Capítulo 28

El piso del hospital en el que se encontraba la habitación que Kakashi les reservara en exclusiva para su familia, estaba desierta.

Sasuke detuvo el pesado andar, con el que arrastraba las piernas simulando caminar, frente a la puerta, y agradecía esa soledad ya que su semblante no transmitía otra cosa que no fuera angustia, echando al suelo la imagen fuerte y fría que siempre proyectaba. La imagen de todo Uchiha digno.

El encuentro con Seiyi lo había dejado devastado, y no sólo por lo que viera o ese cúmulo de emociones condensadas que le hiciera vivir, sino por lo familiar que se sintió la clase de ataque que utilizó con él. Porque lo había atacado, con un genjutsu, no podía ser otra cosa.

Por unos segundos, ni bien apreció ese destello en los ojos de su contrincante, no hizo más que pensar en Itachi, y no sólo le aterró por lo que ello significara, los ataques de su hermano eran los más profundos y desestabilizadores si salías enteros de ellos; sino que le hizo caer en la cuenta de lo mucho que lo necesitaba. Él siempre fue un hombre de arreglárselas solo, de no necesitar ni importarle nadie, y ahora estaba reducido a un manojo de emociones anhelando momentos que podrían haber sido, si su obstinación no hubiera destruido todo.

Respiró hondo, exhalando lento.

Sus ojos debían estar hinchados y no sabía cómo recomponerse antes de entrar. Desde que fuera un pequeño niño no se sentía así de perdido. Pero no quería, no podía, demorar más tiempo. Necesitaba verla, sentirla, y no sólo a ella, también a sus bebés.

Apretó el paquete de regalo bajo el brazo y abrió la puerta lentamente para no hacer ruido al destrabarla. La habitación que lo recibió estaba en penumbras y silencio. Karin se hallaba dormida de lado, dando las espaldas a la entrada. Siempre lo estaba a esas horas. El embarazo la tenía agotada y fue peor luego de los tratamientos que le brindara Sakura. Demandaban mucho de su energía y, si bien la pelirrosa le administraba multivitamínicos diariamente y siempre desviaba algo de su propio chakra para la mamá, toda la energía que ella disponía se la brindaba a sus bebes. Quería que nacieran bien, sanos y fuertes, como su padre. Siempre se lo decía.

Cerró suavemente y entró sin hacer ruido. Se quitó la capa la cual depositó en una de las sillas. La katana la apoyó al lado y el paquete correspondió sobre la mesa. Y de inmediato fue hacia la silla que yacía al lado de la cama. Y se sentó allí. La luz de la lámpara pequeña de mesa alumbraba el rostro calmo de la pelirroja, que dormía plácidamente con una mano apoyada sobre la almohada palma hacia arriba, y la otra sobre la enorme panza.

Le sonrió. Se veía tan hermosa. Su mujer era hermosa y fuerte.

«Mi mujer...»

Pasó su mano por el rostro quitándole algunos de los rebeldes cabellos rojizos, delineándolo luego.

¿En qué momento sintió la necesidad de desviar su atención a Sakura? No entendía que se le había atravesado por la cabeza en el instante en que reparó que la pelirrosa tenía algo con su ex sensei, que fue lo que lo movió a querer crear un triángulo sólo por ¿posesividad? ¿Qué mierda le sucedía? Nunca le había realmente interesado Sakura, ¿y ahora quería reclamarla como propia?

Karin siempre le dio todo lo que él buscaba, desde el primer día que la conociera en aquél viaje de revisión, al que acompañara a Orochimaru y Kabuto a las cárceles. No permitió que fuera evidente, pero ni bien la vio en medio de todos esos prisioneros a los que la chica manejaba, le fascinó, despertando en él ansias en las que no había reparado jamás. La mirada con la que la fémina lo recorrió de pies a cabeza ni bien notó su presencia, fue única. Si de él hubiera dependido, la tomaba en ese mismo instante, frente a todos, y sabía que ella no se hubiera negado, era así de perversa y alocada.

Sonrió. Aún recordaba las palabras que le lanzó al aire, silenciosas, sólo articuladas por esos preciosos labios carmesí.

«Tú, el serio, eres mío.»

Y tenía razón. Fue de ella. Desde ese primer momento.

No entendía porque, el comportamiento de la fémina no le brindaba estabilidad, pero en ella encontraba sostén, refugio. Esa mujer menuda y ciclotímica, contaba con la suficiente fuerza de carácter como para enfrentarlo aun cuando estuviera loca por él. No le dejaba pasar ni un error. Lo convertía en el mejor hombre que él le permitía, porque sí, reconocía que era un hombre difícil, pero ella no se quedaba atrás. Y si bien en un principio, su relación los potenciaba para mal, ella no dudó en acompañarlo y apoyarlo en cada decisión. Y en poco tiempo, se vio teniendo en cuenta sus opiniones más de lo que querría admitir. Se había enamorado de ella, aunque en esos momentos poco sabía del amor y de lo que se sentía, y el egoísmo fuera el que reinara en esa relación.

Fue el camino del crimen y los castigos de la justicia, lo que lo llevó a alejarse. Tratar de corregir su porvenir como ninja elite, quizás una buena mujer limpiara su nombre. Y allí entró Sakura. Estuvo bien, al fin y al cabo la chica tenía lo suyo, lo adoraba hasta resultar empalagosa, y siempre le atrajo físicamente. El desfogue en el sexo era suficiente para calmarle las ansias, pero sólo un tiempo.

Y siempre presente en cada día, en cada pensamiento, Karin aparecía recordándole que eso que vivía sólo era matar el tiempo. Reencontrarla fue sentir que completaba nuevamente su vida. Ya poco importaban los juicios sociales, ni la estabilidad de cada uno. Cuando al fin pudo hacerle el amor otra vez, entendió que ella era la mujer que necesitaba a su lado.

Y casi estuvo por dañarla. A ella, a sus hijos. ¿Qué clase de hombre era?

Respiró hondo mientras le recorría el rostro con la mirada, con los dedos.

La angustia no lo abandonaba, la culpa por lo que intentó y el auto aborrecimiento eran tan profundas, que no podía más que sentirse abrumado, siendo para él muy difícil procesar todas esas emociones, menos entenderlas. Pero aun así, muy en el fondo, latía un sentir que le esperanzaba. Era una certeza, una simple corazonada pequeña pero lo suficientemente fuerte para vislumbrarle un futuro mejor, porque si hacía las cosas bien, sería el hombre que esa mujer y niños necesitaban. Sería el padre que él no tuvo.

Y entendía que eso fue lo que le había mostrado Seiyi, dejándolo con más interrogantes que convicciones. Sólo algunos pocos dentro del clan Uchiha podían hacer lo que él le hizo, ya que sabía con certeza que todo lo que vivió no podía ser más que un genjutsu, y uno muy complejo. Pero eso no era lo que le abatía, sino que esa clase de asalto proviniera desde un Hyuga. Algo no estaba bien. Pero lo que le hizo... no lo comprendía del todo, ya que el resultado debía haber sido uno muy diferente. Siempre esas ejecuciones se utilizaron para quebrar, pero en él había dejado algo que le decía que se lo iba a agradecer.

Aun así, en ese preciso instante no era lo que más le preocupaba ni su prioridad.

