Capítulo XXI || Liebengeist
RONAN
El muchacho podía sentir la mirada de la condesa Nadja sobre su persona, podía sentir como ella había quedado embelesada, aunque Ronan no entendía la razón. De prostitutas y sirvientas, por supuesto que entendía porque lo amaban, Ronan era su boleto de salida de una vida de servidumbre. Fama, riqueza y poder. Una trinidad que solo muy pocos hombres tenían, una trinidad que Ronan tenía. El condado de los Rottenbaum era extenso con frondosos bosques, con jardines de tulipanes y hermosos lagos que reflejaban el cielo en el verano.
Ronan lo pensó por un momento, en 10 o 15 años en el futuro cuando finalmente se cansará de pelear, podría ir a retirarse y vivir en una majestuosa casa. Pero vivir en un castillo, vivir en Könn, ese era un sueño que Ronan deseaba todavía más. Ronan notó algo muy curioso en la reunión, cada vez que la condesa Nadja desviaba la vista hacia él, Gálica la desviaba hacia el muchacho poco después. "¿Qué veo? ¿Acaso son celos?, tal vez esta condesa sea mi forma de labrar mi camino hacia el trono." Pensó Ronan.
La reunión acabó al poco tiempo. La condesa Nadja se quedaría en Könn el tiempo que quisiera, lo cual le daría a Ronan tiempo suficiente para poder poner en marcha su plan. Según Erkenbald, Gálica sentía cierto afecto por Ronan, solo tenía que convertirlo en amor pasional, para ganar el trono. Y no es que Ronan solo pensase en el trono, sino que veía a todos inferiores a él...a todos excepto tal vez Gálica.
—Ronan, necesito que organices una reunión con todos mis caballeros. —Respondió Gálica. —Tenemos que formar un plan para acabar con esta guerra antes de que se convierta en una masacre.
—Por supuesto Gálica, como órdenes. —Respondió Ronan. Después Gálica volteó la cabeza hacia su esclavo, Ronan lo detestaba, había conocido niñas con más músculos que ese extranjero, no entendía del todo porqué Gálica lo favorecía tanto, pero sospechaba que una vez que el hombre terminara de entretener a la reina, sería desechado.
—Andreas, luego escucharé tu opinión sobre esta reunión.
Andreas se retiró del lugar primero. Seguido por Ronan, el caballero cruzó al lado de Andreas y le golpeó ligeramente con la espada envainada en la espinilla de la pierna y el esclavo cayó sobre la alfombra escarlata.
—Cuidado esclavo, no querrás lastimarte demasiado. —Respondió Ronan riendo, y luego prosiguió su camino.
No fue difícil encontrar a la gran mayoría de los caballeros de La Orden del Roble, Gunnhild usualmente se la pasaba cerca de las cocinas, la mujer tenía un apetito voraz y era capaz de beber grandes cantidades de cerveza sin emborracharse. Incluso Ronan sabía que la tenía perdida con ella. Erkenbald solía estar en el patio de armas junto a Ser Bruno. El hombre entrenaba más que el resto de los caballeros, porque sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida útil antes de se volviera lento en la batalla y algún campesino lo asesinara. Los demás caballeros Reisser usualmente estaba en algún burdel, el hombre tenía una debilidad por las prostitutas que nadie podía entender, lo extraño es que él era el único hombre que no pagaba por los servicios de estas, Tal vez es que, a cambio de los servicios de prostitución, Reisser armonizaba los burdeles con la música de su laúd. Era un muchacho bueno para la música.
El problema era Hilda, sobretodo porque no conocía a una mujer con grandes apetitos por la carne como ella. Hilda vivía en una de las habitaciones del lado este del castillo, desde antes de entrar Ronan podía escuchar los gemidos procedentes al otro lado.
—¡Hilda! —Gritó Ronan al otro lado de la puerta, mientras golpeaba con el puño.
—¡Ahora no Ronan! —Exclamó Hilda. —Estoy ocupada.
—Es una orden de Gálica. Nos está reuniendo a todos. —Respondió Ronan.
