Capítulo 19 - La Última Fortaleza

Punto de vista de la Portaluz Liv Kelender:

Hoy sería un día importante, lo sé. 

El cantar de los pájaros chocando con el vidrio mi ventana me despertó en esta madrugada lluviosa, sin embargo, aún más temprano mi división ya se encontraba en movimiento. Me duché y vestí con mi traje de Portaluz, revestí mi uniforme en las partes de la armadura dorada y equipé mi varita mágica y mi querida espada a mi cintura. Sali de mi espaciosa y amplia habitación, salude a mis colegas, me uní a las filas, escuche el discurso del capitán.

–Como bien saben, hoy es el día donde nuestra división tendrá la difícil misión de recuperar un antiguo puerto al sur de los Valle Oscuro, el puesto ha sido tomado por bestias de Tiniebla de alto nivel, masacraron a las personas que vivían ahí y formaron un nido de bestias. Nuestra misión es atacar la zona, eliminar a las bestias del lugar, encontrar el nido y recuperar el puerto. Esa zona del valle oscuro es estratégicamente importante, debido a su cercanía a los árboles menores y rutas comerciales con las minas, si el nido de bestias sigue creciendo las bestias se proliferarán y atacarán el poblado más cercano y así hasta llegar a nuestra querida Fortaleza ¿Entendido? – Rugió el capitán de mi división.

–¡Entendido! – Replique con fuerza mientras comenzábamos a replegarnos a los establos.

La mañana se sentía húmeda, sin embargo, el sol que bañaba mi rostro se sentía cálido, los adoquines del suelo estaban empozados, aún recuerdo la intensidad de la tormenta de anoche, incluso estando prácticamente al lado del Gran Árbol de Luz la lluvia aun podía llegar, al menos es una bendición para las plantaciones, pensé.

Salimos del gran edificio de nuestra división de Portaluz montando nuestros caballos, dirigiéndonos por la calle principal para la entrada y salida de la Última Fortaleza, la gente rápidamente notó quienes éramos y comenzaron a hacerse a un lado, en par de segundos la calle era nuestra y la gente se formaba a los costados aplaudiéndonos y saludándonos, deseándonos éxito en nuestra próxima misión. Aunque la gente no sabía de nuestras misiones explícitamente, siempre cuando venían a los Portaluz moviéndose a las afueras el populo rugía dándonos ánimos.

–¿Supiste de la última noticia Liv? Dicen que alguien libero un árbol menor cerca de Railde– dijo mi Capitán.

–No capitán, no había escuchado eso, ¿quiénes fueron?

–Un grupo de aventureros, nada importante, aunque murieron todos excepto uno ¿vaya suerte no?

–Demasiada- Replique.

–¡Debes mantenerte informada Liv, es tu deber como Subcapitana de la división! – Rugió el capitán.

–Como usted diga.

Continuamos el camino de salida entre los aplausos, nos detuvimos mientras se abría la gigantesca puerta de acero de dos hojas, sentí extraño, un aura mística y poderosa.

–Liv ¿sientes eso? – preguntó mi capitán.

–sí señor, es un aura fuerte.

–Ve a investigar, creo que viene de una de las personas de la fila exterior que espera entrar.

Baje de mi caballo y camufle mi presencia, anulando cualquier atisbo de mi propia aura, canalice magia en mis ojos y busque esa energía que causaba un disturbio, efectivamente me llevo a la fila de las personas que esperaban por entrar, me enfoque aún más y vi a un chico, un adolescente, lo extraño era lo que estaba alrededor de él, sentía su aura, que era como una débil capa chispeante que rodeaba su cuerpo, pero además sentía otra, una más abrumadora y condesada, más oscura, imposible, ahí no hay nadie más, ningún mago puede generar dos auras ¿quién es ese chico? Me pregunte mientras me acercaba en sigilo.

–Le estoy diciendo que me asaltaron camino aquí, por eso los papeles están en ese estado– decía el chico en tono persuasivo.

–No lo sé niño, me puedes estar engañando– replicaba el guardia.

–¿Qué está pasando aquí? – pregunte revelando mi posición.

