Capítulo IV
IV - VIBRACIONES
Le debo una a Liam por haberme sustituido esta noche.
Y... estoy tan nerviosa. Lexi ni siquiera se ha dado cuenta porque está abriéndonos paso hacia la entrada del concierto. El de seguridad nos mira con una ceja enarcada cuando llegamos. O más bien mira a Lexi, porque no se ha dado cuenta de mi presencia, como casi siempre que nos detenemos delante de alguien.
—¡Tenemos entradas VIP! —exclama ella felizmente, agitándolas delante de su cara.
El hombre las mira, algo escéptico, pero después su expresión cambia cuando me mira.
—¿Brooke? —pregunta.
Lexi y yo intercambiamos una mirada perpleja.
—Sí —digo, sorprendida. ¿Lo conozco de algo?
—Seguidme, por favor.
Intercambiamos otra mirada antes de que él nos guíe por una puerta trasera. Nos cruzamos con personal de seguridad y técnicos de sonido por el camino. Parecen algo sorprendidos al vernos pasar. El de seguridad se detiene ante unas puertas de hierro y mira a Lexi.
—Tu asiento está detrás de la puerta. Es el número tres.
Lexi frunce el ceño.
—¿No nos vamos a sentar juntas?
—Sí —el gorila me mira—. Me han pedido que te lleve atrás primero.
—¿Atrás? —repito, confusa.
Lexi abre los ojos como platos antes de darme una palmada sonora en el culo felizmente.
—¡Jed quiere un poco de acción antes de salir al escenario, Brookie-pookie!
Me pongo roja como un tomate al ver que el pobre hombre hace un esfuerzo por fingir que no ha escuchado eso. Después, Lexi se va felizmente a su asiento. Durante el breve momento en que sostiene la puerta abierta para pasar, escucho el murmullo de la multitud. Sí que hay gente hoy.
El de seguridad me conduce por un pasillo poco decorado antes de que entremos en el backstage real, donde los pasillos están abarrotados y la gente está tan ocupada que ni siquiera nos ve pasar. El hombre se detiene delante de una mujer que reconozco enseguida como la de ayer en el bar. La que hablaba por teléfono. Ahora también lo está haciendo, así que no sé muy bien qué hacer cuando el de seguridad me deja a solas con ella.
—...he dicho que no, ¿o no me has oído? Bien. Más te vale —cuelga la mujer, poniendo los ojos en blanco—. Hombres. Les dices todo diez veces y siguen sin enterarse. Qué pesadez...
Clava la mirada en mí, que no sé qué decir. Impone bastante. Entonces, veo que esboza una pequeña sonrisa curiosa.
—Supongo que tú eres Brooke —me saluda, y me extraña que todo el mundo sepa mi nombre.
—Lo era la última vez que lo comprobé —bromeo como una idiota.
Ella se echa a reír.
—Tienes sentido del humor —suspira—. Vas a necesitarlo si sigues viniendo por aquí. Kevin es capaz de sacar de quicio a cualquiera. En fin... ponte esto.
Me pasa un collar con el pase vip, que me pongo rápidamente alrededor del cuello.
Me he arreglado más de lo que me gustaría admitir para venir. Me he atado el pelo en una cola alta, me he puesto mi top palabra de honor negro, mis pantalones estrechos favoritos y botas con cordones. Además, me he pintado los labios de rojo. Casi nunca lo hago.
Y creo que todos sabemos por qué lo he hecho... aunque nunca lo diré en voz alta, claro.
—Ven conmigo, cariño —me dice, y me dispongo a seguirla—. Soy Cristina, por cierto, aunque prefiero que me llames Cris. Soy la manager del grupo. Aunque, a veces, me siento como si fuera su niñera.
—¿Su niñera? —pregunto, algo divertida.
—Intentan fingir que son adultos, pero no dejan de ser unos niños —pone los ojos en blanco—. Unos muy caprichosos, por cierto... Lo que me lleva a decirte que estoy muy sorprendida porque estés aquí. Esperaba esto de cualquiera menos de Jed.
Y sé que con esto se refiere a mí yendo tras ella a toda velocidad por los pasillos.
—¿Por qué? —pregunto.
Ella duda un momento.
—No te lo tomes a personal, pero era el único de la banda que no me mareaba con chicas de un lado a otro. Supongo que no será así a partir de ahora.
No sé qué decirle. De todas formas, no tengo tiempo para pensarlo, porque se detiene en un pasillo con varias puertas. Los camerinos. Pero eso no es lo que me llama la atención, sino ver a la chica de la banda acercarse, hecha una furia.
