Capítulo 25: Un rayo de luz en la ciudad de los muertos
Song: Rammstein
Engel
Ade se encontraba observando a los niños, los habían puesto a todos a dormir en la habitación más amplia, cómoda y segura, la chica se había ofrecido para mirarlos las primeras horas.
Sterling entró a la habitación con el bebé en brazos, le dedicó una pequeña sonrisa a la chica y dejó al bebé en una de las camas para que descansara.
Se acercó a Ade y dejó salir un suave suspiro.
—¿Cómo lo lleváis? —la miró, ella bajó su cabeza
—No deseo continuar... ya no tiene sentido, lo perdí todo ¿Con qué objetivo sigo?
El escudero se quedó en silencio, sin saber que decir, entendía el sentir de la chica, tenía motivos, y se culpaba por no saber cómo consolarla.
—¿Puedo hacer algo por vos?
—No te desgastes, no vale la pena, digas lo que digas la esperanza no volverá, yo morí cuando ella lo hizo, mi corazón solo late por inercia...
Ford suspiró y acarició la cabellera de la chica.
—Intentad descansar un poco...
[•°•]
—Sígueme —Karel miró a Ivar serio—. Necesitamos hablar.
Jakob y Lys se miraron entre sí mientras Ivar asentía, el príncipe y el general se perdieron por los pasillos, se mantuvieron series y callados durante todo el camino.
Al llegar a un lugar apartado Karel se giró y observó al general.
—¿Vas en serio con Jakob?
La pregunta tomó por sorpresa a Ivar, pero asintió.
—Por supuesto...
—¿Lo amas?
—Príncipe Karel... es algo vergonzoso hablar de esto con usted.
—¿Por qué? Y no me llames príncipe... solo soy Karel. Vengo en son de paz Ivar, Jakob es un gran amigo de Lys, si vas en serio con él... serás parte de nuestra familia.
Ivar sonrió algo tímido, familia... en serio deseaba pertenecer a algún lugar
¿Podría?
¿A caso le perdonarían todos sus malos actos?
—Voy más que en serio con Jakob —confesó—. Le amo más que a la vida, él le da sentido a mi existencia, le amo de una forma en que no sabía que podía amar. Me gustaría casarme con él, tener una familia juntos, si tan solo... si tan solo pudiésemos.
—Es difícil —Karel palmeó sus hombros—. Te entiendo... pero no te rindas, si lo amas no te rindas, sin importar lo difícil que se ponga, sin importar lo que tengas que dejar por él, dará miedo, pero... al final vale la pena.
Ivar sonrió y asintió.
—No lo haré... no tengo vida sin él.
—¿Me permites darte un obsequio? —Ivar asintió confundido, Karel sacó una bolsita y se la entregó.
Ivar revisó encontrando dentro una pastilla.
—Pensaba tomarla si... este bebé no sobrevivía —suspiró acariciando su abdomen.
—¿Esta es...? —lo miró asombrado y negó rápidamente devolviéndosela—. Entonces no puedo aceptarlo, usted debe tenerla por si...
—Ya yo tengo a Kalis —le sonrió—. En cambio ustedes... deberían al menos tener una vez esa experiencia.
Ivar tapó su boca con los ojos llenos de lágrimas, Karel rio entendiendo lo que sentía y lo abrazó.
—Cuidalo o Lysandro te mata, créeme —ambos rieron y se separaron, Karel asintió y volvieron juntos.
[°•°]
Jonella y Nolan entraron a la habitación tomados de las manos, al cerrar la puerta la chica estampó sus labios contra los de Nolan, sorprendiéndolo.
El chico se separó y la miró boquiabierto por la sorpresa, ella rio y volvió a besarlo.
—Me gustas —confesó.
Nolan sin saber que decir o como hacerle ver que sentían lo mismo, volvió a besarla, fueron retrocediendo hasta caer en la cama y reír.
Jonella se acomodó en su pecho, el chico acariciaba su cabello de forma tierna, así ambos disfrutaban de aquel pequeño momento de paz.
[...]
Al entrar a la habitación Ivar tomó las manos de Jakob y lo miró a los ojos, nervioso y tímido.
Jakob sonrió enternecido y acarició la mejilla de su amado.
—¿Qué sucede?
—¿Te gustaría tener una familia conmigo?
La pregunta tomó por sorpresa a Jakob, pero lo hizo sonreír pasados unos segundos.
—¿Aún lo dudas? Acepté casarme contigo en un reino donde eso es claramente imposible, te besé frente al mismísimo rey sabiendo que podrían cortar mi cabeza por ello ¿Sigue siendo necesario esa pregunta? Contigo lo quiero todo, Ivar.
—Yo... Karel, él... —sacó la pastilla mostrándosela, Jakob abrió mucho sus ojos.
—¿Nos la dio? —Ivar asintió.