Karin se removió apenas, quejándose por la molestia que la despertaba. El cuerpo ya le dolía en esa posición y la sacó de su siesta vespertina, como cada día. Cuando abrió los ojos, encontró a Sasuke frente a ella, con ese semblante triste pero con una dulce sonrisa en los labios.

—Amor... — le sonrió — ¡que linda sorpresa!

Ella estiró un poco su espalda sin poder ocultar la mueca de molestia y bostezó.

—¿Te desocupaste antes de la reunión?

—Sí — era una mentira a medias. Luego de la reunión con el hokage, tuvo que acudir a otra pero con Suigetsu y Jugo, a quienes había hecho regresar prematuramente de las misiones, hasta que Kakashi le diera nuevas instrucciones.

—Me alegro. Porque te extrañamos mucho hoy.

Sasuke sonrió. —¿Sí? ¿Todos?

—Todos. Hoy estuvieron muy inquietos. — Suspiró largamente — Creo que querían sentir a su papá.

El semblante de Sasuke se entristeció en ese instante.

—¡Ey! ¿Qué pasa? ¿Dije algo que te molestó? — Sasuke negó apretando los ojos antes de bajar el rostro para que no pudiera verlo, sentía que las lágrimas se le agolpaban sin poderlas detener. Y se odiaba por ello. — ¿Está todo bien?

—Sí... sólo que... no me hagas caso.

—Amor... cuéntame, puedo ayudarte.

Sasuke negó e intentó levantarse de la silla para tomar distancia, pero Karin, en un rápido movimiento, le tomó del hombro impidiéndoselo. Un movimiento que apretó a sus niños provocándolos, y las pataditas comenzaron otra vez. Karin entrecerró el ceño respirando hondo y rápido, como Sakura le enseñara para soportar esas presiones dentro, siendo tres bebés que se movían al mismo tiempo se tornaban realmente duras.

—¿Karin? — volteó con preocupación, regresando a su asiento —¿Que sucede?

—Los niños...—respiró nuevamente, profundo — están... ¡ay! Me están matando — y carcajeó acostándose de espalda antes de retirar todas las colchas y abrir el camisón sobre la panza. Pequeñas protuberancias se asomaban cada vez que los niños pateaban, o levantaban sus piernitas.

Abrió grandes los ojos ante ese espectáculo, quedándose inmóvil. ¿Cómo no lo había visto antes?

Claro, él debía cuidarla pero se la pasaba más de intriga y misiones dentro de la aldea, que en esa habitación

—¿Qué te quedas ahí mirando? ¡Tócalos!

La orden de Karin lo hizo reaccionar y rápidamente llevó su mano al lugar donde observó la última patadita.

—Niños... — llamó la mujer alzando apenas la cabeza para mirar hacia su panza —Está papá...¿lo sienten?

Una nueva patadita se hizo sentir en el preciso lugar en el que el varón había apoyado la mano, provocando una repentina y enorme sonrisa apenas lo sintió

—Es... es muy fuerte.

—Sí. Ellos lo son.

—¿Y la niña?

—Es más suave, pero más inquieta. Está ganando fuerzas.

Y en otras secciones de la enorme barriga se vieron nuevas protuberancias, que lo llevaron a pasar la mano por cada lugar, buscándolos.

La mujer hizo una mueca de dolor, reanudando los ejercicios de respiración.

—¿Te duele?

—Más que doler...— se movió apenas, acomodando su pesado cuerpo — es molesto — y carcajeó — Pero me encanta cuando andan inquietos, disfruto mucho sentirlos.

—Sí. Es único.— sonrió mirando la panza, sin quitar su mano del lugar.

La mujer observó la ilusión con que esos oscuros ojos recorrían el enorme abdomen, como apenas se abrían cada vez que interceptaba una patada y no pudo más que sentirse a gusto. Había un cambio en su compañero esa noche, uno que había creído que jamás iba a llegar. Por primera vez, lo sentía realmente comprometido con ese proyecto que creía en su vientre. Comprometido y a gusto.

—¡Háblales! — le dijo de repente, subiendo las apuestas.

Sasuke la miró abriendo los ojos.

—¿Qué? Pero... ¿cómo lo...?

—Apoya tu rostro en la panza y háblales. Ellos me oyen todo el tiempo, así te van a oír a ti también.

Asintió con duda, pero hizo caso a las instrucciones. Y cuando estaba acomodado, con su mejilla cerca del ombligo, mientras con la mano seguía desplegando suaves caricias, buscó que decir, decantando por lo tradicional. No era hombre de muchas palabras, y esa realidad se cobraba con fuerza el momento.

—Hola. — suspiró — Hola preciosos...— se detuvo, hasta de respirar, cuando una pequeña patada se sintió cerca de su mejilla. Sonrió. — Soy papá. No me conocen mucho, pero soy yo...

Karin sonrió y apoyó una mano sobre los cabellos de su hombre acariciándole.

—¿Voy bien?

—Sí, sí, sigue.

Respiró hondo. Se sentía nervioso, pero de alegría. Una alegría profunda que casi lo emocionaba y licuaba en su garganta las pocas palabras que se le habían ocurrido. Quedó en blanco en ese instante. Y fue cerrar los ojos y sentir el movimiento de cuerpitos acomodándose apretados dentro de ese vientre, que una ola de felicidad simplemente le llenó la boca de palabras.

—Papá les quiere mucho. De verdad. Papá no miento. Y sé que estuve un poco ausente estos días... pero no va a ser más así. Lo prometo.

Una lágrima rodó por el ojo de Karin, sin ser consciente de que al varón le pasaba lo mismo.

—No voy a irme más, nunca más, porque los quiero. Mucho — su voz comenzó a quebrarse — Con mi vida, ¿saben? Yo... yo no voy...a... abandonarlos... jamás.

Y una lágrima pesada rodó hasta caer en la piel de su mujer, quien en ese instante advirtió que el estado de su pareja no distaba del propio. Y aun sorprendida, se arrojó al disfrute de ese momento tan íntimo.

—¿Sasuke?

—Nunca voy...

—Sasuke...por favor, mírame.

Él obedeció levantándose lentamente, con el rostro gacho. Para cuando logró enfrentarla, sus mejillas estaban bañadas de lágrimas.

—Amor, ¿qué sucede?

Negó y, sin dejar de acariciarle el abdomen, como si su mano apoyada allí fuera el único sostén posible para su persona, la miró a los ojos sintiendo la angustia por sus errores potenciales abrirse camino nuevamente hacia el pecho, apretándolo dolorosamente. Y ya no quería sentir más eso. Quería estar bien, feliz y entero para sus hijos, para su familia. Fue quizás ese dolor o las ganas de construir algo nuevo y bueno, o tal vez esa última patadita que chocó sus dedos, los que le hicieron hablar con cruda sinceridad.

—Yo... alguna vez sentiste que podía... ¿alejarme?

Ella sonrió en reacción, no se esperaba esa pregunta y menos de su hombre, para luego torcer la boca mirando hacia otra parte de la habitación. No le sorprendió lo que le preguntaba, en cierta medida le alegraba que al fin lo dijera por qué sí, lo había sentido pero no quería preocuparse por eso en su estado, estaba concentrada en sus hijos.

Y le respondería, entendía que esa pregunta era la oportunidad de reafirmar la familia que iban a construir.

—Bueno...la verdad es que sí. Lo sentí.

El rostro de Sasuke se bañó de tristeza en ese instante. Nunca creyó que fuera tan obvio, porque en realidad jamás le importó si otros sufrían por él.

