Odín, Viggo y Thor


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Acorralados contra el muro de piedra esperan la muerte. No hay dolor en ello, solo la realización de que pronto entregaran sus vidas esperando que los demás concreten el objetivo de toda esa odisea.

Los rayos de magia golpean demasiado cerca levantando nubes de polvo con trozos de piedras que dificultan cada vez más la visión. Están cada vez más cerca, no tardaran más que un par de minutos en llegar a donde se encuentras.

Por el tipo de ataque Ron se da cuenta que esta vez quienes lo atacan son Magos. Jordán no puede hacer mucho mas que tratar de evadir los hechizo que les lanzan, cuando inicie el enfrentamiento cuerpo a cuerpo podrá sacar provecho de su condición de hombre lobo.

Pegados costados con costado, el espacio es reducido. Las formaciones de roca natural a penas los protegen lo suficiente.

La fuerza de expansión de una explosión a menos de tres metros los lanza con fuerza hacia un lado. Rodaron cuesta abajo sin manera de detener la caída, sus cuerpos se golpean contra las piedras y las raíces sobresalientes de la ladera.

Se detienes varios metros abajo por la formación natural de una saliente de rocas y la hilera de vegetación conformada por las gruesas raíces de un árbol que está suspendido a medias sobre el vacío de un acantilado.

Jordán es el primero en reponerse, tiene varios cortes en el cuerpo. Aturdido busca alrededor intentando ubicar donde está su compañero. Pronto lo ve, a penas sujeto de una rama baja con el cuerpo suspendido en el aire.

Se apresura a sostenerlo para evitar la caída, lo que no es fácil debido a las múltiples heridas. Aprieta los dientes con fuerza para contener el dolor y tira de su brazo haciendo que comience a trepar para terminar de subir a las rocas.

El alivio de estar a salvo es momentáneo.

Una alta figura se hace notar a sus espaldas. Con la varita les apunta, vestido completamente de negro y con el rostro cubierto por la máscara de plata de los mortifagos.

Ron traga saliva con dificultad sabiendo lo que la presencia de ese mortio significa. Quizás en otro tiempo estaría temblando de miedo, esta vez en contra de toda lógica sonríe con suficiencia.

-Has lo que tengas que hacer. -Incluso se atreve a retar al enemigo.

Jordán no se mueve, está a nada de perder el sentido por el dolor y la pérdida de sangre.

El pelirrojo espera que pronto el rayo verde sea conjurado para quitarles la vida. No aparta la vista, le reta con la mirada, dispuesto a aceptar la muerte.

"¿Por qué duda?" se pregunta.

Por alguna razón parece que el hombre que tiene delante se debate sobre su siguiente movimiento.

Al final la maldición no es conjurada, en su lugar le lanza algo a poca distancia. Parece un camafeo de plata, ovalado con grabados en la superficie poco más grande que un galeón.

Ron no entiende, la confusión se extiende en su rostro de manera clara cuando el Mortifago baja lentamente la varita, mirándole por un largo minuto antes de girar para volver sobre sus pasos.

Antes de perderse entre los árboles se gira lo suficiente para ver de nuevo al pelirrojo.

-Mi deuda esta salda. Ya no les debo nada.

Es el acento extranjero lo que aclara el asunto. El mortifago que los está dejando vivir es el mismo que se topó con ellos en el Agujero Eagle Nest, el pozo perdido. La deuda que paga es una deuda de vida, le salvaron cuando pudieron dejarlo morir en lo profundo del agua siendo de bandos contrarios, a pesar de que ponían en riesgo sus vidas. El hermano no lo había logrado pero el intento valió la pena para ganar su gratitud.

Weasley asistió con un movimiento de cabeza en comprensión. Tomando con una mano el brazo de Jordan y con la otra el camafeo, desaparecieron.

El translador los llevo a una costa, el ruido de barcos le hizo saber que estaba cerca de un puerto.

-¿Estas bien? -Pregunta tratando de evaluar el estado físico de Jordán.

No obtiene respuesta el hombre lobo esta inconsciente. Ron trata de no entrar en pánico, no es el momento para perder los nervios. Se consoló pensando que a pesar de todo seguían vivos y respirando.

Respira profundo tratando de guardar la calma, aun lleva la varita la había atorado en la cintura de su pantalón para no soltarla cuando quedo suspendido en el aire. También recordó que en la pernera sujeta a su pierna izquierda llevaba lo que Hermione había catalogado como un pequeño botiquín de emergencia.