—¡El imbécil de Kevin me ha perdido mi púa de la suerte! —le grita a Cris, furiosa.
—¿Qué? —Kevin a aparece de la nada con unas bermudas y unas zapatillas como único atuendo, como en el primer concierto—. ¡No es cierto! ¡Yo no he perdido nada!
—¡Te pasas la maldita vida perdiendo las cosas de los demás! —le espeta la chica.
—A ver, Ally —Cris intenta calmarla—, ¿estás segura de que no la has...?
—¡No la he perdido yo! —ella suelta un bufido, furiosa, y rehace el camino hacia el camerino grande. Kevin pone los ojos en blanco.
—Es una exagerada —me dice justo antes de entreabrir los labios—. Whoa, ¿qué haces tú aquí? ¿Qué me he perdido?
—Ahora no, Kevin —le advierte Cris—. Dentro de diez minutos tenéis que salir ahí fuera y ya me estáis dando problemas.
Ella entra en el camerino grande tras Ally y veo que Kevin me mira de reojo con una sonrisa perversa.
—¿No vas a ver a nuestro querido Jed? Está ahí dentro.
—Yo... eh...
—¡Ven conmigo! —me dice alegremente.
Me agarra del brazo y me arrastra con él hacia el camerino grande, donde Ally está sentada delante de un gran espejo repasándose el maquillaje. Cris intenta hablar con ella. A unos metros, en unos sofás, está sentado Jared. Y se me seca la boca solo por verlo, como siempre.
Está sentado distraídamente en el sofá, mirándolas de reojo. Parece un poco cansado de oírlas. Tiene una guitarra entre las manos y está pasando los dedos por las cuerdas, pero no puedo escuchar nada de la melodía por el ruido de las voces.
—¿Qué pasa? —el batería ha aparecido de la nada a mi espalda con un bollo de chocolate a medio comer en la mano. Tiene tres más en la otra.
Escucharlo hace que Jared levante la cabeza y clavé los ojos en mí al instante. No sé si se supone que debería sonreírle o algo así. De pronto, se me ha olvidado que hay más gente en la sala. Sin embargo, eso no dura mucho, porque Ally se pone de pie de golpe.
—¡Siempre tiene que arruinarlo todo! —se gira en seco hacia Kevin, que levanta las cejas—. ¡Y siempre tiene que hacerlo justo antes de un maldito concierto!
—Eso es verdad —asiente con la cabeza el batería, llenándose la boca de bollos.
—¡Cállate, Hunter! —Ally lo mira, furiosa—. ¡Y, encima, no he podido terminar de maquillarme! ¡Y la chica que iba a hacerlo se ha ido porque el idiota de Kevin la ha espantado! ¡Esto es una mierda!
—Ally... —Cris intenta acercarse a ella.
—¡No, Cris! —se mira al espejo—. ¡Y no me sale la maldita línea del ojo bien! ¡Parezco un oso panda!
—¿Quieres que te ayude? —me escucho preguntar.
Hay un momento de silencio cuando todo el mundo se gira hacia mí a la vez. Se me encienden las mejillas al instante. Hunter, a mi lado, está masticando su bollo con aire pensativo.
—¿Has estado aquí todo el tiempo? —me pregunta, confuso.
Ese efecto que tengo para resultar invisible a ojos de todos los chicos... menos con Jared, que no me ha quitado los ojos de encima desde que he llegado. Y soy demasiado consciente de ello.
—¿Y tú quién eres? —me pregunta Ally.
—Brooke —sonríe Kevin.
—Mi invitada —remarca Jared, mirándolo fijamente y remarcando la primera palabra.
Ally parece todavía más confusa cuando mira a Jared.
—Puedo ayudarte —insisto.
—¿Ayudarme con qué? —me pregunta ella—. ¿Con mi vida?
—Bueno... el maquillaje parece más fácil para empezar —sonrío un poco.
Ella parece algo sorprendida, pero asiente con la cabeza. Cris parece inmensamente aliviada cuando me acerco y veo las mil cosas de maquillaje que tienen tiradas por encima de las mesas. La pobre Ally solo tiene un ojo hecho, el otro está sin una gota de maquillaje.
Espero que las clases de Lexi hayan servido para algo.
Mientras me pongo en faena, escucho que Cris está dando órdenes a mis espaldas a los chicos. Intentó no levantar la cabeza, aunque sé qué ojos tengo clavados en mí.
—¡...venga, tenéis siete minutos! —está gritando Cris—. ¡Hunter, suelta eso ahora mismo!
