Extra II

Extra II - ZUMBIDOS

Noto un ligero cosquilleo en las manos y las aprieto en dos puños, mirando el resto del camerino e intentando que no se note.

No debe funcionar muy bien, porque Ally y Cris están delante de mí en menos de cinco segundos.

—Tenemos que hablar —me espeta Ally—. Ahora.

Kevin está perdido por el cuarto de baño, pero Hunter no. Este último suelta un silbido de alerta, divertido.

—Alguien va a morir —canturreó.

Miro a las dos sombras que tengo encima, cruzadas de brazos. Al final, accedo a ponerme de pie y las sigo fuera del camerino. Ellas dos no se detienen hasta que llegan junto a la entrada del escenario, donde encontramos un poco de privacidad. Ambas se giran hacia mí con la misma mala cara y la misma postura de brazos cruzados.

Bueno, esto va a ser largo.

—¿Qué? —pregunto directamente.

—¿La has invitado? —pregunta Ally directamente, enfadada—. ¿A Brooke?

Cris parece tan molesta como ella. Suspiro.

—Puede —me encojo de hombros.

—No, es seguro, porque Bruce acaba de traerla.

Me tenso al instante.

—¿Ya está aquí?

Hago un ademán de ir a la zona VIP, pero me agarran de un brazo cada una y me devuelven bruscamente a mi lugar, enfadadas.

—Quieto ahí —advierte Cris—. Ya tendrás tiempo para hablar con ella cuando terminemos.

—¿Se puede saber en qué os afecta tanto que la haya invitado o no?

—Bueno, eres parte de la banda, Jed —me dice Cris—. Es normal que nos preocupemos.

—¿Preocuparos? ¿De qué?

—Por favor —ella se acerca a mí con el ceño fruncido—. ¿Cuántos años hace que te conozco, Jed? ¿Cuántas veces he tenido que estar contigo en tus episodios aunque detestaras tener ningún tipo de compañía? ¿Te crees que no he aprendido a controlar más o menos cuando vas a tener uno?

El cosquilleo de antes vuelve como si quisiera estar de acuerdo con ella. Y sí, la verdad es que tiene razón. Ya estoy empezando a perder el control y ni siquiera ha empezado el concierto.

—Eso no tiene nada que ver con ella.

—Ya lo creo. He visto lo que hacías con las manos ahí dentro. ¿Te encuentras mal?

Aprieto los labios.

—Es problema mío —recalco.

—Y una mierda —me espeta Ally—. De verdad, Jed, te aseguro siempre has sido mi favorito porque me encanta que no te aproveches de las chicas como lo hace Kevin, pero...

—¿Y yo qué? —pregunta Hunter, que nos ha seguido.

Ally lo mira un momento, más molesta de lo que debería con él.

—Tú tienes novia, así que no cuentas. Cállate.

Hunter frunce el ceño, ofendido.

—¿Algún problema con eso?

—No lo sé, Hunter. Tú sabrás.

Parece que él quiere responder, pero Ally vuelve a centrarse en mí otra vez.

—¿Sabe Brooke que tú...? Em... ¿Que tienes...?

—¿Cómo va a saberlo? La conocí hace unas semanas.

—¿Y tienes pensado contárselo?

—No.

La respuesta es tan rotunda que la deja perpleja unos segundos.

—Entonces, ¿no te gusta?

—Yo no he dicho eso.

—Entonces, sí.

—No es asunto tuyo.

—¡Deja ya de decir eso!

Cris decide intervenir para calmar un poco las cosas. Le pone a Ally una mano en el hombro y la aparta suavemente para acercarse a mí.

—Mira, cielo, siento decírtelo así, pero... —suspira—, desde que la conoces, tu hermana me ha llamado más de una vez quejándose de que llegas tarde a hablar con tu agente de la condicional.

—¿Por qué asumes que esto tiene algo que ver con Brooke?

—Porque no está ciega —me sonríe Hunter.