—Cuando.

Ella respiró hondo. No podía negar que le ponía nerviosa la conversación pero no la detendría. Algo le decía que había un antes y un después de ella.

—Cuando Sakura comenzó a atenderme y tú la veías todos los días.— Sasuke no dijo nada, sólo acarició la enorme panza que seguía marcándose con las pataditas. — En cómo la mirabas, o la buscabas cada vez. Ahí me di cuenta... — sonrió con dolor — que... que aún sentías algo por ella.

El varón negó acercándose al rostro de la mujer y le acunó la mejilla fijándola a sus ojos.

—Perdón. Perdón si te hice sentir que podía... dejarte.

—En realidad, no me preocupaba realmente eso.

Sasuke contrajo el cejo.

—Sabía que ella no iba a hacer nada para alejarte de mí o de tus hijos. Aunque eso no me garantizara que me querrías...

—Te quiero.— le dijo de improviso, y esas palabras se oyeron maravillosas viniendo de Sasuke, pero no menos extraño. — No. Yo te amo.

Karin lo miró a los ojos, abriendo enormes los suyos. Jamás se lo había dicho. Él era hombre de demostrar sentimientos con las acciones, no con las palabras, si es que acaso los mostraba.

—Sasuke...

—Es verdad, te amo. A ti, a nuestros bebés, al futuro que vamos a armar...sólo que...— agachó la mirada — fue tanto tiempo velando por mí, lleno de odio que... perdóname.

—No hay nada que perdonar.

—Sí — alzó la vista y la fijó nuevamente en su mujer, acercándose — No fui un buen hombre. No lo soy. Pero prometo que lo seré.

Ella asintió sonriendo y quiso decirle algo, pero el varón sello sus labios con un beso suave, uno que buscaba acariciarle, transmitirle más de aquello que sentía porque ya las palabras no le saldrían. La mujer gimió cuando lo intensificó con su pasión, sintiendo como el pulso se le aceleraba en excitación. Hacía demasiado tiempo que no tenía esa clase de contacto con él y, sumado a las hormonas, sus necesidades estaban más a flor de piel aunque supiera que no debía. Los bebes se removieron en su vientre comenzando con las pataditas nuevamente.

—Mhmm — se quejó en la boca del hombre y él se detuvo.

—Te hago daño.

—No, no. No eres tú... sólo que tus hijos... creo que quieren que les des mimos a ellos y no a mí.

—¿Te están pateando? — y giró hacia él abdomen viendo cómo se formaban nuevamente protuberancias.

Sonrió y se abalanzó suavemente a ellos, besando cada bultito que se formaba a la vez que los buscaba con las manos.

—Shhhh... tranquilos, tranquilos. Papá está aquí, no molesten tanto a mamá. Sean buenos con ella.

Karin observaba la situación con felicidad en la mirada. Desde que quedara embarazada Sasuke la había cuidado muchísimo, pero jamás le demostraba amor o era cariñoso. No se lo reclamó. Al fin y al cabo él no era esa clase de hombre y ella se había enamorado de él en su peor momento. No cabía lugar a quejarse. Aunque, no podía evitar soñar con que sus hijos le cambiaran, ablandaran su lado paternal, y con ello viniera algo de cariño. Pero eso que veía en ese instante, no era algo. Era todo. Y no podía estar más feliz aunque resultaba extraño el cambio repentino, por lo que no era difícil deducir que algo le había ocurrido a su hombre. Y sabía que no se lo diría, no esa noche. Y además, no quería romper esa atmósfera familiar y hermosa que tenían, quería disfrutarla lo más que pudiera como si no volviera a repetirse aunque deseara que ese Sasuke que veía allí, hubiera llegado para quedarse.

Y como si él estuviera leyéndole los pensamientos, la sorprendió cuando giró el rostro reparándola con una mirada calma y profunda.

—No voy a volver a ser el de antes. Esto que ves ahora, soy yo. Ayúdame a serlo siempre.

Karin asintió varias veces, sintiendo que sus ojos se nublaban.

—Está...está bien...Sasuke — y las lágrimas brotaron.

—No llores. — extendió su mano y secó todas las gotas que escurrían. — Eres la mujer de mi vida Karin.

Ella asintió nuevamente y le abrió los brazos buscando el abrazo que no tardó en llegar.

Y allí, sintiendo el aroma de su hombre, el calor del cariño, rompió en llanto.

—Lo siento... pero, déjame llorar un rato.

—Yo estaré aquí todo lo que necesites.

No dijo nada, sólo se hundió en el cuello aspirando más del calor y aroma del varón, dejándose llevar por el momento, por ese abrazo que se sentía por primera vez completamente genuino.



Sakura abrió lentamente los ojos girando hacia la ventana. No entraba luz de afuera, por lo que deducía que aún era de noche.

Estiró su brazo derecho buscando a Kakashi y no estaba a su lado en la cama. Su lugar ya estaba algo tibio por lo que suponía que se debía haber levantado hacía un rato. Estaría en el baño o la cocina.

Suspiró pasándose una mano por el rostro, y de inmediato buscó el reloj en la mesita a su izquierda, constatando que faltaban quince minutos para las siete, hora en la que sonaría la alarma para arrancar el día.

—Mierda.

Odiaba despertarse antes de la alarma. Le robaba horas de preciado sueño.

Bostezó estirando todo su cuerpo desnudo, y una mueca de molestia se dibujó en su rostro. Le dolía todo. Ni hablar de su trasero, que le molestaba cuando se ubicaba boca arriba y su vejiga que reclamaba liberación.

Con hastío se levantó, y rápidamente corrió al baño a orinar. El alivio de vaciarse fue escueto comparado con el frío que sintió en el cuerpo desprovisto de ropa, ya que así había dormido junto a Kakashi luego de que se ducharan tras el fuerte sexo. Sonrió, y, luego de higienizarse soltando alguna que otra maldición por la temperatura del agua corriente, corrió hacia la cama, metiéndose debajo de las abrigadas y calientes colchas aunque sea por unos minutos más.

Hacía frío, aunque el clima en la habitación fuera templado y agradable. El invierno aún se hacía sentir y eso que Kakashi mantenía su casa cálida, sobre todo para que ella estuviera cómoda. Siempre fue una persona que sufrió demasiado el frío y su ex sensei lo sabía, en más de una misión fue él quien se ocupara de descansar cerca de la chica en las noches, para transmitirle su calor corporal. Así que se tapó hasta la cara para disfrutar un rato más de calor de la cama hasta que el despertador sonara y ya no tuviera excusas.

—Buenos días — la voz de Kakashi entrando a la habitación le hicieron asomar la cabeza perezosamente, sólo destapándose hasta la nariz. —¿Te despertaste tan temprano?

—Sí — bostezó — Creo que fue mi trasero.

Kakashi carcajeó.

—No seas exagerada. Lo que te hice no fue nada.

—¿Nada?

—Sí, nada. — Y se sentó en la cama cerca de ella, abrazándola para darle un beso en la nariz. — Iba a sorprenderte despertándote con el desayuno, pero... me ganó tu trasero.

Ella se mordió el labio inferior y le buscó los labios para besarlo.

—Eres muy, muy caliente, sensei. Y demasiado travieso con mis partes.

—Es que tus partes son muy deliciosas para mí. Es tu culpa que cada vez pueda contenerme menos.

—¡Ey!

