Capítulo V - EL SONIDO DE SU ALMA.
- LA ÚLTIMA CARTA -
Capítulo V
El sonido de su alma.
Katsuki caminaba de vuelta a casa, estaba cubierto con una gruesa bufanda y un gorro de lana de un aburrido color negro, cargaba una bolsa grande de papel llena de varios vegetales y especias asi como unas cuantas piezas de fruta y un par de tartas de fresa, pues sabía que a Izuku le gustaban. Ya se había memorizado el camino al mercado en dónde Torino solía saludarlo y preguntarle por Izuku pues la noticia de su ataque había dado la vuelta a toda la isla logrando conmocionar a todos.
Katsuki había decidido que regresarían a Arlettetown en cuanto el servicio de barcos volviera a ponerse en marcha ya que por las fechas festivas habían detenido sus servicios por unos días, sabía que Izuku se sentía deprimido de estar en esa Isla que por desgracia era también el hogar de aquellas tres despreciables personas que le habían herido tanto y que ganas le sobraban de matarlos, se había propuesto no separarse del omega para evitar que otra cosa así sucediera.
Era el último día del año, habían pasado ya seis días desde la noche del ataque; ahora Katsuki era quién se encargaba de las tareas domésticas o al menos lo intentaba, su comida no era muy buena y solía estar muy cruda o muy quemada; sin sabor o al contrario muy salado, aun así Izuku la comía con una sonrisa pensando que no importaba el sabor si no la intención con la que la preparaba, jamás pensó que alguien más cuidaría de él, siempre era al revés y ahora que el tiempo le sobraba y estaba todo el día en la cama, se sentia inútil pero Katsuki no lo dejaba hacer nada. Aún incluso sin poder oír lo que el Alfa le decía sabía siempre gritaba por los movimientos bruscos de sus labios y su ceño fruncido, seguramente le insultaba ordenándole volver a la cama o sentarse en la sala cada vez que caminaba por la casa.
Esa tarde cuándo Katsuki llegó, vio al omega de pie preparando algo sobre el cocedor viejo de leña en la cocina y de inmediato gruño dejando la bolsa sobre la mesa, se acercó a él y lo giró con fuerza de los hombros asustándolo por el movimiento repentino.
-¿Qué crees que estás haciendo?, ya te he dicho que debes reposar para que tu cuerpo se mejora más rápido, ¿por qué eres tan testarudo? Maldición.-
Recriminó muy molesto, Izuku solo le miró y parpadeo un par de veces tratando de adivinar que había dicho, ladeo su cabeza luego dibujo una suave sonrisa seguido de una risa en voz baja. Katsuki sintió que una venita se le saltaba de la frente. No tenía caso hablarle pues Izuku simplemente no entendía, su capacidad para leer los labios era por lo mucho, pésima.
- ¿De qué mierda te estas riendo idiota?, quítate yo termino de hacer... Lo que sea que estabas haciendo -
Katsuki desvío la mirada sintiéndose inquieto por aquella sonrisa pues siempre que le veía reír sentía que algo se removía en su pecho haciéndolo chasquear la lengua, tomó a Izuku de un hombro para empujarlo obligándolo a sentarse en la silla, esperando que entendiera que quería que se quedará ahí, tomó un trozo de papel que estaba sobre la mesa y sacó un pequeño carboncillo de su bolsillo trasero del pantalón, días atrás había optado por comunicarse con él por medio de notas.
" Deja de moverte, debes reposar, si te encuentro de nuevo haciendo esto voy a golpearte peor que esos idiotas"
Escribió y le entregó el papel junto al carboncillo, al leerlo Izuku sonrió suave y miró a Katsuki quién puso los ojos en blanco y se acercó a la olla para continuar con lo que Izuku cocinaba, al parecer preparaba una sopa de verduras, su estómago rugio al detectar el rico aroma y agradeció que Izuku no pudiera oír, olía bien y se veía apetecible a comparación de los intentos de comida que preparaba si es que por lo menos se podían llamar "Intentos" luego se giro al sentir un tirón a su saco, notó que Izuku le devolvía el papelito con algo escrito al otro lado.
