Capitulo VI - EL IDIOMA DE SU VOZ.
LA ÚLTIMA CARTA
Capitulo VI
El idioma de su voz.
El amanecer había llegado, Katsuki había pasado toda la noche despierto sentado en una vieja silla de madera, mirando por la ventana a la espera de ver a Izuku volver. Habían pasado diez dias desde que Izuku se había ido, estaba comenzando a perder las esperanzas de volverlo a ver.
En sus manos sostenía aquel libro de poemas románticos, era el único recuerdo que tenía de Izuku. Resignado lo dejó sobre la mesita de noche y suspiró sin mucho ánimo, pensó que sería buena idea salir a dar una ultima búsqueda a los alrededores, si no encontraba a Izuku ese día ya no lo buscaría más y daría por hecho que se había ido de la isla por su propia cuenta. Con cuidado se levantó de la silla sintiendo un dolor punzante en sus articulaciones, quizá era por el frío o tal vez por su enfermedad, no lo sabía. Había tomado su medicina tal como le había ordenado la anciana pero parecía ser que con cada día que pasaba los efectos de la medicina disminuían. Eso sólo quería decir una cosa, su enfermedad estaba avanzando rápido, pronto llegaría el día en que ni la medicina lograría calmar el dolor en su cuerpo. Que más daba.
Resignado se vistió con una gabardina negra, la más larga que tenía, hacía más frío que de costumbre. El aire helado calaba en los huesos y hacia doler la garganta al respirar. Tuvo que ponerse guantes de lana y una bufanda que su madre le había tejido cuando era más joven. Bajó a la cocina y se preparó una taza de té de canela y lo acompañó con un par de pequeñas tartaletas de jalea, no le gustaban las cosas dulces pero de alguna forma le hacían recordar a ese torpe omega. Una vez que terminó se ajustó bien los cordones de los botines y salió al exterior siendo recibido por un manto blanco de nieve y un cielo bastante gris. Maldito invierno.
— Aquí vamos de nuevo. —
Susurró dándose ánimos así mismo y comenzó a caminar, acudió primero al mercado del puerto, encontrándose con el viejo Torino quien apenas estaba abriendo su negocio, el anciano sonrió y saludo con alegría pero Katsuki se limitó a preguntar por Izuku, Torino dibujo un rostro confundido al oír el nombre del omega.
— ¿Eh? Creí que él ya estaba contigo. Se fue ayer por mañana, se suponia que iría a tu casa.—
Explicó, Katsuki abrió los ojos en sorpresa al entender que Izuku había estado con él todo el tiempo y que peor aún, que le habían mentido, su rostro se transformó en uno repleto de coléra. Le habían visto la cara de idiota.
—¡¿Estuvo aquí todo el maldito tiempo?! viejo idiota, ¿sabes lo mucho que me preocupe? ¿Por qué demonios no me dijiste nada?! Voy a matarte. —
Recriminó, Torino retrocedió nervioso y bajó la mirada sintiéndose avergonzado.
—Él me pidió que no te dijera nada pero lo convencí de hablar contigo. Dios ¿ahora en donde se metió?. —
Tartamudeo el anciano. Katsuki negó con la cabeza y cerró los ojos tratando de calmarse. Al menos ahora sabía que el omega en verdad estaba perdido. Pero no lo creía tan estúpido como para perderse camino a casa y mucho menos en la isla en donde había crecido. Estaba seguro de que algo le había ocurrido y que q quizá era la razón por la que esa noche se sentía tan ansioso. Sin más espera se dio media vuelta y se echó a correr por la única ruta que había. Su mirada viajaba de un lado a otro buscando a Izuku pero no lo veía en ningúna parte, parecía ser que nadie lo había visto.
Varias horas pasaron y tanto había sido su afán por encontrarlo que no se detuvo a comer o descansar, ya era casi medio día y fue un dolor agudo en su pecho lo que le hizo detenerse, una mueca de dolor se dibujo en su rostro. Le dolía respirar.
—¿En donde estas?. —
Jadeo con la voz ronca, recordó a aquellos bastardos que habían disparado contra el pecoso, más les valía no haberlo secuestrado o realmente mataría a esos bastardos.