Y lo besó, sin tardar en subirse por completo a la cama y sobre ella, aprisionándola con su cuerpo, aunque no entrara debajo de las colchas. Ya se había vestido y su ropa estaba fría. No quería molestarla.

Le acarició el rostro unos segundos antes de hablarle.

—¿Quieres que te alcance la ropa?

—¿La verdad? No. — arrugó la nariz — Me gustaría que te desvistieras y te me metieras a la cama conmigo, a mimarme.

—Y ese sería un buen plan.

—Pero no se puede.

—Ajá. — la besó. — Va a ser un día complicado para mí, chiquita.

—¡Y para mí! Tengo que hacer un reporte detallado para el hokage, — él le sonrió por la forma en que mencionó su cargo —además de mis funciones y la reunión que tengo con Shizune para organizar nuestra investigación. Y ...¡tengo que hacer el reporte! ¿Te lo dije ya? Ah, sí, te lo dije. El reporte. — lo miró puchereando — Porque tiene que ser detallado, para que no te enojes.

Kakashi carcajeó. El informe del tratamiento a Seiyi. Ella se lo cobraría recordándoselo constantemente. En ese instante consideró que no fue buena idea reconocer que Seiyi le ponía celoso.

—Kakashi, ¿puedo preguntarte algo?

—Depende.

—Voy a preguntártelo de todas formas.— entrecerró el ceño amenazante.

—¿Y entonces para que me lo dices?

—No empieces.

—Con qué. — y le sonrió acercándose para besarla, molestándola al no dejarla hablar.

—Espera, espera... mmmfmfmm... en serio. ¡Sensei!— él carcajeó alejándose para darle espacio.

—Bueno, pregunta.

Sakura respiró hondo y se puso seria antes de hablar.

—Ok... ¡no vayas a enojarte! ¿eh? — el negó sonriendo aunque frunciera levemente el ceño, por si acaso, ya le picaban los celos — Tú... ¿conoces a Seiyi más allá de la relación de trabajo que tienen?

Kakashi se alejó apenas de ella. Le sorprendió la pregunta, debía reconocerlo, aunque intuyera que iba a hablar de él, su amigo.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Bueno... es que durante la reunión de ayer, como que noté ciertas miradas entre ustedes... Mmmm...sospechosas.

—No soy gay, Sakura.

—¡Kakashi!— le gritó golpeándole el pecho. La salida del peliplata la descolocó sonrojándole hasta las orejas. — Mira con lo que sales. ¡No lo digo por eso!

El varón carcajeó.

—Bueno, me pongo serio. Sigue.

— ¡Malo! — le acarició y asintió para que continuara — Si eres gay... ¡es tu problema! — le sacó la lengua para luego dibujar un puchero de tristeza. — Y mío. Porque ya no te gustaría más, yo. Lo querrías a él.

—¡Eso nunca! Tú siempre serás la excepción. — Y la besó.

—Kakashi... ¿y se conocen? Digo... parecía como que se conocían más como si fueran amigos o algo de eso.

Carcajeó acomodándole un mechón detrás de la oreja.

—Bueno, sí. Somos algo. Hemos servido juntos como agentes ANBUs muchas veces, y sí, somos amigos.

—¡Lo sabía! — gritó — ¡Lo sabía! No podías simplemente ponerte celoso así no más por un paciente mío. No porque simplemente fuera deliciosamente apuesto.

—No me recuerdes eso.

—¡Eres malo conmigo! Me hiciste sentir como el carajo y fue por tus celos. — él suspiró asintiendo con culpa —Voy a volverte loco con eso, ¿lo sabes?.

Kakashi carcajeó. —Bueno... creo que un poco lo merezco. Pero sólo un poco.

Ella le tomó el rostro con ambas manos y le besó profundamente, hundiendo su lengua por unos instantes.

—Mmmm... sabes rico... — volvió a besarlo — Fuiste malo conmigo.

—Lo sé, lo sé. — le acarició la nariz con la suya, antes de besarla otra vez —Perdón, linda.

—¿Qué te creíste? ¿Qué iba a aparecer un millonario apuesto, enigmático y seductor, y simplemente yo iba a irme con él?

El peliplata detuvo todos los arrumacos en ese instante, y la miró entrecerrando los ojos, sintiendo la punzadas de celos que lo castigaron el día anterior azotándolo otra vez, pero lo contuvo.

—Así como lo dices, la verdad que sí, lo pensé

—¡Kakashi! — le golpeó el hombro — ¿Pero quién te crees que soy?

—Lo mismo que yo cuando me celaste con Zulima.

—¡No es lo mismo!

—Sí, lo es.

—No, porque tu tienes historia con ella. En cambio, yo acabo de conocerlo y él a mí.

Kakashi entrecerró lo ojos. Seiyi la conocía, de hacía años. Así que sí había historia, una unilateral, pero no lo mencionaría. No le convenía.

—¿Y qué diferencia hace eso?

—Que puedes recaer.

—Y tú caer.

La mujer hizo un puchero en ese instante, cerrando la boca. No tenía con qué replicarle a esos argumentos.

—Bueno. Nada. Yo no caería.

—¿Y yo sí?

—¡Si!

—Ajá. ¿Y caería por...?

—Porque eres hombre. — apretó los labios con furia y le giró el rostro. — Y punto.

—No te la cree-

—¡Y punto, dije!

Kakashi carcajeó en ese instante. Había dado vuelta el juego a su favor y no podía encantarle más verla así molesta y celosa. Así que comenzó a buscarle juguetón los labios.

—No — ella le giró el rostro hacia otro lado, — No voy a besarte. No, no, estoy...mmfmfmfmff — el besó que llegó no sólo le cerró la boca, sino que la envolvió en ternura desarmándole el enojo. Sus brazos llegaron después, rodeándole el cuello al varón, atrayéndolo más a ella y a sus ganas que comenzaban a encenderse, aunque el trasero le molestara bajo la presión del cuerpo que se posaba y movía sobre ella.

—¿Amigos? — le susurró el peliplata cortando el beso, pero sin separarse de esa boca.

Ella le asintió y él le sonrió acariciándole el rostro.

—Bueno...entonces, ya que somos amigos y aclaramos todo, no vas a enojarte si te cuento que seguiré viendo a Seiyi. — La sonrisa que tenía Kakashi en el rostro se le esfumó de inmediato. —Verás, tiene una lesión antigua en el hombro de la herida, que requiere tratamiento. Y bueno, voy a dárselo. — le entrecerró los ojos — Pero quédate tranquilo, estará todo en el reporte, no te preocupes.

No le dijo nada. Solo la seriedad funcionó como respuesta.

— Relación médico paciente, Kakashi, nada más.

—Entiendo.

Sakura sonrió de lado. Nunca se imaginó que su ex sensei fuera así de celoso. Y comenzaba a gustarle la idea de provocarle, más luego de la forma en que la follara la noche anterior, movido por esa precisa emoción.

Se desconocía. Si con Sasuke hubiera vivido una situación similar, estaría aterrada. El varón era hiriente cuando quería. Pero con Kakashi, era todo diferente. Ella era diferente.

—No quiero que te sientas inseguro de él, porque yo te quiero a ti. Además, es un picaflor con "p" mayúsculas. ¡Es terrible con las mujeres tu amigo!

Él la miró con el ceño contraído.

—Que te hizo.