—Escúchame —Cris vuelve a atraer mi atención—, no sé qué sientes por esa chica, pero... se me da bien ubicar a la gente. Y puedo hacerme una idea de cómo es. No es una chica con la que quieras acostarte un día y luego olvidarte de ello. No es lo que busca. No me hace falta conocerla a fondo para saberlo. Y creo que tú no querrías hacerle daño, Jed.

El recuerdo de Brooke contándome que su exnovio la engañó viene a mi mente enseguida. Me siento incómodo al instante en que me acuerdo de su expresión triste. Sacudo la cabeza para apartar eso. No va a ayudar en nada.

—¿Y qué busca, experta? —pregunto, irritado, pese a que sé que tiene razón.

—Es obvio que le gustas, Jed —Ally pone los ojos en blanco—. Si ni siquiera estás dispuesto a contarle nada, espero que por lo menos no te aproveches de eso para acostarte con ella.

—No lo haré.

—Mira —Ally me señala—, me caes muy bien y te quiero mucho. Incluso como a un hermano. Pero más te vale no ilusionar a esa chica, acostarte con ella y luego irte corriendo porque no quieres decirle nada de tu... eh...

—¿Enfermedad? —sugiero, enarcando una ceja.

Como siempre que pronuncio esa maldita palabra, ellos tres se quedan en silencio absoluto e incómodo.

—Trastorno —aclara Cris—. Ally tiene razón. Cielo, sé que... mhm... igual ahora no es un buen momento para decirle nada. Quizá todavía no estés preparado. Pero si realmente sientes que no estás dispuesto a abrirte con ella... déjaselo claro, ¿vale? Dale la opción de elegir.

Lo peor es que sé que, aunque le diera la opción de elegir, se quedaría conmigo. Debería sentirme mal por ello, pero soy incapaz de hacerlo. Todavía recuerdo lo enfadada que estaba conmigo cuando Kevin dijo todas esas estupideces en la revista.

Así que... si llegara a hacer lo que me dicen... tendría que ser yo quien se alejara de ella. Y, seamos sinceros, le haría un favor. Dudo que sepa en qué se está metiendo. Es demasiado buena. Lo supe en cuanto la vi. No se merece estar atada emocionalmente a alguien como yo.

Otro espasmo hace que cierre las manos en puños. Un cosquilleo me recorre los dedos y el brazo entero hasta llegar a mi nuca. Cuando veo que Cris se da cuenta, suelto una maldición en voz baja y me doy la vuelta. Me acerco a cualquier ventana del pasillo y la abro de par en par. Necesito aire frío.

Al menos, esta vez solo se acerca Cris. Se queda mirándome unos segundos.

—¿Quieres que cancelemos el concierto?

—¿Qué? No.

No hoy que ella está aquí. Y que tengo que responderle a esas dichosas preguntas que quiso hacerme. Solo espero que no haga algunas que... bueno... Solo tiene que hacer la pregunta correcta para que tenga que contárselo todo y salga corriendo.

Parpadeo varias veces cuando Cris me chasquea los dedos delante de la cara.

—No me oías, ¿verdad? Estabas pensando a toda velocidad —me dice en voz baja, enfadada—. Jed, los dos sabemos lo que significa eso.

—Déjame en paz.

—No, no te dejo en paz. Últimamente te pasa mucho. Y siempre es cuando te acercas a esa chica. ¿Tanto te gusta?

Por primera vez desde que hemos empezado esta absurda conversación, soy incapaz de responder. Aparto la mirada a la ventana.

Cris suspira y hace un ademán de ponerme una mano en el hombro antes de recordar que no me gusta demasiado eso del contacto humano. Se limita a ponérsela en la cintura a sí misma.

—Mira... odio verte así y odio ser yo quien te lo diga, pero los dos sabemos cómo terminará esto.

—Tampoco se acabaría el mundo si tuviera un episodio —murmuro.

—Jed, cuando tienes uno, no sabes controlarte. ¿Cómo sabes que lo harás bien con esa chica? ¿Has visto cómo te altera? Ni siquiera la has visto y ya se te han oscurecido los ojos.

