Capitulo II - UN NUEVO COMIENZO

Capitulo II

UN NUEVO COMIENZO.

El hondo bramido del silbato del tren se hizo presente arrojando humo por las chimeneas y dejando una estela de color blanco en el viento.

Izuku suspiraba en su lugar acomodándose la boina entre lapsos y miraba a Katsuki de forma discreta, parecía estar cada vez más enojado, los gruñidos que salían de él eran más constantes, eso le parecía curioso pues nunca antes había conocido a alguien que gruñera tanto aún así las largas horas de viaje culminaron en una tarde llena de platica y bromas por parte de Kirishima, risas de Izuku y gruñidos de parte de Katsuki. Izuku finalmente perdió un poco más de pena y optó por ser menos formal hacia ellos.

Izuku cargaba consigo un viejo bolso lateral de tela en el que transportaba sus pocas pertenencias; un cuaderno, un vil pedacito de carbón para escribir, un libro maltratado con hojas desprendidas y un relicario que pertenecía a cierto Alfa con el que pasó la mayor parte del tiempo en el orfanato.
Le gustaba leer, era su mayor pasatiempo y cuándo tenía la oportunidad releia su libro una y otra vez sin aburrírle nunca, ya se lo había aprendido de memoria, en su cuaderno solía hacer garabatos de cómo imaginaba las escenas que más le gustaban, aunque fuera un libro de fantasía el omega no dejaba de soñar que algún día encontraría a personas igual de buenas como la de sus historias y hasta incluso a su príncipe azul.

-¿Ya casi llegamos?

Preguntó Kirishima luego de dar un bostezo, eran las ocho y media de la noche, el manto de estrellas comenzaba a cubrir el cielo.
El tren estaba proximo a llegar a la última estación, la del puerto y no volvería a salir hasta el día siguiente.

Katsuki le miró con el ceño fruncido y dio un rápido vistazo al omega quien bajó la mirada al sentirse observado por él.

-Estamos a unos minutos de llegar, nos quedarémos en un hotel por esta noche. El barco parte mañana temprano.

Respondió de mala gana desviando la vista hacia afuera aunque ya no se veía nada más que la oscuridad de la noche.

-Disculpen ¿A dónde nos dirigimos?.

La voz de Izuku apenas y se escuchó, de forma baja e insegura, rogando por que su pregunta no molestara aún más al rubio, pero fue Kirishima quien respondió a su duda.

-Al puerto, mañana tomaremos el trasatlántico hacia la Isla Graent, Katsuki tiene pensado viajar a muchos lados por que el.

-¡Basta! Si solo vas a abrir la boca como un imbecil será mejor que te prohíba acompañarme en este estúpido viaje.

La voz del Alfa hizo eco capturando algunas miradas, se había alterado haciendo que Izuku se encogiera en su lugar. Kirishima enfrió el rostro.

-¿Cual es tu problema? Izuku esta con nosotros ahora, merece saber el plan.

-¡No, él se largará en cuánto bajemos del tren!.

Izuku sintió una opresión en el pecho al oír esas acidas palabras, toda aquella ilusión que se había instalado en su mente al creer que por fin tendria un hogar o por lo menos algunos amigos se desplomó dejándole un amargo sabor de boca pero claro debía imaginarlo. No estaba en derecho de opinar después de que ese alfa gastará 700 dólares para salvarlo del anciano.

-¡Estas siendo muy injusto!, si no vas a permitir que nos acompañe ¿Por qué lo trajiste entonces?.

Preguntó Kirishima.

-Fue una idiotez, lo hice solo por que tú hubieras creado un alboroto aún mayor.

Respondió molesto, la verdad era que Katsuki se sentía aturdido por la pura presencia del omega, había algo en el que le inquietaba y no lo dejaba estar tranquilo.

Kirishima apretó los puños conteniendo las ganas de darle un buen golpe, pero Izuku decidió interferir moviendo sus manos entre ambos para desviar la atención.

-¡Está bien, porfavor no discutan, yo puedo entenderlo!.

Dijo con una sonrisa califa que hizo sentir un nudo en la garganta a Kirishima mientras que Katsuki desvío la mirada.