—¡Nada! A mí nada. Tranquilo celosín. — e intentó besarlo, pero él se lo impidió. Sakura sonrió. —Pero... lo vi en acción cuando me invitó a tomar té — carcajeó divertida — Tenía cuatro mujeres que parecían modelos coqueteándole. ¡No sabes cómo estaban! Y el desgraciado se les insinuaba y después las cortaba. Las tenía como locas. Me imagino que a alguna se debe haber llevado después de dejarme a mí.

—¿Fuiste a tomar té con él?

—¿Eso fue lo único que escuchaste de todo lo que te dije? — le sonrió cuando él ni se inmutó esperando su respuesta — Sí. Me invitó cuando le diera el alta porque quería agasajarme por ser el único médico que había logrado curarlo.

La furia en Kakashi ya le hacía un nudo en el estómago. El muy imbécil estaba usando todo lo que conocía de la chica gracias a él, para su favor. Invitarla a beber té... ¡por favor! Esa era su actividad con Sakura, no la de él. Suya. Y se la había robado.

—¿Dónde fueron?

—A la casa de té de la colina.— Kakashi apretó los dientes, el desgraciado siempre subiendo las apuestas, iba en serio con su niña rosa o realmente quería fastidiarlo —¿Por? ¿Qué tienes?

—Nada.— y se movió alejándose de ella.

—No me dirás que...—le sonrió provocativa.

—¡Te dije que nada!

Sakura lo observó por unos segundos, con una gran sonrisa divertida en el rostro, apretando los labios para no reír. Y cuando él finalmente reparó en la mueca de la chica, cayó en la cuenta que estaba buscando molestarlo.

—Sakura...

Ella asintió poniéndose roja hasta que no pudo contenerse y soltó todas las risas en una enorme carcajada.

—¡Mierda, Sakura! ¡Estás jodiéndome!

La chica negaba sin poder parar de reír. —Es cierto — y reía — sólo que... ¡ay! ¡Te puede Seiyi!

Kakashi la miró con fastidio. La situación podía ser graciosa pero sólo para ella, e iba a levantarse cuando sintió que le tomaban el rostro con ambas manos y lo jalaban de nuevo hacia la cama.

—Te ves tan lindo celoso.

—Ya.— intentó besarlo y él no se lo impidió, pero no le abrió la boca.

—Y follas aún mejor.

La miró con hastío.

—Creo que voy a ponerte celoso más seguido.

—Ni lo intentes.

—Ni que me vaya a hacer falta. — se encogió de hombros — Sólo tendré que visitar a Seiyi y lis-

—¡No te hagas la graciosa! — le interrumpió. La sola idea de que ella fuera a la casa de su amigo, a su territorio, más conociendo lo hábil que era el Hyuga en la seducción, lo volvía loco. — Deja de hacerte la traviesa, que no te queda.

Advirtió con enojo y se incorporó sentándose sobre ella con las piernas abiertas, para mantenerla en su lugar, mientras comenzaba a quitarse la ropa.

—¿Qué? — Sakura abrió enorme los ojos, sin entender la reacción del varón —¿Qué vas a hacer?

—Castigarte.

El despertador comenzó a sonar anunciando que eran las siete. Kakashi se estiró y lo apagó poniéndose de pie para quitarse los pantalones y ropa interior, momento que Sakura aprovechó para escapar de la cama, carcajeando divertida.

No llegaría muy lejos, el varón la tomó de la muñeca y la jalo contra de él.

—¿A dónde vas?

—¡No seas malo! — rogó divertida, y carcajeo sintiendo que el hombre la comenzaba a empujar contra la cama — Vamos a llegar tarde y-

—El hokage no va a decirte nada.— y la arrojó a la cama tomándole el tobillo para girarla.— Ahora muéstrame tu culo.

—¡No, no! — gritó alzando las caderas mientras reía— ¡Me duele!

—No te duele... aún.

Sakura intentó girar el rostro para rogarle nuevamente, pero la oleada de placer que llegó al sentir la lengua del hombre recorrerle completa, desde su vagina hasta el ano, regresando a su entrada para penetrarla, la desestabilizó haciéndole gemir descontroladamente.

—Dios... — y se mordió el labio inferior mientras apretaba las sábanas al cerrar los puños. —Mmmm... que bueno eres con la lengua — llegó a decir antes de que lo mismo que le hiciera en su vagina, se repartiera por el ano, estremeciéndole. Nunca se llegó a imaginar que esa zona pudiera tener tal sensibilidad, que no era mayor que la de sus genitales, pero guardaba una apretada delicia en cada estimulación. Y entendía que iba a ser mejor, a medida que fuera aprendiendo a gozarlo por allí también.

Y cuando la lengua abandonó su retaguardia, para castigarle el clítoris, gimió en queja. Aunque poco tiempo tardaría en ser ocupado por un dedo, que comenzó a presionarla para mantener la estimulación en ambos centros, una estimulación que distaba mucho de ser gentil pero que la envolvía en un placer que cada vez comprendía más. Y le encantaba.

No podía negar que la responsabilidad por sus obligaciones no le reclamaron en ese instante, pero era más fuerte aquello que ese hombre le brindaba con maestría, que decantó por arrojarse al disfrute en plenitud; fascinada por la forma en que reaccionaba sexualmente cuando se volvía celoso.

Sonrió en medio del goce. Ese hombre era increíble y cada día la sorprendía con algo nuevo. Creía que lo conocía bastante dado a los años que habían compartido, más de una década ya, pero la complejidad de su personalidad guardaban un ser con demasiadas facetas, y ella estaba deseosa de descubrirlas todas.

Un grito escapó por sus labios cuando la mano de su ex sensei la tomó por el cuello haciéndole despegar el torso de la cama.

—Mírate. — le ordenó y ella obedeció llevando su vista hacia el espejo en frente. Sabía lo que él quería, y era que lo viera mientras se la follaba.

Y así fue. No tardó en llenarla de una estocada, con una mueca estoica en los ojos, y de encendida lujuria en esos labios hinchados y entreabiertos.

Ella gritó nuevamente, sin cerrar los párpados aunque el placer se los volviera pesados.

Pero no todo terminó allí, porque mientras las estocadas se volvían furiosas, el dedo pulgar de una de las manos que le aferraba por la cadera, encontró la forma de introducirse apenas en su apretado ano, jugando con él, obligándolo a dilatarse.

Lo miró.

Y él sonrió perverso.

—Pronto. — es todo lo que le dijo, antes de hundirlo más y envolver sus estocadas en ferocidad.

Le encantaba ese hombre. Y así, sacado, celoso, dominante; aún más. Y en ese instante se dio cuenta que el amo que tenía en la cama era fuego puro bajo la justa provocación. Y ella iba descubriendo que así, feroz, le gustaba más.

Mucho más.

Sakura apuraba el paso bajando las escaleras hacia el laboratorio donde la esperaba Shizune. Su secretaria le había dado un mensaje de urgencia de parte de esta, cuando saliera de revisar a un sonriente y vital Taro. Soltó todo lo que tenía y salió prácticamente corriendo.

Abrió la puerta del laboratorio casi arrancándola al no medir la fuerza por la emoción. Todos los presentes, incluido Sasuke que la conocía muy bien, se sobresaltaron al sentirla entrar.

—¡Muéstrame!— fue todo lo que dijo sin siquiera saludar.

Shizune la miró y le hizo un ademán con la mano para que se acercara cuanto antes. Lucía agotada, pálida y con ojeras debajo de los ojos.