Suspiro en alivio, agradeciendo la prudencia y previsión de su mejor amiga.

Esperaba que lo que hubiera dentro le ayudara para curar en algo las heridas de Jordán. Su primer objetivo era asegurarse que su compañero se recuperara, ya después vería la manera de regresar a casa para reunirse con el resto del equipo.

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Desnuda, sentada en el piso frio abrazaba sus piernas. El agua de la regadera seguía fluyendo sobre su cuerpo tembloroso. Los ojos le ardían de tanto llorar, aunque no era algo que le preocupara en absoluto. El entumecimiento le impedía sentir incluso que el agua que caía sobre ella esta helada.

La culpa la estaba devorando.

Después de lo que pareció una eternidad logro ponerse de pie, lo había intentado en varias ocasiones, pero sus piernas terminaban cediendo por su peso. Salió con paso torpe envuelta en una toalla gruesa, apoyándose de las paredes del baño.

Sobre la cama encontró ropa limpia, un frasco con un líquido espeso y una nota.

"Te ayudara a dormir sin pesadillas"

Clary bufo con molestia, podía ser que la nota no estuviera firmada, pero estaba segura de que la persona que se tomó la molestia de dejarle la ropa preparada y lo que debe ser algo como un somnífero no era otra que esa bruja castaña odiosa.

Moviéndose como un autómata se vistió. Ni siquiera se preocupó de secar su cabello, se tomó de un trago la poción y se tumbó en la cama sobre las sábanas, mirando al techo con la mente confusa y el corazón adolorido.

Quería cerrar los ojos y no abrirlos más. Pero sabía que todavía había mucho por delante, no podía simplemente renunciar a esas alturas, si no el sacrificio de todos seria en vano.

En algún momento se quedó dormida.

Las pesadillas no la acecharon otorgándole un corto momento de descanso profundo.

Después de algunas horas despertó, en cuanto abrió los ojos recordó algo importante que se le estaba escapando. Todavía no sabía cual había sido el costo que tuvo que pagar cuando recupero la última llave.

Incorporándose tan rápido que se sintió mareada. Tuvo que cerrar los ojos esperando que el vértigo pasara. El corazón le latía con fuerza por el golpe de pánico, estuvo tan aturdida por haber tenido que dejar atrás a sus compañeros que no presto atención sobre lo que le habían quitado.

"Si quieres pasar, tienes que entregar tu más valiosa posesión" esa fue la consigna dentro del templo de la luna.

-Mi más valiosa posesión. -Repitió en voz alta.

La estela descansaba en la pequeña mesa a un lado de la cama. La tomo entre sus manos y este brillo como siempre.

Si podía usar su estela aún seguía teniendo los poderes de un cazador de sombras.

-¿Entonces que es? -Se pregunto a sí misma preocupada.

Cuando una idea le cruzo la mente, sus ojos se abrieron con sorpresa. Estaba casi segura de haber entregado su don para crear runas nuevas.

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Ginny se disculpo con sus compañeros, no se sentía con fuerzas de estar presente en la reunión. Nadie dijo nada, comprendían lo duro que debía ser perder un segundo hermano, especialmente Isabella. Hermione prometió ponerla al corriente de todo mas tarde.

Además, estaba el asunto de ser la protectora de los 3 dragones, tenía que tomar algunas medidas para evitar que por accidente terminaran incendiando la casa. Creyó que lo mejore seria hacer un campamento a una distancia prudente, de esa manera estaría cerca de las bestias y evitaría poner en riesgo al resto de sus compañeros.

Los dragones eran una cuestión seria, conocía de primera mano lo que son capaz de hacer. Después de todo, su hermano Charly dedicaba su vida a su cuidado y en más de una ocasión en vacaciones pudo verlo trabajar interactuando con tan hermosos e intimidantes bestias.

Las cicatrices que le cubrían el cuerpo era una señal de los riesgos que se corrían en esa profesión a pesar de las muchas precauciones que tenían en su manejo.

Sabían que pronto tendrían que partir a Hogwarts, tendría que llevarlos con ella, pero no estaba dispuesta a ponerlos en riesgo, estaba segura de que si le pedía a Hagrid que los cuidara, cumpliría con su petición. Bastaría con mantenerlos en el bosque prohibido hasta que todo pasara.

