Capítulo XLIII || La carnada perfecta.
GÁLICA
Los gritos se escucharon dentro del pabellón de mando de Gálica, de un lado una hilera de caballeros se señalaba a favor de un plan, mientras que la otra hilera de soldados yacía en contra de tal plan y en cambio estaba a favor de otro. Los hombres de Ser Bruno; Gunnhild, Erkenbald y Reisser consideraban que era mejor retroceder y enfrentar a Karlo en otro terreno, mientras que el otro lado abogaba que debían enfrentarse en el campo de batalla al amanecer, que estaban protegidos por Aeger y el Semental del Fuego estaban Hilda y Ronan, quienes querían pelear en la primera línea como verdaderos guerreros.
¿Y Gálica? Ella yacía sentada en su silla de mando con su mandoble en las manos, recargando sus muñecas en ambos lados de la guarda de su espada. una espada de hierro ennegrecido, con un rubí en medio de la guarda y dos más pequeños a ambos extremos de la guarda. En el pomo tenía labrada la cabeza de un águila con ojos de rubís. Y la empuñadura de madera de roble barnizado. La reina esperaba pacientemente que se cansaran de pelear sus seguidores. Para hablar sin interrupciones. Sin embargo, le llamó la atención que el único que no pronunciaba ni una palabra era Andreas, el muchacho yacía en el mismo lado que Ser Bruno, Andreas solo se quedaba viendo el mapa de la región.
—¡Alteza le pido que tome una decisión! —Exclamó Ser Bruno. —Por favor hágalos entrar en razón, hay que retirarse hacia el sur y tomar un mejor terreno para acomodar nuestras tropas.
—¡Gálica, sabes muy bien que venimos para esto! ¡Soportamos una larga marcha en medio del invierno para este momento! ¡Aeger está de nuestro lado, él y el Semental del Fuego nos protegerán en la batalla! —Exclamó Ronan.
Gálica alzó la mirada hacia su caballero, la ambición de Ronan llenas de seguridad, lo hacían parecer que esa era la decisión correcta, pero al mismo tiempo, Gálica quería evitar dejar su destino a manos de Aeger el dios de la guerra.
—Mis caballeros. —Dijo Gálica. —Todos ustedes han hablado, algunos se han puesto a favor del sabio Ser Bruno, retroceder a un terreno más favorecedor parece una decisión inteligente y otros están de parte del valiente Ronan y Hilda, ambos son mis guerreros más fuertes y poderosos con un fuego en el corazón que podría incendiar todo el bosque de Rottenbaum. Pero mientras hemos discutido sobre si atacar o retirarse, hemos obviado la opinión de alguien muy importante. Andreas. —Dijo Gálica y levantó su mano. Todos los caballeros entonces voltearon a ver Mondesohn. —¿Tienes algo que decir Andreas? —Dijo Gálica con una sonrisa amable en los labios, sabía que Andreas era tímido, y esperaba que con una cara amigable entre hombres y mujeres dispuestos a golpearse hasta medio matarse con la próxima palabra era algo atemorizante para alguien que todavía no comprendía del todo el mundo en el que se encontraba.
Entonces Andreas se aclaró la garganta. Y caminó hacia el mapa.
—Hay una forma de pelear mañana y asegurar la victoria. —Dijo el muchacho. —O al menos eso creo.
—¿Cómo Andreas? —Le preguntó Gálica.
—Podemos usar los bosques a nuestra ventaja. —Respondió Andreas.
—¡Esperas que enviemos nuestros guerreros a luchar en los bosques!, ¡Ves Gálica, te dije que era un error poner a este "esclavo" como un miembro de la orden! —Gruñó Ronan.
—¿Qué es lo que quieres decir? —Le preguntó Gálica.
Entonces Andreas se dirigió a la mesa donde estaba el mapa de la región dibujado en la piel de animal. Andreas entonces tomó las piezas que representaban al ejército de Gálica y las comenzó a reacomodar, colocó primero unas cuantas piezas a las afueras del campamento donde esperaba Karlo que Gálica posicionara sus tropas. Y luego colocó el resto de las piezas que tenía en las manos alrededor del bosque.