-Pero no tienes algún lugar a donde ir ¿o si?.

Preguntó Kirishima e Izuku asintió sin perder la curvatura en sus labios aunque temblaran un poco.

-Claro, tengo una tía cerca del puerto ¡Estaré bien!. No se preocupen por mi, de verdad.

Obviamente mentía pero lo único que Izuku quería era que ya no discutieran más. Kirishima dudo por unos segundos no quedándole otra opción más que confiar en las palabras del omega.

-De acuerdo.
Dijo Kirishima.

Una vez que el tren llegó a la última estación el primero en bajar fue Katsuki seguido por Kirishima y hasta el final Izuku que cojeaba un poco por la herida en su pierna pero trató de disimularlo. Al menos ya no sangraba.

El malhumorado rubio se dirigió directo al primer hotel que sus ojos vieron y se metió para pagar la habitación y ya no salió de nuevo, no quería ver al pecoso, se sentía agobiado por él de una forma muy rara. Tal vez no soportaba su mirada demasiado dulce o tal vez su aroma que le parecía cada vez más interesante.

Kirishima por el contrario suspiró y dirigió una última mirada al omega.

-¿Estas seguro que estarás bien? Es muy tarde y puede ser peligroso.

-No te preocupes, estaré bien, he estado solo mucho tiempo así que no pasará nada, agradezco que me salvarán de esa paliza, siempre les estaré agradecido, en especial a Katsuki, la pase muy bien.

La hermosa sonrisa de Izuku brillaba a la luz de la luna.
No tenía idea de a dónde dirigirse, ya se las arreglaría, con fuerza sostuvo su bolso y ondeo su mano en despedida para luego irse.

Kirishima ondeo su mano también y suspiro pesadamente para irse al hotel.

Izuku volteó para percatarse de que el beta ya se había ido y entonces se detuvo, dejó de fingir que sabía a dónde iba, angustiado volteó a todas partes, había diferentes caminos y ninguno parecía verse seguro a la oscuridad de la noche.

-¿Que haré? ¿A donde voy? No tengo ni un solo centavo y esta comenzando a helar, debo pensar rápido... Piensa Izuku-

Pensó suspirando y optó por irse de frente haciéndose pasó entre las personas que bajaban del tren. Por un momento pensó en dormir en una banca de la estación pero los guardias lo hecharian a patadas.

Cada paso que daba le hacia doler la herida que aún seguía un poco fresca, sumado al frío.
Toco en varios negocios para pedir refugio al menos por esa noche, pero nadie se lo permitió.

Camino hasta llegar a un callejón en medio de dos edificios y se sentó en el suelo abrazándo sus piernas, comenzó a temblar. Solo esperaba no morir de hipotermia. Cerró sus ojos, se sentia muy cansado y adolorido, su ropa no era para nada abrigadora así que comenzó a frotarse a si mismo en un vago intentó de darse calor.


<<¿Por qué habrá gastado tanto dinero en mi, si no me iba llevar con ellos de todos modos?>>

Pensó Izuku mientras volteaba a ver al cielo, estaba confundido ese alfa había pagado por él lo equivalente a varias casas, aunque por su elegante ropa supuso que tenía mucho dinero, no podía dejar de sentirse mal por ello, abrió el bolso y sacó el relicario oxidado.

-Espero... Que tú estés mejor que yo. Ya debes ser un fuerte y guapo alfa... Como te hecho de menos. Ojala pueda verte algún día.

Murmuró muy bajo abrazando aquella pieza de metal viejo con una sonrisa en su rostro.


-Eres un idiota.

-¿Ah?.

Kirishima estaba furioso, daba vueltas de un extremo de la habitación a otra sin dejar de insultar al rubio.

-Pudiste haber permitido que el pobre Izuku pasara al menos esta noche con nosotros. Me sorprendes Bakugo pensé que habías cambiado un poco.

-Dijo que tenía una tía ¿o no?... ¿De qué te preocupas?.

-De qué es tarde y pueden hacerle daño en el camino, es un omega ¿No pensaste en que incluso podrían hacerle algo peor?. Es joven y lindo y en este mundo hay mucha gente enferma. Es un huérfano tu mismo lo oíste, ¿De verdad le creiste que tenia una tía?.

