Capítulo 13

Narra Aarón

No podía dejar de sacudir mi pierna de arriba abajo mientras esperaba sentado a que me dijeran algo sobre ella... Estaba tan mal cuando llegó que me preocupa como esté ahora.

Resoplé y gruñí mientras perdía la paciencia pero justamente el doctor sale de su habitación y se acerca a mi. Me levanté rápidamente y no perdí tiempo.

-¿Cómo está? ¿Se encuentra bien?

-Delta, su Mate está bien, no se preocupe. Está despierta, así que puede pasar a verla si eso quiere.

Sentí tanto alivio, todo el peso que había sentido por la preocupación se desvaneció al instante.

-Gracias... - respondí ya más tranquilo.

El doctor asiente y se va mientras que yo entré a la habitación de mi Mate. Ella, al verme, queda sorprendida pero a la vez noté su desconfianza.

-¿Q..Quién... eres? - pregunta con cierta cautela.

Yo me acerqué a ella, lentamente para no asustarla; ella miraba mis movimientos pero no me daba alguna señal de que quería que me apartara. Noté todos los golpes que aún no se curaban del todo, pero a la vez... vi ciertas cicatrices que me alertaron, pero me obligué a tranquilizarme.

-Soy Aaron, el Delta de la manada...

Su sorpresa no pasó desapercibida para mí, hasta la escuché murmurar con asombro.

-Un Delta... - fue casi inaudible.

-¿Tú cómo te llamas?

-A..Agustina... - la vi nerviosa y esperando algo, jugaba con sus dedos y apretó la manta con fuerza - ¿No... No m..me rechazarás... ?

Su pregunta me toma por sorpresa, jamás creí que de tantas cosas esa fuera una de sus preguntas. Fruncí el ceño confundido.

-Jamás lo haría, ¿qué te hizo creer que sería capaz de hacer algo como eso?

Me senté en el borde de la camilla, ella baja la mirada apenada y desanimada. Acerqué mi mano a ella, dudé un segundo por pensar en que podría incomodarla pero... en realidad quería hacerla sentir mejor y que me contara el porqué pensaba que yo haría eso. Apoyé mi mano lentamente sobre la suya, no la aparta, entonces la tomé con más firmeza y la acaricié un poco con el pulgar.

-Es que... bueno... Soy una omega.

-¿Importa?

-Muy... débil y no sé hacer nada bien...

Era como si tratara de buscar excusas para que la rechazara, pero nada de eso iba a funcionar conmigo.

-¿Por qué lo dices? - cuestioné.

-S..Soy muy torpe y para nada inteligente... además de ser una cobarde y...

-Basta.

Ella cierra la boca al instante y baja la cabeza, aparta su mano de la mía y adopta una posición servicial. Me sorprendí por aquella actitud tan sumisa y obediente que no me gustó para nada.

-Lo siento... Solo no me gusta que te digas esas cosas. ¿Quién te dijo todo eso?

Ella se muerde el labio inferior mientras intenta no responder, no vuelve a mirarme y parece querer encajarse sus uñas en sus manos juntas. Apoyé una mano sobre las suyas para detener eso, ella se sorprende y me mira pero yo apoyé la otra mano en su mejilla.

-¿Quién fue.?

La vi tragar grueso por el nerviosismo que cause al usar mi voz de Delta y tener los ojos dorados; ella pareciera querer poner pretextos pero finalmente resopla.

-Todos en... mi manada, ellos... no me querían y por eso me tiraron a los cazadores. - su voz se corta y vi las lágrimas desbordando de sus ojos.

Me sorprendí al escucharla, ¿cómo es que su manada pudo hacer eso? ¿Por qué? Me molesté más al momento en que su cabello destapa una cicatriz bastante grande detrás de su hombro, ¿latigazos? Y estaba seguro de que tenía más...

-¿Qué te hicieron?

-Y..Yo...

La sujeté por la barbilla para levantar su mirada, no la forzaba solo la incitaba levemente...

-Por favor, puedes confiar en mi. No soy como ellos... yo quiero protegerte y quererte hasta que tú te canses de mi. Pero necesito saber que te pasó para entenderte y ayudarte.

Ella dudaba aún así pero me mira desbordando una lágrima la cual quité y acaricié su mejilla.

-E..Ellos... me humillaban, me golpeaban e insultaban hasta quedarse satisfechos. No les importaba como yo me sentía o cuán malo era mi estado... me trataban como si fuera la criada de todos...

-¿Por qué lo hacían?

-M..Mis padres... ellos hicieron muchas cosas malas, al final le robaron a todos y huyeron pero me dejaron y ellos se desquitaron conmigo...

-¿Te culpan por lo que tus padres hicieron? - asiente.

-Yo j..jamás le hice nada a nadie... i..incluso llegué a devolver parte de lo que mis padres robaron, pero... no fue suficiente.