De momento se encargo de cargar con una cubeta llena de carne y pescado de las reservas de comida para alimentar a los dragones. Saliendo por la puerta trasera se alejo una buena distancia para montar un improvisado campamento.

Sentándose a la sombra de un árbol comenzó a partir la carne para darles trozos mas pequeños a los dragones que comenzaron a comer de inmediato con deleite. Cuando estuvieron satisfechos se echaron a los pies de la pelirroja dejando que les rascara la piel escamosa de sus cabezas.

La noche comenzaba a caer, con ello la temperatura comenzó a descender. Ginny no tenía frío a pesar de no haber encendido una fogata, los dragones terminaron apiñados a su alrededor cuando se recostó sobre el saco de dormir, el calor que despedían la mantenía cálida sin necesidad de una manta.

Sus ojos ya se cerraban cuando escucho a lo lejos el sonido de una explosión. El sonido la sobresalto a ella y a los dragones que se pusieron en alerta de inmediato.

-¡Tranquilos! -Le pide intentando calmar su agitación para contenerles.

Se apresuro a volver a la casa, no sabiendo el origen del ruido creyó conveniente regresar en caso de que el resto no lo hubiera escuchado.

Los dragones le seguían de cerca, para cuando entro de nuevo por la puerta trasera sus ojos se abrieron con sorpresa. Ron estaba en medio de la estancia acompañado por Jordán.

Se llevo una mano a la boca para acallar un grito. Su hermano esta vivo. Las lágrimas rápidamente empapan sus mejillas, se queda inmóvil hasta que Ron siente su mirada y abre los brazos con una sonrisa boba en los labios.

Ginny no lo piensa, se lanza a sus brazos feliz de que lograra regresar.

La explosión la provoco Weasley en un intento por llamar la atención del resto, no podían cruzar las salvaguardas que protegían los alrededores del bosque, de una manera u otra la magia los repelía, no se le ocurrió otra manera para hacer notar su presencia que hacer estallar un árbol cercano.

El ruido atraería a sus amigos y les permitirían pasar.

Después de que Ron ayudara a Jordán a recuperarse, logrando que volviera en sí. Encontró la mejor manera de volver, al menos al punto mas cercano del cuartel. El desilusionador seguía siendo la mejor herramienta para volver a casa.

-He pelirroja, será mejor que sueltes a tu hermano, parece que tus hijos están un poco celosos.

Ginny se giro para ver a que se refería, de inmediato siguió la recomendación de Blaise. Los tres dragones se paseaban de un lado a otro echando pequeñas volutas de humo de sus hocicos con molestia en advertencia.

-¿Tus hijos? -Pregunto sin comprender Ron.

-¡Felicidades eres tío! -Se burlo el moreno palmeándole la espalda y soltando una carcajada que pronto se contagio a los demás.

-¡Idiota! -Exclamo la pelirroja con las mejillas rojas por la vergüenza mientras camina juntos con "sus hijos" a la salida.

-Deberías actuar como una buena madre y buscar buenos nombre para tus críos.

-¡Ya cállate Zabini! O dejare que mis críos te den una buena lección. -Amenazo, aunque no pudo evitar ocultar una sonrisa. -¡Bienvenido a casa Ron! -Fue lo ultimo de dijo antes de salir, necesita alejar pronto a los dragones para tranquilizarlos.

Por mucho que le molestara reconocerlo Blaise tenia razón, debía pensar en los nombres que les pondría a sus dragones.

Esta vez cuando llego al claro que escogió como campamento, encendió una fogata antes de recostarse de nuevo en la bolsa de dormir, sabia que no necesitaba el calor para pasar la noche a la intemperie debido a que sus dragones casi estaba sobre ella todo el tiempo. Pero la luz que proporcionaba le daba tranquilidad.

El crujir de una rama la alerto, se enderezo lo suficiente para ver a Blaise acercándose lentamente con las manos hacia arriba en son de paz. Lo curioso es que esta vez no era por ella, sino por los tres dragones que le miraban fijamente.

-¡Vamos me conocen! Soy amigo.

El dragón dorado le gruño soltando algunas chispas de su hocico, no muy convencido. Pero el dragón verde, el mas parecido a su madre se acercó agitando la cola como si se tratara de un cachorro.

