Capítulo XXXII || Emociones espinosas
GÁLICA
La joven reina observaba desde lo alto de la torre como sus caballeros practicaban en el patio de armas. Poco a poco Andreas comenzaba a adquirir práctica y cada vez se volvería más diestro. A diferencia del resto de los hombres Stahlander, Andreas no creció con una complexión guerrera heredada por la sangre, pero tenía cabeza. Y como Gálica había comprobado en Grünesfeld, la estrategia podía vencer a la fuerza en el campo de batalla.
—No lo entiendo. —Respondió Ronan. El hombre yacía sentado en la silla jugando con un puñal con sus dedos. Mientras Gálica estaba sentada sobre la ventana mirando hacia el exterior, en sus manos llevaba un libro sobre las tácticas de guerra de Karl Ferdinand. Un emperador que conquistó Avangarde y Walkure.
—¿Qué no entiendes Ronan? —Preguntó Gálica.
—Porqué de diviertes con ese esclavo de esa manera. —Respondió Ronan. —No sería más sencillo degollarlo, le ahorraríamos mucha pena y dolor.
—Te equivocas Ronan, Andreas no es un esclavo, yo lo liberé. No es nuestro enemigo sino nuestro aliado.
—Es un extranjero Gálica. —Respondió Ronan. —No confío en él y pienso que tratar de hacerlo un Stahlander como nosotros es una muy mala idea.
—Pienso que Andreas puede sernos de gran utilidad Ronan, para empezar, sabe muchas cosas, cosas que nosotros desconocemos y que necesitamos aprender si queremos vencer a Karlo y a Enrico.
—No necesitamos de él Gálica, nosotros tenemos a Aeger y al Semental de Fuego de nuestro lado, ¿Qué más podríamos necesitar para ganar esta guerra? —Preguntó Ronan.
—Tal vez la ayuda de Aeger no es lo que necesitamos en este momento. —Respondió Gálica. —Una vez que las ventiscas cesen, pienso ir hacia el norte, y confrontar a Karlo en Blauenberg antes de que decida moverse. Según nuestros espías en Rottembaum, el pueblo está descontento con la decisión del conde Friedrich de abandonar a Aeger para unirse a la fe de Jurgamungander.
—Sinceramente, no sería entonces el momento de actuar, tenemos todo en nuestro poder, en tu poder. Podrías atacar Gálica y acabar con esta guerra hoy si quisieras. —Respondió Ronan.
—Espero que tu amistad con la condesa Nadja sea lo suficientemente fuerte para evitar que nos traicione. —Respondió Gálica.
—¿Qué es lo que quieres decir? —Preguntó Ronan, se le notaba algo nervioso "No te hagas el tonto Ronan, que nada pasa dentro de los muros de Könn que yo no sepa."
—Estoy empezando a creer que tal vez haya hecho un error al dejar que ella se quedará con nosotros. —Dijo Gálica. "No, sé que no es posible que ella sea una espía, pero por alguna razón no confío en ella. No se cómo es que la toleras Ronan" Gálica sentía una extraña sensación en su interior cuando pensaba en ella, era la primera vez que se sentía mal, era la primera vez que temía de una mujer a la que no conocía y que trataba de imponerse y al mismo tiempo sentía rabia porque sentía que tomaba lo que quería.
—Gálica, he hablado con Nadja, ella no es una espía, ella está de acuerdo contigo. Ella está dispuesta a viajar a Rottembaum contigo y garantizar un paso seguro por su condado.
—¿Nadja?, ¿Desde cuando eres tan cercano a la condesa para decirle por su nombre de pila? —Era extraño, las palmas de Gálicas yacían calientes, y su corazón se aceleraba, una ira comenzaba a apoderarse de ella. Sentía ira por esta condesa que en un par de días había cambiado toda la dinámica dentro del castillo de Könn, y sentía miedo de que Ronan se volviese muy dependiente de ella.
—No soy tan cercano a ella. —Respondió Ronan, solo trato de hacer que ella se convierta en nuestra aliada, en tu aliada, sabes que necesitaremos tener a Rottenbaum de nuestro lado cuando la guerra termine. Necesitamos la madera de sus árboles y sus tierras de cultivo.
"¡Ya basta!" —Conque lo haces por mí, ¿eh Ronan?, dime y desde cuando follar con ella es la forma correcta de cimentar una alianza con la condesa. —Respondió Gálica.
Ronan se puso pálido y bajó la mirada, el muchacho fue incapaz de mirar a Gálica a los ojos y dar una respuesta ingeniosa.
—Yo...yo no sé de lo que estás hablando. —Respondió Ronan.
—¿En serio?, Entonces es mi imaginación que los vi salir juntos la noche del banquete. —Respondió Gálica.
—Ella solo me ayudó a llegar a mi alcoba, estaba muy ebrio. Además, si de alguien es culpa es tuya Gálica. "¡Cómo te atreves!". Sabes que me la pasé buscándote durante la noche del banquete, pero no aparecías.
"Solo tenías que mirar hacia arriba Ronan, Nos conocemos desde niños, se supone que deberías saber dónde iba a estar."
—Claro que sí mi leal caballero, pensaste que me encontrarías en el interior de la boca de la condesa. —Respondió Gálica. "¿Que ocurre conmigo?, ¿Por qué siento tanta ira?
—No entiendo cuál es tu problema Gálica. —Respondió Ronan. —Nunca antes te importó que estuviera con otras mujeres ¿Por qué te importa tanto con quien duermo?
"Yo no lo sé."
—Porque ella es una aliada y su padre apoya a mi hermano. Si ella decide traicionarnos por ti...entonces...
—Ella no lo hará. —Respondió Ronan. —Te lo aseguro, además...no la amo.
—¿No?
Ronan asintió con la cabeza. —La verdad Gálica es que yo...
Entonces alguien tocó a la puerta, Gunnhild apareció en la puerta. La voz de la mujer era profunda. Se notaba que había subido corriendo las escaleras.
—Alteza...alteza.
—Gunnhild, primero toma un respiro y luego hablas. —Ordenó Gálica. La chica entonces dio un largo y fuerte respiro.
—Mi reina, llegó un mensajero, créame va a querer ver esto. —Respondió Gunnhild.
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