Capítulo 3
-Es un placer. Mi nombre es Damián. - él se endereza y yo le sonreí un poco.
Mi compañero me mueve ligeramente para llamar mi atención y me hace un gesto con la cabeza para que lo siga.
-Vamos a la habitación.
Yo solo asentí y él me guía escaleras arriba, cruzamos por un par de pasillos hasta que entramos en una de las habitaciones, la cual era realmente hermosa y muy grande. Aspiré profundo ya que el aroma de mi compañero inundó mi nariz y fue como un verdadero sedante para mí.
-Wau... - dije embriagada.
Escuché su risa la cual embriagó mis oídos pero se me adelanta y me tiende su mano.
-¿Vienes?
Lo miré antes de sujetar su mano, sentí como todo mi cuerpo se erizaba pero me guía hasta el baño, miré todo sorprendida y con desconocimiento. Entonces me topé con mi reflejo, un espejo...
-¡Hm!
Apreté la mano de mi compañero al verme pero entonces me acerqué al reflejo y extendí mi mano hasta mi rostro en el espejo. Toqué el material frío de este pero estaba más aturdida por como era yo.
-Con razón tu reacción... - escuché su murmullo pero lo vi acercarse -. Nunca te habías visto antes, ¿cierto?
Negué apenada y bajando la mirada pero él besa sorpresivamente mi coronilla haciendo que vuelva a mirarlo sorprendida pero él me sonreía. Volví a mirarme en el reflejo notando mi cabello rojizo, mis ojos verdes y más detalles. Pero entonces él se separa llamando mi atención.
-Bueno... te dejaré para que te tomes tu tiempo en bañarte, luego de eso te daré ropa limpia que podrás usar.
Él se va antes de que pueda preguntar algo y me deja sola en el baño... miré a todos lados encontrando lo que los humanos llaman... tina o bañera. Estaba llena de agua, miré mi mano y junté mis dedos, llené mi mano de agua y bebí de esta pero comencé a toser por lo mal que sabía. ¿Esas espumas qué se supone que eran?
-¡Puaj... !
Hice una mueca de asco y me alejé de la supuesta bañera, pero me miré en el espejo y vi la suciedad en mi cuerpo, entonces pensé en las veces que me sumergía en lagos o cúmulos de agua y salía limpia... Me acerqué de nuevo a la bañera y dejé caer la tela que cubría mi cuerpo. Metí una pierna y luego la otra, pero me resbalé y caí de sentón provocando que el agua se saliera.
-¿Todo bien? - escuché a mi compañero.
-Am... - separé mi cabello mojado que cubría mi rostro -. Creo...
No estaba sangrando, ni tampoco sentía dolor. Estaba bien.
-Sí, estoy bien.
-Okey... si necesitas algo, me avisas. Ah, por cierto... las toallas están ahí, para que te seques al salir.
No lo escuché más y yo miré el agua, estaba tibia y... si era relajante. Suspiré mintiendo mi cuerpo entero hasta bajo mi cabeza por un momento, luego salí y miré mi cuerpo, me tallé un poco y sacudí mi cabello antes de salir.
Miré a un lado viendo unas telas dobladas en una silla y rápidamente recordé que mi compañero las nombró "toallas". ¿Para secarme con eso? Si es más fácil calentar mi cuerpo. El agua se evaporó cuando lo hice, mi cabello se secó igual y se vio más liso y brillante que antes de meterme a este agua. ¿Qué le echaron o qué?
Miré la... toalla que me dieron para "cubrirme" pero no le vi el caso volver a ponérmela así que salí del baño así sin más.
-Ya estoy lista.
Me di cuenta que el chico de antes, Damián. Él abre los ojos de par en par pero aparta la vista rápidamente, y viéndose rojo. ¿Qué le sucede? Mi compañero lo saca de la habitación con un empujón y le cierra la puerta con fuerza. ¿Qué le sucede a él también?
-Mi luna... ¿por qué sales así... ?
-¿Así cómo? - miré mi cuerpo.
-Mostrando lo que es mío... - se me acerca y noté como su mirada se oscurecía.
-¿Qué? ¿Mi cuerpo? ¿Tengo algo malo?
Él agarra la ropa doblada que estaba en su cama y vuelve a colocarse frente a mí y se agacha hasta arrodillar una pierna.
-Para nada, te dije que eres perfectamente hermosa... -
Agarra algo pequeño y me hace levantar una pierna para meter esta por los agujeros de esa prenda, luego me hace levantar la otra y sube esta hasta mi cadera. Estaba algo apretado.
-¿Qué es esto? ¿Y eso? - apunté a lo segundo que agarró.
Parecían cáscaras de coco unidos con cintas de tela. Él se ríe ligeramente pero me hace pasar los brazos a través de las tiras y mis senos se acomodan en esas cáscaras de cocos, sentí que se abrochaba en la parte de atrás y esto se quedaba sujetando mis senos.
