Capítulo 6


— Kakashi... ¿Meditas de noche? —indagó Sakura sin levantar la mirada del plato frente a ella a medio comer, mientras jugueteaba con los trocitos de comida ya fríos.

Para él la cena había estado maravillosa. Claro que si sólo se refería a la comida, la cual no había defraudado en absoluto a los chismes acerca de las habilidades culinarias de la chica. Y menos podía quejarse del ambiente. Todo estaba tan ordenado y tan delicadamente decorado, que se generaba una atmósfera acogedora y hasta, en cierto punto, romántica; lo que superaba todas las expectativas que tenía para para la noche, teniendo en cuenta la molestia con la cual ella había aceptado su supuesta victoria esa tarde.

El pequeño departamento al que Sakura se había mudado meses atrás, era realmente agradable, muy al estilo de su niña rosa y dispuesto tal como él se lo imaginara. Llevaba semanas queriendo conocerlo, pero no había conseguido inventar ninguna excusa lo suficientemente inteligente, para generar una situación que lo llevara casualmente ahí. Y no entendía porque se había enredado tanto con ello, pero sentía que él en ese lugar tan íntimo para ella, crispaba todos sus nervios. Loco e inexplicable para un ninja de su categoría, pero así se sentía.

—Claro, ¿por?

Ella suspiró antes de fruncir la nariz mirando hacia otro lado.

—Simple curiosidad.

Desde que Kakashi se presentara esa noche, en un horario elegido por él ya que ella nunca había acordado los detalles del pago de su apuesta, Sakura había estado irritable. Su enojo no se había aplacado en nada a pesar de haber pasado horas desde esa supuesta discusión. Y si todo fue preparado con esmero por la chica, incluyendo un pequeño delicatesen acompañado con un buen vino tinto para relajar la espera al plato principal; la tensión que se percibía en sus facciones y las frases ácidas que de tanto en tanto le lanzaba, contradecía en todo el ambiente que había generado.

Y él no podía más que responder con una sonrisa, tratando de disimular con escueto éxito las risas que le generaban esas reacciones. Realmente disfrutaba de tener a su niña rosa en ese estado entre frustrado y furioso.

Era un deleite ver esos enormes ojos entrecerrarse ante las medidas carcajadas que dejaba escapar cada tanto sólo en el afán de seguir provocándola, o como su espalda se tensaba ante la insinuación casual, pero no menos intencional, de lo acertado que fue apostar esa cena durante la competencia de la tarde.

Por más que ella intentara disimular su voluble estado bajo la excusa de los nervios que le causaban brindarle una buena impresión como cocinera; Kakashi sabía muy bien que esa agitación poco tenía que ver con dichos argumentos.

Y no podía disfrutarlo más, aunque eso lo convirtiera en un peor hombre de lo que ya era para ella. Porque por su culpa su niña se sentía así. Y lo mejor era que él tenía los medios para calmarla, sólo quería esperar el momento adecuado para dar el siguiente golpe, ignorando con verdadera intención las miles de alarmas que se encendían en sus pensamientos advirtiéndole que dejara ese juego cuanto antes.

Pero cada vez que la miraba a los ojos, su voluntad se deshacía. Si esto era lo único que tendría con ella, lo tendría de todas formas. Por más que luego quedara reducido a un manojo de frustración apenas aplazado a fuerza de pajazos.

— ¿Te pasó algo esta tarde, luego de que te fueras? — insistió intentando picarle esa fingida tranquilidad con la cual jugaba con la comida, mientras acomodaba sus palillos dentro del cuenco vacío.

— No... nada... — todo el cuerpo se le tensó en ese momento y fue evidente que comenzó a buscar una excusa para cortar el tema de inmediato. — Eh... ¿quieres más? — Le dijo señalando el plato vacío de Kakashi — Preparé bastante.

—Te agradezco, pero estoy lleno. —Y se palmeó el estómago sonriendo ampliamente—Estuvo todo muy delicioso. Cuando quieras apostamos lo mismo de nuevo. — y le guiñó el ojo ante la réplica ganándose una mirada asesina por unos segundos —Me preguntabas por la meditación en la noche ¿Por qué nec-

— Nada — le interrumpió — Sólo estoy algo inquieta, pero no es importante... Olvídalo.

Inmediatamente se puso de pie y comenzó a recoger los cuencos vacíos y demás utensilios, dando por terminada la escueta conversación. Él intentó ayudarla pero ella se lo impidió negando sin mirarlo, antes de perderse detrás de la cortina de cuentas que separaba el comedor de la pequeña pero funcional cocina.

Kakashi estiró sus labios disfrutando del momento, para luego seguirla.

Apoyándose de lado en el marco de la entrada, su intención era seguir provocándola para que soltara prenda, pero en vez de ello decantó por cruzarse de brazos y observarla al toparse con tan agradable imagen. Pocas veces tenía la oportunidad de verla arreglada sin vestir su uniforme. Y esa noche, el atuendo que la joven eligiera, le hacía lucir cada suave curva en ese delgado cuerpo.

La recorrió con la mirada lentamente, desde los hombros desnudos gracias a la blusa color bordó de tiras cruzadas en la espalda que había tan acertadamente escogido, recorriendo cada músculo que se tensaba al estirarse para tomar cosas de la alacena; hasta detenerse en esa pequeña cintura y en como una leve curva en la espalda baja coronaba unas caderas que se habían redondeado en un trasero, que ya no lucía huesudo en absoluto. Y no se detuvo allí. Se permitió seguir, dándose la licencia de deleitarse sin culpa con esas torneadas piernas que se lucían tan bien debajo de la corta y apretada falda negra que ella vestía esa noche.

Era hermosa, ostentando sin saberlo cada uno de los detalles en una mujer que lo enloquecía, como si ella hubiera sido diseñada pura y exclusivamente para él. Y no podía evitar considerar que el atuendo elegido no había sido casual, aunque descartara rápidamente la idea para evitar caer en la tentación que sus demonios interiores le susurraban intentando debilitar su voluntad.

