Capítulo VII
En este capítulo van a salir unas cuantas canciones y os recomiendo que las escuchéis a la vez que Brookie si queréis meteros más en la historia.
Aunque, si no podéis, he escrito las partes más importantes, así que no os preocupéis :D
Mini-maratón 2/2
VII - MÚSICA
Cuando abro los ojos, mi cabeza pesa. Tengo la boca seca y los músculos abarrotados. Consigo abrir los ojos y veo que alguien corrió las cortinas anoche para que no me molestaran. Me froto la cara. Me acuerdo de lo que pasó. De Liam, Lexi, Keira... Jared.
Oh, mierda. Jared. Estuvo aquí. En mi habitación.
Al instante en que lo recuerdo rozándome el tobillo, siento que mi estómago se contrae. Menos mal que estaba medio dormida. Y menos mal que él dijo que no. Porque si hubiera dicho que sí...
Menos mal que no lo hizo.
Miro a mi alrededor. Mis botas están colocadas junto a los demás zapatos. Y lo de las cortinas... es un detalle. Me giro a la mesita de noche y veo que hay un vaso de agua grande y una nota. La leo tan rápido como puedo con la resaca.
Cuando leas esto, el agua te interesará más, pero aquí lo tienes.
Es su número.
No debería alegrarme por esto, pero no puedo evitar una sonrisa de triunfo mientras me llevo el vaso de agua a los labios.
Ha pensado en mí. No puedo evitar el revoloteo de mi estómago cuando lo pienso. No soy una más. No me tratará tan mal como... no, no quiero pensar en él ahora.
Salgo de la cama lentamente y me estiro. Me duele todo. Mi bolso está también en la mesita. Agarro mi móvil. Lexi, Keira y Liam me mandaron varios mensajes. Me sorprende que Lexi no irrumpiera en mi habitación sin más.
Dudo un momento, mirando el número de Jared. ¿Por qué estoy tan ilusionada? Lo guardo enseguida por su nombre, no su apodo. Luego, abro los mensajes para responder a los demás. Una vez hecho eso, me centro en él de nuevo.
¿Debería decirle algo? Me ha dejado su número. Seguro que quiere que le hable. Y quiero hablarle, ¿para qué engañarme?
Pero... ¿Qué le digo?
Brooke: Ya me he despertado :)
No. No me gusta. Lo borro. Demasiado corto.
Brooke: Gracias por el vaso de agua, la ropa, llevarme a casa y...
No. Muy empalagoso. Pongo una mueca.
Brooke: Fóllame y acaba con esto.
Lo borro rápidamente, divertida y avergonzada. Imagínate si llego a enviárselo...
Casi me da un infarto cuando mi móvil vibra. ¡¿Lo he mandado?! No. Respiro hondo. Casi me he muerto.
Pero creo que estoy a punto de morir de nuevo cuando veo que es un mensaje suyo.
Jared: Espero que sigas viva, Rocky.
Por fuera soy una simple cara estupefacta mirando un móvil, pero por dentro ya he dado diez vueltas a la habitación lanzando cosas por el aire por el momentáneo subidón. Trago saliva y veo que mis dedos tiemblan al intentar escribir. Por Dios, ¿qué tengo? ¿Doce años?
Brooke: No sé si mi estado actual puede considerarse como estar viva, pero aquí estoy.
La respuesta es casi inmediata.
Jared: Me encontré con Lexi al salir de tu habitación y le dije que estabas bien.
Ay, Lexi... espero que no le dijera nada pervertido.
Por eso no ha entrado en mi habitación de un portazo exigiendo explicaciones.
Brooke: Gracias por traerme a casa.
Silencio. Me muerdo una uña mientras miro fijamente la pantalla esperando una respuesta. Quizá no me responderá inmediatamente esta vez. No debería preocuparme tanto. Suelto un suspiro y dejo el móvil en la cama antes de ir a ducharme.
***
No me ha vuelto a hablar, el muy asqueroso.
El mantra ha vuelto.
Estúpido Jared.
Me paso el día en clase y voy a cenar con Sam, Riley y Lexi a casa de los dos primeros. Tienen un pequeño apartamento cerca de mi residencia que es sencillo pero bonito. Riley siempre ha tenido muy buen gusto decorando. En este momento está, precisamente, hablando de un cuadro que tiene en la pared y los demás la escuchan atentamente.
Digo los demás porque yo estoy mirando fijamente mi móvil. Frunzo el ceño. ¿Por qué no me responde? Vale, tiene cosas que hacer, pero... a ver, ¿no puede decirme nada? ¿Ni un triste ahora no puedo hablar? ¡Lo que sea!
—¿Qué te pasa? —me pregunta Sam.