"Ya me siento mucho mejor, puedo moverme más, gracias por cuidarme, pero no quiero ser una carga para ti".
Katsuki alzó una ceja y le miró por un momento, el rostro de Izuku estaba menos inflamado y los moretones en su pómulo, nariz y ojo eran menos visibles, lo único que no se recuperaba aún era su audición. Suspiró y asintió haciendo que Izuku bajará la mirada con un rostro tranquilo como pocas veces dejaba ver.
"En ese caso pon la mesa, mocoso".
Escribió en otra nota e Izuku asintió para buscar lo necesario, Katsuki comenzó a servir la sopa, sus manos se sentían débiles y podía notarse por el ligero temblor que tenía al servir las comida e Izuku noto ese detalle, el Alfa lo relaciono a la falta de sueño y comenzó a comer haciendo una mueca de placer al primer bocado por lo rico que sabía la comida de Izuku, no se comparaba a lo que él hacía. Cuándo terminaron de acabarse toda la olla de sopa Katsuki medito las palabras que le había dicho el viejo Torino esa mañana en su visita al mercado, el show de pirotecnia que habría esa noche desde el centro de la isla y que se podría ver desde los patios de todas las casas cercanas, la suya era una de ellas. El motivo era celebrar año nuevo y Katsuki ya se había adelantado, debajo de las verduras en la bolsa de papel que había traído estaba escondida una pequeña botella de sidra de manzana de apenas medio litro, por alguna razón sentía que debía celebrar ese fin de año pues ese sería su último, para la siguiente Navidad y año nuevo ya no estaría vivo. "Aprovecha el tiempo que te queda". Recordó las palabras de su amigo kirishima y pensó en que de no ser por la presencia de Izuku estaría más aburrido de lo normal, pero al mismo tiempo deseaba estar solo pues lo menos que quería era llegar a encariñarse con ese omega que le era más difícil ignorar conforme pasabanos días. Todo aquello lo había escrito en una carta que había enviado a Kirishima con el fin de que pudiera darle algún consejo respecto a las extraños sentimientos que había desarrollado en los últimos días.
-¿Kacchan? ¿Estas bien? - La suave voz de Izuku hizo a Katsuki mirarlo con sorpresa, en las pocas ocaciones en que Izuku le hablaba desde el día del accidente solía referirse a él como "kacchan" aunque no tenía idea del por qué o de dónde había inventado ese apodo. Sin embargo no le negaba que le dijera así si de esa forma se mantenía más tranquilo. Asintió para que Izuku supiera que estaba bien y luego tomó otro trozo de papel inseguro de si debía escribir lo que tenía en mente o si optar por mejor ignorar los planes que había hecho, se debatió mentalmente por unos instantes haciendo que Izuku le mirará confuso hasta que se armo de valor y escribió con fuerza en sus trazos como sí estuviera muy nervioso, le entregó el papel al omega y enseguida se levantó para subir a la habitación sin esperar a ver la reacción de Izuku quien solo le siguió con la mirada y luego tomó el papelito, al leerlo sus ojos se abrieron amplios brillando con emoción y sonriendo se puso de pie para correr a su habitación buscando sus mejores ropas. Sobre el papelito ahora abandonado en la mesa decía:
"Prepárate tonto, esta noche saldremos a ver el show de pirotecnia y beberemos sidra... Bueno si quieres, iré a vestirme de una maldita vez."
Frente al espejo, Izuku trataba de acomodarse los mechones rebeldes de su cabello haciendo un pucherito al ver que por más que se pasaba el cepillo sus rulos volvían a su posición inicial siempre, se dio por vencido y se miró una última vez en el espejo. Llevaba puesto un viejo saco de pana, sus pantalones menos rotos y una bufanda roja además de sus viejos zapatos del mismo color. Pará el eran sus mejores ropas o por lo menos las más decentes.
Suspiró y llevó una mano a su pecho sintiendo una extraña sensación que lo hacía sonreír y se dirigió al patio.
