Capítulo 23: Sangre, sudor y lágrimas

Song: Read my mind
The killers

Al escuchar los campanazos de advertencia todos habían salido juntos, tarde notaron que todo el reino era una zona de peligro, cuando una horda los rodeo terminaron separándose, algo que eran conscientes que podía suceder, pero que era difícil de aceptar.

Arlan, Ivar y Sterling habían sido empujados por la horda hasta fuera del reino.

Habían estado corriendo, sin cesar, la neblina que cubría el frondoso bosque volvía su huida más peligrosa.

Una vez sintieron que ya no eran seguidos se sentaron unos minutos para retomar el aliento, Arlan llevó sus manos a su rostro, frustrado, no paraba de pensar en su esposa, sus hijos, había sentido la pequeña mano de su esposa resbalarse de la suya cuando fueron rodeados, temía por ellos.

—Estarán bien —aseguró Sterling intentando mantener la esperanza y palmeó su hombro.

Arlan le miró y suspiró asintiendo.

—Eso espero...

El escudero Ford dejó al bebé Ilan unos segundos con Arlan y caminó hacia Ivar.

—¿Qué os sucede?

—Jakob...

—¿Seguís preocupado por él?

—Estaba en el equipo que debía hacer guardia a primera hora... no sé si... —Sterling asintió comprendiendo.

—Entiendo vuestra preocupación, pero... conocéis a Jakob, es un guerrero, estará bien —Ivar giró y abrazó fuerte a su escudero, sintiendo que podía romper a llorar en cualquier momento.

—Debemos continuar —la voz de Arlan rompió el silencio—. Los muertos pronto nos alcanzarán.

—¿Cuál es el plan? —el escudero tomó de nuevo al bebé.

—Debemos entrar de nuevo al reino, rodearemos el bosque para entrar por los túneles, nos encontraremos con los demás en el lugar indicado.

Todos asintieron y emprendieron nuevamente el viaje, acabando con todo a su paso, cortando cabezas, manchando sus espadas.

A este punto ya sudaban y jadeaban agotados, al ver la entrada de los túneles, Arlan la abrió mientras Ivar se encargaba de que ningún muerto se acercase demasiado.

—¡Vengan entren! —gritó Arlan.

El primero en hacerlo fue Ford con el bebé y luego Ivar, cerraron las rejas rápidamente viendo como todos los muertos se acumulaban contra esta.

—¡Corran!

Todos corrieron atravesando los túneles hasta salir de vuelta al palacio, suspirando aliviados de estar de vuelta, pero el alivio se fue rápidamente cuando fueron aquella enorme horda ir hacia ellos.

—¿Hacia dónde? —preguntó Sterling en medio de un grito.

—Por allí —señaló Ivar y todos empezaron a correr en esa dirección.

—¡Mierda no hay salida! —Arlan miraba a todas partes intentando encontrar por donde seguir.

—Shhh calma pequeño —Ford mecía al bebé intentando que dejara de llorar, ya que su llanto atraía a los muertos.

—Hay que pelear —avisó Ivar, decidido, poniéndose en posición con su espada en mano.

Ambos hombres lo siguieron, listos para morir peleando, los muertos llegaron hacia ellos y comenzaron su labor, decapitando con firmeza y rapidez, protegiéndose entre sí.

El escudero Ford corto la cabeza de un muerto, su rostro se marchó de sangre, verificó que el bebé siguiese bien y continuó su lucha por sobrevivir.

Arlan gritó mientras arrasaba con tres de ellos a la vez, Ivar mataba uno y otro y otro, sin detenerse.

Habían acabado con cuentos de ellos, estaban agotados y se sentían incapaces de seguir, Arlan se sintió mareado, un muerto se tiró contra él, pero antes de llegar su cráneo fue perforado y este calló al suelo.

—Que gusto volver a encontrarnos, hermano —Karel le sonrió y Arlan suspiró de alivio mientras sentía sus ojos llenos de lágrimas.

Una flecha proveniente del arco que había conseguido Ade acabó con el muerto que intentaba llegar a Ivar.

Entre todos terminaron con los muertos cerca en cuestión de minutos.

Una vez su tarea terminada se miraron entre ellos, suspiraron de alivio, el escudero se apoyó en sus rodillas por la debilidad mientras respiraba agitado, Arlan abrazaba fuerte a su hermano sin querer soltarlo.