Sakura lo notó, pero no dijo nada. Cerró la puerta tan violentamente como la abrió, y se dirigió hacia la mesa de investigaciones, en donde yacían tres trozos de carne de animal, que parecían moverse.

—Bien. Lo que ves aquí son tres muestras. Irradié chakra activo y luego Sasuke activó el arma de los insurgentes para desplegar las partículas. El movimiento que aprecias de debe al ataque de esa arma. Están licuando todo el chakra rápidamente. ¿Lo ves? Es brutal.

Asintió seria, concentrada, notando la mirada de Sauske depositarse sobre ella. No le gustó, aunque lo sintiera diferente a la última vez que se cruzara con el muchacho.

—Ahora voy a irradiar negitaboru chakura en bajas dosis

—¿Estuviste haciendo eso? — le increpó Sakura, entendiendo al fin el estado de la mujer.

—Lo aplique a esos dos trozos de atrás— señaló a la segunda mesa, en donde efectivamente se hallaban las muestras citadas.

—Shizune, no te esfuerces tant-

—Después de esta demostración, me atiendes.— la interrumpió — Ahora sólo mira. No cuento con mucho tiempo para la demostración.

Sakura asintió con seriedad, entendiendo la urgencia de la situación, colocando toda su atención en los trozos de carne sobre la mesa.

Shiznune hizo la posición de manos para activar el jutsu prohibido pero en un nivel bajo, e irradió uno de los trozos. Inmediatamente la luz violácea que brotó de sus manos tocó la superficie del material, este dejó de moverse y, a los segundos, comenzó a drenar un líquido negruzco.

—Lo que observas, es el negatiboru ejecutado en nivel cero. Bajo.

—Bajísimo. — acotó la joven ayudante.

—Destruye el treinta por ciento de las partículas el cual brota en forma de líquido que observaste salir. Es una mezcla de plasma y las partículas desactivadas. El resto continúa dentro de la materia pero como... digamos como atontados. Aún están activos.

Ni bien retiró las manos con el jutsu, la carne volvió a moverse violentamente.

—Esa es la reacción cuando detecta que son atacados. Ahora su accionar se intensificó aumentando la velocidad. Son más imprecisos, pero no menos efectivos. En segundos la mayoría del chakra activo estará licuado. Nadie sobrevive a eso.

Observaron con el cronómetro corriendo y, en efecto, a los segundos todo se detuvo.

—Veinticinco esta vez, doctora.

Shizune asintió, respirando hondo por el agotamiento de esa ejecución.

—¿Cuánto tiempo equivaldría en un cuerpo? ¿Lo calculaste?

—Tres minutos.

—¡Mierda!

—El nivel cero no es apto. Debería ser ejecutado por cinco ninjas médicos al mismo tiempo si se quiere detenerlo. Es una opción, sólo con muchos médicos disponibles.

—¿Cómo sabes eso?

—Por esto.

La ayudante de Shizune se movió inquieta, con preocupación en su semblante.

Sakura entecerró el ceño sabiendo que vendría, pero no la detuvo.

Shuzuno volvió a realizar el movimiento de invocación pero en nivel cinco. Ni bien impuso las manos en el segundo trozo, todo se detuvo de inmediato y el drenaje fue mayor. Cuando retiró sus manos, el trozo de carne no volvió a moverse.

Sakura le solicitó permiso de inspección con la mirada, a lo que la mujer asintió. De inmediato desplegó el chakra verde y constató que no quedaba ni una partícula viva.

La miró.

Shizune respiraba agitada y de repente tuvo que sostenerse del escritorio para no caer debido al mareo que la desestabilizó.

—¡Shizune! — gritó Sakura soltando todo y yendo hacia la mujer, que fue oportunamente sostenida por Sasuke, mientras la ayudante desocupaba una camilla trayéndola cerca de inmediato.

El varón la alzó depositándola sobre esta con la ayuda de Sakura, y se alejó para permitir que la doctora hiciera su trabajo, el cual no demoró inspeccionando a la mujer, mientras recorría todos sus centros de chakra.

—Tienes el flujo muy alterado, ¿cuantas veces ejecutaste el negatiboru?

—Cinco veces, contando esta dos — se apuró a decir la ayudante, sabiendo que la investigadora no lo diría.

—En que niveles.

-—Dos en nivel cero, una en nivel tres y dos en cinco.

—Shizune... ¿cómo hiciste eso sin llamarme?

—Podía... manejarlo— balbuceó respirando con dificultad dado el cansancio.

—Los bajos niveles sí, pero el cinco es peligroso.

—Tú lo ejecutaste...en Seiyi...en nivel quince.

—¿¡Nivel quince!? — interrumpió Sasuke increpando a Sakura con la mirada.

Ella lo ignoró, sin dejar de prestar atención a su paciente y amiga. —Sí, pero yo tengo el byakugou. En ti es mortal.

El semblante de Sasuke era serio.

Shizune no dijo nada, respiraba agitada como si el aire no entrara a sus pulmones. Sakura sabía que debía hacer y no lo demoraría.

—Bueno. Va a doler, aguanta sólo un poco y en breve estarás como nueva. — Y no esperó a que la mayor le respondiera, desplegando un choque de energía brutal al invocar un ryo de emergencia para recuperaciones rápidas, dirigiéndolos a dos puntos principales de flujo de chakra en el cuerpo de la paciente.

Shizune dio un respingo sobre la camilla, gruñendo por el dolor, pero sintiéndose de inmediato como podía respirar más fácilmente, volviendo los colores a su semblante.

—Voy a tener que pedirte que te retires a descansar. Ya normalicé el flujo y estás fuera de peligro, pero el agotamiento al que llevaste a tu cuerpo se soluciona sólo con reposo y sueño.

—No puedo — dijo sentándose en la camilla — Quiero mostrarte lo que-

—Nada. Ya vi suficiente y entiendo que el negatiboru es la solución para tratar a los afectados. Pero también mataremos a todos los ninjas médicos si lo aplicamos así. Somos expertas en esto y a ti casi te cuesta la salud si yo no hubiera estado cerca.

—Lo sé, Sakura. Pero es que hay una variante que podemos aplicar. Déjame que te muestre.

—No. Cuéntamelo. Yo la ejecutaré.

—No la conoces.

—Yo la ejecutaré.

—Shizune... — su asistente acotó tímidamente, mirando a la doctora con súplica y preocupación — Por favor, escúchala.

Shizune respiró hondo. Si seguía así la siguiente reprimenda vendría desde Kakashi, porque si no era Sakura la que le acusara, sabía que a Sasuke no le temblaría el pulso para exponerla, y a él no podría persuadirlo con promesas. De la forma en que la miraba podía notar que no estaba de acuerdo con el riesgo que estaba asumiendo, y que el Uchiha se preocupara por ella, siendo una persona tan fría y poco empática; sólo significaba que había llegado demasiado lejos.

—Está bien. — dijo con resignación — ¿Ves ese pergamino de ahí? Lo encontré en la biblioteca anoche. Es muy antiguo. Allí detalla una variante que utiliza poco chakra desde el portador para su ejecución y es muy efectivo. Noté que paraliza las partículas y luego pueden extraerse solo con chakra de inspección.

Sakura se dirigió hacia el escritorio y lo leyó rápidamente entendiéndolo de inmediato. Tsnudae una vez se lo había comentado, llegándole a demostrarle un ejemplo, pero no lo había tenido en cuenta. Lo había olvidado.