Al salir pudo notar al Alfa de espaldas, sentado sobre un tronco con la botella de sidra y un par de copas a su lado, Izuku parpadeo un par de veces al notar lo bien que se veía el Alfa pues llevaba puesto un elegante traje negro con una camisa de satin blanca hecha a la medida, haciendo resaltar su varonil cuerpo, su espalda ancha y fuerte que le hizo tragar saliva y bajar la mirada. A pesar de tener varios días de vivir con él no se había dado cuenta de esos detalles hasta ese momento.
Izuku se acercó hasta estar a su lado y le miró con una sonrisa cálida sintiendo un leve sonrojo. Katsuki volteo a verlo por unos segundos antes de regresar la vista al cielo y torcer sus labios en una sonrisa ladina y palmeo el tronco para que se sentará a su lado también.
—Juro que estaba por ir a matarte si no venias... — comenzó a hablar aún sabiendo que Izuku no podía oírlo — Yo jamás había... Hecho esto con alguien que no fueran mis padres.— suscitó Katsuki en voz baja sintiendo un ligero alivio entonces miró de nuevo a Izuku quien ya tenía sus grandes ojos puestos en el cielo a la espera de los fuegos artificiales. Katsuki soltó un leve resoplo al prestar atención a la ropa de Izuku, podía notar que era tan simple, aburrida y vieja que no quedaba para nada con la actitud del menor. Pensó en que después podría comprarle algo de ropa.
Mientras Izuku estaba distraído, Katsuki aprovecho y tomó la botella de sidra, quitó el tapón y virtio un poco en cada copa, dándole una al pecoso quien volteo al sentir el ligero empujón de parte de Katsuki.
—G-Gracias —
Le respondió con voz trémula, y Katsuki solo asintió para luego dar un trago a su copa. La sensación ácida y burbujeante le hizo gruñir e Izuku miró un momento su copa para enronces beber un poco y abrir sus ojos con sorpresa por lo rico que sabía aquel líquido. Jamás había probado la sidra en toda su vida y la sensación y sabor le habían encantado haciéndolo sonreír amplio, Katsuki solo le miró de reojo y negó suave con la cabeza.
De pronto el primer fuego artificial se hizo presente y ambos miraron atentos como se elevaba a lo lejos hasta estallar en una maraña de bonitos destellos que titilearon de colores hasta desaparecer dejando un pequeño rastro de humo.
Izuku soltó un pequeño grito de emoción al ver otro par más subir y estallar iluminando el oscuro cielo perlado de estrellas. Katsuki también miró con atención y una leve sonrisa se le escapó cuando noto la felicidad que el omega emanaba, su sonrisa se podía contagiar fácilmente. Era como ver un niño en una jugueteria, sus ojos verdes brillaban reflejando los colores de las chispas y su sonrisa era tan grande que parecía que moriría de alegría. Pronto el cielo se lleno de colores verdes, rojos, rosas y amarillos. Las explosiones cubrían todo a la cercanía opacado a las estrellas. Parecía un sueño o uno de esos poemas de fantasía que solía leer en su libro favorito. Izuku sentía que era el mejor año nuevo de su vida. Su emoción era tal que no se dio cuenta de que Katsuki se había puesto de pie y había borrado su sonrisa, en vez de notarse feliz, una expresión de completa tristeza inundaba su rostro.
-Padre... Vieja bruja... Espero que ustedes también estén mirando algo así de hermoso desde Stella.-
Murmuró Katsuki y bajó la mirada, sintió un leve dolor emocional en el pecho pues sabía que no volvería a ver a sus padres y por primera vez deseó con todas sus fuerzas poder abrazarlos, aunque le llegaban a colmar la paciencia y los trataba de forma seca en el fondo sabía que eran buenas personas y las quería, era humano y aunque casi siempre trataba de verse fuerte e indiferente, tenia fuertes emociones escondidas muy en el fondo.