Y cuando Sakura debió estirarse más para alcanzar la vajilla reservada a las visitas desde el rincón más incómodo de la alacena, Kakashi tuvo que esforzarse para suspirar silenciosamente en el preciso momento en que la falda llegara al borde de ese bien torneado trasero, logrando con escaso éxito que la curva del glúteo apenas asomara por debajo.

— ¡Hice un musse de chocolate con crema de limón! — Le gritó asumiendo que él se encontraba en la mesa — Espero que-

—Mmmm...Delicioso.

Giró de repente dando un pequeño salto al oírlo detrás de ella. — ¡Kakashi!

Él se carcajeó por lo bajo, con su mejor y más grave risa.

—Perdón, creí que me habías oído — mentira — Estamos sensibles hoy, ¿eh? Y eso que tuviste tu sesión de meditación, y por partida doble.

Ella gruñó en queja dándole la espalda nuevamente para comenzar el emplatado del postre.

—Veo que más no es mejor en ti Sakura. — Suspiró —Y yo que creí que mi método te sería más útil. — Ella se tensó quedándose quieta en ese momento, y él no pudo más que sonreír —Que mal que no te funcionara...

—Tienes razón. No me funcionó.

—Bueno...si quieres-

— ¡Ten cuidado con lo que vas a proponerme!— se giró de repente apuntándole con la cuchara llena de chocolate.

— ¡Ehhh! Tranquila emoción... — se carcajeó por lo bajo provocando un suspiro en ella — Sólo iba a decirte que si querías intentar por el tradicional, te guiaba.

—Ah...— relajó su postura bajando el amenazante utensilio embadurnado de postre— Suena bien, pero no sé... ¿no es algo tarde ya? Mañana tienes muchos compromisos y no quie-

— ¿Yo? No te preocupes por mí.

Ella se quejó con un gruñido. En la mueca de preocupación de su rostro, en la tensión casi imperceptible de sus hombros, él leía claramente ese nerviosismo producto de la frustración que ella se esforzaba en enmascarar bajo otra cosa. Con algún otro sujeto, podía funcionarle perfecta la fachada, pero él sabía muy bien lo que lo provocaba.

Había activado la curiosidad de su mejor ninja médico, en esa joven mujercita que lo desvelaba desde aquella tarde en la que celebrasen juntos su cumpleaños dieciocho. Que lo tenía pensando en ella a partir del preciso instante en que esos grandes y hermosos ojos jade repararan en él, durante el primer día de entrenamiento como equipo siete, en aquellos años cuando lo único que le despertaba era una ternura que lo llevaba a querer protegerla.

Ahora no solo le despertaba eso...había más aunque elegía no ponerle nombre.

—Mañana es mañana. — Se acercó quitándole la cuchara para dejarla en la fuente —Y es mejor desvelarse para relajarse que dormir tenso.

Y cerró el espacio con ella, ladeando su rostro antes de agacharse levemente y pasar las manos por detrás de su espalda para desatarle el delantal. Ella mercería otra clase de hombre en su vida. Pero no podía resistirse. No esa noche después de la cena que tanto tiempo había anhelado, y menos teniéndola en ese estado que le fascinaba.

Sakura dio un respingo cuando sintió el calor del rostro del varón al lado de su oído, y tuvo que contener un jadeo en el momento en que él le hablara tan grave y tan cerca.

—Vamos a quitarte...esto— se alejó levemente, tomando los breteles para jalar hacia delante retirándolo, sin dejar de mirarla a cada paso, provocando en ella esa reacción que lo enloqueciera.

La tenía frente a él, hermosa, agitada, curiosa. Con ese sonrojo y el leve temblor en los párpados que la obligaba a bajar la mirada ante la suya. Así era de él. Toda para él, para disfrutar de ese tiempo en el que podían compartir aislados del resto. Y para poder brindarle algo más que sólo sus anhelos y dirección.

Kakashi respiró hondo para calmarse separándose un par de pasos de la joven. Ya no podía jactarse de que sus provocaciones no tenían efecto sobre sí mismo, pero no por eso se permitiría el lujo de exponerse.

—Ven. — estiró su brazo para tomarla de la mano y llevarla con él, pero un error de cálculo dejó sus dedos rosando la cara interna de la muñeca de Sakura.

Ella jadeó en ese momento sin poder contener el leve estremecimiento que le causara el roce, dejándolo a Kakashi embelesado ante la reacción, buscando más de esa respuesta al mover los dedos intensificando la fricción sobre esa porción de piel.

—Kakashi...— gimoteó, en un inocente ruego que detuviera el contacto que le estaba quemando la piel.

Él carraspeó volviendo en sí, sonriéndole nervioso aunque ella no pudiera notarlo, bajando sus dedos rápidamente para tomarle al fin la palma y guiarla hacia el pequeño living.

Corrió la mesita ratona para liberar la alfombra al llegar, sentándose con las piernas cruzadas antes de jalarla para que le copiara.

—Siéntate conmigo.

Ella asintió sin seguirlo, señalándole el sillón detrás de él en donde yacía el abrigo con el que llegara esa noche, apoyado sobre una serie de almohadones de diversos.

—Eh...perdona... ¡qué desconsiderado! Ni que quisiera verte en ropa interior...

—Kakashi...

Le sonrió y giró tomando uno de los almohadones más grandes. — ¿Te sirve?

Sakura se lo quitó para aferrarlo frente a su falda, bajando de a poco, evitando mostrar más de lo admitido por el decoro al sentarse de piernas cruzadas delante de la atenta mirada de su ex sensei.

—No debería haberme puesto falda esta noche.— murmuró.

— ¿Por qué no? Me gusta cómo te luce.

Ella sonrió bajando la mirada en ese instante, tiñendo sus mejillas de ese rosado que disparara toda la locura en él. Y cuando la pelirosa levantó tímidamente sus pupilas, se encontró con una mirada tan profundo, tan demandante, que el aire se le atoró en los pulmones inmovilizándola, dejándola prendada de esos ojos que le transmitían tantas sensaciones, que no pudo evitar el placer arrollador que contrajo su vientre llenándola de calor más abajo.