El chico me llegaba a la nariz, parecía joven, 15 años tal vez, sin embargo, su rostro me parecía extrañamente familiar. Apenas el chico escucho mis palabras se sorprendió, no me había detectado.

–¡OH! Portaluz Liv, usted tan bella como siempre, que honor poder hablar con usted, no se preocupe, solo es otro mentiroso que intenta entrar a nuestra querida Fortaleza sin un respaldo– respondió el guardia en tono reverente.

El chico no se mostró igual de reverente, solo me quedo mirando.

–¿Quién eres muchacho? – pregunté.

–Me llamo Darel y quiero entrar, tengo asuntos con los Portaluz.

–¡Oh! que coincidencia, yo soy una Portaluz, dime que asuntos tienes Darel.

–No con usted, con el ministerio, tengo una carta que me dieron en Rialde, el Portaluz Miles, pero fui asaltado en el camino y los documentos no están tan...legibles.

¿Rialde? Quizás lo contrataron para transportar recursos o información sobre el árbol que se liberó hace poco, pensé.

–Ya veo, aunque eso no responde mi pregunta–dije tomando los documentos.

–También pertenezco al gremio de aventureros, solo tengo información sobre Railde que entregar al ministerio­–dijo el chico llamado Darel.

Mire al niño, un extraño aura rugía alrededor, sin embargo, su origen era difícil de explicar, como si se manifestara inconscientemente en su interior, las dos auras se superponían, una débil, dorada y chispeante y otra densa y obscura. Si bien era inusual, la magia en este mundo es extraña, a veces existen casos bendecidos con un gran potencial de crecimiento, y puede que este muchacho sea uno.

Mire al guardia, y le entregue los documentos.

–Si tiene el dinero para pagar la cuota no veo porque no entrar, deje que arregle sus asuntos, de todos modos, hay bastantes soldados y Portaluces dentro de la ciudad, no creo que haga disturbios– dije al guardia con voz inquisitiva.

Algo en el muchacho me cautivo, no si su notoria timidez o torpeza, o su extraña aura, quizás solo fue mi instinto, pero supe que no haría nada malo. Me acerqué un poco más al chico y le dije al oído:

–Tienes un aura extraña Darel, creo que iras al ministerio a probar tu magia, ¿o no? si es así buena suerte.

El muchacho solo asentó con la cabeza en silencio.

–Sin embargo, si quieres ser evaluado sin ser de una familia noble, tener un apellido conocido o por último tener el patrocinio de alguna familia, lo tendrás difícil, si es que crees que te aceptaran con ese papel mugroso– dije mientras me alejaba y guiñaba el ojo.

El muchacho solo me miro con extrañeza, mientras su rostro se sonrojaba.

­–Muchas gracias por la advertencia, pensare en algo– respondió con seguridad.

Me despedí del guardia y del muchacho, y caminé hacia mi montura y volví donde el capitán.

–¿Y bien, que era? – preguntó el capitán.

–Un chico, tiene potencial como mago, es aventurero, dijo que tenía asuntos dentro del Ministerio, quizás se vaya a enlistar.

–¡Ya veo, mientras más soldados tengamos mejor! – dijo el.

Volví mi vista al muchacho y mientras lo veía entrar por las grandes puertas de acero, no se dio vuelta, solo avanzó.

Sin contar el extraño aura que lo rodeaba, lo que más me causó extrañeza fue su rostro, me resultaba familiar, de mis días de niña pequeña, cuando jugaba con mis amigos nobles a ser futuros Portaluces poderosos mientras chocábamos nuestras espadas de madera, mientras nuestros padres asistían a bailes o reuniones, nos escabullíamos en el patio para jugar, recuerdo un niño parecido a él, como no hacerlo, era mi mejor amigo, aunque yo era mayor nos llevábamos muy bien, sin embargo, un día, él y toda su familia desaparecieron, escuche a escondidas de mis padres que  traicionaron a la corona, otros dijeron que murieron en un accidente, o alguna otra excusa, sin embargo, nunca más se supo de esa familia noble, ni de mi pequeño amigo. 