—Lo tengo.— y se dirigió al tercer trozo de carne que ya se batía violentamente, estando casi al final del ataque.

Todos se acomodaron de inmediato a su alrededor, antes de que ella invocara el jutsu, el cual se desplegó como una luz oscura que cubrió todo el material rápidamente.

Los movimientos en la carne se detuvieron y en ese instante la pelirrosa desplegó el chakra verde de inspección observando como, a los segundos, el líquido negro vertía de los bordes de la carne.

Cuando concluyó la operación se tomó unos segundos para medirse y comprobar la reacción en su cuerpo de dicha ejecución. El pergamino tenía razón, no estaba prácticamente cansada, no más que con el ryo, aunque un leve mareo la azotó, recuperándose rápidamente

—Es mucho más eficiente que el negatiburo en bajo nivel, pero aun es fuerte. Un médico con poco entrenamiento no podría ejecutarlo más de tres sin verse afectado

—Y ahí entras tú, Sakura. Has estudiado este jutsu más que yo, y lo has estado utilizando. Sé que puedes desarrollar una variante para tratamiento de emergencia. No se podrá salvar a todos, pero si a la mayoría.

Sakura lo meditó unos segundos y la miró.

—Sí. Tengo una idea.

Caminó unos pasos hacia el escritorio de Shizune tomando nuevamente el pergamino. —¿De qué sección me dijiste que lo sacaste?

—Medicina antigua experimental.

—¿La sección esotérica?

—Exacto.

Asintió enrollando el documento con cuidado, mientras lo pensaba. —Ya sé que voy a hacer. Dame un par de días.

La mujer asintió con una sonrisa.

—Y ahora te retiras. Ve a descansar si no quieres que le diga al hokage.

—Sino le diré yo.— acotó Sasuke, con voz dura.

Sakura sonrió con algo de incredulidad al notar la inusual preocupación en su compañero.

—¿Ves? No puedes escaparte Shizune.

La mujer rodó los ojos pero no se negaría. Era más útil para la misión sana y en sus facultades. Además, enfrentarse a Kakashi no era una buena opción, siempre perdía ante ese hombre y más ahora que era la autoridad de Konoha.

—Acomodo todo aquí y me retiro. — Sakura la miró con advertencia — ¡En serio te digo!

—Yo me ocupo, doctora— acotó la ayudante y Sakura asintió dirigiéndose hacia la puerta.

—Disculpe que los deje, tengo un par de pacientes complicados que revisar y quiero desocuparme cuanto antes para investigar.

Todos asintieron saludándola, excepto Sasuke quien la acompañó a la puerta, saliendo junto a ella.

—¿Necesitas algo, Sasuke? — le increpó Sakura al notar que la seguía. Y no le gustaba tener al Uchiha caminando a la par, no confiaba en él y no tenía ánimos para soportar una nueva arremetida posesiva de ese hombre.

—¿Uno de los pacientes que debes tratar ahora es Karin?

—No. Tengo cita con ella hacia el fin de la tarde, así la dejo durmiendo. ¿Por?

—Porque quiero hablar contigo antes.

Sakura detuvo su andar y giró hacia él mirándolo con molestia y cansancio. No quería demorar más tiempo con ese hombre y ya se estaba hartando de su tóxica presencia.

—Mira, si vas a volver con lo de Kakashi-

—No es eso.— le interrumpió.

—Sasuke, en serio. Ya está. Entre nosotros terminó todo. No voy a reclamarte nada ni a meterme en tu relac-

—Te digo que no es eso.

—¡Entonces déjame en paz! Si me equivoco con Kakashi o... ¡con quien sea! — se apuró a corregirse para no confirmarle las sospechas — Es mi problema. No voy a molest-

—¡Sakura! —le regañó entre dientes para no levantar la voz —¡Que no es eso!

Ella respiró hondo ante la reprimenda. Había molestia en su semblante y enojo en la mirada. Pero era evidente que esta vez Sasuke no iba a ceder hasta obtener lo que buscaba, y Seiyi no andaba cerca como para salvarla. Tampoco ayudaría demasiado que se apareciera en ese instante, pero debía reconocer que era por demás efectivo en contra del Uchiha.

Lo observó unos segundos sorprendiéndose de la expresión en el varón, que denotaba su dureza habitual pero ahora teñida de algo más. De...¿tristeza?

Aflojó su expresión entendiendo que allí sucedía algo, y Sasuke hizo lo mismo al verla bajar la guardia. Se aceró unos pasos para acortar el espacio entre ambos, y poder hablar en un tono más bajo, provocando que ella hiciera lo mismo pero hacia atrás manteniendo la distancia. Evidentemente no confiaba en él, y lo entendía.

—Perdón...no quise incomodar.— y volvió a su posición anterior, agachando la mirada.

Sakura entrecerró el ceño. Esa clase de comportamientos en Sasuke no sólo no era habitual, sino que jamás lo había hecho.

—Sé que no es el lugar ni el momento, pero no vas a darme otra oportunidad sino lo hago ahora.

—No es nec-

—Perdóname.

—Sasuke, ya te dije que no es-

—Perdóname, no por esto, sino por todo lo que te hice. — su voz era firme, monocorde como siempre, pero había un dejo de quiebre en ella, uno muy sutil pero que Sakura alcanzaba a notar y hacia que todas las barreras que había levantado en contra del varón, simplemente desaparecieran. —Yo era un idiota. Aún lo soy. No supe verlo y te lastimé. Perdón.

Sakura quedo inmóvil viéndolo con los ojos bien abiertos y la boca cerrada sin poder decir nada.

—Perdón por ser un mal hombre para ti y por aprovecharme de tu amor. No lo merecías.

Y la miró, clavándose en esos preciosos ojos jade. Siempre le habían gustado los ojos de la fémina, pero nunca se lo dijo.

—Yo... no sé... No sé que decirte.

—No tienes que decir nada. Y entiendo sino quieres disculparme. Pero necesitaba perdírtelo.

Agachó la mirada apenas en ese instante, cortando todo contacto con ella, y respiró hondo, como si soltara un gran peso. —Lo dije al fin...— susurró.

Sakura intentó buscarle una vez la mirada cuando el alzó su rostro nuevamente, y la encontró. Se veía calmo aunque aún había dolor en esos duros ojos negros.

Le sonrió.

—Gracias por escucharme.— fue todo lo que dijo como despedida, y giró para emprender su camino de regreso a la habitación con la madre de sus hijos.

—¡Sasuke!

El varón se detuvo girando apenas para verla.

Ella lo miró a los ojos en la distancia y le sonrió ampliamente.

—Te perdono.

Le devolvió la sonrisa ni bien la escuchó, y su dura mirada se suavizó por completo en ese instante. Sasuke era muy apuesto, casi perfecto en su belleza masculina, pero en ese instante Sakura podía jurar que la belleza en su calmo mirar opacaba todo lo demás. Y quiso atesorar esa imagen en su recuerdo, porque entendía que ese era el primer y último momento íntimo realmente digno que tendrían entre ellos.

—Gracias.

Ella asintió sonrojándose apenas, no por pena si no por gratitud. Se sentía bien poder hablar así con la persona que había sido su primer amor, su primer hombre.

Se miraron unos segundos hasta que él se movió.

—Te veo en un rato.

—Sí. Durante el tratamiento.

Asintió y levantó la mano en saludo, girando y retirándose del pasillo al doblar tomando la escalera que lo llevaba a la planta en donde se encontraba su mujer.