Me doy cuenta de que los tres me están mirando fijamente mientras yo tengo los labios apretados en dirección a mi móvil.
—¿Eh? —pregunto, disimulando.
—Estabas mirando el móvil como si quisieras desintegrarlo —Sam me enarca una ceja.
Yo finjo que le presto atención a su perro, Maxi, un labrador que se sienta a mi lado y me mira con cara de pena para que le dé algo de comer. Le acaricio la cabeza.
—Qué perro más bonito eres —le digo con voz tonta.
—Brooke —me llama Sam.
—¿Queeeé?
—No ignores la pregunta.
—Está estresada porque alguien no ha vuelto a hablarle —canturrea Lexi.
Hay un momento de silencio antes de que todos se giren hacia mí de nuevo. Riley parece indignada.
—Un momento, ¿has vuelto a quedar con el buenorro y no me lo has contado?
—¿Eh? ¿Yo?
—Sí, tú.
—No...
Silencio. Me pongo roja, delatándome a mí misma.
—¡Mentirosa! —Riley me lanza una servilleta a la cara—. Cuéntamelo todo ahora mismo.
Miro de reojo a Sam, que no parece aprobar la situación.
—Pues... vino al bar un día por culpa de alguien que no quiero mencionar —miro significativamente a Lexi, que sonríe—. Y... mhm... nos invitó a su concierto y a su fiesta y... eh... nada más.
—¡No mientas!
—¡Vale! Puede que... mhm... anoche lo viera.
—¿¡Qué!? —Riley parece más entusiasmada que Lexi—. ¿Y qué pasó?
—Estaba borracha.
—¿¡Se aprovechó de ti!? —Sam me mira con horror.
—¿Qué? ¡No, claro que no! De hecho, fue él quien no... mhm... me ayudó a meterme en la cama y se marchó.
—Y me encontré con él mientras salía de su habitación —exclama Lexi alegremente—. Me dijo que me asegurara de que estabas bien por la mañana. ¡Es un cielo!
—Un cielo que te mira como si... —Sam se corta y pone los ojos en blanco.
—¿Por qué no te gusta Jared? —le pregunto, confusa.
Él me mira con el ceño fruncido.
—¿Jared? —repite—. ¿No se llamaba Jed?
—Jed es su apodo, Einstein —remarca Lexi, negando con la cabeza.
—¿Y por qué lo tienes que llamar tú Jared, Brooke?
—Porque me gusta más que Jed, ¿qué más da?
—A mí me da.
—No me has respondido a la pregunta —replico, usando su truco.
—Brooke, ya perdiste cuatro años de tu vida con un imbécil, ¿de verdad quieres volver a hacerlo con alguien que tiene toda la pinta de ser mil veces peor?
Hay un momento de silencio absoluto en la mesa muy distinto al que ha habido hasta ahora. Lo miro, perpleja. No me puedo creer que haya sacado eso. Y Lexi y Riley tampoco. Ambas intercambian una mirada cuando yo agacho la cabeza.
Nick es un tema prohibido. Es mi exnovio, pero nunca hablamos de él. Nunca. Y Sam lo sabe perfectamente.
—No lo conoces —le digo a Sam sin saber muy bien por qué defiendo al capullo que no me ha dicho nada en todo el día.
—No me hace falta.
—Cariño... —intenta detener esto Riley.
—No te molestes —me pongo de pie—. De todas formas, ya iba a volver a la residencia.
Lexi suspira y también se pone de pie.
—Sí, muchas gracias por la cena.
Sam me mira, pero no le devuelvo la mirada. Vamos los cuatro a la salida y le doy un abrazo a Riley para despedirme, pero no a él, que sigue sin decir nada. Lexi y yo bajamos las escaleras del edificio y subimos a su coche. Ella suspira cuando ya estamos en camino.
—¿Quieres hablar de Nick? —me pregunta.
—No —murmuro.
Lo acepta sin rechistar.
—Sam solo está celoso —me dice enseguida—. Estaba acostumbrado a ser el único chico de tu vida y, ahora... bueno, estás en las nubes por otro.
—Yo no estoy en las nubes —protesto—. Y Liam también está en mi vida.
—No es lo mismo —pone los ojos en blanco—. No hablas de Liam como hablas de él.
—No hablo de él.
—Cariño, no hace falta que hables de él. Se te ve en la cara.
No hablamos mucho más en todo el camino mientras yo analizo lo que me ha dicho, pensativa. Al llegar a mi habitación y ducharme, me pongo mis pantalones de algodón, mis calcetines calentitos y, sin saber muy bien por qué, la camiseta de la banda.