Izuku sintió de pronto un escalofrío que le recorrío la espina dorsal, sentía la angustia que el Alfa desprendía tal como si tuviera algun tipo de conexión con él, le miró fijo y al notar su expresión no evitó sentir una punzada en el pecho y una mueca de preocupación se dibujo en su pecoso rostro, por algún motivo su lado omega se sentía inquieto, ver a un Alfa en angustia le hacía sentir el impulso de lanzarce a sus brazos para calmarlo, era su naturaleza de omega, sin embargo tragó saliva y bajó la mirada, no estaba seguro de que hacer así que siguió su instinto y dejó la copa a un lado, movió su mano de forma lenta y temblorosa, extendiendo sus dedos para poder tocar la mano de Katsuki y de apoco entrelazarla con la de él.
Katsuki le miró de inmediato abriendo sus ojos grandes por la sorpresa de sentir ese suave y delicado toque que de alguna forma le hizo latir el pecho con más calma como si un sedante le hubiese sido inyectado.
— Tú, ¿Qué crees que haces? Suéltame ya — ordenó Katsuki pero no movió su mano, se quedó quieto como roca observando aquella mano pálida y esos delgados dedos aferrados a los suyos. Una sonrisa se dibujo en los labios del omega haciendo que katsuki frunciera entrecejo. No entendía por qué ese chico hacía eso, ni que quería expresar con ello pero en ningún momento se quitó, dejó que Izuku le tomará de la mano, había sido como si algo más fuerte que la voluntad lo mantuviera quieto sin poder moverse. Su naturaleza de alfa necesitando de la cercanía de un omega. Era eso.
Katsuki miró al cielo de nuevo, y soltó un fuerte suspiro, su pecho se sentía más cálido pero su estómago inquieto.
- ¿Porque la vida me puso en mi camino a alguien como tú?. Me quiere joder a propósito ¿no?.- murmuró Katsuki más para si mismo, sabía que Izuku no podía oír así que sin ningún filtro o maquillar sus palabras comenzó a hablar.
- Eres demasiado amable para mi gusto... Siempre he odiado a la gente como tú, ¿sabes por qué? -
Musito con calma. Izuku miraba hacia arriba perdido en el cielo ignorando que katsuki estaba prácticamente abriendo su corazón y confesando algunos de sus sentimientos, cada vez que había un estallido Izuku solo podía oír un leve sonido, de pronto se giro para ver al Alfa notando que movía la boca y estaba diciendo algo por lo que trató de prestarle atención y adivinar que decía. Katsuki no se había dado cuenta de que Izuku lo miraba.
-Los odio por que de alguna forma ustedes siempre logran hacer que hasta la persona más dura logre abrirse. Son como una debilidad que no me gustaría tener pero... - el Alfa hizo una pausa y tomó aire bajando la mirada esta vez.
-Aquí estas, a mi lado tomando mi mano y sonriendo como si nada malo estuviera pasando, deja de ser tan gentil... No quiero, me niego a dejar que estos sentimientos crezcan... No puedo darme el lujo de enamorarme de nadie... No con mi enfermedad - murmuró para soltarse de la mano de Izuku con algo de fuerza.
Katsuki noto que el último fuego artificial había sido lanzado cuando el tamaño de este al estallar había sido el triple de grande que el resto y una vez que los brillos desaparecieron en el viento, se dio media vuelta sin ver a Izuku y comenzó a caminar para entrar de nuevo a la casa.
Izuku sentía una sensación inquietante e incomoda en su pecho, algo que le hizo sentir ganas de llorar, aún sin haber podido oír las palabras del Alfa pudo sentir lo fría que estaba su alma y no evitó derramar una lagrima al verlo retirarse con ese semblante serio, uno que por algún razón le dolía ver en ese hombre.
Tras la noche de año nuevo Katsuki comenzó a comportarse extraño, trataba de evitar a Izuku en todo momento, comia antes que él con el fin de no encontrarselo en la cocina y pasaba la mayor parte del día encerrado en su habitación con el seguro puesto. Las notas de papel y el carboncillo habían quedado abandonados sobre una de las repisas de la cocina, Katsuki no había vuelto a escribirle nada a Izuku.
Faltaban dos días para que los barcos volvieran a trabajar así que no había mucho que hacer hasta esa fecha.