Sakura respiró hondo. No podía quitarse la sonrisa del rostro. Esa escueta conversación realmente había sido gratificante. Se sentía como haber cerrado un capítulo de su vida de la mejor forma, ya que no conllevaba una ruptura irrevocable, por que Sasuke podría representar más sufrimiento que dichas en su vida, pero sabía que en el fondo no era una mala persona, y sería uno de los miembros del equipo siete toda la vida. Naruto se pondría feliz cuando le contara de la conversación que acaban de tener y que, a partir de ahora, podría invitarlos a los dos juntos a convivir cenando ramen.

Era mejor así. Amigos. Y le gustaba como sonaba. Aunque no podía evitar preguntarse qué le había pasado. El cambió que logró apreciar en la mirada del varón, se sintió genuino pero demasiado repentino. Si hacía horas en que lo vio enojado, casi déspota hacia ella prácticamente insultando a dos ninjas de autoridad, para ahora tenerlo frente a ella siendo un... humano.

No entendía que podía haber sucedido, pero lo celebraba.



Era entrada la noche. Casi daban las diez.

El clima estaba calmo pero helado. Era una noche sin luna al estar nublado, oscura y cerrada, iluminada solo por la luz artificial de las calles.

Sasuke carraspeó acomodando la voz. Estaba nervioso, pero necesitaba hacerlo. Desde su último encuentro con Seiyi algo había cambiado dentro suyo, algo profundo dejándolo como un ser emocional consciente de su pasado y de las personas a su alrededor.

Entendía que lo que le hiciera fue positivo, pero la duda que se instauró en su ser distaba de tratarse de ese asunto, y comenzaba a carcomerlo. No iba a esperar hasta que se diera otro nuevo encuentro fortuito, o fuera el Hyuga quien decidiera sobre él.

Observó por unos segundos la entrada principal de la enorme y moderna, al mejor estilo occidental, mansión del sujeto. Era ostentoso, pero no ofensivo, y denotaba el gusto y riqueza que poseía. No lo intimidaban.

Dio los escasos pasos que lo separaban de la puerta, y golpeó un par de veces, prestándose a esperar a que lo atendieran. Le extrañó que la reja de acceso al parque estuviera abierta a esas horas. Sabía de los ricos y su seguridad, pero ese hombre era una causa fuera de lo común.

Tuvo que esperar unos pocos segundos antes de que la gran puerta se abriera dejando ver un hombre pequeño y mayor que sonrió al repararlo.

—Buenas noches, joven.

—Buenas noches. Me presento, soy-

—Sé quién es usted, joven Uchiha. El señor lo está esperando.

Sasuke entrecerró el ceño en duda. ¿Cómo que lo estaban esperando? No le había dicho a nadie que iría, apenas si lo había decidido minutos atrás, cuando dejara a Karin dormida y saliera por algo de comida. Que lo estuvieran esperando encendió todas sus alertas e instintivamente llevó la mano al tope de la katana que colgaba en su cintura.

—¿Gustaría pasar?

Asintió y entró de forma calma, prestando atención con disimulo a todo su alrededor.

—¿Podría darme su abrigo? — Sasuke asintió quitándose la capa la cual dobló en dos antes de extenderla, pero el hombre le sonrió al tomarla dirigiendo la mirada a la funda que yacía colgando de la cintura —El arma también, por favor.

Lo miró unos segundos, sin intención de acceder al pedido.

— No va a necesitarla, créame. Somos gente de paz.

Lo estudió unos breves segundos, entendiendo que no lograría lo que buscaba sino cedía, y aún incómodo por el pedido, se despojó finalmente de ambos elementos. Confiaría en sus jutsus y agilidad física, los cuales le sobraban hasta para enemigos más fuertes que él, Seiyi no sería la excepción.

El pequeño hombre le sonrió ni bien guardó sus pertenencias en el vestidor de la entrada, y con la mano le indicó el camino que tomarían antes de hablar.

—Acompáñeme, por favor.

Y echó a andar con Sauke siguiéndolo detrás, quien no dejaba de mirar con disimulada atención, hacia un lado y hacia el otro, deslumbrándose ante los elegantes y minimalistas detalles de la decoración. Debía admitirlo, el lujo no faltaba, y el buen gusto tampoco.

Watari se detuvo frente a unas grandes puertas corredizas y las abrió suavemente y casi sin emitir sonido alguno, desplegando ante la vista de Sasuke un enorme salón con un hogar encendido en el centro, y un gran ventanal como pared principal. Y frente a él, de espaldas a la entrada y con las manos tomadas atrás, se encontraba Seiyi, contemplando el calmo paisaje nocturno que se apreciaba claramente desde esa posición. Se veía imponente, como alguien de la realeza, ataviado en un traje oscuro.

—Señor, lo buscan. — hizo un ademán dándole paso y Sasuke se adentró. — El joven Uchiha Sasuke.

Seiyi volteó lentamente. Su cabello largo y pesado se deslizó por el hombro cuando al fin lo miró. Tenía esa mirada calma, profunda y dura. La misma que la noche anterior, sólo que esta vez no le causaba miedo.

—Sasuke, — sonrió — te demoraste.




¡Buenas y santas! ¿Cómo les va? A mí, fantástico, porque hace calorcito y amo el calorcito. Yo digo que soy como una iguana, porque cuando las temperaturas suben me activo. A lo mejor hay algo de reptiliano en mí, nunca lo pensé... en fin.

Bueno, vamos al capítulo. ¿Tranquilito, no? No me maten, pero este capítulo fue dedicado a Sasuke. Ay sí, no me cae tanto el personaje, pero creo que con una buena guía no habría sido tan malo el perro loco Uchiha. Y eso quise demostrar aquí, que la gente puede decidir querer reivindicarse e intentarlo. Así que este fue, señoras y señores, el arco Sasuke.

¿A que lo estoy tratando bien? Jajajajajaja

Para quienes quieran este personaje o sean más canon de la serie, entiendo que quizás el Sasuke que vieron aquí no es el Sasuke que verían en la serie. Este es "mí" Sasuke jajajajaja... al fin y al cabo la Sakura que muestro tampoco es tan histérica como la de la serie,¿no?

Y sí, quise darle una oportunidad. ¿La aprovechará?

Bueno, capítulo tranquilo. Y el que viene también lo será, quien avisa no traiciona, porque después... ¡ay! Después del 29... me voy a poner "juguetona" je je je

Espero que no me hayan odiado tanto. Ya la toxicidad se la dejé a Kakashi en el cap anterior jajajaja... este va de tratar de sanar. ¿Lo logrará?

Nos leemos en una semana, pero, antes de despedirme y ya quería decirles que adoré todos los comentarios que me dejaron en el capítulo anterior. Les gustó, ¿eh? No saben como me alegro jajajajajaa... Así que gracias, porque me hicieron la semana con sus comentarios. GRACIAS.

Ahora sí, hasta la próxima.

Besossss.


P/D:  Me acaban de decir en un comentario (gracias!) y recién caigo. Les prometí el cap anterior que esta sería actualización doble, pero no lo fue. Resulta que tenía dos cap cortos y los iba a publicar juntos, pero los cambié un poquito y los pude unir. Por eso fue una actualización simple, es de un único cap. ¡¡Perdón!! Me olvidé de avisar. Ahora sí, están avisados jajajajajaj

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top