No respondo. No me está gustando esta conversación. Solo quiero salir al escenario y terminar con todo esto.

—No soy tu madre y no voy a decirte lo que tienes que hacer o no —sigue ella—, pero sinceramente creo que deberías decirle la verdad a Brooke. Parece una buena chica. Lo entendería.

—Lo entendería —repito con una sonrisa irónica.

—Yo creo que sí, Jed.

—¿Tú lo entenderías si un chico que has conocido hace poco, que nunca te cuenta nada, de pronto te dice que es bipolar y que es muy posible que de pronto tenga un episodio maníaco en el que no sabrá controlarse a tu alrededor?

Cris abre la boca para responder, pero no parece ocurrírsele nada. Al final, solo ladea una cabeza y esboza una sonrisa triste.

—Realmente te gusta, ¿eh?

—No lo sé.

—Jed...

Cierro los ojos un momento.

—Sí —admito en voz baja.

—¿Y cuánta gente te ha gustado a lo largo de tu vida?

—Poca.

—Jed...

—Ninguna.

—Eso pensaba yo.

Esbozo media sonrisa, negando con la cabeza.

—¿A dónde quieres llegar?

—A que no entiendo cuál es tu alternativa. ¿Qué quieres? ¿Pasarte el resto de tu vida solo porque cuando por fin has encontrado alguien que puede gustarte te da miedo decirle la verdad?

De nuevo, no respondo. Solo quiero salir al escenario y verla. Cris debe entenderlo, porque vuelve a suspirar.

—Muy bien —dice finalmente—. Le diré a Ally que sea simpática con ella y disimule. Tú solo... si te alteras, házmelo saber, por favor.

Entonces, tendría que llamarla cada vez que viera a Brooke.

Finalmente me deja solo y escuchó el aviso de dos minutos. Ni siquiera he escuchado el de cinco. Vuelvo a tener cosquilleos por la nuca y las manos cuando voy al camerino, recojo la guitarra y me la coloco encima. Los demás también están listos cuando vuelvo a la entrada del escenario. Kevin dice algo, pero no lo oigo. Me zumban los oídos. Intento cerrar los ojos un momento para centrarme, pero se me han olvidado los acordes de la primera canción.

Reacciono cuando alguien me toca el hombro y me doy cuenta de que los demás han salido. ¿Cuánto tiempo he tenido los ojos cerrados?

—¡Te toca! —me grita uno del personal encima de los gritos.

Sujeto la guitarra con una mano pese a la cinta que ya la sujeta a mi hombro y subo los escalones del escenario. Me vuelven a zumbar los oídos cuando el foco de luz me da en la cara y el suelo del escenario empieza a temblar por los gritos. ¿Dónde está Brooke?

Clavo los ojos en la primera fila de la zona que tengo delante. Debería estar aquí. Paso rápidamente los ojos por encima de todas las personas que están ahí y me quedó muy quieto cuando por fin la veo. Y con nuestra camiseta.

Ella también me está mirando. Y tiene los labios ligeramente entreabiertos. Es curioso, pero por mucho que me acerque a ella, que insinúe cosas... siempre tiene esa mirada inocente. Y no sé por qué me gusta tanto. Porque me está volviendo loco. Literalmente.

Y creo que es en el momento en que veo, precisamente, esa mirada inocente... cuando me doy cuenta de que no puedo decírselo.

No puedo decirle la verdad. No puedo permitir que deje de mirarme así para mirarme con lástima o con miedo a decir algo que me altere. Sería insoportable.

Estoy a punto de dar un paso hacia atrás, pero me contengo. No puedo dejar que me haga esas preguntas. Si se va ahora, no querrá volver a saber nada de mí. Lo he visto demasiadas veces como para intentar convencerme de lo contrario.

Pero se lo prometí, joder. Ahora no puedo echarme atrás.

Aunque...

Echo una ojeada a Kevin, que se detiene antes de decir algo. Me devuelve la mirada, confuso, y lo vuelvo a girarme hacia Brooke. Ella ya no parece tan calmada. De hecho, casi parece asustada.