Pero era imposible que sea el, cuando una familia traiciona a la corona es exterminada totalmente, hasta los niños. sin embargo, no sacaba nada en pensar en ello, hoy tenía una gran misión.

Sonreí y seguí avanzando, ¿Darel eh?, puede que te vuelva a ver en un futuro, pensé mientras cabalgábamos hacia nuestra misión.

Punto de vista de Darel:

–¡Carajo! Eso estuvo muy cerca– sollocé para mí mismo.

Mi pecho se sentía apretado mientras mi corazón latía a mil revoluciones, la presión ejercida por el aura de la Portaluz Liv era abrumadora, aguanté todo lo que pude antes de tener que detenerme a descansar.

Sin embargo, lo que más elevo mi presión, fue que percibí como la mujer miraba dentro de mí, sentí como sus ojos analizaban mi ser, mi aura, buscando algo fuera de lugar, y yo sabía que era eso, Sparky genera su propia aura, ya que él es capaz de usar magia.

Llegue a pensar que la mujer me registraría y encontraría la fuente de esa aura, al pequeño Sparky dentro de mis ropas escondido. Si eso llegara a pasar me lo arrebatarían.

Sin embargo, ya todo paso, finalmente Liv desistió de mí y me ayudo a pasar, no sé si fue suerte, pero estaba muy agradecido.

–Pensare en como ocultarte después amigo­– le dije a Sparky, mientras metía mi mano en mi ropa para acariciarlo, el respondió mandando una señal a mi cabeza, "déjame dormir".

Di un gran respiro y me calmé. Finalmente estaba dentro de La Última Fortaleza, y era hermoso, imponente.

El primer pensamiento que invadió mi mente fue "Mucha gente", la avenida principal de acceso/salida era realmente concurrida, llena de personas, mercaderes, puestos comerciales, comercio ambulante, actividades sociales, entre otras cosas. La malgama de olores invadió mis fosas nasales, era extraño, el aire se sentía liviano pero cargado de olor a comida. Fue hasta que me di cuenta de que estaba al lado de un puesto de comida ambulante. Me despoje de un par de esquirlas para comer una brocheta de carne y verduras asadas mientras caminaba por la avenida principal.

La avenida tenía un ancho de cerca de 20 metros, el suelo estaba revestido casi en su totalidad de losas de rocas pulidas y otras zonas con adoquines, las tiendas alrededor de la avenida eran altas, en su mayoría eran edificios de madera y mampostería de piedra, como casi todo.

La Avenida principal se extendía hasta que mi vista se perdía en las cabezas de la gente. Sin embargo, el punto de referencia aquí era el Gran Árbol de Luz, que se ergia al centro de toda la ciudad, desde mi posición, en la lejanía, podía ver su colosal tronco, a este punto casi estábamos debajo de su copa y ramas.

Definitivamente necesitaría de indicaciones.

Había estado un par de veces antes en La Última Fortaleza cuando niño, pero estar en ella siempre se sentía diferente.

Pedí indicaciones a un vendedor, él fue muy amable en decirme que me ayudaría por una propina, solo puse los ojos en blanco y pregunte a otra persona, lo curioso fue que nadie me dio indicaciones sin pedir esquirlas a cambio, la gente por aquí era realmente codiciosa. Finalmente, un vendedor de joyas ambulante me dio las direcciones, no sin antes obligarme a comprarle algo, 10 esquirlas por una pulsera metálica. Al menos era linda.

Comencé a caminar entre las masas de personas, en este lugar la gente parecía estar siempre estresada, recibí muchos empujones, las personas parecían competir por quien gritaba más alto. Sin embargo, la variedad de cosas era impresionante, por las vitrinas y vidrios, vi toda clase de variedades a la venta, desde armas, armaduras y otros artefactos que funcionan con magia.

"Visitare una armería y conseguiré una mejor armadura después" dije para mí mismo mientras caminaba.

Sin darme cuenta el ambiente comenzó a ser caluroso, no sé si por el clima del día o la multitud de personas, sin embargo, no renuncie a bajar mi capucha.

