró aliviar mi nerviosismo hasta la hora de la prueba. Ahora ya no lo odiaba tanto, bueno tal vez un poco, eso no le quita lo narcisista y egocéntrico al hablar. Y no fue solo que lo aseguraba, esperaba que sí fuera cierto, y como lo había dicho, como había sonado, juraba que sería verdad, porque no parecía interesado como Héctor, era honesto.
.....................
Hola a todos 💕😘
NO OLVIDEN REGALARME SU HERMOSO VOTO EN ESTE CAPÍTULO ✌🏻❤️❤️⏩
Saben que los quiero.👩🏽💻📚
Al final, mandarles besos y abrazos a:
EileenQJ
1994sofiama
nayi005
posdata_18
Drackaria_Storms-111
Gracias por confiar en mi historia. ❤️❤️❤️❤️
L.Q.
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