Esbozo una sonrisa malvada sin poder evitarlo cuando cruzo el escenario hacia ella. Casi puedo sentir las miradas de los demás clavadas en mi nuca, pero no me importan. Creo que no podrían importarme menos.

Me pongo en cuclillas y por un momento la tentación de saltar del escenario y acercarme a ella es grande, pero solo por su cara me da la impresión de que le daría un infarto. Me conformo con estirar el brazo y señalarla. Ella abre mucho los ojos cuando luego señalo a mi guitarra.

Vale, me esperaba algo más que una expresión de horror.

Oh, no.

Dime que no se ha enfadado.

Me pongo de pie de nuevo y escucho que Kev grita algo. Apenas puedo oír el principio.

—¡...guitarrista solo va a tener ojos para la señorita Brooke esta noche!

Parpadeo cuando me doy cuenta de que sigo en un concierto. Por un momento, se me había olvidado.

Vuelvo a centrarme en Brooke, y casi siento que mi alivio es obvio al ver que en lugar de enfadarse se pone completamente roja cuando una de las cámaras la enfoca. Vale, esto no ha sido tan mala idea.

Tengo que pedirle a Cris que me de la grabación del concierto de hoy. Nunca me cansaré de ver esa cara.

Ni siquiera recuerdo qué ha pasado durante el concierto. Supongo que ha ido bien, porque las quejas cuando me abalanzo fuera del escenario no están relacionas con mi trabajo, sino con...

—¡Le ha dedicado el maldito concierto! —Hunter estalla en carcajadas—. Jed, tío, eres mi ídolo. El novio del año.

Kevin también parece divertido. Ally solo me mira negando con la cabeza. Cris pone los ojos en blanco.

—Solo espero que sepas lo que estás haciendo —me dice en voz baja.

Los ignoro a todos categóricamente y cruzo el pasillo por delante del camerino sin siquiera detenerme ahí.

—¡Jed! —escucho que grita Ally—, ¡la guitarra, idiota!

¿Qué guitarra?

Ah, sí, la que llevo puesta.

Bueno, ya la devolveré después.

No es muy buena idea eso de salir al pasillo del público justo después de tu concierto, pero no puedo evitarlo. Al menos, como he tardado un poco en cruzar todo el complejo ya hay mucha menos gente que antes

Aún así, noto que algunas cabezas se giran en mi dirección. No sé si me hablan, la verdad. Ahora mismo solo puedo estar centrado en la puerta VIP.

Y justo llego cuando Brooke sale de ella.

Está tan preciosa con nuestra camiseta que me detengo en seco, mirándola de arriba abajo. ¿Cómo puede alguien tan perfecto creer que vale tan poco? No lo entiendo. Nunca lo entenderé.

Igual que tampoco entenderé que se haya interesado en mí, claro, pero ese ya es otro tema.

Hago un gesto a los de seguridad para que empiecen a sacar a la gente que se está quedando rezagada. Mientras lo hacen, Brooke se gira hacia mí y esbozo una pequeña sonrisa, acercándome a ella. Ni siquiera me molesto en pretender que quiero dejar una distancia de seguridad entre nosotros, solo me planto delante de ella, que tiene que echar la cabeza hacia atrás para mirarme.

—¿Te ha gustado el concierto?

¿Te ha gustado el inicio del concierto?

Frunzo un poco el ceño cuando ella echa una ojeada por encima de su hombro, pero vuelvo a centrarme cuando se gira de nuevo hacia mí y asiente lentamente con la cabeza. Creo que está nerviosa.

Si supiera cómo estoy yo desde que la he visto con la dichosa camiseta...

Sé que no está bien y que debería contenerme, pero soy incapaz. Justo como anoche, cuando la besé.

Durante todo el camino de vuelta a casa estuve debatiéndome entre volver y besarla hasta hartarme —cosa que, seamos sinceros, se alargaría bastante— o darme un cabezazo contra el volante por ser incapaz de controlarme a su alrededor.