-Esto es un brasier... - susurra en mi oído mientras acomoda las tiras de este tal brasier -. Y esto... es una braga.
Estira esta para acomodarla y yo me quejé por lo incómodo que era pero él se pasa al frente.
-Es ropa interior.
-¿Para qué es?
-Cielos, eres la primera que se cuestiona eso. Es para cubrirte de la suciedad y darte intimidad...
-Pero en mi forma dragón nunca tuve ropa y no me pasó nada...
-Es diferente cuando tú estás en tu forma dragón, o cuando yo estoy en mi forma lobuna. Somos más vulnerables al ser humanos.
-Creo que... entiendo...
Es extraño también pero podría entender y acostumbrarme. Por la reacción de Damián cuando me vió desnuda... quizás no sea la mejor idea estar siempre así, después de todo... Nadie más anda desnudo.
-Vamos, termina de vestirte.
Vuelve a hacer que levanta una pierna y meterla en otro agujero de otra ropa, algo más grande que yo... ¿Era suya? ¿O así debía ser? Por su olor... creo que era suya. Se levanta y agarra algo que ajustaba el tamaño en mi cintura. Luego agarró algo negro y lo arrugó.
-Levanta los brazos, mi luna.
Eso hice, algo dudosa, y él me adentra en la prenda. Saqué mi cabeza por uno de los agujeros y mis brazos por otros. La ropa me quedaba muy grande que hasta colgaba.
-Remera... shorts. Con esto sí puedes mostrarte ante los demás y no te dirán ni mirarán raro.
-¿Y con la ropa interior?
-No.
Fue muy rápido en responder y con un tono más grueso y áspero. Levanté ambas manos a modo de paz.
-Okey, okey. No lo haré... pero no entiendo nada de esto.
-No te preocupes... te enseñaré todo para que no tengas problemas y entiendas las costumbres de estar en forma humana.
Sonreí sintiendo ternura hacia su persona, y asentí agradecida.
-¿Puedo... saber tu nombre ya?
-Soy, Tanner. Tanner Black. Tú eres Leyla... ¿No?
Asentí y él pasa su mano por mi mejilla, me miraba con tanto cariño que no sabía como responder a eso.
-Hasta tu nombre es precioso...
Me sentí avergonzada por sus halagos, jamás había recibido nada de eso y él llega y me halaga cada que me ve o sabe algo de mí. Me invita a sentarme en la cama, se sentía más cómoda que mis nidos. Algunos hechos con rocas calientes, para alejarme del frío, y otras hechas con hojas o cosas así.
-Quiero conocerte... - menciona.
-Pues... no sé que quieras saber de mí...
-Pues, empezando con que me digas ¿qué fue lo que te sucedió?
Hice una pequeña mueca pero suspiré profundo antes de responder.
-Pues... como sabes, soy una Hignis... así que me estaban intentando atrapar... Los cazadores me hicieron eso y...
Escuché un leve gruñido, al parecer hablar sobre los cazadores lo molesta.
-Lo siento... - dice al reaccionar -. Entiendo, pero entonces... ¿estabas sola o con alguien?
Mi estado de ánimo se fue hasta el suelo al recordar el porqué no estaba con nadie.
-Sola...
-¿Y tu familia... ? Los dragones andan en clanes, ¿no? ¿Qué pasó con ellos... ?
-Los cazadores... - me quede en silencio un momento más -. Ellos los mataron...
Ambos seguimos el silencio sepulcral, yo tenía la cabeza agachada pero entonces sentí como me sujetó y me acercó hasta pegarme a su pecho en un cálido y reconfortante abrazo.
-Lo siento... debió ser difícil para ti...
Las ganas de llorar aparecieron y dejé derramar unas cuantas lágrimas hasta que comencé a sollozar. Me aferré a él y fue como liberar ese nudo en mi garganta y pecho que cargaba por años.
-Los perdí a todos por mi culpa...
-La culpa la tienen los cazadores que se creen dueños de todos...
-Me estaban buscando, si no fuera por mi y por ser una Hignis... no hubiera muerto nadie.
Tanner acaricia mi cabello y espalda, yo seguí sollozando y él intentó calmarme.
-No te culpes por la avaricia y el egoísmo de otros, que nada tienes que ver con ellos. Esa es una carga que no te corresponde.
-Pero...
-Su codicia y miedo los hicieron tomar las armas, no tú. Imagínate, ellos toman sus armas hasta con su propia gente... no sienten remordimiento en hacerlo. Tu no tienes la culpa de que ellos sean los asesinos.
No pude decir más nada, sinceramente... consiguió calmarme y hacerme creer que realmente nada fue mi culpa. Aunque no del todo... me costará trabajo creérmelo por completo pero gracias a él... el peso disminuyó.
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