Extra: Tres veces, amor.

Sterling abrió sus ojos, el pitido intenso hacía doler aún más su cabeza, veía borroso y el mareo no abandonaba su cuerpo.

Cuando pudo observar mejor paseó su vista por el lugar, estaban como en un granero, atados.

—¿Estáis bien? —preguntó en un susurro al guardia de al lado, Jakob asintió y jadeó de dolor.

—Me hirieron, debo detener el sangrado.

—Primero debemos soltarnos —el rubio se removió intentando desatarse.

—¡Deteneros! Me lastima.

—Perdonadme. Tengo un cuchillo oculto ¿Podéis intentar agarrarlo?

—De acuerdo —Jakob comenzó a tantear con su mano buscando el cuchillo.

—No, eso no —Sterling mordió su labio y Jakob retiró rápidamente su mano.

—¡Perdón! —siguió bajando hasta tomar el cuchillo y sacarlo.

—Cortad la soga.

Jakob comenzó a hacerlo, tardaron un poco, pero lo consiguieron.

Sterling se puso de pie y miró al contrario, pero este estaba tendido en el suelo, demasiado pálido, había perdido mucha sangre.

—¡Soldado!

Sterling lo cargó y comenzó a caminar con él en brazos buscando la salida.

—Este lugar es un puto laberinto —pateó la puerta abriéndola, cojeaba un poco por una herida en su pierna, avanzaba de forma lenta.

Había cuerpos muertos a su paso, frunció el ceño confundido.

—¿Qué pasó aquí?

—¡Jakob!

El rubio giró y vio al general correr hacia él, así que el soldado que había salvado conocía al general.

Cuando Ivar llegó hasta ellos no pudo ni hablar, ya que las piernas de Sterling fallaron, casi cae al suelo de no ser por los brazos del general que lo sostuvieron.

—Buen trabajo soldado, ya vamos a casa.

                                 (...)

Algunas lunaciones después ya aquellos tres chicos eran estrechamente unidos, Jakob estaba profundamente agradecido con el rubio por salvarlo y ahora intentaba devolverle el favor a cada rato.

En esta noche fría, ambos se encontraban protegiendo el reino, desde lo alto, los cabellos rubios de Sterling eran agitados por la brisa nocturna, Jakob sonrió y llevó su mano a la mejilla contraria para acariciarla.

—Tienes las mejillas rojas por el frío.

Sterling lo miró y cerró sus ojos por el cálido tacto.

—No tolero muy bien el invierno —confesó.

—Puedo notarlo —Jakob bajo su mano hasta sostener la del rubio y entrelazar sus dedos.

Ambos se sonrieron mirando sus ojos, como si estos hablaran por ellos.

                                (...)

—Solo digo que podías haber llevado refuerzos —reclamó Ford al general. Ambos estaban en la habitación de este mientras el más alto se quitaba la camisa mojada.

—Lo manejé por mi cuenta.

—¡Fue arriesgado!

—Ford, ya pasó.

—No, no pasó, siempre hacéis las cosas por vuestra cuenta y termináis lastimado ¿Qué pintamos Jakob y yo en vuestra vida? ¿No soy vuestro amigo? Joder escuchadme al menos una vez.

—Ford.

—¡Maldita sea me desespera cada vez que sales solo sin decirnos nada!

—¡Ford! —el general agarró las caderas del rubio y lo pegó a él con fuerza—. No paráis de hablar.

El rubio bajó su vista al pecho desnudo del general, sus manos reposaban en este sintiendo la dureza debido al ejercicio.

—Soltádme —pidió nervioso.

—¿Por qué os tiembla la voz? —acercó su rostro al del contrario de forma peligrosa.

La puerta fue abierta dejando ver a Jakob entrando a la habitación, Sterling se separó apresurado de Ivar y Jakob notó la tensión en el ambiente.

—Nos vemos luego.

El rubio salió corriendo de allí.

                                 (...)

Los tres chicos se encontraban en la habitación del general, llevaban un largo rato bebiendo, Sterling estaba algo distante con ambos y Jakob lo notaba, no le agradaba para nada la distancia del rubio.

—Sterling ven acá.

El rubio se levantó tambaleándose un poco y se acercó a Jakob, este lo abrazó fuerte.

—Tan lindo, Ford hueles muy bien —el rubio se sonrojó y miró a Ivar.

Jakob lo empujó haciendo que se sentará sobre el general y rio travieso.

—Estáis tan nerviosos vosotros dos.

Jakob beso los labios del rubio de forma ardiente, mordiendo sus labios y jugando con su lengua.

—Y vos estáis demasiado travieso...—comentó Ivar embobado viendo a su chico.

—No me vais a negar que vosotros también lo deseaban —Jakob muerde el labio de Ivar—. Bésalo amor, sé que lo deseas.

Ivar atacó los labios de Sterling de forma desesperada y agarró sus nalgas, gimió contra su boca y lo movió un poco sobre él.

—Por la diosa Lys...

Le arrancó la camisa con desespero, Jakob besaba el cuello del rubio, metió sus manos dentro de su pantalón agarrando su miembro y acariciándolo.

—Jakob —el rubio gimió al sentir aquella estimulación en su dureza.

—Vamos a la cama —pidió Ivar desesperado, se pusieron de pie desnudándose apresurados y fueron a esta.

Ivar se acostó y Jakob le indicó a Sterling que se sentara de espaldas sobre el general, el rubio obedeció, Ivar le manoseó las nalgas y acarició su entrada para estimularlo primero con sus dedos.

El rubio gimió sintiendo un poco de dolor, Jakob para distraerlo tomó su miembro y comenzó a lamerlo y chuparlo.

—Jakob —el rubio gimió.

—Concéntrate en el placer Sterling.

Cuando Ivar sintió que estaba listo sacó sus dedos y comenzó a entrar su endurecida verga, el rubio gimió alto dejando sus ojos en blanco mientras sentía aquello llenarlo por completo.

—¿Te gusta? —preguntó Jakob con una sonrisa traviesa mientras tomaba la verga del rubio y se la introducía.

Ford agarró la cintura del más bajo mientras este se movía de forma lenta y sensual sobre él, con cada movimiento de Jakob Sterling podía sentir que la verga de Ivar entraba más en él.

El escudero sentía que podía delirar de tanto placer, Jakob se movía de forma deliciosa mientras la verga de Ivar golpeaba su punto sin parar.

Cuando la vela se apagó aquellos tres cuerpos reposaban en la cama desnudos y sudados, Sterling reposaba su cabeza en el pecho de su comandante mientras Jakob lo abrazaba por detrás dejando caricias en la ancha espalda del escudero.

Tenían dos opciones, fingir que no sucedía nada y vivir ocultando sus sentimientos o aceptarlos y vivir libremente gozando de aquella relación peculiar, pero hermosa.

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