Todo parecía pintar mal hasta que un sutil aroma llegó a su nariz haciéndole estremecer. Aquel aroma suave que se asemejaba al te verde con miel, era el aroma de Izuku, corrió lo más rápido que pudo en dirección de donde provenía, para su sorpresa sólo pudo hallar una bufanda tirada en medio de la nieve, era de donde se desprendía el aroma.
— Maldita sea. — Maldijo al aire, tomó la prenda y la acercó a su nariz, la olfateo profundo. Un instinto despertó en katsuki en ese momento. Supo que Izuku estaba en celo y seguramente alguien se lo había llevado. Una furia que quemaba su pecho le invadió y la sangre le hirvio de tan solo imaginar que le hubiesen hecho daño, para encontrarlo ya solo le quedaba una opción, tocar de puerta en puerta en todas y cada una de las casas de Graent. No le importaba el tiempo que le tomará. Debía encontrarlo.
Los cálidos rayos del atardecer entraban a través de la ventana hasta chocar contra el rostro aun enrojecido de un somnoliento Izuku, abrió despacio sus ojos sintiéndose confuso y aturdido, no recordaba nada. Sus oídos no escucharon más que un silbido que se disipó en segundos y su vista se aclaró tras un par de suaves parpadeos.
— ¿Que pasó?.—
Murmuró en un hilo de voz muy débil, se removió debajo de los cálidos cobertores, tardó un par de segundos en caer en cuenta de que no llevaba puesta su ropa si no una fina pijama de seda en tonos pastel, sus ojos se abrieron amplios al recordar lo que habia ocurrido antes de que perdiera el conocimiento, se incorporó tambaleándose y llevándose la mano a la parte trasera de su cuello deseando no encontrar una marca de algún alfa, palpó con los dedos de forma nerviosa y suspiro de alivio al percatarse de que estaba en perfectas condiciones. Definitivamente ahorraría para comprarse un collar protector aunque le tomará meses juntar la gran cantidad que eso costaba.
—Gracias al cielo.—
Murmuro más tranquilo y se sintió marear, aún estaba en celo así que los síntomas no se le habían quitado del todo así que se volvió a sentar en la cama, ese lugar parecía ser una habitación de alguien rico, había tapices florales, muebles de madera fina y una hermosa alfombra de piel pero lo que más le llamó la atención fue el alto dosel de seda que adornaba la cama.
—Este lugar. Parece un castillo ¿en donde estoy? ¿Me habrán secuestrado?. —
Se preguntó preocupado. De pronto un llamado a la puerta le hizo dar saltó en su lugar, la pesada puerta se abrío despacio acompañado de un crujido de un par de tacones.
Una mujer hizo acto de presencia, parecía una princesa de uno de los cuentos de su libro, tenía el cabello largo de color negro como la noche; piel blanca como la misma nieve sin ningún tipo de imperfección, ojos oscuros y una perfecta figura, su ropa se veía cara, mangas holgadas, muchos olanes y encajes finos. Llevaba en sus manos una bandeja de plata con una tetera de acero tallada a mano y una tacita de porcelana.
— Al fin estas despierto, comenzábamos a preocuparnos, ¿Cómo te sientes?. —
La mujer sonó amable, se acercó a él y dejó la bandeja en la mesita de noche para llenar la taza con lo que parecía ser té caliente. Izuku se quedó pasmado en su lugar mirando a la mujer.
—¿Quién es usted? ¿En dónde estoy?.—
Le preguntó, la mujer sonrió llevando su mano a la mejilla de Izuku para darle una suave caricia con su pulgar.
—Tranquilo estas a salvo —
Izuku se estremeció y se apartó de inmediato, no sintió maldad en ella pero aquel gesto había sido extraño y muy indebido. supo que ella también era una omega por el olor a fresa y vainilla que desprendía.
— Oh, lo siento, lamento no haberme presentado primero, Me llamó Momo, esta es mi casa. Mi marido y yo te encontramos ayer mientras sufría un episodio de calor por el celo y te trajimos aquí para refugiarte por el momento.—
Momo extendió la taza de té hacia Izuku pero él solo la miró y negó con la cabeza. No iba a arriesgarse a tomar algo así como así.