—¡Es mi comida! —le grita él con la boca llena.
—¡Dámelo o pido a los del catering que no te traigan más porquerías!
Al instante, Cris reaparece con el último bollo de Hunter. Le está dando un mordisco mientras nos mira.
—¿Necesitas ayuda, querida? —me pregunta.
—Estoy bien —le aseguro—. De hecho... ya está.
—¿Ya? —Ally abre los ojos y se mira en el espejo. He conseguido copiarle el ojo bastante bien. Ella parece la viva imagen del alivio—. Menos mal, ya creía que iba a salir hecha un desastre.
—Si todo el mundo me va a estar mirando a mí —Kevin le sonríe a través del espejo.
Ally hace un ademán de lanzarle una brocha y él escapa al otro lado de la habitación con Hunter. Yo, por mi parte, miro de reojo a Jed, que sigue sentado en el sofá. Y sigue mirándome con una pequeña sonrisa.
—Ve con él, solo tenéis cinco minutos —me urge Cris al ver lo que estoy mirando.
Mis pies pesan un poco cuando me acerco a los sofás. Él ya ha apartado la guitarra para dejarme sitio a su lado, pero estratégicamente, me siento en el pequeño sofá que tiene delante. Él contiene una sonrisa mientras me recorre con los ojos sin mucho disimulo.
—Estás muy lejos —me dice suavemente, divertido.
—Distancia de seguridad —mascullo.
Él sonríe ampliamente.
—Nunca he sido muy fan de seguir las normas de seguridad.
Y, sin más, se pone de pie y se sienta a mi lado. Ahora me arrepiento de no haber ido con él, porque yo estaba en un sofá mucho más pequeño y no me queda otra que estar pegada a él mientras se recuesta en el asiento, mirándome con una sonrisa malévola. Toda su pierna y muslo está pegado al mío. No parece molestarle. Yo, por mi parte, trago saliva con fuerza.
No sé qué decirle. Estoy muy nerviosa. Más que antes. Y vuelvo a tener calor. Jared ladea la cabeza en mi dirección cuando me cruzo de piernas, algo tensa. Me tenso aún más cuando veo que su mirada se detiene un momento en las piernas.
—¿No estás nervioso? —pregunto, cortando el silencio.
Él me mira con cierto brillo de diversión en los ojos.
—Raramente me pongo nervioso.
No puedo evitarlo. Sonrío un poco, incrédula.
—Pues podrías decirme tu secreto.
Él se inclina hacia mí, pasando el brazo por el respaldo del asiento. Espero que esa sonrisa no sea porque ha visto que me estremecía cuando he supuesto que iba a rozarme la nuca con un dedo, como el otro día.Solo que hoy no se conforma con rozarla, sino que me rodea la nuca con la mano, pasando el pulgar justo debajo de mi oreja.
Y, solo con eso, mi cuerpo entero ya está listo para fundir el Polo Norte del calor que irradia.
—¿Te pones nerviosa con facilidad, Brooke?
Y, para restarme credibilidad, suelto una risita nerviosa. Solo puedo ser consciente de su mano. Se me eriza el vello de todo el cuerpo cuando su pulgar baja un poco por mi cuello para volver a subir.
—No —digo en voz baja. Y es verdad.
Solo me pasa con él.
Como si pudiera saber lo que acabo de pensar, se inclina hacia más hacia mí con una pequeña sonrisa.
—¿Estás nerviosa ahora?
Vuelvo a sentir lo mismo que sentí el otro día en la fiesta después del concierto. Y después de desayunar con los chicos. Y en el bar. Cada vez que puedo hablar con él a solas, se crea una atmósfera a su alrededor que lo absorbe todo. Todo. Incluyéndome a mí. Solo puedo mirarlo a él. Solo puedo ser consciente de su presencia. Es como una trampa que no puedo evitar. Es un imán.
—Sí —admito en voz baja sin ser consciente de que lo he hecho.
Su sonrisa desaparece un poco. Su mirada se ha oscurecido. Me parece que me está analizando, pero... es difícil saberlo. Es difícil saber nada de él. Dudo que pudiera adivinar cualquiera de sus pensamientos.
—¿Vas a quedarte en la fiesta de después?
La pregunta me pilla un poco por sorpresa. Quizá por su tono de voz más ronco. Trago saliva. Me arde la piel.
—No lo sé.
Esboza media sonrisa.
—¿No puedes o no quieres?
—Mañana tengo clase. Y dependería de Lexi para volver a la residencia. No sé si querrá quedarse.