Hubo un momento de silencio, entonces se comenzó a escuchar ruido en el interior, entonces seguido de un gemido descomunal. La puerta se abrió, una chica de unos 14 o 15 años dejó el interior de la recamara de la mujer caballera. Ronan miró con indignación a la chica. Luego salió Hilda, la chica se dejó desabrochada la chaqueta de cuero escarlata, debajo de ella una camisola parcialmente cerrada, los pezones de los pequeños pechos de Hilda se transparentaban por la tela.
Antes de que Ronan pudiese decir algo, Hilda regresó inmediatamente a su habitación y tomó la jarra de cerveza que había en el interior, la chica se bebió de golpe todo el contenido. Y aventó la jarra contra la pared.
—Listo Ronan. Vámonos. —Respondió la mujer.
Todos yacían reunidos en el interior de la sala de juntas, todos los caballeros sentados en la mesa. Cuando Gálica entró a la sala de reuniones y al momento todos los caballeros se levantaron, dieron una reverencia y volvieron a sentarse, con excepción de Ser Bruno, el hombre caminó hacia Gálica.
—¿Para qué nos has mandado a llamar Gálica? —Preguntó Ser Bruno.
—Mi hermano Karlo se encuentra atrincherado en Blauenberg. Y no es todo, el conde Friedrich Rottenbaum, ha pactado una alianza con mi hermano, ahora con Rottenbaum de su parte, Karlo puede reponer sus fuerzas para atacar en la primavera. Y...Karlo se ha olvidado de Aeger y ahora ha decidió rendirle culto a Jurgamungander.
Todos los caballeros se quedaron impresionados con aquella declaración, Jurgamungander, era más un demonio del antiguo mundo que un dios. Todo lo cruel del mundo se le era atribuido a él. Y era un dios que solo aceptaba una ofrenda. Sacrificios. El padre de Ronan le contaba en las noches, las historias de Jurgamungander, como trituraba todo lo que entrara en esa boca de sanguijuela.
—No pasará mucho tiempo antes de que empiecen los sacrificios en masa, no podemos permitir que nuestro pueblo nuevamente esta muerte y desolación. Es por eso que pienso que tenemos que llamar a todos nuestros aliados y marchar una vez más hacia la batalla. —Respondió Gálica.
—Alteza, sinceramente creo que es muy pronto para ir a la guerra nuevamente. —Respondió Ser Bruno. —Avanzaremos muy poco entre la nieve y nuestro ejército llegará cansado a la batalla.
La reina miró alrededor, todos sus caballeros se encontraban dudosos, ninguno de ellos quería ir a pelear, no podían permitirse un segundo Grunësfeld. Podían perder todo el reino en un mal movimiento. Entonces Ronan sintió un puntapié en la espinilla. Era Erkenbald. Ronan lo volteo a ver, Erkenbald no le correspondió el gesto, sin embargo, apuntó con su dedo muy disimuladamente hacia las piernas de Gálica. Ronan entonces giró la mirada las piernas de Gálica, aun con ese vestido cubriéndolas, podía percibir el movimiento tembloroso en ellas. Ronan entonces supo lo que tenía que hacer.
—Estoy de acuerdo con Gálica. —Respondió Ronan. —La gente de Rottenbaum habrán sido obligados a elegir a Karlo como su rey, pero siguen siendo Stahlander, ellos son nuestros hermanos y hermanas, no podemos abandonarlos, sé que Gálica no puede hacerlo. Y estoy seguro que podemos lograrlo, todos nosotros juntos hemos hecho grandes cosas. Cuando los berserkers del norte arribaron en sus barcolongos, fuimos nosotros quienes los expulsamos nuevamente a las heladas aguas del mar del norte. Cuando el conde Rattenweiss se rebeló y marchó con su ejército hasta Könn. Fuimos nosotros quienes clavamos su cabeza en una pica en la batalla de Feurerbahn. Yo marcharé contigo Gálica, reuniré a todos los hombres que pueda en el tiempo que nos des.
Los ojos de Gálica se abrieron como platos, usualmente Gálica tenía una mirada estoica, sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, Ronan había visto a una Gálica más expresiva con él, más abierta. Gálica sonrió, no como la sonrisa que había pasado años perfeccionando frente al espejo, sino su verdadera sonrisa, la misma sonrisa que aquella niña ansiosa por aprender a blandir el espadón que hacía tantos años había dejado cautivado a Ronan...había vuelto a dibujarse en el rostro de su reina.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top