— Anda bébelo, aliviará los síntomas un poco, el celo puede ser duro si no tienes a un alfa que lo alivie, a juzgar por tu cuello no tienes pareja ¿verdad?. Eres muy joven, Tuviste mucha suerte tu aroma es fuerte algún alfa pudo haberte atacado. —
La chica sonaba preocupada, parecía que no mentía, Izuku dudo un poco pero al final tomó la taza y asintió en agradecimiento.
—Eh, Yo...—
Era verdad, no tenía pareja, no había ningún alfa que quisiera ser el suyo aunque en ese momento solo una persona llegó a su mente haciéndole bajar la mirada y sentir apretado el pecho.
—Gracias señorita Momo, Yo... No sé cómo agradecerle a usted y su esposo, el me hayan salvado. Cualquiera me hubiese dejado en la calle a mi suerte.—
Momo sonrió y desestimó para luego darle un par de palmaditas en el hombro.
—Tranquilo, mi esposo dijo que eres un viejo amigo suyo. No podíamos dejarte ahí en la nieve.
En cuanto te sientas mejor te llevará a casa, ¿Cómo te llamas?, ¿En donde vives?. Tus padres deben estar preocupados—
Le dijo Momo con un rostro sereno, Izuku se mordió el labio y bajó la mirada sintiéndose algo avergonzado, no le diría que no tenía casa, mucho menos que era un huérfano, lo menos que quería era causar molestias o lástima. Aunque eso de que era un viejo amigo de su esposo no le cuadraba. ¿Quién podía ser?
—Se lo agradezco, soy Izuku Midoriya. No es necesario que se molesten, puedo volver por mi cuenta. Ya eh causado muchos problemas.—
Momo suspiro con suavidad, abrió el cajón de la mesita de noche sacando un bonito collar protector color rojo, se acercó a Izuku y se lo colocó en el cuello.
—No es molestia, esto es para ti, yo solía usarlo antes de casarme, ya no me hace falta, podría servirte de mucho si aun no tienes a tu alfa —
—Es un collar de castidad. Yo no puedo aceptar esto señorita Momo, es demasiado valioso —
Izuku parpadeó sorprendido y sus ojos se humedecieron, tocó el collar con las yemas de sus dedos y sonrió dejando caer un par de lágrimitas. El collar de un omega era algo muy valioso para el mismo, no podía creer que esa mujer le regalará el suyo asi como así.
—¡Gracias! —
Exclamó con felicidad, Momo sonrió y caminó hacia la puerta.
—No es nada, tu ropa está dentro del ropero de la derecha, le diré a mi esposo que entre a verte, por ahora no puede, Le costó mucho trabajo controlarse a tu aroma mientras te traíamos.—
Fueron las palabras de Momo antes de salir.
—Aguarde! Quisiera saber... ¿Quién es su esposo?. —
Pidió El omega, Momo se giro y sonrió cerrando los ojos.
—Él se llama Shoto Todoroki —
Respondió con calma antes de salir dejando a Izuku más helado que una roca. Ese nombre le resonó fuerte.
—Todoroki... Ya veo. —
Murmuró sonriendo mientras miraba al suelo. Su mejor amigo que había dejado de ver cuando fue adoptado en el horfanato, su tan querido amigo, shoto, era ahora un Alfa rico y casado. Izuku derramó un par de lágrimas de felicidad. Ahora estaba impaciente por ver a su viejo amigo a la cara, se preguntó qué tanto habría cambiado desde que eran más jóvenes.
No podía creer lo que pasaba y de la suerte que había tenido. Sin embargo la conversación con Momo lo llevó a recordar a Katsuki. A su "Kacchan" como le había apodado de cariño. Un profundo suspiró se le escapó y miró por la ventana preguntándose si aquel alfa rubio también lo extrañaba. Deseaba verlo, era como un llamado punzante a su pecho. Como si lo sintiera muy cerca.
Los fuertes golpes a puño cerrado sobre la gruesa puerta de madera de la casa de los Todoroki se escuchaba como una tormenta enfurecida que hacía eco a varios metros.
Con el ceño fruncido, el dueño de la casa había tenido que dejar sus deberes para atender la puerta pues todo el personal estaba ocupado.