Me siento estúpida solo diciéndolo. Claro que querrá quedarse. El problema será volver a la residencia, porque está claro que ella no querrá volver esta noche. Estará ocupada con Kevin.
—Yo te llevaré a casa —me dice en voz baja, como si pudiera leer mis pensamientos.
Dudo un momento. Su mirada es tan intensa que siento que me fundo en mi asiento. Y no puedo pensar. Solo puedo sentir su mano y decir que sí a todo lo que diga. ¿Cómo demonios le dije que no la primera vez?
—Está bien —me escucho murmurar.
Él repiquetea un dedo en su rodilla, pensativo. Lo miro al instante. ¿Por qué me gustan tanto sus manos? ¿Tengo un fetiche extraño y no lo sabía? Igual mi fetiche extraño es él.
—Te acompañaré a tu asiento —me dice, poniéndose de pie.
¿Qué? ¿Así? ¿Ya está?
No puedo evitar un poco de decepción cuando me pongo de pie torpemente. Siempre me siento torpe a su alrededor. Quizá es porque él parece todo lo contrario. Lo sigo hasta la puerta despidiéndome de los demás, que ya se preparan para salir.
—¡Dos minutos! —les urge Cris antes de mirarnos—. ¿Se puede saber dónde vas, Jed?
—A acompañarla.
—¿¡Qué!? ¡Te quedan...!
—Sé mirar el reloj, gracias —le dice sin inmutarse, mirándome.
Jared sigue manteniendo la puerta abierta para mí. ¿Es cosa mía o se ha detenido lo justo como para que tenga que rozarlo al pasar?
Me las arreglo para no hacerlo, pero su olor me deja un poco aturdida. ¿Por qué huele tan bien? No es colonia. No es... nada. Es él. Cierro los ojos un momento antes de rehacer mi camino hacia la puerta en la que Lexi ha desaparecido. Lo noto caminando justo detrás de mí. Quiero girarme, pero no me atrevo. Aunque lo siento muy cerca. Me pregunto si me estará mirando. Solo la idea hace que mi estómago se retuerza.
—¿No deberías ir con los demás? —le pregunto en voz baja.
—Debería —murmura, no muy afectado.
Me detengo y lo miro, confusa.
—Entonces, ¿por qué estás aquí y no con ellos?
—Estoy justo donde quiero estar, Brooke.
Hay un momento de silencio en el que intercambiamos una mirada. La suya es indescifrable, como siempre. Me hace un gesto con la cabeza para que siga andando.
—Venga, no te detengas o a Cris le dará un ataque de ansiedad.
Admito que he ido un poco más despacio de lo normal para tenerlo cerca más tiempo. Me detengo delante de la puerta, pensando que se despedirá de mí y se marchará. No creo que quiera ver a sus fans tan pronto.
Pero noto que se inclina a mi lado y abre la puerta por mí. La mantiene abierta, mirándome. Mis pies se mueven lentamente hacia Lexi, que me está mirando fijamente. Soy la viva imagen de la decepción. Escucho la puerta cerrándose. Eso es todo.
Bueno, no ha estado mal. Sigo teniendo entradas VIP para...
Un momento, ¿por qué todo el mundo me está mirando como si me hubiera salido una segunda cabeza? ¿Por qué Lexi también lo hace? La miro, extrañada.
Entonces, me estremezco cuando noto una mano en mi espalda, justo en la zona en que mi top y mis pantalones de tiro alto se separan. En mi piel desnuda. En mi piel ardiente. Sus dedos mandan electricidad por todo mi cuerpo. Me estremezco y creo que lo nota. Es imposible no hacerlo. Me giro lentamente y veo que se ha detenido a mi lado, mirándome desde muy cerca.
—Espérame aquí y vendré a buscarte cuando esto termine —me dice en voz baja para que solo yo pueda oírlo.
Asiento lentamente con la cabeza, atontada. Ahora mismo, mi cuerpo entero está demasiado centrado en la mano que tiene en mi espalda como para ser capaz de hacer nada más.
Se inclina hacia delante y el mundo se evapora. Por un increíble segundo, creo que va a besarme y mi corazón empieza a bombear con fuerza, pero no lo hace. Solo se inclina con los labios junto a mi oreja. Su aliento choca con mi lóbulo. Se me eriza el vello de la nuca.
—Te ves jodidamente bien, Brooke —me dice en voz baja.
Me giro hacia él. No se ha movido un centímetro. Si me acercara, podría besarlo. Podría hacerlo. Y creo que no se apartaría. Si siente algo parecido a lo que siento yo, seguro que ahora está pensando en hacerlo aquí, delante de todos. Me da igual.