Sinceramente, no entiendo cómo me he controlado hasta ahora y no he intentado besarla más veces, porque créeme que las ganas están presentes. Todo el tiempo. Especialmente días como hoy en los que no se ha pintado los labios y tienen su rosado natural.

Dios, necesito besarla.

Hago un ademán de inclinarme hacia delante, pero a última hora me contengo a mí mismo y consigo alcanzar su mano. En lugar de besarla en los labios, me conformo con besarle los nudillos.

Ella entreabre los labios y yo cierro los ojos un momento. Mira que estoy intentando ser bueno, pero la señorita que tengo delante no ayuda. En absoluto.

—Me gusta tu camiseta —murmuro al abrirlos.

Me encantas tú entera.

Brooke agacha un poco la mirada como si no supiera qué decir. No sé por qué es tan satisfactorio ver cómo se avergüenza con los halagos. No entiendo cómo no está acostumbrada a ellos. Y mira que yo odio halagar a la gente, es que con ella me salen solos.

Estoy a punto de decir algo, ni siquiera sé qué es, pero me detengo cuando un idiota cualquiera se acerca a nosotros. Me quedo mirándolo fijamente con la frase lárgate y déjanos solos, imbécil grabada a fuego en los ojos, pero no lo hace. Bajo nuestras manos sin dejar de mirarlo, molesto.

Brooke se da la vuelta y, para mi sorpresa, se tensa de pies a cabeza.

—Mierda.

Observo su reacción, confuso, hasta darme cuenta de...

No puede ser.

Es su exnovio.

Oh, no. Esto no es lo que me conviene ahora mismo. Sé que tengo los ojos oscuros. Y lo último que necesito es alterarme. No quiero perder los nervios delante de Brooke.

—Te he dicho que no me siguieras —le dice Brooke en voz baja, acercándose a él... y soltándome la mano.

Vale, igual no me importa tanto perder los nervios delante Brooke.

Ellos dos hablan en voz baja unos segundos y yo siento que me va hirviendo la sangre cada vez que el imbécil se inclina un poco más hacia ella y ella se echa hacia atrás. Un solo centímetro más y juro que voy a apartarlo yo de una forma mucho menos diplomática.

Y él se inclina un poco.

La excusa perfecta. Voy directo hacia el imbécil.

Sin embargo, me detengo cuando Brooke me alcanza a mitad del camino. El imbécil se queda a su otro lado, mirándome.

—Hey —me dice—. Soy Nick. El ex de Brooke. Seguramente, ya habías oído hablar de mí.

Me ofrece una mano y enarco una ceja. Espero que sea una broma

Y espero que Brooke tenga una buena excusa para haber estado saliendo con este imbécil por cuatro años enteros.

—Jed —mascullo.

—Sé quién eres. Estoy en tu concierto, ¿no?

Debe darse cuenta de que no pienso aceptar su mano porque la retira, incómodo. No digo nada porque sé que Brooke me mira, tensa.

—Bueno, Jed, ¿te importaría dejarme a solas con Brooke?

Casi empiezo a reírme en su cara.

Cuando veo que está a punto de agarrarla del brazo, la tentación de rompérselo me invade y vuelvo a sentir un zumbido en los oídos. Mierda. Necesito tomarme algo o esto irá a peor.

Menos mal que Brooke da un paso hacia mí y noto que se pega con la espalda en mi estómago. La sensación de tenerla tan cerca es, de pronto, tan agradable... que se me olvida lo alterado que estoy ahora mismo y solo quiero pegarla todavía más.

—Oye —pero el imbécil tiene que mirarme de nuevo—, de verdad, es una conversación privada y...

—Me iré cuando Brooke me pida que me vaya.

Ya no puedo aguantarlo. Le rodeo la cintura con un brazo y la pego a mí completamente. Brooke no se aparta.

Joder, ya podríamos estar así todo el día.

Eso sí, con menos ropa. Aunque por ahora tendré que conformarme con ponerle un brazo encima sin que me lo quite de una bofetada.

Aunque, bueno, Brooke tampoco parece de las que dan bofetadas.