Izuku pensaba que katsuki estaba enojado con él por haberle tomado la mano y entre lapsos no podía evitar llorar deseando con todas sus fuerzas haber podido escuchar lo que katsuki había dicho esa vez. Sin saber por qué, le lastimaba que katsuki fuera tan indiferente con el.
Izuku habia intentado ir a la habitación del rubio varias veces para disculparse pero nunca le abría la puerta y era difícil para el omega poder adivinar cuando era que katsuki se despertaba o se movía por la casa pues sus oídos aún no escuchaban bien aunque a diferencia de días anteriores podía escuchar un poco más lo que le daba esperanza de que pronto podría recuperar la audición por completo.
En su último intento para tratar de hablar con Katsuki, Izuku tomó uno de los trozos de papel y escribió lo mejor que pudo para deslizarlo por debajo de la puerta de la habitación del Alfa, con tristeza miro la puerta y luego se dio media vuelta para regresar a su habitación donde tomó su viejo saco de tela para guardar sus pertenecías, al pasar varios minutos apretó los labios y solo negó con la cabeza, bajó a la sala para esperar unos minutos más y recorrer la casa para grabarla lo mejor que pudo en su memoria.
Katsuki se encontraba dormido por lo que no se dio cuenta del mensaje hasta pasadas dos horas, cuándo despertó y se inclino para tomar el papel sus ojos se abrieron amplios y lo arrugó con fuerza dejándolo caer al piso, salió corriendo de la habitación, buscando a Izuku en su habitación pero no encontro nada ahí más que una cama bien hecha y sobre esta estaba aquel libro que el omega amaba más que a nada, aquel con pasta gruesa y desgastada y páginas faltantes.
Despacio lo tomó y lo contempló para luego arrojarlo de nuevo sobre la cama mientras un gruñido se le escapaba maldiciendo al aire.
En la nota ahora arrugada y tirada en el suelo, no había mucho escrito más que un simple mensaje de despedida.
"Kacchan, lamento haberte tomado la mano, creo que te molesto en demasía y entiendo que un Alfa como tu se sienta asqueado de recibir la mano de un omega como yo, te he causado varios problemas así que lo mejor será que me vaya, gracias por toda tu ayuda, porfavor cuida tu salud... Se que te gustan los poemas así que te dejaré mi libro favorito como agradecimiento por todo.
Con cariño, Izuku".
Katsuki corrió por todas partes pero la casa ya estaba vacía, salió y lo busco por los alrededores de la casa pero ya había pasado demaciado tiempo. Su corazón latía rápido y ardía respirar por el aire helado del invierno. Por primera vez se había sentido culpable de algo, y se arrepentía de haber actuado de forma tan fría. Cuándo sus piernas no pudieron más se dejó caer sobre la nieve tratando de recuperar el aliento. Su cuerpo se había vuelto más débil y eso le molestaba tanto que comenzó a golpear el suelo. No entendía por qué su pecho dolía tanto por la ausencia del omega. No era como que lo amara o tuvieran algo pero por algún motivo se sentía ansioso e inquieto; Dolido y frustrado, Entonces lo supo. Negando con la cabeza, no quería aceptarlo pero las evidencias estaban ahí haciéndose notar en lo rápido que latía su corazón y en la sensación de náusea que atacaba su estómago.
-Ese... Ese pequeño bastardo, no hay duda... - murmuró sonriendo molesto para luego ponerse de pie y suspirar profundo debía calmarse y pensar con la cabeza fría, debía saber en donde buscarlo primero.
La segunda carta que el Alfa escribió fue enviada al día siguiente, le pedía más consejos a kirishima para poder lidiar con sus sentimientos y que hacer respecto al haberse dado cuenta de lo evidente. De qué Izuku era su maldito omega destinado.