—¡Pero que escándalo! —
Exclamó el joven al abrir la puerta y ver al causante de semejante ruido. — ¿Quien eres y que se te ofrece?.—
De cabellera mitad blanca y mitad pelirroja, un ojo azul y otro gris, el joven dueño del lugar miró con molestia a Katsuki que temblaba por el frío que hacía, las gotas de lluvia comenzaban a caer despacio casi congelandose tornándose en finos copos. Ambos se miraron fijo parecía ser que el enojo y desagrado era mutuo. Por naturaleza cuando dos alfas de alto linaje se encontraban surgía una sensación de rivalidad.
—Estoy buscando a alguien —
Dijo Katuski, Shoto aclaró su garganta y se encogió de hombros.
—Bueno, has de saber que estas siendo muy impertinente golpeando la puerta de esa manera a esta hora.—
Respondió Shoto y Katsuki chasqueo la lengua.
—Ya he buscado por toda la maldita isla, solo falta esta casa y si no encuentro a esta persona juro que me volveré loco—
Los ojos rojos de Katsuki demostraron un poco de tristeza que no pudo pasar desapercibida por Shoto quien solo suspiro y abrió un poco más la puerta apiadandose de él.
— La lluvia está por tomar fuerza así que puedes pasar un momento si lo deseas. cuidado te vigilare así que mas te vale no robar nada.—
Dijo Shoto y Katsuki solo rodó los ojos, no tenía más opción que entrar un momento para retomar el calor así que dejó de lado su orgullo por ese pequeño instante y entró a la elegante casa del joven bicolor.
El recibidor era amplio, con un par de sofás forrados en tela de estampados suaves y una bonita mesa de centro de madera con cubierta de cristal.
—Toma asiento, pediré que te traigan una taza de té. —
Dijo Shoto mientras se sentaba en el único sofa individual del recibidor. Una de las sirvientas llegó corriendo después de que el bicolor tocará una campanita y mientras el ordenaba a la mujer el té, Katsuki no pudo evitar mirar con algo de desagrado la decoración del lugar, había muchas pinturas de flores y paisajes colgadas en las paredes así como varios cuadros con fotografías en blanco y negro de personas que no le importaba ver. Hizo una mueca de asco mientras pensaba que esa familia tenía pésimo gusto.
—Cuéntame de esa persona que tanto buscas. — pidió shoto mientras cruzaba sus piernas y se acomodaba mejor, encendió una pipa negra y miró con curiosidad al rubio.
—Es un torpe omega, con pecas en las mejillas y unos estúpidos ojos y cabello verdes y mide masomenos esto —
Explicó Katuski midiendo con su mano la altura que creía tenía el omega. Shoto sonrió, Sabía que se refería a Izuku pero quería saber más a detalle que había pasado.
— ¿Que fue lo que pasó? ¿Acaso es tu omega, pelearon y este te abandono? —
Preguntó shoto con una ceja en alto, Katuski afilo la mirada.
—Eso es algo que no te incumbe... Solo necesito saber si lo has visto. —
—Si lo buscas tanto, quiere decir que te importa mucho esa persona ¿no? —
— Eso es obvio. Haces preguntas muy estúpidas. Tan solo responde si lo has visto o no y deja de hacerme perder el tiempo, niño bonito —
Katuski sentía que la actitud del alfa bicolor era extraña y estaba terminando con su paciencia, shoto por su parte río bajito y negó con la cabeza.
—Vaya vaya, parece que alguien no tiene el don de la paciencia. —
Respondió y kastuki gruñó en respuesta. Ese tipo ya le habia colmado la paciencia. Se puso de pie y a zancadas camino de regreso a la entrada.
—¡Si no vas a ayudarme entonces vete a la mierda niño bonito!. —
Grito el rubio pero justo cuanto tocó la manilla de la puerta para tirar de ella, un aroma llegó a su nariz. Dicho aroma le dejó paralizado por unos momentos, era sin duda alguna, el aroma de Izuku. Desesperado miró a su alrededor, ¿acaso estaba cerca?. ¿En donde estaba?. Su pulso se aceleró y se giró pero no vio a Izuku si no a una mujer de cabello oscuro. Era momo. En ese instante Katuski se imaginó miles de cosas en su cabeza. La mayoría malas, pues no era normal que una persona tuviera el aroma de otra.
—Tú...—
Dijo Katuski mostrando su dentadura llena de ira.