Katsuki se mordió el labio inferior, odiaba cuando su amigo tenía razón. No se había puesto a pensar en esas posibilidades y aunque no quería admitirlo ese mocoso era un omega debilucho y para colmo con un aroma bastante agradable. Kirishima no era capaz de olerlo pero él sí y se tensaba al notar que le agradaba su aroma, había conocido a varios omegas en el tránscurso de su vida varones y mujeres y hasta la fecha ningúno le había llamado tanto la atención.

- Entonces ve a buscarlo.

-¡Iremos los dos! Fuiste tú quien pagó por él, es tu responsabilidad Bakugo, si alguien debe ir a buscarlo eres tú.

-Eso nunca.
Se negó el alfa y Kirishima se acercó para encararlo.

-Oh entonces a pesar de ser un adulto veo que no eres capaz de tomar la responsabilidad de tus acciones. ¿Y si ese chico estuviera enfermo? Tú querías ser médico, ¿Lo hubieras dejado a su suerte?. Esta herido ¿recuerdas?.

Las palabras de Kirishima le taladraban la cabeza cada vez con más fuerza, enserio odiaba cuándo el pelirrojo tenía razón y le hacía doblegar su orgullo y hacerle ver que tan mal estaba.
A regañadientes se puso de pie, se colocó la gabardina y la boina.

-!Bien tu ganas! Pero lo haré solo por que no vas a callarte nunca y no me vas a dejar dormir si no lo hago. Quedate aquí.

Con el ceño fruncido caminó hasta salir de la habitación cerrando la puerta con fuerza, kirishima apretó los labios de la emoción queriendo sonreír, le gustaba cuándo el Alfa le hacía caso notaba sus errores, que mejor forma que llamarlo irresponsable, lo conocia bien y sabía que Katsuki haría lo opuesto para demostrarle que no lo era.

La tierra crujía bajó las fuertes pisadas de sus botas, su mirada viajaba de un lado a otro tratando de encontrar al omega pero no podía verlo por ninguna parte. ¿Que tan difícil era encontrar a un omega de cabello verde?

-¿Ha visto a un chico? es de baja estatura, con pecas y cabello verde.

- No, lo siento.

Katsuki resopló con cansancio, ya había preguntado a todas las personas que aún estaban en la estación y nadie sabía nada.

Comenzó a pensar en que quizá si se había ido con la tal tía que mensiono, estaba seguro que si regresaba sin él, kirishima no lo dejaría dormir diciéndole idioteces moralistas.

Suspiró con el ceño fruncido cerrando los ojos por un momento, el frío era abrumador, podía sentir como su pecho dolía un poco al inhalar y exhalar.
Caminó un poco mas llegando hasta una calle bastante solitaria en donde ya todo estaba cerrado pero pudo notar de forma muy sutil el aroma del omega. Se movio siguiendo su olfato hasta llegar a un callejón con pinta de mala muerte, trago saliva pensando lo peor pero un suspiro de alivio salio de su boca al ver al chico recostado en el piso abrazando su bolso, se inclinó para moverlo del hombro.

-Oye despierta.

Izuku se removió en su lugar soltando pequeños quejidos, abrió sus ojos despacio notando la presencia del rubio y se incorporó hasta quedar sentado.

-Usted... ¿Qué hace aquí? No tengo dinero para pagarle lo que gasto en mi.

Le dijo Izuku con un poco de vergüenza pensando en que el Alfa le había buscado para pedirle de regreso las monedas que había pagado por él.

-Más bien ¿Qué haces tirado en medio de este lugar tan peligroso?, ¿acaso eres idiota?. ¿No habías dicho que tenías una tía con la que irias?.

Izuku se encogió de hombros y negó con la cabeza desviandole la mirada en todo momento como si de un cachorro regañado se tratará.

-¿Por qué mentiste?.

-Porque no quería causarles más problemas.

Katsuki alzó una ceja y suspiró, podía ver el arrepentimiento en la cara de aquel chico, había sido tonto mentir pero no lo culpo, ni el mismo se aguantaba a veces cuando se enojaba.