Creo que, en cuanto me ponga una mano encima de verdad, voy a correrme.
Vale, no acabo de pensar eso.
Me obligo a reaccionar y decir algo para no parecer una idiota.
—Buena suerte, Jared —murmuro.
Él me mira un momento y noto que sus dedos aprietan suavemente mi espalda. Trago saliva cuando esboza una media sonrisa.
Y, sin más se separa de mí y desaparece por la puerta. Me quedo mirándola un momento sin ser consciente de que mi pecho sube y baja rápidamente. Estoy acalorada. Puedo seguir sintiendo sus dedos en mi espalda. Mi cuerpo entero está ardiendo.
Pero... tengo que centrarme. Otra vez.
Miro a Lexi, que tiene la boca abierta de par en par, al igual que los demás de la zona VIP. Agacho la cabeza, avergonzada, y me apresuro a sentarme a su lado. Estamos tan cerca del escenario que si estirara el brazo podría tocarlo. La mirada insistente de Lexi hace que me gire.
—¿Qué? —pregunto inocentemente.
—Serás guarra —su sonrisa casi le parte la cara por la mitad—. ¡Dios mío, Brookie!
—¡No ha pasado nada! —le aseguro enseguida en un susurro.
—Eso ha sido muuuuy intenso —suspira, agarrándome del brazo—. ¿Qué te ha dicho?
—Que vendría a buscarme. Para ir a la fiesta de después.
Abre los ojos como platos cuando se da cuenta de que no es todo.
—¿Y...? —se entusiasma.
—Y... ha dicho que me llevaría él mismo a casa.
Ella empieza a chillar y todo el mundo nos mira, por lo que me apresuro a decirle que baje la voz. Me hace caso omiso, apretándome la mano.
—¡Vas a follarte a un guitarrista, tía! ¡Menuda fantasía!
—Lexi —me pongo roja cuando veo que los que tenemos al lado me miran con curiosidad.
—Qué fuerte. ¡No vas a poder andar en una semana! ¿Lo has visto? Seguro que tiene...
—¡Lexi!
Me suelta para abanicarse con la mano.
—Dios. Qué tensión había entre los dos. Me habéis puesto cachonda hasta a mí y no tengo nada que ver.
Sonrío, dispuesta a decirle algo, pero ella clava los ojos en el escenario cuando las luces se apagan por un momento. Todo el público que hablaba y formaba barullo se calla enseguida, expectante.
Y, entonces, Kevin sale de la nada con una sonrisa de oreja a oreja con la misma ropa que antes. Las chicas que tenemos detrás empiezan a chillar. El público empieza a aplaudir cuando las luces se encienden para él, que hace una reverencia felizmente.
—¡Buenas noches! —exclama, haciendo que la gente baje la voz para escucharlo—. Llevamos unos minutos de retraso, así que no os haré esperar más... ¡Salid de ahí atrás, pedazo de idiotas!
La primera en salir con su bajo es Ally, que parece rebosar confianza cuando todo el mundo empieza a aplaudirle. Kevin la señala con la mano libre.
—¡Ally, señoras y señores! —la anuncia, a lo que ella asiente con la cabeza. El público vuelve a aplaudir como un loco cuando sale el batería con las baquetas. Las lanza al aire y las recoge con gracia—. ¡Huuuunter!
Hace una pausa y escucho que las chicas de detrás de mí contienen la respiración. No puedo culparlas.
—¡Y por último... pero no por ello menos importante! —los aplausos estallan antes de que acabe, así que tiene que gritarle al micrófono para que se le pueda oír—. ¡Jeeeed! ¡Todo para vosotras, señoritas!
Jared sale de detrás del escenario con su guitarra y no puedo evitar sonrojarme. Y ni siquiera me está mirando. ¿Es cosa mía o los gritos ahora son casi todos femeninos? No me extraña, en realidad. Él mira a Kevin cuando lo señala, pero no cambia su expresión seria. No importa. Siguen aplaudiéndole igual.
Imagínate ser tan atractivo que no necesites ni sonreír para conquistar a la gente.
Lo que está claro es que es muy popular entre las chicas. El pensamiento me incomoda un poco. ¿Habrá traído alguna otra chica consigo? Miro a mi alrededor. Todas parecen emocionadas por igual. Es difícil decirlo.
—¿¡Estáis listos para algo de verdad!? —grita Kevin al micrófono.
Todo el público empieza a gritar y vitorear.