Y él lo notó.

Todo leía en ese delicado rostro, en esa respiración que luchaba por mantener un ritmo de normalidad; reduciéndolo a un lío por dentro, a un nido de demonios que despertaron ante ese efímero reflejo por una caricia inesperada; un reflejo que era evidencia del fuego que yacía dentro de su niña rosa.

— ¿Lista?

Ella asintió acomodando sus manos sobre las rodillas, con las palmas hacia abajo, tomando la precaución de que el almohadón entre sus piernas no se moviera de su lugar.

—Cierra los ojos y respira. Hoy vas a desconectarte del ambiente, de mí, de todo— él necesitaba desesperadamente hacer lo mismo. —Sólo sigue mi voz... inhala en uno...dos...

Lo siguió. Siguió sus palabras, llenó de aire sus pulmones cada vez que él se lo pidió, y lo exhaló inundándose con el sonido de la corriente fluyendo por su garganta, mezclándose con esa suave y profunda voz que la envolvía.

Visualizó en su mente cada lugar, cada flor, cada destello de luz, cada aroma que él iba sugiriéndole; pero nada lograba quitar de su mente la silueta de Kakashi frente a ella en el momento en que se acercó para desatarle el delantal. De lo alto e imponente que lucía, de esa mirada con la cual la observaba antes de inclinarse sobre ella.

Como ese aroma amaderado y tan masculino, tan suyo, le golpeó el rostro cuando la envolvió, dejándola inmóvil ante él, a merced de cualquier capricho que se le ocurriera a su ex sensei.

Y ese roce, ese toque en su muñeca, aun quemaba...

Se sentía de gelatina mientras intentaba seguir su voz. Toda ella y las reacciones en su cuerpo parecían comportarse como Lili, la inocente y libídine conquista que enloqueciera a Daiki, en la novela que leyó durante la tarde. Como esa mujercita desfallecía y todo su cuerpo se excitaba ante la voz de ese hombre de ficción que la seducía con palabras dulces cargadas de obscenidad. En los orgasmos que experimentaba bajo la exigente demanda de la lengua de su amante, de esos dedos que parecían devorarla con el fuego que encendían sobre ella tras su paso. Como pedía más, quedando satisfecha y a la vez tan necesitada.

Sakura jadeó.

— ¿Qué pasa?

— ¿Yo? — abrió los ojos de repente.

—Sí, tú.

— ¿N-nada? ¿Por qué debería pasarme algo? —le respondió inquieta. Y sus mejillas se enrojecieron involuntariamente.

Él sonrió tiernamente inclinándose para dejar su rostro a la altura del de ella.

—Sakura, esa mentecilla tuya andaba por otros lados, ¿no?

Y le picó la frente con el dedo índice.

— ¡Ya! ¡Ya!— agitó la mano para quitarse ese dedo, como si fuera un molesto moscardón — No te pongas intenso...

— ¿Intenso? Ah...ahora soy intenso... ¿Qué te anda pasando?

Sakura exhaló mientras pensaba en una respuesta que lo conformara.

Bufó maldiciendo entre dientes cuando reparó en la forma en que él la miraba, y en que no dejaría de insistir a menos que la viera recomponerse o admitiéndole lo que le sucediera. Aunque ni ella misma lo entendía del todo.

Dudaba que con todo eso que bullía dentro de ella al tenerlo tan cerca, y con la memoria de lo que leyera esa tarde tan fresca en sus pensamientos, lograra recomponer algo. ¡Si es que acaso en algún momento lo conseguía!

Se sentía tan confundida, tan frustrada, tan llena y sensible ante todas esas sensaciones que nublaban su razón reduciéndola a un amasijo de excitación e impotencia; tan deseosa de algo que ni sabía que existía, o como nombrarle, que sólo la ponían más furiosa e intranquila.

No lograba comprender nada.

—No sé Kakashi... No logro conectarme, o desconectarme o... ¡lo que sea!

— ¿Quieres que paremos?

—No sé... quizás no... O bueno, sí. ¿Será bueno parar?

—Depende de ti. — Encogió los hombros —Esto lo hago por ti.

Suspiró angustiada agachándose en un arrebato para morder el almohadón entre sus piernas ahogando un grito que aliviara su frustración.

Respiró hondo elevando el mentón cuando terminó y lo miró.

—Ahora sí... continuemos.

—Sakura...

—¿¡Qué!?

—No quieres meditar. — La miró con severidad.

— ¡Sí! ¡Sí quiero!

Kakashi mantuvo esa fuerte mirada sobre ella hasta que la vio titubear al pestañear rápido. Y luego el sonrojo que resaltaba esos hermosos ojos jade floreció, antes de que ella cortara el contacto.

Siempre era así. Y le encantaba.

— Dime... ¿Qué necesitas realmente?

Ella gimoteó quejándose.

—Yo... no sé... es que hay algo que... Es tonto, déjalo así...

— ¿Qué es tonto?

La mirada de Sakura se alzó posándose en sus ojos por escasos segundos antes de desviarse al sillón detrás de él, en donde yacía su abrigo.

Kakashi frunció el entrecejo antes de girarse, siguiendo la dirección de la atención de la pelirosa. Y sabía que no sería el abrigo, sino lo que apenas se asomaba del bolsillo derecho. Su libro, el que leyeran esa tarde y que tanto agitara a Sakura, el mismo libro que había llevado esa noche consigo esperando ese preciso momento.

Sonrió antes de volver hacia ella.

—La verdad...no estoy entendiendo nada. ¿Mi abrigo?

—Te dije que era tonto... Ya olvídalo. —suspiró mirando una vez más hacia la prenda, acomodando su expresión a una sonrisa tranquila, una muy fingida sonrisa tranquila. —El postre nos espera. ¿Quieres-

—En serio, dime.