-¿Tienes familia en algún lado?

Izuku negó apretando más su bolso contra su pecho miraba los pies del Alfa notando lo bonito que eran sus botas de cuero, las cuerdas bien ajustadas no como las suyas que parecían una maraña mal amarrada.

-¿Eres Huérfano? vaya... Lo que faltaba.

Se quejó el Alfa maldiciendo al aire, Izuku le volteo a ver muy despacio.

-He sido huérfano toda mi vida, no se preocupe por mi, se cuidarme solo. No quisiera quitarle su tiempo, pero ya le dije que no tengo dinero para regresarle lo que pagó por mi.

-No vine por eso idiota el dinero no me interesa, vine por ti.

Izuku abrió sus ojos con sorpresa, eso no se lo esperaba y no pudo evitar esbozar una sonrisa y avalanzarce contra el Alfa abrazándolo con fuerza.

-¡Muchas gracias señor Bakugo! Le prometo que seré de gran ayuda, se lavar, cocinar, planchar, y hacer todas las labores de la casa.

Katsuki lo apartó y le miró con el ceño fruncido, ese chico se miraba tan feliz que no pudo decirle que sólo sería por esa noche aunque se suponía que eso sería por que al día siguiente se iría con la tía, pero ahora que el Alfa sabía la verdad no sabía qué hacer, quizá no tendría otra opción más que aceptar llevarlo a su viaje.

-No seas tan formal, sólo dime Katsuki, no soy tan mayor para que me digas señor.

El omega río bajito y asintió, lo hacia por educación pero era obvio que el Alfa era joven, quizá sólo un poco mayor que él. Katsuki rodo los ojos y comenzó a caminar sin decir nada más y fue seguido por el omega hasta llegar al hotel. Kirishima abrió la puerta cuándo escuchó el llamado y volvió a apretar los labios queriendo sonreír cuando noto como el Alfa venía acompañado del joven pecoso, lo saludo y cerró la puerta una vez que ambos entraron.

-Me iré a dormir no quiero que me molesten ¿Entendido?.

Advirtió Katsuki comenzando a quitarse la gabardina y las botas para meterse a la cama, Izuku respiró profundo sintiendo el calor de la habitación a comparación del frío que hacía afuera.

-Puedes tomar mi cama Izuku, yo dormiré en el piso.

Le dijo Kirishima ya que solo habían dos camas en esa habitación, pero Izuku se negó y propuso que sería él quien dormiría en el suelo ya que estaba acostumbrado, pero Kirishima no lo permitió, para cuando menos se dio cuenta el beta ya estaba recostado en el piso de madera con un par de cobijas y con una sonrisa de victoria.

Izuku estaba en la cama que estaba pegada a la ventana, hacia mucho tiempo que no dormía en una así que se sentía en deuda con aquel pelirrojo que había sido muy amable con él desde que le conoció en el tren, se movió quedando acostado de lado y no pudo evitar ver al Alfa dormido en la otra cama con un rostro bastante relajado. Contempló desde su lugar aquel rostro, tenía facciones maduras quizá era un Alfa joven de unos veinte años, mandíbula marcada, nariz larga y respingada, además de una piel palida. Izuku sintió un leve calor concentrarse en sus mejillas por estar observando a aquel Alfa de esa forma tan detenida.
Pero había algo en el que le llamaba la atención, no sabía si era su extraña forma de ser que le parecía tan cambiante o si era el simple hecho de que le había salvado dos veces en un solo día, era un perfecto desconocido pero en el fondo sentia que era una buena persona, con ese pensamiento cerró sus ojos y se quedó dormido.

Al día siguiente los tres partieron en el barco que les llevaría a la isla de Graent, el lugar dónde Izuku había nacido y en dónde se encontraba el orfanato en el que había crécido.
Katsuki había decidió que llevaría a Izuku con ellos pero él sentía una extraña opresión en el pecho al saber que regresaría a la tierra en dónde por años sufrió de abusos y dolor, pero esta vez no estaba solo no era como que le regresarían al orfanato, o por lo menos eso esperaba.

Continuará.

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