— ¡¿Por qué hueles cómo él?, ¿EN DÓNDE ESTÁ?!. ¡¿QUE LE HICIERON?! —
Katuski se abalanzó sobre la mujer quien aterrada grito pero Shoto logró frenar al rubio interponiendose entre ambos.
—¡Aléjate! Si la tocas te mato—
Advirtió empujando al rubio, la fuerza de ambos era muy similar aunque Katuski era más rápido.
—¡¿Donde esta?!— gruñó Katuski con su voz de mando haciendo temblar a Momo. Shoto cómo respuesta natural también se puso a la defensiva.
—¡Calmate y escucha! ¡Él está aquí... Él está bien! lo hemos cuidado desde ayer. —
Katuski al oír aquello de inmediato bajo la guardia y respiro agitado tratando se calmarse, se había alterado al imaginar que algo le habían hecho pero parecía ser que el bicolor decía la verdad.
— Escucha, lo encontramos ayer, estaba inconciente en la calle y decidimos traerlo para refugiarlo hasta que despertará.—
Explicó Shoto volviendo a tomar asiento e invitando al rubio a hacer lo mismo.
—Pero hay otra cosa, él estaba en celo cuando lo encontramos. Mi esposa ha cuidado de él y es por eso que tiene impregnando su aroma. —
Katuski miró al bicolor con una mueca de horror.
—¡¿Eh? ¿En celo?, ¿Fue mordido por alguien?, ¿Revisaron su nuca?! —
Katuski se alteró pero Momo agitó sus manos en negación.
—No, No, él está bien, no pasó nada, no tiene marcas. Acaba de despertar, le di un collar y un té para que calmara los síntomas por el momento —
Explicó la mujer haciendo suspirar de alivio a ambos alfas pues Shoto tampoco sabía del todo el estado del omega.
—Ahora que todo está claro, me gustaría saber ¿Exactamente que relación tienes con él? —
Pregunto Shoto, Katuski aclaró su garganta, ¿como respondería esa pregunta? nunca se había cuestionado cuál era su relación con el omega, en los últimos días las cosas eran relamente diferentes, si bien siempre negaba la idea de haberse enamorado, su corazón decía lo contrario, cada vez que pensaba en él sentía una suave calidez en su pecho, una paz que lo invadia al ver su sonrisa. Todo era demasiado confuso.
—Él es... Mi amigo. —
Respondió en voz baja y no muy convencido de lo que su propia boca decía.
—¿Solo amigos? — volvió a preguntar el bicolor.
—Si... solo amigos —
Respondio tajante tratando de convencerse a si mismo también. Shoto suspiro de nuevo y sonrió con calma.
—De acuerdo, ya que eres amigo de Izuku, necesito que escuches esto, hay un alfa amigo mío, es un rico heredero y busca a un omega, ayer al encontrar a Izuku en la calle, con ropa vieja y remendada, sin indicios de tener un alfa, pensé en que sería una buena idea presentárselo en cuanto se le pasara el celo... Así Izuku podrá tener una vida cómoda y feliz. Él es un buen hombre, se llama Rody —
Dijo Shoto y Katuski no dijo nada, tan solo escuchó atento sintiendo como si un balde se agua fría lo bañara.
— ¿Que es lo que opinas?, me preocupaba saber que ya tenía algún alfa, pero si es soltero entonces no habrá problema, es joven y muy lindo, es una buena oportunidad para él —
Katuski se puso de pie y apuño las manos.
—Hazlo. —
Dijo se forma cortante. Shoto y Momo lo miraron extrañados.
— Llévalo con ese tal Rody, él merece ser feliz. Yo solo necesitaba saber que estaba bien, eso es todo lo que quería. Gracias por su hospitalidad —
Dijo Katuski caminando con calma hacia la puerta. Nunca se había sentido tan pequeño ni tan débil y el motivo era simple, su corazón le dolía al imaginar que Izuku estaría en brazos de otro alfa pero era lo mejor pues sabía que sí Izuku se quedaba a su lado sufriría mucho. cada dolor punzante en sus huesos era un recordatorio de qe moriría pronto y no tendría oportunidad de disfrutar de Izuku como era debido si este se quedaba a su lado.
