Nieve y Fuego
Isabelle, Ginny & Blaice
"Área Nevada" - Fairbanks, Alaska
Le dolía como el infierno, tenía una herida en el brazo izquierdo de varios centímetros y la sangre no dejaba de fluir. No podía usar magia y si no paraba el sangrado estaría muerto en pocas horas.
El intenso frio no ayudaba en nada, sus extremidades se sentían adormecidas y cada vez le costaba más trabajo enfocar la mirada y respirar. Lo único que le reconfortaba era que si moría en aquella tumba de hielo y nieve lo haría con dignidad pues al menos estaba vez había sido su decisión elegir en que bando estar.
Una sonrisa socarrona se formo en sus labios. -Bonita forma de morir. -dijo en voz alta. No había pena o arrepentimiento en su voz, solo un hecho solido de que le quedaban pocos minutos de vida si no encontraba donde demonios había terminado su jodida varita.
Tenía que admitir que a pesar de todo había sido grandioso ver a la pequeña comadreja pelear con el ímpetu de una amazona, con el cabello ondeando como una marea roja y sus manos blancas blandiendo una espada con signos angélicos brillantes en la hoja. Era rápida en sus movimientos y feroz en sus ataques.
Quizá no tenía la preparación de Isabelle que desde pequeña había sido entrenada para el uso de diversas armas, pero sin duda era letal y su esfuerzo merecía respeto, aun tenía su varita sujeta al muslo en una pequeña funda de cuero, trataban de no utilizar magia hasta que fuera completamente necesario.
. . .
Cuando arribaron en aquella ladera nevada, le pareció un paisaje increíble con la nieve cayendo por todos lados y el blanco inmaculado de toda superficie a la vista era algo que robaba el aliento, pero a los pocos minutos toda belleza se esfumo cuando el aire gélido rozo sus mejillas y traspaso su grueso abrigo para hacerlo tiritar.
Se pusieron en marcha como estaba previsto, caminaron algunos minutos y llegaron a un pueblo conformado por algunas chozas.
-Voy a encargarme del transporte. -Isabelle tomo la iniciativa y en cuestión de minutos ya contaban con una manada de perros y dos trineos. -Tendremos que dividirnos pues es todo lo que pude conseguir.
-Supongo que siendo el más pesado Zabini en uno y nosotras en otro.
-¿Me estás diciendo gordo? -Pregunto ofendido
-Lamento haber herido tu sensibilidad. -Se burlo Isabelle haciendo reír a Ginny en el proceso por la cara de indignación del moreno.
Su travesía inicio sin contratiempos, al menos así fue dos terceras partes del camino iban con tiempo sobrado, sin embargo, una fuerte ventisca sobrenatural los golpeo con tal fuerza que tuvieron que detenerse y buscar refugio. Cuando el viento ceso habían perdido la mitad de los perros y el equipo.
-Sera mejor soltar a los perros y dejar que se vayan, no son de ayuda si no tenemos los trineos, tendremos que caminar lo que falta de camino.
Tomando solo lo indispensable siguieron con su camino. Avanzaron algunos kilómetros cuando ya anochecía y decidieron descansar unas horas antes de seguir, después de todo iba con buen tiempo.
Zabini estaba en la primera guardia cuando los atacaron, apenas tuvo tiempo de alertar a Ginny e Isabelle de que un grupo de aproximadamente 5 hombres se les acercaban. Se cernieron sobre ellos como una sombra, fue Isabelle quien se dio cuenta que entre sus atacantes había un demonio y que sus posibilidades de sobrevivir eran muy pocas.
Los hombres alguna vez habían sido cazadores de sombras, antes de que Jonathan los corrompiera con sus deseos de poder y les infectara con su sangre dotándolos de una fuerza sobrenatural más propia de los demonios. La lucha era desigual y estaban perdidos acorralados contra las faldas de una de las montañas.
-Pues creo que dadas la circunstancias solo tenemos una opción. -Ginny tenía la respiración agitada y las palabras salieron atropelladas.
-¿Cuál es esa?
-Una bombarda Zabini, una gran explosión para desplomar ese peñasco. -Le dijo señalando arriba de sus atacantes un gran montículo de hielo y nieve.
-¡Podríamos quedar sepultados también nosotros!
-Si no hacemos nada, igual moriremos. Al menos hay que intentarlo. -Isabelle apretó los dientes antes de lanzar un cuchillo serafín en contra de una masa negra que se aproximaba a ellos, haciéndola retroceder cuando este se clavo en lo que parecía ser su cabeza.
Zabini y Ginny pronunciaron el hechizo logrando que la explosión hiciera que toda la nieve acumulada cayera en contra de sus atacantes, pero buena parte también en ellos mismos. Durante la explosión se había separado, el moreno había logrado arrastrarse de la nieve pero no veía por ningún lado a sus compañeras.