— ¿De verdad no quieres postre? Lo hice para ti, utilizando chocolate con alta pureza. No está tan dulce, exacto como te gus-

—Sakura, dime. — su tono se endureció en ese momento, volviendo esa sugerencia en una demanda irrevocable.

Ella cerró la boca al instante, conteniendo el aliento por uno segundos.

—No quieres postre...

Él ni se inmutó.

—Es que... vas a burlarte si te digo — balbuceó y su rostro se tiñó de angustia —En serio... no estoy de humor para esto... ¿vas a hacer que te lo diga?

Él rio asintiendo. Ya sabía a lo que se refería y lo estaba disfrutando demasiado.

— ¿Ves? Ya te estás riendo... Kakashi...

—Me rio de la cara que pones. No tengo ni idea que quieres decir.

—No te creo. Tú sabes todo de todo

—Sí, pero todavía me falta cursar el último trimestre de como leer adecuadamente a las mujeres, especialmente la materia que se enfoca en las jovencitas de cabello rosado. Esas son las más complicadas.

— ¡Idiota!

— Pero resulta que me gustan los retos. Así que quédate tranquila, voy a descifrarte.— Le sonrió.

Sakura tomó un pequeño almohadón de detrás de ella y se lo arrojó por la cabeza. — ¿Eres malo, sabías?

—Mmmm...Sí. Pero tengo más éxito así.

— ¡Cállate!— y se sonrió carcajeando por lo bajo.

— ¿Ves que tengo razón? Así de malo te hago reír.

—Que tonto — y se mordió el labio inferior, mientras se aferraba al almohadón entre sus piernas, apretándolo contra de sí.

—En serio, dime que pensabas. Quiero ayudarte...

—Ummm...te lo digo sólo si no acotas nada al respecto.

—Bueno...eso es difícil.

— ¡Que no te rías!

—Está bien.

—Bueno...Vi de casualidad que...traes tu libro. — dijo en voz baja asomando los ojos por sobre los hombros de Kakashi al señalar con la mirada el abrigo.

— ¿Cuál? — Él giró y lo tomó mostrándoselo — ¿Este libro?

—Sí...ese. Es el que leímos esta tarde, ¿no? — Kakashi asintió — Bueno... es que...quedé intrigada con la historia y no sé... me preguntaba si...si tal vez al leerlo me...distraiga un poco, ¿no?

Kakashi sonrió reduciendo los ojos a dos finas líneas.

—Interesante. Se puede decir que...

— ¡No me gustó!

—En realidad Iba a decir que ese método de meditación parece que te funcionó al final.

—Ah, eso. — Carraspeó —No sé... me ¿entretuvo? Eso no creo que cuente como meditar.

Él se carcajeó por lo bajo.

—No te rías...en serio te pido... que me da vergüenza...malo— le rogó sonrojándose hasta las orejas, mientras una trompita se formaba en sus labios.

Kakashi le acarició la mejilla conteniendo una nueva carcajada al morderse el labio inferior bajo la máscara. — No sabes lo que me encantas, Sakura.

Ella suspiró.

—Bueno, mejor vamos a tu sillón así estamos más cómodos, ¿quieres? Y meditamos, digo, leemos.



Sakura levantó la mirada hacia él al finalizar el capítulo que había originado la discordia durante la tarde.

Sentado a su lado, hombro contra hombro, Kakashi tuvo que disimular el hecho de que no había leído ni una sola de las líneas impresas en el papel. En su lugar se había dedicado a observar cada reacción de la pelirosa al adentrarse a la escena de mayor voltaje sexual, en lo que llevaban de la novela.

— ¿De verdad que se siente así?

—Bueno...— recordaba a la perfección el tercer y más explosivo orgasmo de Lili en ese capítulo — No soy mujer para decirte que lo haya sentido tal cual se describe, pero sí he observado esas reacciones.

— ¿Contigo? ¿Tú se las has...?

—Sí, conmigo.

—No... ¿en serio? — Él asintió tranquilo — No te lo creo. No. Te estaban fingiendo...

—Puede que algunas veces sí, pero si te lo piden otra vez... Créeme, ninguna mujer quiere repetir sexo sin compromiso por segunda o tercera o cuartas-

— ¡Entiendo! ¡Entiendo!

—Bueno...no quieren de nuevo con un hombre sino le da lo que las hace gozar.

Ella enmudeció en ese momento, contrayendo el ceño e hinchando los mofletes levemente rosados.

Él se regodeaba por dentro, sabiendo que esa curiosidad que había despertado durante la tarde comenzaba a expandirse en ella. Y aún sin tener en claro hasta donde quería llegar con ello, no podía contenerse a empujarla por más. Y todo sólo para llegar a ver qué nuevo brillo pudiera surgir en esos ojos, al explorar esa sexualidad tan impoluta que ella dejaba entrever en sus preguntas no hechas, en su frustración a flor de piel, en esas reacciones casi involuntarias en su rostro, en su piel.

¡Y cómo la disfrutaba!

— ¿Seguimos?

—Está bien... —pero no comenzó a leer. En su lugar su ceño arrugado profundizó la expresión.

— ¿Si?

— ¡Nada! ¡No te dije nada!

—Bueno...me habrá parecido.

Ella exhaló por la nariz, moviendo el trasero incómoda en su asiento.

—Es que... ¡no me explico eso! ¡No es así! Me estás tomando el pelo.

Él se carcajeó teniendo que soportar esa mirada que si fueran puños le hubieran dejado un ojo morado.

— ¿Por qué piensas así de mí?

—Por qué... ¡porque sí! Por degenerado leyendo... eso que es tan mentiroso.

—Puede que se exagere un poco, no voy a negarlo. Pero no por eso es mentira.

— ¡Sí! Sí, lo es. No se puede... eso no puede ser posible... es...es...

—Qué no se puede, según tú Sakura.

Ella murmuró palabrotas rumiándola entre dientes, inquieta.

— ¿Sabes? — Él negó — No sé porque te pedí leer de nuevo, para comerme todas esas... sandeces que... ¡dámelo! — y le arrebató el libro de las manos marcándole un pliegue triple a modo de señalador en el borde de la página a la que habían llegado.

