Prólogo
El rey Arlan caminaba de lado a lado, impaciente, su esposa Brianna le miraba preocupada, quería calmarle, pero ¿Qué podría decir en tal situación?
—Esto es gravísimo.
Mordía su labio, nervioso, sus pasos sonaban por todo aquel salón. Su amada esposa bajo su cabeza suspirando, los informantes seguían arrodillados frente a él, temerosos, si el rey estaba muerto de miedo ¿Qué se podía esperar de ellos?
—¡¿Cómo es que no encuentran una cura?! ¡¡¿Siete días no son suficientes para hallar una maldita cura?!! ¿Cuánto tiempo más necesitan?
—S-su majestad... lo intentamos todo, no creo que podamos encontrar una cura. —Los sanadores se arrodillaron frente a él, temblorosos.
—Son unos inútiles ¡¡Llamen a los mejores sanadores!!
—Su majestad... ya han venido todos, incluso de reinos vecinos.
—Tiene que haber una cura —Arlan sintió las pequeñas manos de su esposa en su espalda. Se giró y vio su hermosa sonrisa que lo tranquilizó y le brindo paz.
—La encontraremos —afirmó Ivar—. Por ahora, hay que encargarnos de los sanadores, no podemos tenerles encerrados por siempre.
—¿Qué deberíamos hacer?
—Si se les libera ellos avisarán a las personas, entrarán en pánico y será un desastre. Ejecutémosles, digámosles a las familias que murieron a causa de la enfermedad que trataban y compensémosles bien.
—De ninguna manera —intervino Brianna por primera vez—. No podemos hacerlo
—Yo, estoy de acuerdo con Ivar —Jakob miró a su compañero y luego a los reyes—. Debemos escoger, sacrificar a unos pocos y salvar a muchos, o salvar a estos pocos y... que muchos mueran, entre esos tal vez tu familia, tus hijos, tú.
Arlan suspiró, lo más importante para él era su familia, por nada en el mundo se arriesgaría a perderla, ni a su reino. Era un sacrificio justo.
—Bien, hay que hacerlo.
—Arlan... —Brianna le miraba suplicante aferrada a su brazo.
—Por esta vez seré el malo para proteger lo que amo —se soltó del agarre de su amada esposa y se alejó con Ivar y Jakob a cada lado.
Los sanadores permanecían arrodillados, sus manos atadas, eran una docena, cada uno a su lado tenía un guardia con una espada esperando la señal para decapitarles.
—Su majestad, no debe estar aquí, nosotros podemos dar la orden, usted vaya a descansar con la reina —ofreció Jakob inclinándose un poco ante él.
—Estas personas morirán por mi decisión, mínimo debo hacerme cargo de mi culpa, no dársela a alguien más mientras descanso entre sábanas de seda —comentó demasiado serio
Arlan levantó su mano izquierda, ante tal señal todos los guardias se prepararon levantando sus espadas, cuando el rey bajó su mano doce cabezas rodaron. El rey suspiró dándose la vuelta, cerró sus ojos, inhaló profundo y emprendió camino a su habitación con su amada reina.
Estando ya en la habitación Arlan no dejaba de estar inquieto, sus manos temblaban sobre sus muslos. Brianna le abrazo desde atrás.
—Cariño... tranquilo, ya has pasado por cosas inexplicables y mírate, aquí estás, lo superaste.
—Pero no estaba solo...
—Tal vez ahora tampoco deberías luchar contra esto tu solo Arlan, se aproxima algo grande, necesitarás ayuda.
—Te amo ¿Ya te he dicho que eres la mejor? —besó emocionado a su esposa
—Anda, apúrate.
Arlan salió corriendo de la habitación
—Busquen a mi hermano Karel, Vergstverg le necesita.
KJM_TAN 💜
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