La herida del brazo se la había hecho uno de sus atacantes con una daga cuando intentaba cortarle el cuello. Todo comenzó a estar nublado a su alrededor, estaba por perder el conocimiento cuando vio surgir de la blancura de la nieve una llama roja.
-¡Estoy delirando! -Pensó con una sonrisa antes de cerrar los ojos y zambullirse en la oscuridad.
*o*O*o*
Hermione, Jace & Draco
"La Puerta del Infierno" - Desierto de KaraKum, Asia Central
El pozo de Darvaza es mejor conocido como la puerta del infierno. En 1971 un grupo de geólogos sovieticos vieron como su campamento con todo su equipo eran engullidos por un gran agujero que se formo en el suelo. Quedo a la vista una gran caverna tan profunda que les dio miedo adentrarse por los gases que manaban de ahí, por lo que pensaron en encenderle fuego para que los gases se consumieran y pudieran adentrarse a explorar, no contaban con que los gases seguirían fluyendo y ardiendo por décadas completas.
Por las noches aquel lugar tenía una vista sobrecogedora, el enorme agujero de 60 metros de diámetro y 20 de profundidad, parece iluminado por las llamas del infierno de ahí el nombre con el que se conoce. Para llegar a ahí tenían que cruzar por el desierto de Karakum, por lo que era una travesía bastante difícil, el calor abrazador era sofocante.
A pesar de las condiciones del desierto Jace, Draco y Hermione llegaron a la boca del pozo, a partir de ese momento el problema sería como le harían para introducirse a las entrañas de la caverna sin rostizarse en el proceso.
Granger tenía un plan. Conociendo las condiciones a las que se enfrentaría la única manera de apagar aquel infierno era absorbiendo todo el oxigeno alrededor pasa sofocar las llamas, por ese motivo había investigado en decenas de libros de hechizos, por un lado necesitaba formar una burbuja lo suficientemente grande para cubrir la boca del pozo y después un hechizo para absorber del ambiente todo el oxigeno hasta que se extinguieran las llamas.
No sonaba difícil pero requería de mucho fuerza mantener la burbuja y al mismo tiempo realizar el segundo hechizo por lo que necesitaba la ayuda de Draco para lograrlo. El problema principal radicaba en que debían realizarlo con la rapidez suficiente para sofocar el fuego y entrar a toda prisa para localizar la pieza y salir lo antes posible antes de que llegaran sus enemigos alertados por el uso de la magia.
Jace tendria que cubrir sus espaldas apenas iniciaran con sus hechizos pues llevaría algunos minutos sofocar por completo aquel infernal lugar después de más de 4 décadas.
-¡Listos! -Aviso la castaña acomodándose en uno de los extremos del pozo con Draco a un lado y Jace a pocos pasos de ellos, alerta para enfrentar lo que se les viniera encima apenas iniciara.
-A la cuenta de tres Granger. Uno... dos... tres...
Hermione elevo su varita y una luz azul se cernió sobre el boquete formando un manto transparente y flexible que se estiro hasta cubrir totalmente los 60 metros de diámetro del pozo.
-¡Ahora! -Grito.
Draco introdujo su varita por la película transparente que formaba la burbuja, conjurando a su vez un hechizo que salió despedido como una luz blanca y formo un pequeño remolino que fue absorbiendo todo el oxigeno haciendo que el fuego comenzara a disminuir hasta que se sofoco por completo.
Jace estaba alerta, preparado para detectar cualquier intruso que se le acercara, pero todo seguía en calma.
Era de madrugada cuando sofocaron por completo el fuego dentro del pozo, aun la luz solar no llegaba a iluminar lo suficiente por lo que la oscuridad cubrió todo de repente y el silencio denso solo dejaba escuchar sus propias respiraciones agitadas. Fue un gran esfuerzo mantener los hechizos lo suficiente, pero se encontraban bien y alerta para cualquier cambio.
De su pequeño bolso Hermione saco tres frascos de color rojo intenso. -¡Tómenlo!
-Se puede saber ¿Qué es? -Pregunto Jace girando el frasco entre sus dedos con desconfianza.
-Es una poción de fuego. Aunque el fuego esta sofocado dentro de la caverna la temperatura será sumamente elevada después de más de 40 años de estar ardiendo tocar las paredes o las piedras nos quemarían por el calor concentrado.
Hermione y Draco se las bebieron de un solo trago sin evitar hacer muecas de disgusto, la poción era muy amarga para su gusto. Jace siguió su ejemplo de mala gana.
-Esto es repugnante. -comento asqueado.
-Colóquense las mascarillas, el aire debe ser muy toxico dentro además de los gases que siguen manando del interior de la caverna podrían matarnos en minutos.