Los días pasaron y aunque los barcos ya habían vuelto a trabajar, Katsuki no se había ido, al contrario de ello su búsqueda no paraba, sabía que el omega debía estar en algún lado de ese pequeño pueblo costero y no se daría por vencido hasta encontrarlo. No podia ser tan difícil. Aunque debía admitir que el chico sabía esconderse bien pues ya había dado más de cuatro vueltas a todo el pueblo, preguntado de casa en casa y hasta había acudido al orfanato en varias ocaciones recibiendo la misma respuesta que todos. "Lo sentimos, no lo hemos visto" era como si la tierra se lo hubiera tragado. Esa tarde el Alfa se encontraba una vez más afuera de la tienda del viejo Torino, con esa era la quinta vez.
-Ya te lo he dicho muchacho, no he visto a Izuku por aquí, tal vez se fue en alguno de los barcos... Pero te informaré si se algo- Le respondío el anciano, Katsuki solo asintió y se retiró, ya estaba por oscurecer así que con una mueca de cansancio decidió volver a la casa de nuevo, debía tratar de descansar para recuperar energía y seguir intentando al día siguiente, el anciano lo miró con cierta lástima y resoplo para volver adentro de la tienda apoyándose en su viejo bastón de madera.
— ¿Ya se fue? —
Se escuchó una voz tímida que provenía desde el otro lado de una puerta que conectaba a la casa de la tienda.
—Si... Pobre muchacho, deberías hablar con él, parece que se está volviendo loco sin ti. — Dijo el canoso mientras servía un poco de te en un par de tazas y le ofrecía una al omega que se animo a salir y sentarse a su lado detrás del mostrador. No dijo nada, solo sonrió mientras tomaba la taza y soplabla un poco.Torino le miró y negó con la cabeza.
—Estos chicos de hoy en día, ¿por qué es tan complicado que hables con él? Tus oídos ya están bien, ¿cuál es el problema ahora eh? No puedes esconderte aquí para siempre Izuku — Recriminó Torino e Izuku suspiro y apretó los labios mirando fijo al líquido humeante en la taza.
—Yo, le he causado muchos problemas, si me esta buscando tal ves sea para gritarme en la cara — dijo con una sonrisa melancólica recordando aquella arruga que se hacía en medio de las cejas de Katsuki todo el tiempo, no pudo evitar suspirar y Torino sólo chasqueo la lengua.
—Tonterías... Si te busca es por que le importas.Te daré hasta mañana para que te reconcilies con él... Soy viejo pero no ciego, creo que hay algo fuerte entre ustedes... Quizá Sean destinados— sentenció para luego beber de su té e Izuku hizo un puchero y un sonrojo se pinto en su rostro, no tenía otra opción más que aceptar aunque no había entendido por completo a qué se refería Torino con "haber algo fuerte" entre ellos, ni mucho menos con "ser destinados".
Esa noche Izuku no pudo dormir, esas frases rodaron por su cabeza sin dejarlo en paz, la palabra "destinado" era algo que el jamás pensó, pero que daba lógica a todas las sensaciones que experimentaba cuando estaba cerca del rubio, su pecho latir con fuerza al detectar su presencia, el calor en sus mejillas aumentando cuando su aroma estaba cerca, pero sobretodo el cosquilleo en su vientre y estómago al conectar su mirada con aquellos ojos de color rojo como rubíes. Sabía que existían más parejas destinadas más nunca le había tocado ver una mucho menos esperaba ser el destinado de alguien o encontrar a al suyo. Era imposible al menos en la mente de Izuku. Con vergüenza tomó la almohada y la puso sobre su rostro.
"Torino está mal, kacchan y yo... No podemos ser destinados, es algo imposible, sería una desgracia para kacchan que su destinado sea un omega pobre y huérfano como yo... Asi que me niego a aceptar esa idea"
Pensó con tristeza apretando la almohada sobre su rostro pero de pronto unas cuantas lágrimas salieron de sus ojos, sorprendiendose a sí mismo, sentía que algo en su pecho calaba y dolía. Pero no estaba seguro que era, tan solo quería llorar y así lo hizo durante toda la noche.
Al día siguiente, se levantó notando un par de manchas oscuras debajo de sus párpados debido al desvelo, también estaban inchados, se sentia cansado, y un poco mareado, sin embargo sonrió al saludar a Torino quien inmediatamente le dio sus pertenecías para que fuera lo antes posible de vuelta con Katsuki.