Seguía impresionándome de esta ciudad, el último vestigio de la humanidad, cuando encontré una enorme pileta de agua, echa de piedra caliza, estaba en medio de la avenida, también cuando la gigantesca avenida comenzaba a bifurcarse en varias calles y áreas verdes encontré múltiples estatuas de Portaluces famosos que dieron su vida luchando contra La Tiniebla, me llamo la atención ver gente de rodilla rezándoles, como si fueran deidades.

A lo largo del camino por la avenida me percate de una gran cantidad de soldados que patrullaban el lugar, sin bien no todos eran usuarios de magia, su nivel de entrenamiento militar los hace peligrosos en una batalla cuerpo a cuerpo.

Siguiendo las indicaciones del vendedor, tome un camino que me llevo hasta una zona donde las calles se volvieron estrechas y oscuras gracias a las sombras producidas por los altos edificios en los costados, observe varios pasillos alrededor (sucios y de hedor dudoso), donde gente se movía en la oscuridad, esperando que alguien con mala fortuna entre ahí para ser asaltado, o eso pensé al menos. En otros callejones pude denotar gente pidiendo dinero, suplicando por comida y otros simplemente muertos. Ese era el lado del que nadie hablaba.

Ocasionalmente di unas cuantas esquirlas a los mendigos que encontraba, "No puedo hacer más que esto por ellos, yo tengo mis propias batallas" dije justificando mis acciones para mí mismo.

Seguí caminando hasta llegar a un gran edificio de bloques de piedra, revestido por mortero en color ceniza, las vigas de madera teñidas le daban un lindo contraste. El edificio era la sede principal de los aventureros, por lo que el edificio debía hacerle justicia, ya que era colosal. El edificio se extendía hasta carcomer toda la cuadra, en su interior había bares, zonas de recreación, campos de batalla para los procesos de evaluación, oficinas, etc.

Sin embargo, yo no venía a pasar tiempo de ocio, debía notificar a la sede central la muerte de mis compañeros, en el mejor de los casos esto me permitirá conocer la dirección de la casa de los Vulkan y entregar los restos de las reliquias familiares de Paul y Janet a sus padres.

Apenas entre al salón principal y comencé a cruzarlo empecé a escuchar los murmullos de los empleados y de los otros aventureros.

"¿Será el?", "dijeron que era más bajo", "Es mentira el rumor, todo ese grupo de aventureros murió", "seguro los traiciono para llevarse el crédito".

Simplemente ignoré sus comentarios y acomodé mi capucha para tapar aún más mi cara, también me preguntaba como los rumores se extendieron tan rápido. Me acerque al tablón de anuncios buscando pasar desapercibido.

"Se solicita grupo de aventureros para escoltar un cargamento de alimentos desde la Última Fortaleza hasta el asentamiento en El Valle Oscuro de Yakit, la recompensa será 250 Esquirlas".

"La noble Familia Bravesouls requiere a un aventurero de alto nivel para capacitar a soldados privados en combate cuerpo a cuerpo, la paga será negociada en persona".

"Se requiere grupo de aventureros para explorar mina de esquirlas en El Valle Oscuro, la mina está habitada por Duendes de Tiniebla, la paga será de 50 esquirlas por persona, por un total de 5 expediciones".

"Mujer madura solicita un aventurero grande y fuerte para labores de hogar, paga variable a su desempeño".

Hubiera preferido no leer el ultimo sinceramente.

Me aleje del tablón de anuncios para dirigirme a una mesa con una secretaria.

­–Mi nombre es Darel, vengo a informar los resultados de una incursión a una mazmorra. Si bien ya lo informé en la sede de Rialde, necesitaba obtener información sobre mis compañeros caídos.

­–Claro, pase por aquí- dijo mujer abriendo sus ojos con curiosidad.

La mujer me paso a unas oficinas interiores, finalmente pase por una puerta con las inscripciones de "delegada en jefe", en ella una mujer de cabello negro bastante atractiva me esperaba.

-Señor Darel, su nombre se ha hecho conocido últimamente, por favor cuénteme que lo trae a la Última Fortaleza.

Procedimos a hablar cerca de 1 hora sobre lo ocurrido, conté la misma historia que Melina me dijo que debía decir, omitiendo los hechos e información que al Ministerio Portaluz no le gustaría que salga a la luz.