Así que por primera vez en su vida, decidió pensar en la felicidad de otros antes que en la suya y lo que conllevaría a tomar la decisión más difícil de todas, dejaría ir a Izuku. Lo menos que ese pequeño tonto merecía era ser feliz, tener una vida cómoda y de lujos al lado de un alfa rico y no un vida llena de angustia y tristeza a su lado. Tener que obligarlo a verlo morir lentamente. Jamás sería capaz de hacerle eso a ese chico que no hacía nada más que sonreír.
—Háganme un último favor —
Pidió Katuski llamando la atención de Shoto y Momo
—Por ningún motivo le digan que vine. Me basta con saber que esta bien y será feliz. —
Fue todo lo que dijo antes de abrir la puerta y salir con las manos dentro de los bolsillos de su gabardina.
—Creo que él es un buen tipo después de todo —
Dijo Shoto acercándose a la puerta junto a Momo para ver al rubio alejarse bajó la fría llovizna.
—Hey... Es tarde y está lloviendo... ¿Por que no te quedas a dormir esta noche? —
Dijo Momo. Katuski se frenó y medito un momento si sería buena idea regresar, era verdad que era tarde y la lluvia cada vez era más fuerte. Tras unos momentos decidió aceptar la propuesta esperando no arrepentirse después.
Las risas de Izuku y Shoto se escuchaban hasta afuera de los pasillos, ambos finalmente se habían encontrado dentro de la habitación donde descansaba el pecoso y se habían puesto a hablar sobre sus recuerdos en el horfanato.
Momo sonreía divertida mirando a su esposo bromear y platicar sus aventuras al omega que se notaba estaba más que entusiasmado de oírlo. Con el collar supresor y el té que le había dado al menor horas antes, el celo finalmente había bajado de intensidad e Izuku ya estaba casi recuperado en su totalidad.
— Y recuerdas cuando la profesora Nana nos castigo todo un mes lavando el piso del baño por haber puesto pintura roja en todo el trasero del conserje? —
Dijo Izuku sonriendo de oreja a oreja. Shoto carcajeo y asintió.
—¡Cómo olvidarlo! Tuve que ayudarte a cambiar las vendas de tus manos todo el mes, las ampollas dolían mucho —
Respondió Shoto despeinado el cabello del omega.
—Sus historias son divertidas, pero ya es muy tarde y es hora de ir a la cama, querido debemos dejar descansar a Izuku. Mañana podrán seguir hablando todo lo que quieran —
Dijo Momo con dulzura mientras acomodaba las sábanas de la cama de Izuku.
—Es verdad, ya es hora de dormir, Izuku si no tienes a dónde ir quedate aquí con nosotros, mañana vendrá un amigo de visita, sería estupendo que conociera a mi mejor amigo de la infancia —
Dijo Shoto e Izuku ladeo su cabeza confundido.
—Yo...No estoy seguro, hay un lugar al que debo volver pronto. Hay... Alguien que quizá me esta buscando —
Respondió Izuku con un ligero sonrojo en sus mejillas, Momo y Shoto intercambiaron miradas.
—Bien.. Ya lo decidiras mañana, por hoy descansa Izuku, si necesitas algo, llama a los sirvientes con la campanita —
Dijo Momo mientras salía de la habitación junto a Shoto.
Izuku suspiró y se metió en la cama con cuidado. Su mente se debatía sobre si quedarse a vivir con ellos o ir con Katuski.
—Él... Me está buscando... ¿No? — murmuró bajito recordando como el rubio había llegado a la tienda de Torino buscándolo con desesperación. No podía sólo quedarse ahí y dejar al alfa preocupado. Además quería hablar con él y aclarar las cosas de una vez por todas. Era extraño se sentía inquieto, como si la presencia del rubio estuviera ahí mismo. Izuku no sabía si ya se estaba volviendo loco, le era imposible sacarse al alfa de la mente, tanto que ahora hasta podía jugar que su aroma llegaba de algún lado.
Lo que Izuku no sabía era que a un piso abajo se encontraba katsuki, dentro de una habitación de huéspedes, leyendo un libro que estaba en una estantería. Un libro de poemas parecido al que Izuku le había dejado. No podía dormir y trataba de cansar su mente leyendo pero era claro que no lo había logrado. El simple hecho de saber que el omega estaba ahí mismo en la misma casa le carcomia.