Lo cerró arrojándolo con furia al espacio libre sobre el sillón de tres cuerpos que ocuparan, para cruzarse de brazos después de echarle a Kakashi una mirada helada.

—Tú y tu mentiroso libro.

Él la observaba con una sonrisa en sus labios, sin intención a provocarla ni cuestionarle absolutamente nada. Sólo disfrutándola. Y demasiado.

— ¿¡Qué!?

—No me estoy riendo... —levantó las manos a los costados en señal de inocencia, conteniendo una risilla.

— ¡Todavía! ¡Ahí vas! Te la estás aguantando...

Y no pudo más. Las carcajadas escaparon todas juntas. Pero no fueron estrepitosas, las midió dándole la entonación profunda y masculina que sabía la enloquecían.

—No te soporto a veces.

—Oh, qué mal...Y yo que te quiero tanto.

Ella le sacó la lengua mientras él trataba de calmarse.

—Eh...hermosa, ¿porque te enojas tanto?

—Porque no me gusta que me mientan. Y ese libro es mentiroso.

—Es ficción.

—Sí...pero... pero ¡me molesta que sea... así! — Kakashi la cuestionó con la mirada — ¡Sí! ¿Qué me miras?

Toda la sexualidad de su niña rosa estaba tan intacta y percibía tanto fuego en ella... si tan sólo él fuera un hombre de gustos simples, estaría besándola en ese momento. Pero no podía. No debía. Él estaba roto. Y no besaba. A nadie. Y ella se merecía algo mejor.

—A ver Sakura...— carraspeó acomodando su voz — Déjame entenderte y dime una cosa, ¿qué te molesta exactamente del libro? ¿Qué haya sexo tan explícito?

—¡No! ¿Por quien me tomas?

—Bueno, ¿entonces cuál es el problema?

—Es que... todas esas...cosas que están escritas. Que le lame, que tiembla sólo con palabras, que grita... Kakashi, el sexo no es así.

Kakashi alzó una ceja. Él estaba seguro que durante ese año que ella estuvo con Sasuke se había dado intimidad. Las miradas que se conferían y la edad en que se dio esa supuesta formalización, no daban lugar a dudas sobre ello. Pero la ingenuidad que ella demostraba en el tema lo tenían vacilando.

Eso y lo hermosa que estaba así de curiosa.

—¿No? ¿Y cómo es según tú?

—Es...es... más simple. Más... directo y...cortito y...¡no es así! ¡Simplemente no es así!

Él sonrió. Había experiencia, pero definitivamente no una buena. Maldito Uchiha.

—Sakura...¿acaso eres virgen?

Giró hacia él convertida en un demonio, con los mofletes inflados y colorados, los ojos bien abiertos.

— ¡¿Cómo me preguntas eso?! ¡Ya es el colmo! ¡Te pasaste Kakashi!

—Tranquila... — una risilla inconsciente se le escapó, a sabiendas de que estaba arriesgando demasiado frente a una Sakura tan intempestiva — No es lo q-

— ¡Pervertido!

Y quiso ponerse de pie para alejarse, pero Kakashi se lo impidió tomándola firmemente de la mano.

—No es por eso...En serio, tranquila. — Ella bufó —Mira, mira...ya no me río ¿ves?

—Tsk.

— Te lo pregunté porque creo que quieres saber algo pero no te animas a decirlo, y eso te está frustrando.

Ella refunfuñando se acomodó apoyando las espaldas contra el mullido sillón, cruzándose de brazos nuevamente, pero no lo contradijo.

—Y estoy buscando la forma de entenderte y explicártelo. Y si tienes algo de experiencia, bueno, hay cosas que son más fáciles de explicar con, digamos... aunque sea la experiencia básica. — respiró hondo al verla más calmada — Por eso te lo pregunté.

Ella bufó pero su expresión se relajó. Lo miró unos segundos pero no le respondió.

— ¿Y?

—¿Y qué?

—¿Lo eres?

Lo asesinó con los ojos y luego resopló rindiéndose a mala gana.

— ¡No! No lo soy. ¿Contento?

—¿Contento?

—¡Ya! Deja de disfrutarlo y explícate de una vez.

Carraspeó para no reír. ¡Por dios, que hermosa estaba!

—Bien. Saquemos el sexo oral de lado porque evidentemente no lo-

— ¿Ves? Ya te burlas ¡degenerado! ¿Cómo querías que te preguntara algo?

Se carcajeó, conteniéndose, pero por dentro moría de ganas de pellizcarle esos mofletes inflados por el enojo.

—No me rio de ti. Solo de tus reacciones. Tranquila, estás conmigo y no tienes que demostrarme nada. ¿Confías en mí?

Asintió de mala gana.

—Bueno, ahora dime otra cosa. ¿Alguna vez experimentarse un orgasmo?

Su rostro enrojeció por completo en ese momento.

—Kakashi...— siseó.

—¿Sakura?

Ella resopló angustiada, sabiendo que sólo le quedaban dos opciones: responder o echarlo. Y la verdad es que por más que toda la situación la incomodaba demasiado, la curiosidad le ganaba al resto.

Y él estaba tan lindo esa noche. Le encantaba cuando sólo vestía la ajustada camisa ANBU que le dejaba los hombros descubiertos resaltando el resto de la firme musculatura. Kakashi era un hombre delgado, y apenas más alto que el promedio, pero sumamente fibroso. Sus largas extremidades lucían muy bien toda esa musculatura que parecía cincelada sobre la piel.

Si tan sólo pudiera bajarle el tapa bocas...

— ¡Sí! Obvio...— dudó unos segundos —Creo.

— ¿Lo crees o lo sabes?

Ella lo miró de reojo mordiéndose el interior de las mejillas.

— ¿Son como los de Lili en el libro?

—Sí, se explican bien. Esas son las reacciones.

—Oh.

—Es un no.

— ¡Pero si he disfrutado!