Y, justo en ese momento, me encuentro mirando a Jared. Él mira al público sin ningún tipo de expresión. Sin embargo, parece que nota que lo estoy mirando, porque se gira hacia mí. Por un momento, nos sostenemos las miradas.
Dudo que sea casualidad que me haya encontrado tan rápido. Sabía perfectamente dónde estaba.
—¡NO OS OIGO! —grita Kevin hasta el punto que parece que va a quedarse sin voz. El público es ensordecedor.
Jared me sigue mirando. Retuerzo los dedos inconscientemente. Es tan sexy... no sé si me arrepiento de no haber ido con él a cenar antes. Trago saliva con fuerza.
—¡Pues aquí lo tenéis! —grita Kevin, y se gira hacia él.
Jared rompe el contacto visual para mirar su guitarra y siento que me respiro de nuevo.
Durante todo el concierto —que dura dos horas— no puedo evitar mirarlo todo el tiempo. Él ha cambiado su lugar con Ally varias veces. Cada vez que tiene un solo o un momento de moverse por el escenario, el público se vuelve loco. Lo adoran. Bueno... los adoran a todos. Kevin es el alma de la fiesta. Salta del escenario hacia la zona VIP y sigue cantando como si nada. Cuando pasa por delante de mí, veo que tiene algunas gotas de sudor en los hombros. Lexi parece emocionada cuando Kevin le guiña un ojo al pasar. Se vuelve a subir al escenario.
Lexi tiene una sonrisa de oreja a oreja. Ni siquiera puede decir nada. Le aprieto la mano, contenta por verla así.
Ya están tocando la última canción. Creo que es la más tranquila hasta ahora. De hecho, no necesitan el bajo de Ally, que está haciendo los coros a Kevin. Solo la guitarra y la batería. Kevin realmente tiene una voz bonita cuando no está gritando como un loco. Y Jared es muy bueno con la guitarra. Muy bueno. De verdad. Lo hace casi sin pensar.
La canción termina y hay un momento de silencio antes de que todo el mundo se vuelva loco aplaudiendo. Kevin repite las presentaciones. Todos reciben su aplauso. Yo aplaudo suavemente por todos. Creo que Jared me mira cuando nota que le estoy aplaudiendo y me sonríe de lado, pero estoy tan abrumada que es difícil saberlo.
En cuanto salen del escenario, la gente empieza a marcharse en manada, incluida la de la zona VIP. Me pongo de pie para estirar los músculos. Quizá tengamos que ir fuera. Lexi también se pone de pie y abre la puerta. Me apresuro a seguirla.
Sin embargo, nada más pisar el pasillo, noto su mirada sobre mí. Es increíble como puedo sentirlo sin girarme. Me doy la vuelta y es suficiente para ver que está ahí de pie, con su cabeza sobresaliendo por encima de las de los chicos de mantenimiento. Trago saliva con fuerza. Me está mirando directamente. Me doy cuenta de que la gente se aparta sin siquiera darse cuenta cuando pasa por su lado. Intimida bastante.
Se queda delante de mí, mirándome de arriba a abajo como antes. Un escalofrío me recorre el cuerpo.
—¡Ha sido increíble! —exclama Lexi, entusiasmada—. ¡Lo habéis hecho genial!
Jared la mira con cierta cordialidad. A Lexi también está a punto de borrársele la sonrisa cuando se pone roja. ¡No soy la única a la que le pasa! Es casi un alivio.
—Gracias, Lexi —le dice cordialmente antes de girarse a mí de nuevo—. ¿Nos vamos?
Asiento con la cabeza sin ser capaz de articular palabra. Él me mira un momento más antes de pasar delante de nosotras para abrirse paso entre la gente, que se aparta para dejarlo pasar. Lexi me agarra del brazo con fuerza cuando llegamos a la puerta.
—¡Sabe cómo me llamo! —me susurra, entusiasmada.
Le sonrío, sacudiendo la cabeza.
Salimos por la misma puerta trasera de antes. Veo que hay varias personas transportando instrumentos a una furgoneta negra con el logo de la banda. Sin embargo, Jared la ignora completamente y se dirige a una limusina Hammer negra. Lexi abre los ojos como platos. Todos los de la banda están entrando en ella.
Kevin se da la vuelta cuando nos ve llegar y le dedica una sonrisa deslumbrante a Lexi, que avanza rápidamente hacia él.
—Hola, preciosa —y empiezan a besarse como si no hubiera un mañana.
No puedo evitar mirar a Jared de reojo. Su expresión es totalmente impasible. Me pregunto si alguna vez le gustaré tanto como para no importarle hacer algo así en público. O para besarme, en general.