Los efectos del bebedizo que tomaron les pusieron la piel de un color rojo intenso y pudieron tocar sin ningún problema las paredes de roca sin quemarse en el proceso, bajaron lentamente por la boca del pozo hasta llegar a una entrada mas pequeña de daba con un túnel subterráneo.
-Lumus. -Conjuraron para iluminar el lugar que estaba tan oscuro que no podían ver nada.
Se adentraron poco a poco a la caverna formada de roca solida, en apariencia luciría como un lugar cualquiera pero el calor era sofocante, casi insoportable, estaban seguros que de no haber tomado sus precauciones al tomar la poción de fuego a estas alturas estarían muertos, con los pulmones y el cuerpo quemados por el aire caliente y los gases.
Siguieron avanzando con cuidado, iluminando sus pasos con la luz que emitía sus varitas y la estela de Jace. El túnel de la caverna se hizo más angosto conforme se adentraban mas hasta que las paredes dejaron de ser de piedra y la luz se proyecto en los muros de oro macizo.
Los tres detuvieron sus pasos para admirar el lugar. Intrincados grabados y dibujos estaban diseñados desde el piso hasta el techo; runas brillantes se extendían por todos lados y parecían que vibraban como si tuvieran viva propia y no estuvieran tallados sobre oro. Al fondo hermosos ángeles se alzaban a los costados de una puerta sin Aldana, sus rostros divinos eran tan reales que tuvieron la sensación absoluta de que eran observados, su belleza era exquisita pero eran tan imponentes que provocaban cierto temor al verlos.
-¡Esto es increíble! -Jace estaba impresionado al ver que en esas paredes se narraba el nacimiento de los cazadores de sombras.
Conforme avanzaban las escrituras se volvían más y mas complejas eran símbolos tan antiguos que no podían traducirlos, los dibujos parecían cobrar vida y voces desconocidas se escuchaban retumbando en aquel recinto en un lenguaje desconocido. Era como si las pinturas quisieran decirles algo que no lograban comprender y que aquellos ángeles imponentes les estuvieran advirtiendo que no traspasaran esa puerta que se alzaba ante ellos.
Draco se acerco a la puerta con cautela, rozando con las yemas de sus dedos las runas grabadas en la puerta comenzó a buscar los símbolos que le había indicado Magnus. Bajo sus dedos los símbolos eran cálidos y provocaban en su interior sensaciones tan profundas que tuvo que obligarse a enfocarse para no girar en redondo y besar a Granger en un arrebato inexplicable de amor desbordado.
-¿Estás bien? -Pregunto la castaña.
Su aliento cálido choco con el cuello de Draco provocándole un escalofrió.
-Perfectamente. -Dijo entre dientes y se hizo a un lado para darle espacio a Hermione y al mismo tiempo poderse alejar de ella antes de cometer una locura.
Fue el turno de la castaña de tocar las runas y sentir como en su interior convergían todo tipo de sentimientos como si se amplificara sus emociones de tal forma que se sentia tan liviana y tan libre como si nada mas importara.
Suspiro abrumada por la intensidad de sus emociones, girando un poco el rostro vio a Draco, quien la miraba con curiosidad. Se asombro de encontrarse con la intensidad de sus ojos grises. Tenía que admitir que era bastante atractivo.
-Granger será mejor que quites tus manos de las runas.
-¿Qué pasa? -Se adelanto Jace y poso su mano sobre la de Granger.
Una descarga los sacudió a ambos, fue tan intenso y demoledor que Jace tuvo que abrazar a Hermione desde la espalda para guardar el equilibrio.
-¡Suelta! -Exigio Draco a penas capaz de contener los celos asesinos.
Jace y Hermione parecía ajenos a cualquier cosa que no fuera sentir el calor que irradiaban sus cuerpos, el latido fuerte de sus corazones como si fueran uno solo y esa inesperada electricidad al tocarse.
Todo paso tan rápido para los tres, Draco tiro del brazo de Hermione para alejarla de Jace, pero este no estaba dispuesto a soltara, por el contrario, sujetada uno de sus brazos con fuerza. Fue entonces que los ángeles cobraron vida y que con un solo movimiento lanzaron a ambos chicos contra una de las paredes, despedidos por una fuerza invisible.
-Si quieren traspasar esta puerta, el precio a pagar es alto.
Hermione estaba aterrada con los ángeles flanqueando sus costados e incapaz de moverse como si la hubieran inmovilizado con un hechizo.
-¿Cuál es el precio? -Pregunto Jace ya incorporado al igual que Draco.
La voz del ángel sonó contundente en sus cabezas, pues aunque sus labios no se movían podían escucharlo en sus pensamientos. -Ella.
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