—No te niego eso. Pero nunca llegaste.

Ella se sonrojó y no pudo ocultar la preocupación en sus ojos cuando lo miró.

–No... — reconoció casi inaudiblemente.

—Bueno... ¿qué sentías cuando Sasuke entraba en ti?

— ¿¡Qué!? ¡Kakashi! ¡No pienso responderte eso!

— ¿No fue con Sasuke? Yo hubiera jurado que-

— ¡Sí, fue con él! ¡Sólo con él! Y me hizo... ¡ay dios mío! ¿Qué estoy haciendo? — Se tapó la cara con ambas manos — ¡Dije que no voy a responderte eso!

Él le acarició la cabeza quitando los cabellos que caían sobre los dedos de las manos de Sakura.

—Entiendo. Tenía que preguntar...— ella asintió con un quejido — Fue algo brusco ¿no?

— ¡Kakashi!— lo miró dando un respingo hacia el costado — ¡Te dije que no voy a hablar sobre eso! Ya fuimos demasiado lejos...

—Está bien, pero-

— ¡No puedes hacerme esas preguntas! ¡Eres mi sensei!

—Ex sensei.

— ¡Eres hombre! — le gritó.

—Bueno, sí. — Miró hacia su entrepierna —Eso dicen mis...

— ¡Kakashi!

—Está bien, está bien... no te pregunto nada más. — Respiró hondo — Perdona mi insistencia, pero necesitaba saber algunas cosas para explicarte mejor. Pero ya entendí claramente que no quieres tocar más el tema.

Ella asintió.

— Bueno... — la observó por unos segundos rascándose el mentón — Viendo que todo está claro...— se estiró en dirección al libro al que Sakura había arrojado al otro lado del sillón, pasando sobre ella. Un movimiento deliberado y algo atrevido que no tuvo nada de casual.

Sakura contuvo la respiración al sentir el cuerpo del peliplata oprimiéndola, estirándose en vano hacia atrás para darle espacio. Ese roce, esa presión luego de la breve pero intensa conversación, crispaba hasta la última célula de su cuerpo.

— ¿Seguimos? —le dijo al fin acomodándose en su lugar y abriendo el libro en la página marcada.

— ¿En serio lo dices?

—Eh...sí. ¿Qué...?

—Pues, no debería.

— ¿Por?

—Ya te lo dije. Es mentiroso ese libro y... y... ¡me hace enojar!

—Sakura...es ficción. Ya déjalo. Además, más allá del sexo, está intrigante la historia de Daiki y Lili, ¿no? Sobre todo el pasado de Lili.

Ella resopló pero asintió admitiéndolo. La historia estaba escrita de una forma que te dejaban con las ganas de saber más. Más allá del sexo, claro.

— ¿Segura que no quieres seguir leyendo conmigo?

No le dijo nada. Sólo lo miró de reojo.

—Oh...que mal. Bueno, tendré que seguir solo. — Cerró nuevamente el libro — Si quieres después te lo cuento... aunque no es lo mismo que leerlo. Pero en fin. — La miró sonriendo. — ¿Me decías que habías hecho postre?

—Si... de chocolate y... — él se puso de pie dejando el libro al lado de ella —Pero...

— ¿Vamos?— y le extendió la mano para ayudarla a levantarse.

Ella estaba inmóvil, viéndolo sentada en el sillón. Estiró la mano tomándosela de los dedos, pero no se movió.

— ¿Sakura?

—Emmm... Kakashi yo... perdona.

— ¿Qué cosa?

—Mi reacción. Creo que reaccioné...mal. No es tan...no es feo el libro.

Él sonrió ampliamente.

Allí estaba, rindiéndose otra vez. Ella y su hermosa curiosidad.

—No hay nada que perdonar. Entiendo que iniciarse en el género suele causar esas...cosas. — Se agachó frente a ella sin soltarle la mano, quedando de cuclillas — ¿Te excitó, no?

Ella se sonrojó profusamente.

—Algo.

— ¿Quieres leerlo sola?

Ella negó. —Me gusta...contigo. Sólo que... bueno...hay cosas que me ponen algo...inquieta. No te burles tanto de mí...— lucía como un cachorrito recién regañado.

Era hermosa. Preciosa. Era tan perfecta.

—No me burlo. Solo que... — Respiró hondo nervioso, demasiado para su gusto, verla así era más de lo que ya podía soportar esa noche sin que le afectara. — Me vuelves loco, Sakura.

La confesión fue sincera. Pero la sonrisa que le dedicó tras ella suavizó la revelación disfrazándola de ternura.

—Soy muy berrinchuda, ¿no?

—Más bien demasiado ansiosa.

Quedaron viéndose a los ojos por unos segundos, disimulando cada uno lo que podía para no evidenciarse frente al otro. Una, avergonzada. El otro, controlando demonios.

— ¿No te enoja si te pido que ...sigamos leyendo?

Kakashi le sonrió ampliamente.

—En absoluto.



—Eso... ¿eso es posible?

Kakashi bajó la vista al libro por primera vez en la media hora que llevaban de lectura. En realidad, que Sakura llevaba leyendo.

La tenía apoyada en el costado de su cuerpo, relajada contra su hombro mientras la rodeaba con el brazo libre. La sentía respirar entrecortado, aunque ella intentara disimularlo bajo suave carrasperas, a medida que avanzaba en el segundo encuentro sexual entre los protagonistas.

No podía explicar con palabras el placer que le brindaba ese simple contacto. Tenerla así, alborotada, intrigada, segura en sus brazos, feliz...era todo lo que alguna vez pudo pedir.

—Emm... ¿en qué te quedaste?

Sakura suspiró algo agitada.

—En que él le estaba...en esa pose de...de...

—En cuatro.

Sus mejillas se encendieron ante la mención explícita de la postura. No hizo falta que asistiera para responderle.

Él sonrió. — Ahhh...es una excelente pose.

— ¡Kakashi!