—¿En serio? —le pregunta el imbécil a Brooke en voz baja al ver que no se va a apartar.

De hecho, ella se acomoda más conmigo y me pone una mano en la muñeca. Esbozo una sonrisita que hace que el imbécil me mire fijamente, enfadado.

—Ya te he dicho que no quiero hablar contigo —le dice Brooke.

—¿Qué puedes perder? Solo quiero...

—Nick, en serio, sigue con tu vida.

Me apresuro a dejar de sonreír cuando Brooke levanta la cabeza y me mira.

—¿Podemos irnos?

Empiezo a tener lagunas en el momento en que el idiota se va.

No recuerdo cómo hemos llegado al bar, ni cómo hemos terminado sentados en una mesa, ni cómo Brooke ha terminado bailando con Ally. Aunque tampoco puedo quejarme de esa parte. Me froto el puño contra la rodilla para espantar los cosquilleos molestos. Están empezando a ser incluso peores que antes. Cierro los ojos tratando de deshacerme del zumbido de mi cabeza, pero es complicado.

Levanto la cabeza en el momento en que Brooke se desliza al asiento que tengo delante. Me sonríe maliciosamente cuando le dejo claro con una mirada que lo que quería era que se sentara conmigo.

—Sigo queriendo cierta distancia de seguridad —me dice.

Esbozo media sonrisa, pero no puedo evitar que mi mente divague con todo lo que le haré el día en que deje de necesitar su dichosa distancia de seguridad.

Vale, no es el mejor momento para pensar en eso. No en este estado.

—Te lo pasabas bien —le digo—, aunque no fuera una canción de los Backstreet Boys.

Muy a su pesar, empieza a reírse. Todavía no me explico cómo consigo que se ría conmigo. Creo que en mi vida había hecho reír a alguien.

—Deja de reírte de ellos —protesta—. ¿No bailas?

—No.

—¿Nunca?

—No.

—¿Bailarías conmigo si te lo pidiera?

Si le dijera todo lo que le haría si me lo pidiera...

Mierda. Intento que no se note que vuelvo a notar un punto de dolor en la sien. Necesito concentrarme y ella no me está ayudando en absoluto.

—¿Qué ibas a preguntarme? —cambio de tema. Lo necesito.

—¿Eh?

—Cuando hicimos ese trato, dijiste que o te dedicaba el concierto o me hacías preguntas.

Ella se pone roja al instante.

—Lo del concierto era una broma.

—No sonó como una broma para mí —le aseguro.

—¡Lo era! ¡No me puedo creer que hayas...! Espero no tener que volver a salir en una pantalla gigante en mi vida.

Si se hubiera visto desde mi perspectiva, seguro que lo haría constantemente.

—Nunca digas nunca —murmuro—. ¿Qué ibas a preguntarme?

Ella se encoge demasiado rápido de hombros como para que me crea su indiferencia.

—No lo sé. No lo había pensado.

Sí, claro.

—¿Me responderías si te las hiciera de todos modos? —me pregunta de repente.

El momento antes del concierto, la conversación con Cris y Ally, mi dolor de cabeza... todo se junta de repente y siento que no puedo mentirle por mucho que me gustaría hacerlo en esto.

—No.

Me arrepiento casi al instante.

Creo que incluso se me olvida que me duele la cabeza y me zumban los oídos cuando veo esa expresión de rechazo absoluto. Espero que diga algo, pero no lo hace. Solo mira a su alrededor y traga saliva.

Tengo la tentación de rodear la maldita mesa y acercarme a ella, pero no puedo hacerlo. Ahora mismo no sería muy bienvenido.

—¿Estás bien, Brooke? —pregunto como un imbécil.

Creo que se detiene el mundo cuando ella se pone de pie.

—Sí. Es decir... no. No me encuentro bien. Creo que me iré a casa.

¿A casa? ¿Qué? ¿Por qué?

¡No!

Solo soy capaz de mirarla como un completo idiota cuando recoge sus cosas como si tuviera prisa por irse.