No puedo evitar ponerme un poco triste al recordar que yo no soy Lexi.
—Bueno —Ally los mira de brazos cruzados—, supongo que eso ha sido un saludo a todos.
Se gira hacia mí al ver que Lexi no puede desenroscar su lengua de Kevin. Le dedico una pequeña sonrisa.
—Gracias por el maquillaje, por cierto —me dice—. Estaba tan estresada que se me ha olvidado decírtelo.
—No hay de qué —le aseguro—. Me ha encantado el concierto.
—Sí, el concierto —Hunter se ríe, mirando a Jared.
Él se gira hacia el batería con una mirada que habría helado el infierno. A pesar de que Hunter es bastante más grande que él, deja de reírse y levanta las manos en señal de rendición.
—Vale, vale —lo pilla enseguida—. Venga, vamos a la fiesta antes de que estos dos monten una escena aquí en medio.
—Ya la están montando —le recuerda Ally.
Suben todos a la limusina menos yo, que me quedo dudando un momento. El hombre que los acompaña siempre que los veo entra en asiento del piloto. Es su chófer. Me giro cuando noto que Jared me mira.
—Ven —me dice, estirando la mano hacia mí.
Me. Está. Ofreciendo. La. Mano.
Quizá no debería ser para tanto, pero lo es. Mi cuerpo entero se estremece. Voy a tocarlo. Es la primera vez que lo toco yo a él. Y tengo un fetiche extraño con sus manos. Esto es ridículamente emocionante.
Extiendo la mano hacia él y dejo que me ayude a subir al coche. Me cosquillean los dedos mientras tira de mí hasta que me sienta justo a su lado. Hunter cierra la puerta a mis espaldas, pero no me doy cuenta. Solo puedo mirarlo a él. Solo a él, que sigue sujetándome la mano. Su mirada vuelve a ser como cuando consigue enredarme en su hechizo. Aprieto los dedos en su mano sin querer. Su mirada se oscurece. Mis piernas.
—Así que Jed por fin ha decidido alegrarnos la vista con una chica —Kevin por fin se ha separado de Lexi, que está sentada a su lado con una enorme sonrisa.
—No seas pesado —le dice Ally, poniendo los ojos en blanco.
—Solo digo lo evidente. Creía que las morenas eran cosa mía —Kev me sonríe—. Igual a ella le gustan más los tipos alegres como yo, y no los que no cambian de expresión nunca... como tú.
Jared me suelta la mano y se gira hacia él. No parece gustarle mucho que me esté mirando de esa forma. ¿Es que no se da cuenta de que Lexi está sentada justo a su lado? A ella no parece importarle. Está aceptando una copa de Hunter, que me hace otra como si no oyera lo que pasa a su alrededor.
—No me mires así —Kevin empieza a reírse—. Lo pillo. Está contigo. Por ahora, claro.
Jared se gira completamente hacia él. Parece haberse tensado.
—Podrías volver a meter la lengua en alguna parte. Nos ahorraríamos tus tonterías.
Abro un poco los ojos, sorprendida. Intento que no se me note. Kevin le lanza una mirada agria.
—Era solo una bromita para empezar la fiesta con buen pie —dice él, sonriente—. A ti no te ha importado, ¿verdad, Brooke?
Miro a Jared, que me devuelve la mirada. Creo que se ha relajado. Da miedo cuando se irrita. Es un dato que debería saber.
—Ni siquiera alguien que te acaba de conocer quiere escuchar tus bromas —Hunter me salva de la situación—. Toma, Brooke.
Acepto la copa, agradecida. Ellos empiezan a parlotear sobre no sé qué del concierto y Lexi los mira, encantada. Yo casi no puedo escucharlos. Mi pierna y la de Jared están pegadas la una a la otra y no me había dado cuenta hasta ahora. Mi cuerpo entero está vibrando cuando la mueve un poco, pegándose más a mí. Ojalá se lanzara sobre mí. Estoy sobrecogida. Respiro hondo y le doy un sorbo a la copa.
No puedo evitarlo. Cuando noto que me está mirando, me giro hacia él. Y me está mirando, sí, pero no a los ojos. Sino a los labios y al cuello. Inconscientemente, me paso la lengua por el labio inferior, que sigue húmedo por la bebida. Su mirada se oscurece al instante.
—¿Me das un poco? —pregunta en voz baja.
Es la forma en que lo ha preguntado. Esa voz. Se me seca la boca. Asiento con la cabeza y extiendo la copa hacia él.
