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Yukie y Sanji decidieron ir a un café después del trabajo. Desde que Dalia ya no estaba en el acuario el flujo turístico bajó considerablemente, por lo que ahora salían tres horas más temprano de lo habitual.

—¿Tu crees que es cierto eso que nos dijo Enoshima la semana semana?—preguntó Sanji mientras revolvía su té de jazmín. Cuando guiaba a los turistas era un joven alegre y encantador, pero una vez terminaba su labor apenas sonreía y su voz se volvía monótona. A Yukie le gustaba salir con él porque no hablaba mucho y podía concentrarse en comer.

—¿A qué te refieres?—contestó ella despues de dar un sorbo a su café cortado.

—A todo eso de que fue a la casa de Rosenblum y abrazó a Dalia y ella no le hizo nada.

—Creo que sí. él me dijo un día antes que acompañaría a Mai a la casa. Tal vez ahí Dalia le inspiró más confianza y se animó a entrar al agua sin protección.

Yukie entendía a Sanji, aquello era algo difícil de creer. Toru quería mucho a Dalia, pero jamás intentaría nadar con ella sin su traje. Tal vez Joshua lo convenció de intentarlo.

Sanji la miró alzando una ceja, escéptico. Bebió su té de dos tragos y se dispuso a hablarle de lo aburrido que se había vuelto el trabajo y de sus planes para el fin de semana. Indirectamente la estaba invitando a salir a bailar a una discoteca, pero Yukie hizo como que no captó. Sanji era buena compañía para tomar café, pero nada más.

él, como siempre, la llevó de regreso a su departamento un par de horas después. Yukie, ya ahí, siguió leyendo el libro que había empezado ayer, El Gran Gatsby, mientras esperaba a que Hanako, su amiga y compañera de apartamento, llegara. Ella una de los buzos en el acuario, y fue quien le consiguió el empleo ahí. Era una chica inquieta y parlanchina que sacaba de sus casillas a Toru, y que Yukie, por el contrario, encontraba muy interesante.

Hanako llegó media hora después y fue directo a ducharse. En la mesa había dejado su mochila y un sobre.

—¿Cómo te fue hoy?—le preguntó Yukie mientras escuchaba el agua de la regadera.

—Nada fuera de lo común. Ya sabes: alimentar peces, limpiar un par de tanques, rellenar mis reportes, intentar conseguir una cita con Toru...

—De nuevo te dio una excusa, ¿cierto?

—Así es. Creo que le gusta la veterinaria nueva, Mai. No entiendo qué le ve, es escuálida y de pecho plano. Yo tengo curvas. Hoy se acercó a hablar conmigo y me emocioné, pero solo fue para darme un sobre. Es para ti.

—¿Para mi?

—Sí, el guapo de Joshua se lo dio a Toru cuando él y la veterinaria esa fueron a visitarlo.

Yukie enrojeció. Menos mal que Hanako no podía verla.

—Ha de ser una carta de amor.

—O una invitación formal para sexo casual. Ya sabes como son los británicos.

—¡Oye!

Hanako rió.

—Solo bromeaba. No la abras todavía, espera a que termine. Quiero ver de qué se trata y emocionarme contigo.

—Está bien.

De pronto los minutos fueron como horas para Yukie. Dudaba de que Joshua Rosenblum estuviera interesado en ella, pero de seguro le había escrito algo lindo. Había convivido con él pocas veces, y ya lo consideraba un buen amigo y se divertía cuando charlaban mezclando japonés e inglés.

Hanako salió del baño envuelta en un esponjoso albornoz amarillo. Puso agua para el café y, en lo que hervía, fue por el sobre y se sentó junto a Yukie en el sillón, quien dejó El Gran Gatsby abierto sobre su regazo.

—Vamos, sé que te mueres de ganas—dijo.

Yukie apretó los labios.

—Deberías leerla tu.

—¿Yo? Pero apenas y sé unas cuantas palabras en ingléscarrespeó—. Hello, I'm Hanako Watanabe and I like cheeseburgers. May I go to the restroom?

—¿Eso es todo?

—Lo único que recuerdo de las clases de preparatoria.

Ambas rieron.

—Está bien, dámelo. Leeré la carta y te explicaré lo que dice.

Hanako contuvo un chillido de gusto y le entregó el sobre. Yukie lo abrió con cuidado y desdobló el papel que había adentro. La letra de Joshua era redonda y elegante:

Estimada Yukie Yamaguchi:

¿Como te ha ido? Espero que bien. Ahora debes estar preparándote para tus finales, sé que te los pasaras con notas perfectas, tu inglés es excelente tanto cuando hablas como cuando escribes, y ni hablar de tus traducciones. Terminé de leer Hiromi hace poco, ¡estuvo fantástico! A Dalia también le gustó mucho. Somos muy buenos amigos ahora.

He pensado en ir por ti al acuario para que tomemos café o algo, pero no puedo desenfocar mi atención de Dalia ahora que ya estamos trabajando en el espectáculo con delfines. Si todo va bien, estaremos listos el próximo mes y solicitaré a los directivos boletos para ti y tus compañeros. Va a ser algo nunca antes visto, así que las entradas se van a agotar en cuestión de horas y no quiero que se lo pierdan. A Dalia le encantaría verlos ahí, ustedes son como su familia.

A mi me tiene embelesado, ¡qué criatura tan maravillosa es! Su apariencia no es lo único que la hace diferente, ¿sabes? Lo comprobarás cuando la veas en acción.

Mientras escribo esto veo a Dalia en la piscina jugando con Latte, uno de los delfines. Les gusta danzar, nadar uno alrededor del otro. Se me ocurrió poner música de vals y unos cuantos videos de personas bailándolo en la pantalla. Dalia los miró con los ojos muy abiertos y después me arrastró a mi hasta el fondo de la piscina para que bailáramos. Ella se mueve con gracia, yo soy irremediablemente torpe.

Estos días me he sentido mejor que nunca. No sé si es por el ambiente, si es por Dalia, ustedes o todo junto, pero creo que eso no importa. No quiero irme de aquí en un largo rato.

¡Mucho éxito con tus exámenes!

Espero pronto otra sesión de japo-inglés.

J

Yukie suspiró, qué dulce era.

—Estás roja como una fresa—observó Hanako—¿En qué Love Hotel se van a ver?

—¡Hanako, por Dios!

—Solo bromeaba. ¿Qué dice la carta?

Justo entonces la tetera chilló. Hanako fue a preparar su café y Yukie le parafraseó lo escrito por Joshua.

—Ese hombre te desea—dijo Hanako.

—¡Claro que no! Solo soy la que mejor lo entiende de todos los guías porque me gusta la jerga británica. Me aprecia un poquito más a mí que al resto.

Hanako giró los ojos con una sonrisa y volvió a sentarse a su lado.

—¿Quién diría que leer todos esos libros de viejos melancólicos te ayudaría a conseguir pareja?

Yukie se ruborizó aun más.

—Pero ya hablando en serio—dijo Hanako—. Ese hombre podría cumplir tu sueño de dejar Okinawa y vivir esa vida al estilo Europeo con la que tanto has soñado. Hombre atractivo, famoso y procedente de Europa, ¿qué más puedes pedir?

Yukie desvió la mirada. Tenía una leve sonrisa.

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