Apenas llevo cinco minutos en la oscuridad escuchando música cuando noto que mi móvil vibra en mi estómago. Me quedo mirando la pantalla un momento antes de que mi cuerpo reaccione y el corazón empiece a bombear sangre a toda velocidad.
Jared: Perdón por no hablarte en todo el día, tenía ensayo. ¿Puedo llamarte?
Vale, ahora, tarda un minuto antes de responder para hacerte la interesante.
Pero ya estoy escribiendo, más emocionada de lo que me gustaría admitir.
Brooke: Sí, claro.
Unos segundos más tarde, su nombre ilumina mi pantalla y respondo con más ganas de las que me gustaría tener.
—Hola —mascullo.
—Hola —me dice, y solo por el tono de voz ya sé que está sonriendo de lado.
—¿Qué tal tu ensayo?
—Tan aburrido como de costumbre.
—¿Los ensayos son aburridos? Nunca lo habría dicho.
—Imagínate a ti misma tocando una y otra vez las mismas canciones porque Kevin cada se equivoca en las mismas notas —suspira—. Cuéntame tú algo. ¿Qué hacías?
—Escuchar música —murmuro.
—Escuchabas música —repite con tono curioso—. ¿Qué canción?
Me detengo un momento, un poco avergonzada. Él lo nota enseguida.
—¿Es embarazosa?
—Es... especial...
—¿Especial...mente embarazosa?
Sonrío como una idiota.
—Un poco.
—¿Cuál es?
—¿Te vas a reír de mí?
—No puedo prometerte que no.
Suspiro.
—I want in that way, de los Backstreet Boys.
Él se toma un momento para responder y casi puedo verlo con una sonrisa divertida.
—Interesante elección —dice, al final.
—Podría escuchar algo más interesante.
—¿Como qué?
—He oído que un grupo llamado Brainstorm no está mal, pero... es que no me gusta la música ruidosa.
Él me dedica una risa suave.
—No te molestes en ir a ningún concierto suyo, no valen nada.
—Lástima. Ya he ido a dos de sus conciertos.
—He oído que el cantante miente en las entrevistas.
—Yo he oído que el guitarrista es un antipático.
—Yo he oído que el guitarrista quiere invitarte a ver Rocky.
Ojalá pudiera dejar de sonreír como si fuera idiota.
—Demasiada sangre para mí.
—¿Rocky tiene demasiada sangre? —repite, divertido.
—Ver sangre me marea, ¿vale?
—Si no puedo elegir una película... ¿puedo elegir la canción que escuches ahora?
Mi corazón se acelera por la anticipación.
—Nunca me cierro a propuestas —me hago la interesante.
—I'm on fire, Bruce Springsteen.
Me quedo mirando un momento el techo, confusa.
—¿Acabas de recomendarme a Bruce Springsteen?
—¿Algún problema con el señor Springsteen?
—Nunca he escuchado nada suyo.
—Pues enhorabuena. Tu aventura por el mundo de la cultura musical acaba de empezar.
Abro la boca para decir algo, pero me interrumpe.
—Escúchala —y me cuelga.
Sonrío y me meto en mi reproductor, buscando la canción. Al instante, la melodía me hace fruncir el ceño con confusión. No suena como algo que él escucharía. Para nada.
Entonces, la letra empieza y se me olvida cómo respirar.
Hey, little girl, is your daddy home?
Did he go away and leave you all alone?
Mhm... I've got a bad desire...
I'm on fire.
Parpadeo varias veces al techo.
Tell me now baby is he good to you?
Can he do to you the things that I do?
Oh, no... I can take you higher...
I'm on fire.
Mierda. No me puedo creer que se me estén encendiendo las mejillas con una maldita canción. De hecho, me está bajando un calor que ya conozco demasiado bien por el cuello hasta detenerse en zonas donde no debería detenerse. Trago saliva con fuerza, intentando centrarme, pero creo que me he perdido la mitad de la canción.
I'm on fire.
Yo sí que estoy on fire.
Only you... you can cool my desire.
I'm on fire.
Mierda.
¿Esto es una indirecta? Estaría segura con cualquier otra persona, pero con Jared no lo sé. Cada vez que creo que sé lo que piensa, vuelvo a empezar porque me doy cuenta de que no tengo ni idea. La canción termina y yo sigo mirando el techo un momento antes de volver a ponerla. Tengo la respiración acelerada.
Y no quiero saltar a conclusiones. Me da miedo.
Mi móvil vibra, distrayéndome.
Me está llamando.
Oh, mierda.
Intento tomarme un momento para respirar hondo. No quiero que se me note que estoy tan alterada por una canción. Cuando creo que voy a poder pretender que estoy bien pauso la música y me llevo el móvil a la oreja.
—¿Te ha gustado la canción? —me pregunta directamente con su voz suave.