Para mi sorpresa, pone sus dedos sobre los míos y no me deja soltar la copa mientras se la lleva a los labios por el mismo lado por el que he bebido yo. No deja de mirarme. Mi estómago se retuerce. Aprieto los muslos con fuerza. Vuelvo a tener calor cuando veo la nuez de su cuello moverse al tragar.
Es. Demasiado. Caliente. Él suelta mi mano lentamente. Llevo la copa a mi regazo, aturdida. No puedo dejar de mirarlo. Estoy tan tensa... en el mal sentido.
—¿...también, Brooke?
Parpadeo cuando escucho que alguien me está hablando. Es Ally. Parece que ha estado charlando con Lexi en mi ausencia mental. Es difícil concentrarse teniéndolo tan cerca. Me obligo a mí misma a mirarla.
—¿Qué? —pregunto, confusa.
Hunter sonríe, negando con la cabeza.
—Les he hablado de que vamos a la Universidad —me dice Lexi, echándome un cable.
—Siempre he tenido debilidad por las universitarias —Kevin le dedica una sonrisa coqueta y ella se pone colorada.
—Oh, sí, estoy estudiando fotografía —digo torpemente.
Hay momento de silencio cuando le doy un sorbo a la bebida. ¿Por qué estoy tan nerviosa?
—¿Fotografía? —la voz de Jared, a mi lado, suena curiosa. No me atrevo a mirarlo. Voy a volver a quedarme hipnotizada.
—Es muy buena —dice Lexi y le dedico una sonrisa de agradecimiento—. Fue la mejor de su clase el año pasado.
—Así que no eres todo fachada —Kevin me sonríe.
—¿Y qué fotografías? —me pregunta Ally, interesada.
—Oh, bueno... no tengo un tema fijo —al menos, ahora puedo hablar de algo que sé—. Depende de mi humor, de la cámara, del objetivo... Lo más difícil siempre es fotografiar a las personas.
—Ah, ¿sí? —Hunter me mira, confuso—. ¿No es lo más fácil? Solo tienes que decirles que sonrían.
—Si quieres hacerles una foto para su carné de identidad, sí —bromeo.
Los demás empiezan a reírse de él. Todos menos Jared, claro.
—Con las personas siempre es más complicado. No es fácil que alguien esté lo suficientemente relajado delante de una cámara como para mostrarte algo real. Incluso las modelos profesionales solo son capaces de mostrar un poco de seguridad. A no ser que seas un actor (uno muy bueno) es difícil.
—O puedes pillar a la persona con la guardia baja —bromea Ally.
Le sonrío.
—Sí, es otra opción... —me aclaro la garganta—. Pero es un tema un poco aburrido.
—A mí me parece interesante —me dice ella, sorprendida—. Por fin se sube aquí una chica que sabe hablar de algo que no sea el maldito grupo.
Un momento, ¿cuántas chicas se suben aquí? La cabeza se me llena enseguida con la imagen de las chicas que estaban detrás de mí en la zona VIP. ¿Las han invitado ellos? No sería tan loco. Jared me ha invitado y apenas me conoce. Solo quiere echar un polvo. Y se suponía que yo también. Hace mucho tiempo que no estoy tan dispuesta a tener sexo con alguien.
Sin embargo, no puedo evitar sentirme como una mierda al pensar que el proceso que ha usado conmigo es casi rutinario para ellos. Me aparto un poco de él disimuladamente, rompiendo todo el contacto entre nuestras piernas. Noto que me mira, pero clavo los ojos en la ventana sin atreverme a devolverle la mirada.
Todo esto parecía una maravilla antes. Estaba dispuesta a hacer de todo con él. Nunca me había sentido tan atraída hacia alguien y, honestamente, esta noche solo quería quitarme toda esa tensión de encima para olvidarme de él de una vez.
Pero... ¿quiero realmente eso? ¿Y si pasa algo y me engancho a él? Repito que nunca me había atraído tanto alguien. Igual lo mejor... igual no debería haber venido.
Levanto la cabeza cuando noto que Lexi me está mirando con el ceño fruncido. Los demás no se han dado cuenta de mi bajón puntual y siguen hablando, pero ella sí.
Veo como niega casi imperceptiblemente con la cabeza y sé que me está diciendo que me olvide de lo que estoy pensando, pero no sé si puedo hacerlo. No sé si quiero estar ahí. Y, a la vez, no sé si sería capaz de resistirme si Jared intentara acercarse a mí.
Respiro hondo cuando el coche se detiene y veo la discoteca que tengo delante.
Tengo la impresión de que será un noche muy interesante.
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