— ¿Qué? A mí me gusta mucho y las mujeres con lo que lo he hecho no se han quejado cuando las puse en cuatro y-

— ¡No quiero escuchar eso! — Chilló tapándose los oídos con ambas manos — ¡No! No. Eres mi sensei.

—Ex sensei.

Ella suspiró.

—Bueno... ¿y qué pasa con eso?

—Es que... eso...que decía ahí...

—Vas a tener que ser algo más específica si quieres que aclare alguna duda, Sakura.

Ella infló los cachetes frunciendo algo el ceño, intrigada y sumamente incómoda. Pero más intrigada que otra cosa.

Sus mejillas se encendieron levemente cuando alzó la vista para hablarle.

— ¡Lo que le hacía con los dedos! — le gritó.

— Ah...eso. — Le sonrió — La masturbaba. Verás, en esa pose la mayoría de las mujeres necesitan una estimulación adicional directamente en el clítoris para alcanzar el clímax.

Sakura abrió los ojos en sorpresa ante la simpleza y naturalidad con la que su ex sensei le explicaba todo.

Y Kakashi no hacía más que perderse en esos ojazos verdes que lo miraban con tanta curiosidad, que reclamaban lo que sus palabras no. Adoraba como se contraía su boquita al frente cuando se mordía las mejillas por dentro mientras procesaba en sus pensamientos una idea.

Sabía que vendrían más cuestionamientos, ella estaba tan curiosa que su prudencia se vería de a poco ofuscada por la osadía que movía esa necesidad por saber. Y él no podía estar más a gusto con ello.

— ¿En qué te quedaste?

—Emmm...en lo de la...masturbación.

— ¿En serio? Vamos...eres doctora, conoces ese mecanismo.

— ¿Por quién me tomas?

—Nada. Solo que no entiendo tu duda. — provocó.

—Es que...

—Es posible esa pose. Totalmente.

—Sí, pero...

—Y es muy buena. — la interrumpió nuevamente, sólo en el afán de molestarla.

—Sí. Ya me voy dando cuenta de que te gusta. Pero...— suspiró – ¿Cómo haces para disfrutarlo así? ¿Para sentir esas...cosas como Lili?

¡Esa era la pregunta! Lo intuyó siempre sólo que quería que ella lo dijera.

—Bueno...experimentas.

— ¿Qué?

—No se goza así de primera. Debes conocerte, experimentar.

— ¡Mira lo que dices! ¡Claro! Es fácil para ti hacerlo, ¡eres hombre!

Él rio suavemente. Le encantaba que ella se ofuscara de esa forma.

—No voy a negarte que es más fácil para nosotros experimentar, y no es por machismo que te lo digo. Como que tenemos todo más...como decirlo, a flor de piel. Pero ustedes lo sienten más intenso. Su cuerpo es más exquisito y complejo. — Le sonrió acariciándole la mejilla provocándole un leve sonrojo.

— Nosotros sentimos fácilmente, nos encendemos ahí abajo y pasa todo. En cambio ustedes... ¡ustedes sienten todo! Cada beso, cada caricia, cada roce. Su cuerpo se enciende completo. Por eso es más difícil dominarlo...

La pelirosa exhaló pesadamente mirándolo con una sorpresa teñida de admiración.

— ¿Cómo sabes todo eso?

— ¿Experiencia? Soy muy observador Sakura.

Ella sonrió. Si bien en cierta forma la aliviaban esas palabras, ahora tenía más dudas que antes.

—Solo debes experimentar. Suéltate.

—Si... ¿pero cómo hago? — Suspiró bajando la voz —No tengo con quien.

Realmente él se ofrecería con tanto gusto a ayudarla...

— ¿Y porque debería ser con alguien?

—Me... ¿me estás diciendo que... que me...?

—Que te conozcas. Para disfrutar mejor con alguien, debes conocerte. Tienes que tocarte, concentrarte en las sensaciones de cada caricia que te des, date el tiempo de explorarte. — Ella abrió aún más los ojos. —En fin...te estoy diciendo que te masturbes.

—Oh...

—Es natural, lo sa-

— ¡Sí! Sí. Lo sé.

— ¿Y entonces?

—Es que yo... es que nec... no, no. Mira, lo que pasa es que como... ¡dios! — Bufó frustrada. — ¡No puedo decir esto!

—No sabes cómo hacerlo.

Asintió tapándose la cara con ambas manos, dejando escapar un quejido.

Kakashi le sonrió dulcemente y en un movimiento deliberado, se ofreció a ayudarla sin medir las consecuencias.

—Dame tu brazo.

Ella lo extendió tímidamente, dudando de la petición. El sonrojo que le cubría las mejillas se profundizó extendiéndose debajo de sus ojos en anticipación al calor que sentiría cuando esos dedos le tomaran por la muñeca.

Y sucedió. Tuvo que contener un jadeo cuando su ex sensei le giró la mano apoyando el dorso en su fuerte palma para sostenerla delicadamente en esa posición.

Kakashi la miró a los ojos y esperó que ella hiciera contacto con los suyos antes de rosar suavemente la cara interna de la muñeca, esperando generar intencionalmente esa reacción que obtuvo en una accidente momentos atrás.

Y llegó. Ella se estremeció y no pudo evitar suspirar en el preciso instante en que esas curtidas yemas se deslizaron con sutileza sobre su pálida piel, erizándole cada poro, provocándole ese calor que le volvía los párpados pesados y que le retorcía las entrañas en un reflejo de placer.

— ¡Wow! ...Que sensible eres. — le susurró.

La mirada de Kakashi era calma, pero no menos profunda. Su respiración se mantenía bajo control. Pero por dentro era un tormento de voluntades en constante lucha entre lo correcto y lo deseado.

—Se siente...bien, Kakashi. ¿Qué deber-

—Shhhh... siente. Concéntrate en mi caricia... ¿sientes el roce? — Ella asintió humedeciéndose apenas los labios. Y tuvo que permitirse jadear cuando él incrementó la intensidad deslizando de arriba abajo su dedo índice y mayor. — ¿Sientes la presión con que lo hago?