–Ya veo interesante, entonces necesitas ubicar los padres de tus amigos para entregarles sus reliquias e informarles de su fallecimiento– dijo la mujer acomodando sus lentes.

–Así es, supuse que aquí ustedes tendrían información sobre ellos, es importante para mí.

–Niño, te daré la información que quieres, pero tendrás que decirme la verdad sobre tu historia, se rumorea que la bestia contra la que lucharon era consciente, dime ¿es verdad?

Dude sin responder o no, pero finalmente accedí a confirmar ese detalle, tarde o temprano se sabría.

La mujer se sorprendió cuando lo confirme, finalmente me dio una hoja con la dirección escrita.

–También te daré documentos que confirmaban por parte del Gremio de los Aventureros la defunción de Paul y Janet Vulkan, para que me tomen enserio cuando toque su puerta. Ya sabes, sería raro que llegues diciendo que conociste a sus hijos y que murieron sin ningún respaldo.

Agradecí a la mujer y me puse en marcha.

Sin darme cuenta ya era más de medio día.

Mi estomago comenzó a rugir cuando el hedor de un local de comida llego a mi nariz. Entre en ella y una mesera voluptuosa me ofreció un plato de chuleta de ternera con papas al horno, por el módico precio de 10 esquirlas.

Cuando el plato de carne llego a la mesa algo dentro mi ropa comenzó a chillar. Sparky me pedía desesperadamente un bocadillo de carne.

La camarera se exalto preguntando de donde venia ese ruido, pero invente la excusa de que era mi hambriento estómago, mientras abría mi abrigo para darle un cubo de carne jugoso a mi compañero ave.

Me retire del lugar con el estómago pesado. Sparky me mando una señal diciendo que estaba satisfecho y volvería a dormir.

Seguí las indicaciones para no perderme en la gran ciudad, caminé cerca dos horas por el concurrido lugar, me sentía cansado, tanto como cuando peleaba contra bestias de Tiniebla.

Comenzó a ser más repetitivo ver gente tirada en las esquinas rogando por comida o una limosna, sin embargo, la gente pasaba por al lado ignorándolas, incluso un aventurero de gran tamaño pisó el pie de un anciano que le estiraba la mano.

No había pasado ni un día aun en La Última Fortaleza y ya la estaba odiando, a su sofocado ambiente lleno de gente, lleno de desigualdad.

Definitivamente mi lugar estaba en Las Afueras, en el Valle Oscuro, en las mazmorras, ahí afuera, donde la mayoría de la gente de esta ciudad ignora.

Seguí caminando hasta llegar una zona notablemente elevada de la ciudad, las calles comenzaron a ser más bellas, con faroles e indicaciones metálicas, mayor densidad de soldados, gente mejor vestida, construcciones hermosas. Hasta que finalmente llegue al lugar que buscaba, el hogar de la familia Vulkan, era un lugar gigantesco, un campo plano y verde de varias hectáreas, en su perímetro protegido por varias cabinas de roca con soldados en su interior, un cerco metálico negro de gran altura protegía el lugar, sin embargo, a través de los barrotes del pronunciado cerco se denotaba la casa principal, era grande, lujosa y elegante, acompañada con una gran torre iluminada. recordé una vez que Janet me había contado que cuando niña se escabullía en la torre para lanzare flechas a los pajarillos que la sobrevolaban. Eso hizo que Sparky mandara una señal de temor a mi cabeza. ¿A caso podía leer mis pensamientos?

Me acerque hasta que el guardia de la entrada de me detuvo, lo primero que hizo fue analizarme de pies a cabeza. Obviamente juzgando mi apariencia.

–Este lejos de los barrios bajos niño, ¿Qué buscas aquí en la finca de los Vulkan?

–No soy un niño, soy aventurero y tengo información sobre Paul y Janet Vulkan– dije sacando de mi bolso los fragmentos del escudo roto, la reliquia familiar.