Me pongo de pie precipitadamente y me acerco a ella. No puedo dejar que se vaya así, pero tampoco puedo obligarla a quedarse. Mierda, ¿qué se supone que se hace en estos casos? ¿Disculparse? No, no serviría de nada. ¿Pedirle que se quede? No, no se quedaría.

Maldita sea, en estas situaciones es cuando más odio no haber tenido novia jamás. Al menos, tendría un poco de práctica.

Al final, solo me queda una alternativa.

—Espera, puedo llevarte —le aseguro.

Se encoge de hombros, pero me da la sensación de que es solo porque quiere irse cuanto antes. Mierda. No es así como debería haber terminado la noche. No quería llevarla a mi casa o hacer nada malo con ella, pero... joder, no así.

Bruce me da las llaves del coche en la entrada y no dejo de echarle ojeadas a Brooke durante todo el camino. Ella está pegada a la puerta opuesta a mí. Y, pese a eso, solo puedo oler el aroma a jazmín que desprende por todo el coche. Espero que permanezca así hasta que vuelva.

Si es que vuelve.

Espero que vuelva.

—¿Qué está mal? —pregunto.

¿Y qué se supone que tengo que hacer para arreglarlo?

—Nada. Me duele la cabeza.

No sé qué más decirle. Me siento completamente inútil. Seguro que cualquier otra persona sabría que decir, pero yo no.

Detengo el coche delante de su residencia y la miro, esperando que me devuelva la mirada. No lo hace.

—Gracias por traerme.

No, no puedo dejar que se vaya así.

Le atrapo la muñeca antes de que salga del coche y, menos mal, se detiene y me mira.

—¿Qué pasa? —insisto.

—¿Qé quieres exactamente de mí, Jared?

Vale, esto no es lo que me esperaba.

Te lo aseguro.

—¿Qué quiero? —repito, perplejo.

—Sabes lo que quiero decir.

Y, por su tono, puedo imaginármelo. Cree que soy otro Kevin.

Eso me molesta más de lo que debería. ¿De verdad se cree que haría lo del concierto a cualquier persona?

—¿Qué crees que quiero, Brooke?

—No lo sé, pero... cada vez estoy más segura de que no es lo mismo que quiero yo.

Se suelta de mi mano y sale del coche, dejándome ahí sentado como un estúpido.

Joder.

Salgo del coche antes de saber lo que estoy haciendo y la sigo hasta las escaleras, donde se detiene y me mira. Estamos a la misma altura. Perfecta para que la bese. Si tan solo pudiera besarla en lugar de estar aquí discutiendo...

—Nunca te he dicho nada de eso —le recuerdo—. Nunca. No puedes saber si es lo mismo o no.

—¿Y por qué no me lo dices?

Buena pregunta.

¿Qué demonios quiero yo de Brooke?

Creo que la respuesta es tan obvia que me duele admitirlo. Solo quiero estar con ella.

Por primera vez en mi vida, quiero intentar estar con una persona. Aunque sepa que no va a durar. Y que ella se cansará de mí en algún punto. Estoy dispuesto a intentarlo, me da igual.

Pero, a la vez... Cris y Ally tienen razón. No puedo ser tan egoísta como para intentar nada sin que sepa la verdad. Y no puedo decírsela. No quiero que se aleje de mí y, al no decírselo, sé que también se alejará.

¿Por qué tiene que ser tan complicado?

—Brooke, no es... Mira, es tarde y...

—...y vas a volver a desaparecer una semana para luego hablarme.

Sí, el maldito tiempo que necesito para calmarme cada vez que te veo.

—Y, como soy una idiota —sigue, furiosa—, haré exactamente lo que tú quieres: volveré a caer.

De nuevo, que insinúe que eso es lo que quiero con ella me molesta a un nivel que ni siquiera yo mismo esperaba. ¿De verdad esa es la imagen que tiene de mí?

—No quiero que caigas, Brooke. Quiero que seas tú misma.

—Mi versión de yo misma, Jared, quiere mandarte a la mierda.