—Sabía que no era una buena idea... Puedo olerlo... Puedo sentirlo—
Murmuró dando vueltas en la cama con un rostro cansado. Quería verlo una última vez. No podía resistirse, por más que luchaba contra el mismo. Terminó cediendo a su deseo un par de horas después, cuando todos dormían y las luces ya estaban apagadas. Juro que se iría después de ver a Izuku. No le importaba la hora ni el clima. Una vez que lo viera, ya no podría quedarse ni un minuto más.
Katsuki salió de la habitación con cuidado y en silencio. Camino por los pasillos descalzo con una lámpara de aceite en la mano, tratando de encontrar la habitación donde estaba Izuku. se freno cuando el dulce aroma del menor se intensificó detrás de una puerta en especifico. Ahí supo que el omega estaba detrás.
Despacio dejó la lámpara en el piso y cerró los ojos, tocando la puerta con ambas palmas abiertas y frunciendo el entrecejo. Quería entrar, pero luchaba por no hacerlo. ¿Que pasaría si lo despertaba? ¿Que le diría?. Se mordió el labio sintiendo una opresión en el pecho pero finalmente abrió la puerta muy despacio y entró con sigilo. Ahí pudo notar a una figura dormida entre las sábanas.
Se acercó despacio, moviendo sus pies con suavidad para no hacer ruido y entonces finalmente lo vio.
Con sus ojos cerrados y un rostro lleno de calma, Izuku estaba profundamente dormido abrazandose a una almohada. Katsuki lo contempló con cuidado. Ni siquiera se dio cuenta el momento en que sus labios se curvaron formando una sonrisa suave.
Lentamente acarició el rostro del pecoso con el dorso de su mano. Una sensación eléctrica lo recorrió de pies a cabeza. Su piel era muy suave como la seda.
—Idiota... Me tenias tan preocupado. —
Susurró muy bajo sin dejar de acariciarle y observarlo, dándose cuenta de lo lindas que eran sus facciones. Sentía un hueco en el estómago que le dio náusea de una forma no desagradable.
—Cuidate mucho. Serás feliz aquí, gracias por todo lo que hiciste por mi... —murmuró inclinándose lentamente hacia él.
—Perdoname por todo —
Dijo por último sin frenar su caricia en el rostro ajeno para depsues desviar sus dedos hacia los labios del omega. Entonces su corazón latió más fuerte. Sintió la necesidad de besarlo, la curiosidad de conocer su sabor, su aroma y su textura, se acercó peligrosamente hacia él hasta estar a muy escasos milimetros de su boca, pero finalmente se detuvo y optó por alejarse. Sabía que sí se atrevía a besarlo aunque estuviese dormido, firmaría su sentencia de muerte.
Estaba seguro que se volvería adicto a él omega y entonces si que le sería más duro irse y dejarlo ir. Me sería imposible olvidarlo, pero ¿Valdría la pena el riesgo?.
Le quedaban tan solo unos meses de vida, moriría feliz habiendo conocido lo que se sentía besar a alguien o morirá sufriendo por recordar la maravilla de su primer beso y no haber podido ser feliz con esa persona?. Era un riesgo peligroso que al final optó por no tomar. Se alejo con cuidado y prefirió grabar en su memoria el dulce rostro de Izuku dormido con paz. Ese recuerdo le bastaría para vivir tranquilo lo que le quedara de vida.
Así pues, salió de la habitación y con la decisión firme, tomó sus cosas y salio de la casa sintiéndose como un cobarde. Pero lo hacía por el bien de ambos. Si las cosas seguían entre ellos, sería cada vez más difícil para los dos cuando el momento del adiós llegará. Se estaba salvando a él y a Izuku se un destino doloroso. Debía estar feliz por eso... ¿No?.
—¿Ya te vas? —
La voz se shoto se escucho detrás de Katuski quien se giro y le miró. Había sido descubierto huyendo. Shoto se había levantado al baño justo cuando Katsuki iba saliendo.
— Gracias por la hospitalidad pero es mejor que me retire ya. — se escudo el rubio.
—Ya no me mientas amigo, vi como salias de la habitación de Izuku, es obvio que algo pasa entre ustedes. Dime la verdad. Es mi amigo y me preocupa su bienestar —
Pidió shoto con amabilidad y Katsuki apuño las manos dudando en sí debía contarle o no a ese chico lo que pasaba.