El guardia abrió los ojos tanto como le era posible, el hombre sorprendido rápidamente reconoció los grabados en el metal del escudo. El guardia me escolto hasta la casa Vulkan, las palabras quedaban cortas para describir el lujo y elegancia, más que casa era un castillo en miniatura, una gran y ancha escalera de granito blanco componía la entrada, que llevaba a una puerta de madera con hermosos grabados, la madera reluciente saludaba mientras reflejaba todos los brillos que absorbía, el interior de la casa no hacía más que mejorar, enormes mesones de cerámica y piedra, las murallas y pilares estaban revestidos en enchapado de piedra, el piso estaba compuesto por baldosas blancas relucientes, el salón era innecesariamente alto, quede deslumbrado ante tal nivel de vida, me costaba imaginar a un pequeño Paul y Janet corriendo por los elegantes pasillos después de verlos bañados en sangre de bestias de Tiniebla o comiendo carne seca debajo de un árbol.

El sonido de unos tacones y pesadas pisadas me sacaron de mi momento de admiración del hermoso palacio, bajando unas escaleras de madera castaña bajaban dos figuras imponentes, una mujer de cabello negro y piel pálida, alta como la figura que la acompañaba, quien era un hombre moreno, corpulento y de ojos afilados, su barba definida daba un aspecto formal a su imagen, ambos vestidos al pie de la elegancia caminaban con sus brazos cruzados hacia mí. Un poco de nostalgia se filtró en mi corazón al ver que sus rostros eran la viva imagen de sus hijos, mis amigos.

Pensé en cómo sus rostros estoicos y empoderados se tornarían en rostros débiles y lloriqueantes cuando escuchen lo que les diría.

–¿Quién eres niño y porque nuestro guardia te dejo pasar y estar en nuestra presencia? – dijo el padre.

–Mi nombre es Darel y soy aventurero, traigo noticias sobre sus hijos– dije en tono formal, mientras hacia una reverencia.

Los ojos de la mujer me analizaron de pies a cabeza, notaba la elegancia en su rostro mientras su boca se tornaba en una sonrisa amable.

–¿Mis hijos? ¿Esos mocosos que escaparon llevándose las reliquias familiares? ¿Por qué esos malagradecidos mandarían a un niño aquí? ¿Como los conociste? –dijo el padre en tono agresivo perdiendo la paciencia.

–Cálmate esposo, deja que el muchacho se explique– dijo la madre colocando su mano en el hombro de su esposo.

–Como bien saben, Janet y Paul se volvieron aventureros, los conocí en el Valle Oscuro, viajé con ellos varios meses, los conocí bastante bien, lo suficiente para ser buenos amigos, por eso creo que es lo correcto que alguien como yo les dijera esto.

–¡Ve al grano niño!, ¿qué le sucedió? – dijo el padre con frustración, como si ya supiera que diría.

–Lo siento señor y señora Vulkan, Paul y Janet fallecieron en una mazmorra.

Los ojos filosos del padre perdieron su ímpetu y se colocaron cristalinos y rojos, la madre perdió su compostura y ambos comenzaron a llorar.

–¿Qué? ¿cómo?¡puedes estar mintiendo! –dijo el padre entre lágrimas.

–Lo siento, créanme que esto me llena de dolor a mí, pero es la verdad, les puedo dar la evidencia que quieren– dije sacando el arco roto y el escudo fragmentado de mi bolso.

Los ojos de ambos se posaron en las reliquias de la Familia rotas, eso solo amplifico su frustración y pena, la mujer se secó las lágrimas y se acercó a mí.

–Ven Darel, cuéntanos los detalles.

Posterior a esto, me llevaron a una oficina igual de lujosa para conversar, me distraje en los grandes estantes llenos de libros, deseando tener la oportunidad de ojearlos alguna vez.

Los padres primeramente se mostraron desconfiados, pero finalmente comenzaron a formular todo tipo de preguntas sobre sus hijos, hablamos por horas, sus ojos se llenaban de lágrimas mientras les contaba nuestras anécdotas, todo lo que vivimos fuera de las murallas, la madre estaba devastada y el padre movía su cabeza en señal desaprobación, note como la ansiedad y pena aumentaba mientras mi historia llegaba a la parte de su muerte en batalla, fue una mezcla de sentimientos, pero me percate que por más estrictos y controladores que fueran, ellos amaban a sus hijos.