Creo que debería sentirme ofendido, pero soy incapaz de hacerlo.

Dios, ¿cómo no me va a gustar? Es que es perfecta.

—Mira —sigue—, si lo que quieres es entretenerte un rato... lo siento, pero yo no soy la persona que buscas. No lo soy ahora y no lo seré nunca. Todo eso del concierto no es...

—Yo nunca he dicho que te quiera para entretenerme un rato —le recuerdo, frunciendo el ceño—. ¿Por qué demonios crees eso?

—¡Porque nunca me dices nada! ¿Sabes lo difícil que es saber lo que piensas?

Me detengo antes de acercarme a ella. Vale, en eso tiene razón. Estoy a punto de decírselo, pero se me adelanta.

—Antes he hecho un ademán de preguntarte algo, lo que fuera, de tu vida y... ¡ni te has molestado en preguntar qué era antes de decirme que no responderías!

Aprieto los dientes para no decir nada de lo que pueda arrepentirme. La tentación de decirle la verdad es grande, pero conozco demasiado bien las consecuencias de eso.

Da un paso hacia mí, señalándome.

—Y lo de no hablarme en días es... ¿cómo quieres que me lo tome?

Y la entiendo. Sé lo que parece, pero no sé cómo decirle el por qué me alejo tanto. Es por ella. Si fuera por mí, estaríamos los dos todo el día encerrados en su habitación. Pero no puedo hacerlo, porque cinco minutos con ella suponen medicarme por una maldita semana más. No me puedo creer que me altere tanto y ni siquiera se dé maldita cuenta.

—Es complicado, Brooke.

—Sí, seguro que todo es muy complicado.

Ni te haces a la idea, créeme.

—Tengo ensayos continuamente —añado—, y cuando no los tengo, hay otras cosas que atender.

Como mi agente de la condicional, por ejemplo.

¿Cómo voy a arrastrarla a una vida así? Es frustrante tener que decirle que no continuamente cuando lo que quiero es gritarle que sí.

—¡Yo también tengo cosas que hacer, Jared!

—Bueno, no puedo estar perdiendo el tiempo con cualquier tontería, Brooke, no es como si...

—¿Cualquier tontería? —me corta en seco.

Mierda.

Dime, por favor, que no he dicho eso.

—No es lo que quería decir —le aseguro enseguida.

—Yo creo que es exactamente lo que querías decir.

No, no, no.

—Brooke, no...

—Buenas noches, Jared. Gracias por el concierto.

La sigo al portal sin importarme que vaya a apartarme de malas maneras.

—No, esp...

Me detengo en cuanto escucho mi móvil. Joder, ¿ahora qué? Lo saco con ganas de estamparlo contra la pared, pero una llamada a estas horas tiene que ser importante. Me lo llevo bruscamente a la oreja.

—¿Qué?

—¿Se puede saber dónde estás? —me espeta Cassie.

Oh, no. La que faltaba.

—¡Me está llamando tu agente de la condicional, Jared! ¡No estás en casa y te ha hecho una visita sorpresa! Tienes que ir.

—¿En serio? ¿Justo ahora?

—Sí, y ni se te ocurra ponerme la excusa del concierto, porque sé que ha terminado hace más de una hora. ¿Dónde estás? ¿Haces algo importante o qué?

Miro a Brooke y me digo a mí mismo que sí es importante. Demasiado.

—Sí, estoy ocupado. ¿No puedes...?

—¿Estás con una chica? —me espeta ella—. Mira, déjalo. No vayas si no quieres, pero seguro que a esa chica le encantará visitarte en la cárcel cuando te encierren por incumplir la condicional.

Cierro los ojos, frustrado.

—Joder, Cassie...

—¿Vas a ir de una vez?

—Sí, ya voy.

Cuelgo y miro a Brooke. Ella parece furiosa. Y desearía poder quedarme a decirle que conmigo las cosas no siempre serán así, que no tendré que irme continuamente, pero realmente no puedo decírselo. No sería verdad.

Al final, no me queda más remedio que marcharme y suplicar que no me odie por esto.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top