—Karlo Kreuz espera que lo ataquemos aquí porque sabe que no podemos romper su formación...
—Sino podemos romperla entonces sería solo un suicidio atacarlos de frente. —Interrumpió Ser Bruno.
—No, no podemos romper su formación de frente, pero podemos romper su formación si atacamos por los lados. —Respondió Andreas. Y luego sacó las fuerzas de ambos extremos del bosque para rodear el ejército de Karlo.
—Una doble envolvente, ¿Cómo la que usó Romalius en su libro? —Preguntó Gálica.
—¿Una qué? —Preguntó Ronan.
Andreas asintió con la cabeza.
—Buena idea Andreas, pero ya había pensado en ella. Tal vez funcione con Karlo, pero Enrico pensará diferente, cuando él vaya al campo de batalla y vea que no hay 18,000 guerreros esperando enfrentarlo comenzará a sospechar que algo anda mal.
—Eso es porque no hay un cebo correcto.
—¿Un cebo correcto? ¿Qué está pasando aquí?, no estamos de cacería, estamos en medio de una guerra. —Respondió Ronan enfadado por no entender lo que estaba pasando. —Gálica por favor te pido que saques a este esclavo delirante de aquí...
—Ronan por favor, guarda silencio no puedo terminar de escuchar esto. —Respondió Gálica. —¿Qué clase de cebo?
—Que podría ser un buen cebo, sino usted alteza. —Respondió Andreas. —Si usted pelea en el frente del ejército empujará a Karlo y a Enrico a atacarle. Entonces podremos atacarle por los flancos desde el bosque.
—¡Ja! —Se rio Gálica. —Oh Andreas, podré ser bendecida por el dios de la guerra Aeger, pero aun así no soy invulnerable en el campo de batalla. —Respondió Gálica.
—No tiene que ser usted en persona. —Respondió Andreas. —Solo tiene que ser alguien vistiendo su armadura quien esté en el campo de batalla mientras usted guía el resto de las fuerzas por la retaguardia del enemigo.
—Es peligroso, para quien sea que se ponga su armadura alteza. —Respondió Hilda. —Por eso quiero ser yo quien lo haga. Permítame luchar en la primera línea. Si el plan de Andreas es correcto, entonces...
—Helga, cuando mi hermano te vea en el campo de batalla se olvidará de todo e irá tras de ti. Te buscará y te atacará personalmente mi querida Helga. —Respondió Gálica.
—Lo sé. —Respondió Helga.
—¿No tienes miedo? —Le preguntó Ser Bruno a la chica.
—Toda mi vida había estado esperando el día en que finalmente pudiera ascender a la Gran Aurora en el cielo. Mi padre y mis hermanos me esperan allá. Yo estoy lista para conocerlos si Aeger así lo desea.
—Tendrá que ser en otro momento. —Respondió Ronan. —Porque yo estaré ahí a tu lado Helga, así Karlo tendrá la seguridad de que no se trata de una treta.
El corazón de Gálica dio un vuelco, no podía perder a Ronan, ella lo necesitaba todavía, lo necesitaba a su lado, Ronan era el único amigo de la infancia que le quedaba, no podía perderlo simplemente en el campo de batalla como una pieza más. Él era importante, era importante para Gálica. Frolo había muerto, y mañana probablemente Karlo o ella moriría. Pero no podía jugar con la vida de Ronan. Ella lo quería.
—Si tú estás ahí en el campo de batalla, ¿Entonces quien guiará conmigo los flancos? —Preguntó Gálica. "No puedes dejarme, no así Ronan"
—Puedes dejar a Ser Bruno, o a Reisser, a Gunnhild a quien tú quieras Gálica, pero quiero ser yo quien choque espadas con tu hermano Karlo.
El rostro de Gálica se ensombreció, ella pudo ver en los ojos de Ronan aquella chispa, el muchacho había tomado una decisión. Ronan sonrió.
—No te preocupes Gálica, mañana no es el día que yo muero. Todavía tengo que decirte algo importante, y en nombre de esa promesa, no moriré en el campo de batalla. —Respondió Ronan.
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