–Ningún padre debería ver a sus hijos morir–sollozaba el padre.

–Esos niños, nunca pensé que harían algo así– decía la madre.

– Al menos murieron combatiendo La Tiniebla, no hay honor más grande que eso– dijo el padre.

–Preferiría tener a mis hijos conmigo que ese honor, pero lo echo no se puede deshacer– replicó la madre.

Finalmente lograron controlarse e incorporarse, con sus ojos rojos por las lágrimas y sus caras hinchadas por la impotencia. Entregué los restos de las reliquias familiares y ellos agradecieron, aunque fue algo vacío, sentí que hubieran preferido no recibirlos si eso significa que sus hijos siguieran con vida.

La madre se acercó a mí y me abrazo, me apretó con fuerzas, sentí su pena y la compartí.

–Bien niño, te agradezco por lo que hiciste, mis hijos pudieron ser unos tercos, pero al menos escogieron un buen amigo, pero supongo que no hiciste esto gratis, ¿esperas algo a cambio no? – dijo el padre recuperando su mirada filosa.

–La verdad no, hice esto por ellos­–repliqué.

–Pero Darel, en forma de agradecimiento te compensaremos con algo, dinos ¿Qué necesitas? – dijo la madre en tono amable, obligándome a recordar a Janet.

–Les juro que no necesito nada, es mi lealtad como amigo, ellos me ayudaron mucho en el control de mi magia, sin embargo, mi viaje a la Última Fortaleza tenía además otro propósito, necesito ser evaluado en el Ministerio Portaluz, creo que desperté Artes de Luz y Janet me aconsejo venir aquí para controlar esas habilidades.

–¿Artes de luz? Disculpa Darel, me olvide de preguntar tu apellido ¿A qué noble familia perteneces? – preguntó la madre.

–A ninguna, sé que es extraño, estos poderes se dan en linajes nobles.

–Lo es muchacho–dijo interrumpiendo el padre– sin embargo, si lo que dices es verdad, siendo un plebeyo sin apellido nunca se te tomara en cuenta en el Ministerio Portaluz, ni si quiera pasaras las puertas.

–Es verdad, tenía un documento firmado por un Portaluz, pero fui asaltado en el camino.

A este punto ya me sentía aburrido de repetir que fui asaltado.

–Entonces podemos proveerte un certificado que digas que eres patrocinado por la Familia Vulkan, de seguro lo tomaran en cuenta y al menos podrás ser evaluado–Dijo la madre.

Solo asenté y miré al padre, quien yacía en su escritorio con los brazos cerrados.

–Bien niño, es lo menos que podemos hacer. Te daré el documento y luego te pediré amablemente que te retires, aun debemos enfrentar el luto–dijo el padre.

Agradecí y esperé mientras sus asistentes le traían lo necesario para redactar el documento, al cabo de unos minutos me entregaron un documento con el timbre y firma de la Familia Vulkan. Fui escoltado por la madre hasta la salida de la casa quien me abrazo y agradecido por última vez.

–Darel, espero que no sea la última vez que te vea, lo que hiciste por nosotros fue algo muy amable, al menos sé que mis hijos vivieron su vida a su manera acompañados de alguien que los amaba, adiós muchacho y suerte en tu evaluación, espero que cumplas la promesa que le hiciste a Janet, vuélvete un Portaluz fuerte, espero escuchar de ti pronto– dijo ella.

La madre se despidió de mí y un guardia me acompaño a la salida.

Finalmente, salí del gigantesco lugar, el portón de fierro se cerró mientras yo seguía mi camino, y ahí estaba yo, cambiando hacia el edificio Portaluz, con un puñado de esquirlas, un compañero pájaro llamado Sparky durmiendo en mis ropas y otra promesa por cumplir.

Lo coincidente de todo es que ambas promesas se complementaban, juré a Eira luchar contra La Tiniebla y a Janet volverme un Portaluz, quizás alguien estaba dibujado mi destino con gracia, aunque me encontraba deseado que ese destino no siga envolviéndome en la soledad, no quería perder a nadie más.

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