—Podemos tener un bebé... Jakob nosotros podemos —la voz de Ivar se quebró, sus ojos estaban repletos de lágrimas de emoción.
Jakob lo rodeó rápidamente con sus brazos, aguantando también sus propias lágrimas, estaban felices, un sueño imposible ahora podría cumplirse.
—¿Entonces tendrás una familia conmigo amor? —Ivar lo miró entre el llanto, Jakob asintió sin dudarlo.
—La tomaré... una vez salgamos de esto... ahora es muy arriesgado —el general asintió comprendiendo.
—Ahora tengo más motivos para luchar —rio y comenzó a besar a su chico.
Las manos del general se escurrieron dentro de la camisa del soldado, acariciando su suave piel con aquellas manos grandes y frías, bajó sus besos por el cuello contrario y una de sus manos bajó hasta el trasero de Jakob apretándolo, robándole así un gemido.
Ivar hizo girar sus cuerpos y tiró a Jakob a la cama, el menor rio ante la brusquedad de su amante y se mordió el labio, sabía que cuando Ivar se emocionaba no tenía control.
El general avanzó rápidamente hasta su chico metiéndose entre sus piernas, le besó demandante robándole el aliento, reclamando con su propia lengua la lengua contraria.
Le quitó de forma desesperada la camisa y la tiró al suelo de aquella habitación, devoró con la mirada el cuerpo que lo enloquecía e imaginó todo lo que deseaba hacerle.
Comenzó a bajar sus besos por el torso de Jakob, lamía, besaba e incluso dejaba mordidas en la suave piel contraria.
Jakob jadeó llevando una de sus manos al cabello de Ivar acariciando este.
—Ivar —llamó con voz agitada—. Ivar ya
Mientras Jakob intentaba mantener la cordura Ivar deseaba todo lo contrario, quitó de forma ágil el pantalón y la ropa interior de su chico, al tenerlo totalmente desnudo y a su disposición le abrió más las piernas, pasó su lengua por toda la extensión endurecida del menor y sonrió mirándolo.
Jakob estaba hecho un desastre, de tanto morder sus labios los tenía rojos, mismo color que adornaba sus mejillas, Ivar clavó duramente sus dedos dentro de su amado, arrancándole un gemido tan alto que apostaba a que luego le dolería la garganta.
—Ivar basta —pidió al borde de la locura.
—Quiero escucharte, no te contengas por favor.
Clavaba sin cesar sus dedos en el interior de Jakob, torturaba aquel punto que enloquecía al soldado, no paraba de mirarlo, ambiente y deseoso, amando cada uno de sus gestos.
Jakob solo podía gemir, su mente estaba completamente en blanco, se retorcía y apretaba las sábanas bajo su cuerpo.
Sin poder detener tanto placer terminó corriéndose, Ivar sonrió limpiando los restos de semen que habían manchado su rostro.
—Hermoso... te amo Jakob.
Lo giró con facilidad dejándolo boca abajo con el trasero elevado, entró de una en él, impaciente. Jakob mordió la almohada intenta collar sus descontrolados gemidos.
Las embestidas de Ivar eran descontroladas, pero deliciosas, daban justo donde debían, la punta caliente y palpitante del general tocaba su punto haciéndolo delirar.
El general cambió nuevamente la posición dejando a Jakob sobre él, el soldado intentaba saltar, pero estaba tan excitado que solo podía temblar y gemir.
Ivar lo abrazó llenándolo de besos.
—No te duermas amor —pidió con la voz ronca—. Aguanta un poco más, ya casi.
Ivar empujaba su cadera hacia arriba embistiéndolo, iba un poco más suave para no agotar tanto a su chico, lo abrazaba fuerte y besaba, un par de embestidas después Ivar se corrió en su interior mientras Jakob volvía a hacerlo, esta vez manchando el abdomen de ambos.
Agitados se acomodaron en la cama, el general dejaba tiernas caricias en el cuerpo tembloroso y sudado de su futuro esposo, entre respiraciones agitadas ambos intentaron descansar un poco.
[...]
Lysandro abrazó a Karel cuando este regresó.
—¿Qué hablaste con Ivar?
—Yo... le di la pastilla que nos quedaba... Al parecer realmente ama a Jakob y anhelaba una familia con él, así que se la di.
—Karel... —Lysandro lo besó—. Por eso te amo... eres tan bueno, mi hermoso príncipe —le sonrió enternecido.
—¿Crees que hice bien? —asintió sin dudarlo.
—Lo hiciste amor, siempre lo haces.
—¿Crees que podamos salir de esta?
—Creo que sí, un sabio rey una vez me dijo "tener esperanza no cuesta nada"
—¿Por qué suena a Arlan? —ambos estallaron en risas y se abrazaron cariñosamente.
[...]
En la alta torre de vigilancia se encontraba Axel, observando el reino lleno de muertos, comenzó a reír como loco.
—Caerán todos... el fin de Vergstverg ha llegado.
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