—Promete que no le dirás nada —pidió Katsuki y shoto asintió con seriedad.
—Te mentí, Izuku es mi destinado, nosotros aun no teníamos algo formal... Y eso es por que yo no se lo permití —
Explicó Katsuki y shoto se acercó a él sorprendido de lo que oía.
—Eso explica muchas cosas, ya decía yo que no parecían solo amigos... Pero entonces, Siendo Izuku tu destinado. ¿Por qué lo rechazas? ¿El no es suficiente para ti? — preguntó Shoto. Katsuki negó.
—El problema soy yo.. Tengo una enfermedad terminal... Me quedan unos meses de vida. —
Shoto se quedó pasmado en su lugar, comenzando a comprender por dónde iba el rumbo de las cosas.
— Yo no puedo darle una vida feliz como se merece. Trate de alejarme cuando note que nuestros sentimientos eran mutuos, eso lo hirió, me aleje por que no quiero hacerlo sufrir aun mas con mi muerte... No quiero que me vea día y noche en una cama sin poder moverme. —
Confesó con la mirada oculta, Shoto bajo la mirada también y se mordió el labio, lo que escuchan era duro de oír.
—Lo siento... Debe ser difícil. No me imagino cuanto, ¿él no lo sabe cierto? Lo de tu enfermedad —
—No, él no lo sabe, No se lo digas. ¿Ahora entiendes por qué tengo que irme? Soy un cobarde—
—No lo creo. Mas bien pienso que es lo mas valiente que he visto que alguien haga —
—Cuidalo mucho. Asegúrate de que sea feliz —
—Lo haré... Oh.. Por cierto... ¿Como te llamas? —
—Bakugo Katsuki —
—Un placer Bakugo Katsuki. Que te vaya bien —
Katsuki sonrió de lado y se dio la vuelta para irse pero justo la voz de Izuku se escuchó.
—¡Kacchan!
Shoto logró atrape a Izuku para evitar que llegará hacia él. Katsuki se congeló en su lugar y se giro despacio. Ahí lo vio, luchando por safarse de shoto y extendiendo un brazo hacia él para alcanzarlo.
—¡Kacchan! Sueltame Shoto—
Forcejeo, Katuski no dijo nada tan solo lo miró con tristeza y calma.
—Idiota. No tiene caso que hable. No vas a oírme — murmuro Katsuki. Pensando en que él aún estaba sordo.
—Adiós Deku —
Dijo Katsuki para despues girarse e irse, Izuku forcejeo con todas sus fuerzas, Shoto trató de detenerlo pero él pecoso mordió las manos qué lo frenaban logrando liberarse y corrió hacia Katsuki pero antes de que este lo alcanzará katsuki le planto cara.
—¡Largo! —
Le gritó haciendo que Izuku se frenará sorprendido.
—¡Vete, No te quiero cerca de mi, Alejate! —
Gritó con más fuerza y aunque le dolía en el alma decir eso no tuvo otra opción más que fingir que lo odiaba por el bien de ambos.
Izuku conmocionado no creía lo que escuchaba, así que se acercó un poco más temblando y sintiendo qué su pecho se oprimia.
Katsuki lo empujó para alejarlo haciendo que Izuku se cayera al suelo lleno de nieve.
—¡Dije que te alejes de mi. T-Te odio! —
Aquello terminó por romperlo y con los ojos cristalinos se giro rápidamente y se fue a prisa del lugar dejando a Izuku temblando en el suelo, Shoto quien no tuvo opción más que presenciar la escena con tristeza, se acercó a él y le dio consuelo con un abrazo que tardo en ser correspondido. Izuku entre lágrimas y sollozos se rompió en sus brazos. Ser rechazado por su destinado era lo más doloroso que existía. Era como si le arrancarán el corazón a pedazos.
Continuará.....
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Lo se... lo se, mil años sin actualizar. No merezco su amor (? Han pasado muchas cosas en mi vida qué me impidieron poder continuar escribiendo, pero Actualmente estoy mejor y estoy tratando de retomar la escritura.
No les primero actualizaciones rápidas, pero no pienso abandonar esta historia.
Gracias por seguir aquí conmigo. Los quiero. Nos leelos en la siguiente actualizacion.
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