—Si...

—Ahora presta atención a la forma en que muevo mis dedos. — Y comenzó a realizar pequeños círculos —Busca la que a ti te sienta mejor...

—Si...—su voz era apenas un susurro. —E-esa... ahí...

Él la miraba y podía leer entre esos pequeños gestos en el delicado rostro de su niña rosa la excitación que comenzaba a hacer mella en ella. Ese leve sonrojo que ya no respondía al pudor, esos ojos que lentamente se tornaban vidriosos y pesados.

— ¿Y ahora?— abrió levemente los dedos para retornar al movimiento de arriba a abajo.

—Oh...Tamb...bién...

— ¿Te gustan ambos?

—Sí...

Kakashi tuvo que mantener el aire en sus pulmones si quería controlar la agitación que lo comenzaba a tomar.

Tan sensible... tan hermosa.

—Ahora — carraspeó —dame tu otra mano. — La tomó separando dos dedos y guiándolo en los movimientos y presión con los suyos — ¿Sientes como lo hago?

Ella asintió y él la soltó para que siguiera.

—Bien, copia mis movimientos ahora.

Sakura obedeció imitando cada uno de sus toques.

— ¿Lo sientes?

—Sí, pero... era más fuerte con tus dedos...

Él río por lo bajo. ¡Dios! Claro que él era mejor.

—Es sólo cuestión de práctica.

Minimizó mirándola a los ojos, intentando contener bajo la dureza de su ceño entrecerrado la desesperación del calor que le estaba comenzando a nublar la razón, que le demandaba hundir esos dedos por debajo de la corta falda y repetir cada uno de sus movimientos sobre la húmeda piel de Sakura.

—Bueno...ahora aumenta la velocidad. Lentamente...así...muy bien nena...

—Ou...

— ¿Era lo que necesitabas?

—Sí...yo... — esos vidriosos ojos jade se cerraron.

Algo se estremeció dentro de él, haciendo mella en la excitación que con rudeza intentaba contener para evitar que esa media erección se completara. Pero en el momento en que un indeciso gemido se le escapara a su niña rosa, ya no pudo detener nada.

«¡Mierda!»

—Ahora...— carraspeó nuevamente —Debes hacer lo mismo pero en tu clítoris.

Ella abrió los ojos de repente deteniéndose.

—No ahora, ahora. Claro. — Le sonrió nervioso — A menos que quieras hacerlo frente a mí, lo que no me disgustaría en absoluto pero-

— ¡Kakashi!

—Me lo imaginé. Bueno... —colocó una mano tras la nuca nervioso alejándose de ella, mientras disimuladamente acomodaba la erección que lo maltrataba cruzando las piernas. — Hazlo cuando me vaya que va a ser ...en este preciso instante.

Y se estiró rápidamente para tomar su abrigo con la idea de usarlo para cubrirse, cuando sintió la mano de Sakura tomarle por el antebrazo deteniéndolo.

— ¿Ya te vas?

Él la miró entre sorprendido y horrorizado. Estaba desesperado por ocultar el bulto que apretaba contra la tela del pantalón y ese toque no contribuía en nada a ayudarlo.

—Es mejor que sí, que me vaya...— Ella lo miró desilusionada — Emmm... así tú la sigues, digo, te masturbas... sola.

En su mente no podía dejar de imaginarla en ese mismo sillón, abierta de piernas, con la falda enroscada en las caderas, las bragas en un tobillo y esos delicados dedos frotándose tal como él le había enseñado. Y eso, fue lo peor que podría habérsele cruzado por sus pensamientos en ese preciso instante.

—Kakashi... ¿estás bien?

Él pestañeó rápidamente cortando el contacto y reanudando torpemente su huida.

—Sí, sí. — No la miró.

Ella se quedó sentada observándolo, apretando las piernas para calmar esos latidos en su entrepierna que la estaban volviendo loca. Se sentía tan abrumada que lo único que llegaba a entender es que no quería que él se fuera, pero a la vez necesitaba estar sola para intentar ahí abajo lo que tan hábilmente su ex sensei le había mostrado.

Sería la primera vez que probaría algo así y tenía muchas ganas de hacerlo, pero no podía dejar de anhelar la presencia de Kakashi cuando al fin sucediera. Y eso la avergonzaba y asustaba en partes iguales.

Salió de su ensimismamiento cuando lo vio acercarse a la puerta de calle sin siquiera saludarla.

—Te acompaño a la salida. — y se puso de pie.

—No hace falta Sakura — la detuvo estirando el brazo. Desesperadamente necesitaba tenerla lejos en ese momento. —Nos vemos mañana ¿sí?

No le dio tiempo a nada. Ni bien terminó de decir esas palabras le sonrió abriendo la puerta y se deslizó rápidamente al exterior, cerrando sin voltear a constatar que hacía su niña rosa. Era mejor así.

La brisa fresca de un otoño ya entrado en fecha le golpeó el rostro de forma brutal, provocando un suspiro de alivio en él.

Cerró los ojos por unos segundos, mientras iniciaba la marcha con paso apurado de regreso a su casa. Y en ese preciso instante, la imagen de Sakura tocándose, con las mejillas encendidas, esa pequeña boquita entreabierta en placer, gimiendo, jalaron su erección hacia arriba endureciéndolo dolorosamente.

Sería una noche larga. Otra noche tortuosa.

Sonrió.

Pero ¡mierda! como lo había disfrutado.



Y, cumpliendo con mi agenda,  ¡aquí estoy! Nueva semana y nuevo capítulo.

A las que le quedaban dudas de si Sakura era buena cocinera...¿ya quedaron claras? jajajaja... 

Las cosas van queriendo subir la temperatura. De a poco, de a poquito, a fuego lento... Kakashi se va animando a más con una Sakura curiosísima. ¿Que creen que pasó cuando Kakashi la dejó solita? ¿Habrá continuado con el consejo de su ex sensei?

Espero que les haya gustado. ¡Nos vemos dentro de una semanita!

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