Ella rompe en llanto y eso me estaba quebrando más, la abracé y atraje hacia mi para calmarla.

-Todo estará bien, ¿si? No estás sola, ya no...

-Y..Yo no soy c..como mis padres...

-Te creo... No me importa lo que los demás piensen o digan, yo te creo. Para mí... eres perfecta.

Ella vuelve a sollozar pero se aferra a mi y repite una y otra vez "gracias", acaricié su espalda... aunque sintiera los desniveles por las cicatrices. Cerré los ojos para aguantar la ira al sentir eso, y suspiré.

-No necesitas agradecer, soy yo el que debería hacerlo... porque a pesar de todo no te has rendido, eres fuerte y valiente... admiro eso. Aguantaste todo lo que tus padres te dejaron, hasta el último momento... y gracias a eso ahora estás conmigo.

Me atreví a besar su cabeza y ella poco a poco dejó de llorar.

-Ahora todo mejorará, te lo prometo. No volverás a sentirte humillada ni maltratada, porque el que intente hacerte algún daño... no tendrá descanso ni en el infierno.

Sentí como ella se estremeció, levantó la mirada y pude ver un brillo intenso apareciendo en esos ojos opacos que tenía. Como si la esperanza hubiera vuelto a su vida. Volvi a sujetar su barbilla con una mano y la acaricié un poco.

-Eres mía, Agustina... y yo no permito que dañen o siquiera toquen lo que es mío...

El brillo en sus ojos se hizo más intenso por unos segundos y para mi sorpresa ella tomó la iniciativa en acercarse a mi y besarme. Abrí los ojos de par en par pero sonreí por varias cosas, pero la principal era su inocencia y torpeza al besar. Eso me encantó porque era dulce y tierno... era puro y honesto.

Apoyé mi mano en su mejilla y decidí guiarla, el beso era lento pero cargado de emociones. Al separarnos, pude ver su rostro completamente sonrojado, lo que la hacia verse más tierna.

-Eres hermosa...

Aparta la mirada avergonzada pero yo besé su cabeza antes de levantarme.

-Si te sientes mejor... iré a llamar al doctor para que te dejen salir.

Ella asiente. Fui a buscar al doctor, mientras él se aseguraba de terminar con el chequeo de Agus, yo llenaba los documentos necesarios para el alta. Cuando regresé ella ya se había cambiado, pero tenía la ropa rota con la que llegó, aún tenía manchas de sangre aunque se hayan mandado a lavar.

-Ten... - me quité la chaqueta y se la tendí -. Usa esto.

Ella la agarra algo dudosa y sonrojada pero asiente y se la coloca.

-Gracias...

Sonreí y le tendí mi mano, también la agarra dudosa pero lo hace. Salimos del hospital cuanto antes.

-Y..Yo... quisiera ver a la Hignis que me salvó...

-Claro, te llevaré con nuestra Luna.

-¿S..Su Luna? ¿E..Ella es su Luna? - se veía realmente asombrada, era tan tierna.

-Sí, es ella.

Se mira la ropa y noté su incomodidad al traerla como estaba, pero no dijo nada. Yo sonreí enternecido así que la llevé a mi casa.

-¿Es aquí... ?

-No, esta es mi casa.

Ella me mira extrañada pero yo la guié hasta adentro, subimos las escaleras y luego entramos en una de las habitaciones.

-¿Qué hacemos aquí... ? - pregunta mientras mira a todos lados y yo abría el armario -¿De quién es esta habitación?

-De mi hermana, te ves de su misma estatura, quizás y sean la misma talla.

-¿P..Por qué me... ?

Le di algo de ropa y ella la agarra confundida y me mira igual.

-No quiero que estés con ropa rota y aún manchada, así que... mientras no vayamos a comprarte algo nuevo, puedes usar esto. Quizás sea o no tu estilo... pero servirá para presentarte a nuestra Luna. Eso era lo que te preocupaba, ¿no?

Ella parpadea un par de veces mientras me miraba sorprendida. Sabía que había dado en el clavo.

-¿A tu hermana no le molestará que yo... ?

-No estuvo aquí desde hace años, esta ropa ya no le ha de quedar. Vamos, allí tienes un baño.

-¿Ah? ¿Y d..dónde está?

-Buscando a su Mate en diferentes manadas. Se fue cuando cumplió diecisiete hace cinco años.

-Me imagino que la extrañas... - aprieta un poco la ropa contra su pecho y yo sonreí.

-Claro, es mi hermanita... Pero si no te apresuras no podrás ver a nuestra Luna.

Ella parece recordar y entra al baño rápidamente para cambiarse. Aunque un segundo después de que cierra la puerta y yo me aleje un paso, ella vuelve a abrirla.

-Por cierto... ten... - me tiende mi chaquera -Es... muy cálida.

La agarré y no me dio tiempo a decir algo ya que se encerró en el baño. Miré mi chaqueta un segundo, luego fui a mi habitación a esperar allí.

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