-Tu eres me favorito. -Declaro, inclinándose para cargarlo y acariciar con simpatía la cabeza.

Sus hermanos se calmaron, volviendo a echarse con los cuerpos pegados a Ginny, aunque no apartaron la vista del moreno.

Zabini se sentó cerca de donde estaba acostada Ginny, evitando aplastar a las pequeñas bestias. Ofreciendo su pierna para que la utilizara de almohada.

Sin pensarlo mucho la pelirroja se acomodó. Se quedaron largo rato en silencio, disfrutando de la paz de la noche.

-¿Qué nombres les piensas poner? -Pregunto de repente sin dejar de acariciar al dragoncillo verde con una mano y comenzado a enredar la otra entre los cabellos rojos de Ginny, relajándola.

-A este pequeño Thor, significa tormenta o dios del trueno, por el color de sus ojos. -Ginny acaricio al dragón plateado que tenia recargada la cabeza sobre su estómago.

Sus ojos eran de un color gris azulado, como el cielo en tormenta.

-El es Viggo, creo que es quien tiene el peor temperamento.

-¿Qué significa?

-Guerra. -Contesto con una sonrisa.

-¿Y este muchacho? -Cuestiono acariciando el hocico del dragón verde que se quedo dormido en su regazo, compartiendo espacio con la cabeza de la pelirroja.

-Odín, significa dios supremo porque, aunque no lo creas es el líder de estos dos.

-Lo creo, se calmaron enseguida cuando me dio la bienvenida.

-Así es, a eso me refiero. Puede parecer el mas pequeño y menos imponente pero definitivamente los otros dos lo siguen como si fuera el jefe.

-Entonces se parece mucho a ti.

-¿Por qué lo dices?

-También pareces pequeña e inofensiva, pero eso está demasiado lejos de la realidad.

Ginny bufo con falsa molestia. -Viniste hasta acá solo a molestarme.

-No en realidad, pero pensemos que es un extra. -Se rio de su propia broma sin dejar de acariciar sus suaves cabellos.

-¿A que viniste entonces? -Pregunto curiosa.

Blaise se inclino hasta casi rosar sus labios.

-Quiero pedirte algo.

-¿Que? -Pregunto sin poder apartar los ojos de los suyos.

-Que si logramos sobrevivimos a esto, podrías permitirme estar a tu lado. No importa la forma.

-¿A qué te refieres?

-Quiero compartir mi vida contigo ya sea que quieras ser mi novia, prometida o esposa. Podemos empezar por lo primero, aunque me gustaría que pensaras en lo último.

-¡Estas loco! -Exclamo empujándolo para apartarlo, el moreno no se movió.

-Hemos pasado, por tanto. La vida es tan frágil. -Dijo acariciando su mejilla. -Que no vale la pena desperdiciarla, no solo me gustas, te quiero y si lo logramos no quiero perder un tiempo que puede ser precioso a tu lado.

Sin esperar respuesta la beso. El rostro de Ginny esta sonrojado, el corazón golpeaba con fuerza su pecho. Los sentimientos que se avivan en su interior nunca los había experimentado con sus anteriores parejas.

Cuando el aire les falto se separar un poco.

Odín fue el primero en moverse, bajando del regazo de Zabini, inteligente como era les otorgo un poco de espacio, se encamino hasta el otro lado de la fogata, Viggo y Thor lo siguieron apilándose uno contra otro formaron una bola de carne y escamas, quedando dormidos de inmediato.

Blaise se mueve con agilidad hasta quedar sobre la pelirroja, haciendo fuerza con los brazos para no aplastarla.

-No voy a presionarte, sé que a penas nos estamos conociendo, pero al menos para mi a sido suficiente para darme cuenta de que eres la mujer con la que quiero pasar el resto de mi vida. Por favor, piénsalo.

Ginny pudo ver en sus ojos que es sincero. Siendo honesta también reconoce que a comenzado a tener sentimientos por Blaise, le gusta, quizás mas que gustarle, en ocasiones a sentido celos por la cercanía de Isabella mientras entrenan. Sería fácil amarlo, cuando ya lo quiere.

La respuesta que busca Zabini la obtiene no con palabras, sino con hechos.

La pelirroja tira de su camisa para acercarlo, uniendo sus labios de nuevo, esta vez es un beso mucho mas profundo y lleno de promesas.

Si logran sobrevivir, ambos quieren intentar una vida juntos.

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