—Izuku, no importa cuanto trates de rechazar esos sentimientos, si él es tu destinado, no hay nada que puedas hacer para borrarlos. Asi que intenten tratarse con respeto y cariño. Al final de todo, solo debe importarles lo que ustedes sientan, no lo que los demás digan.— le dijo el anciano con una sonrisa. Izuku asintió en silencio y tomó sus cosas, pocos minutos más tarde ya estaba en camino a la casa del Katsuki.
Sus pasos eran lentos, tanto por el frío tan agresivo que calaba hasta en los huesos como también por la inseguridad de si realmente debía volver. No se quería sentir una carga ni mucho menos obligar a Katsuki a hacerse cargo de él.
Sus pies se hundían en la nieve, y el viento amenazaba con traer una nueva nevada esa noche, pero a pesar de todo ello sentía que su rostro estaba hirviendo y eso no le dio buena espina. Ya había experimentado ese tipo de calor otras veces en el pasado y nervioso cerró los ojos rogando que no fuera lo que pensaba.
Entre jadeos comenzó a tambalearse movido por los fuertes vientos helados que sacudían su cabello con furia y cada vez le fue más difícil seguir caminando.
—No... No ahora... Porfavor. — murmuró con esfuerzo al tiempo que las fuerzas en sus piernas lo abandonaron haciéndolo caer de rodillas sobre la nieve. El sudor bajaba por su frente y cuello y podía sentir el calor en su rostro tan alto que sus mejillas estaban rojas.
La cabeza le comenzó a dar vueltas y su mirada se torno borrosa, su boca jadeaba bajito tratando de respirar y calmarse.
"No... No... Esto no puede ser... D-Debo... Ocultarme en algún lugar, rápido"
Pensó con angustia, su celo había llegado sin darle al menos la oportunidad de esconderse o tomar algún té o medicina. Estaba expuesto, cualquier Alfa cerca podría olerlo y entonces sería su fin.
Entre jimoteos se arrastró por la nieve, pero en un punto su cuerpo dejó de hacerle caso, quedándose recostado hecho bolita, su cuerpo temblaba y de forma inconsciente comenzó a llamar a Katsuki en voz baja. El calor aumentaba y el mareo también, haciendo que le fuera imposible ver con exactitud, sus feromonas salieron disparadas haciendo que el viento las exparciera por la zona. Un suave y rico aroma dulce que podía comprare con el olor de las rosas.
Con ojos llorosos trató de seguir moviéndose hasta que sintió como su cuerpo fue elevado en los brazos de alguien, sintió un escalofrío recorrerlo por completo y trató de buscar con la mirada el rostro de quien le cargaba en brazos. Por algún motivo la cercanía de esa persona era relajante.
—¿K- Kachhan?.. —
Preguntó con voz débil.
— ¿Kacchan?... —
Respondió quien lo cargaba y cuyo rostro Izuku no podía ver por causa de la bufanda y gorro que este llevaba. Izuku se quedó helado al notar que no era la voz de Katsuki e intentó forcejear antes de caer inconsciente momentáneamente por el dolor en su cabeza y el mareo.
Pesé a no ser la voz de Katsuki, le había sonado extrañamente familiar.
Continuará.
Si aún estas leyendo las actualizaciones de esta historia, quisiera agradecerte de todo corazón. Lamento la demora en actualizar por mas que prometo y me propongo actualizar rápido, surgen cosas que me lo impiden, trabajo, familia etc... pero sin importar lo que pasa, de a poco les traigo las actualizaciones desde lo más profundo de mi corazón UvU. Y si aun estas leyéndola, espero que te este gustando y dejes tu voto y comentario si así lo deseas. Me anima mucho poder leer sus comentarios siempre.
Gracias por seguir leyendo esta historia que aprovecho para anunciar que ya va casi a la mitad UvU ❤ les dije que no sería muy largo. Solo espero no decepcionarlos con el final.
Nos leemos en la siguiente actualización! Besos.
💐BONUS:
Canción que me inspiró para escribir este capítulo. "Las sexta estacion" de Joe Hisaishi.
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