—Ha sido... —mi voz suena un poco aguda, así que me aclaro la garganta—. Interesante.
—Interesante —repite con una risa corta.
No, por favor, que no se ría ahora. Lo que me faltaba ya. Aprieto las rodillas al escucharlo.
—Tengo que decir que Bruce Sprinsgteen no es mi favorito, pero... esta canción me gusta —me dice—. Me pregunto en qué pensaría al escribirla, ¿eh?
Mierda. Otra vez esa risa. Intento hablar, pero no tengo cuerdas vocales.
Entonces, un pensamiento me cruza la mente. ¿Quiere jugar a esto? Pues yo también sé jugar. Esbozo una sonrisa malvada.
—¿Puedo recomendarte una? —pregunto.
Hay un momento de silencio.
—Tienes toda mi atención —me asegura en voz baja.
Juro que ese susurro ha llegado a mi sistema nervioso, que se retuerce con ganas cuando trago saliva.
—Te mandaré el título por mensaje.
Hay un momento más de silencio antes de que colguemos a la vez y yo me pregunte si estoy haciendo lo correcto. ¿Estoy segura de que no quiero mandarle algo más discreto?
No. Que se quede pensando en ello.
Si juega sucio, yo también lo haré.
Brooke: All this love, JP Cooper.
Lee el mensaje y se desconecta al instante. La está escuchando. Mi corazón se acelera mientras yo también la pongo.
La letra me parece mucho más directa ahora que sé que él la está escuchando. Se me encienden las mejillas solo con la perspectiva. JP Cooper sigue cantando para nosotros.
I've got all this love, nothing to do with it now.
When you gonna come and get it? I can't throw it out...
Vale. Igual es un poco demasiado directa.
¡No! Él me ha mandado una en la que, literalmente, me decía que estaba en llamas de deseo. Si a mí me ha dejado descolocada, yo también voy a dejarlo a él.
Baby, when you gonna come?
Are you ever gonna come?
Las últimas notas de la canción resuenan en mis oídos mientras me quedo mirando el móvil, expectante para ver alguna respuesta suya. Al ver que no llega, decido llamarlo yo, como ha hecho él antes.
—¿Te ha gustado la canción? —le pregunto cuando responde.
Escucho una risa suave al otro lado de la línea que hace que mi estómago se retuerza.
—Va a ir directa a mi lista de favoritos, te lo aseguro.
Me muerdo el labio inferior conteniendo una sonrisa. Me siento como si acabara de volver al instituto, lo juro. Al menos, me comporto como si lo hubiera hecho.
—Quizá te recomiende alguna otra —murmuro.
—Quizá yo te recomiende alguna otra. Y, esta vez, quiero verte la cara al hacerlo.
Se me dispara el pulso.
—Solo escucho música en mi habitación —advierto—. Norma inquebrantable.
Otra risa suave. Mierda. Me llega a partes que no desearía que pudiera llegar y vuelvo a apretar las rodillas.
—Lo dices como si eso fuera un problema —me dice.
Silencio. Creo que se me ha olvidado cómo respirar. Entonces, él vuelve a hablar.
—Es muy tarde y mañana tendrás clase.
—Eso no lo sabes.
—¿La tienes?
Silencio.
—Puede —murmuro.
—Vete a dormir —me dice, divertido.
—Lo dices como si pudiera dormirme ahora —mascullo.
Puedo percibir su sonrisa aunque no lo vea.
—Vete a dormir, Brooke.
Suspiro largamente.
—Está bien, pesado.
—¿Pesado? —repite, entre la sorpresa y la diversión.
—Sí, eres un pesado.
No me atrevería a decirle eso a la cara, estoy completamente segura de ello.
—Muy bien, pesada —remarca la última palabra—. Pero vete a dormir.
Sonrío, todavía sujetando el móvil.
—¿Y si no lo hago?
Hay un momento de silencio entre los dos, pero vuelvo a sentir que sonríe sin siquiera verlo. No sé cómo explicarlo.
—¿Y si voy a convencerte?
—¿Y si sigo sin querer?
—Soy bueno convenciendo.
—Podría enfadarme.
—Lo soportaría.
—No creo que quieras conocer esa parte de mí todavía.
—Quiero conocer cada parte de ti, Brooke.
Mi corazón bombea sangra a toda velocidad. Cuando me habla en voz tan baja es como si le hablara directamente a mis terminaciones nerviosas. Estoy hecha un manojo de temblores.
—Vete a dormir —repite más suavemente.
Suspiro.
—Buenas noches —me escucho decir a mí misma.
—Buenas noches, Rocky.
Cuando cuelgo el móvil, me quedo mirando el techo un momento antes de volver a poner la canción que me ha dicho
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top