—¿No se han encontrado con nadie más? —preguntó Arlan ansioso.

—Jakob estaba con nosotros —Karel miró a Ivar al decir aquello—. Se separó para ir a buscar a Ivar, prometió que si no lo hallaba en aquel lugar, iría directo al punto de encuentro.

Ivar bajó su cabeza suspirando al escuchar aquello y apretó sus puños con fuerza, Ford fue hacia él tomando su mano para darle seguridad y calma.

—¿Ustedes vieron a alguien más?

—Brianna y los niños, nos separamos cuando fuimos rodeados.

—Entonces deberíamos seguir y llegar cuanto antes.

El sonido de algo caer abruptamente al suelo los hizo girar de forma rápida, encontrando el pequeño cuerpo de Erin rendido en el suelo.

—¡Erin! —Ade iba a correr hacia ella, pero en ese momento, la niña comenzó a retorcerse mientras hacía sonidos escalofriantes, se escuchaba el crujir de sus huesos y sus ojos se abrieron, completamente blancos.

Se había transformado...

—¡Erin! —su hermana nuevamente intentó correr hacia ella, pero Arlan la agarró fuertemente evitándolo— ¡Suéltame! ¡Erin! ¡No!

Sus sollozos eran desgarradores, Ivar permanecía cabizbajo, sin querer ver aquella escena tan dura, Sterling permanecía en un estado de shock, sin entender como había pasado.

Y Karel...

Karel no podía controlar sus sollozos mientras veía a la pequeña niña en el suelo, alzando su pequeña mano en su dirección, observándolo con aquellos ojos vacíos, carecientes del brillo que solían tener siempre.

A pasos lentos se acercó a la pequeña, esta agresivamente intentó morderlo, pero él lo evitó agarrándola fuerte mientras un sollozo lastimero se le escapaba.

—¡No la lastimes! ¡Karel no la lastimes! —rogó Ade entre el llanto desesperado.

Karel comenzó a susurrar una canción mientras acariciaba los cabellos rojos de la pequeña.

—Más allá de la alta montaña, en el reino de los recuerdos, danzaremos juntos una vez más, antes de la puerta de sol —su mano tembló mientras tomaba un cuchillo—. Tu recuerdo en mí perdurará, por la eternidad.

Sin más clavó el cuchillo en el cerebro de la niña, gritó desconsolado abrazándola fuerte contra su pecho mientras sentía su mano ser manchada por la sangre contraria.

—¡No!

Al fin Arlan soltó a Ade, esta corrió desesperada y cayó de rodillas frente al cuerpo de su pequeña hermana.

—¡No, no, no! Despierta Erin, Erin no me dejes. Erin no, porfavor —Karel tuvo que girar su rostro ante tan desgarradora imagen.

Ade tomó la manito fría de su hermana y allí notó la mordida, en su bracito, se culpó por no haberlo notado, por no haberla protegido mejor, por no haber sido ella en su lugar.

Lo había perdido todo y ahora solo deseaba poder irse junto a ella.

—Debemos continuar... —avisó Ivar en voz baja.

—No la podemos dejar aquí —Karel se levantó con ella en brazos y avanzó hasta acostarla sobre el césped, la tapó con su capa y tomó la mano de Ade—. Debemos seguir.

Todos continuaron su camino, faltaba menos para llegar, el camino no era nada fácil, entre todos fueron despejando el camino hasta al fin llegar, al hacerlo, entraron de forma apresurada y cerraron nuevamente las puertas.

—Lo logramos... —Arlan suspiró, Ade se dejó caer al suelo, llorando desconsolada.

—¿Ivar?

El general volteó rápidamente ante aquella hermosa voz que conocía a la perfección.

—¡Jakob! —gritó con emoción.

Jakob corrió hacia él, ya sin importarle una mierda el esconderse, y allí, frente a sus amigos y frente al rey, abrazó con fuerza a su general mientras besaba sus labios desesperado, ansioso, feliz de tenerlo entre sus brazos una vez más.

Había experimentado el terror más grande de su vida, el no volver a verlo, ahora que Surt les había dado una oportunidad más, no pensaba desperdiciarla escondiendo su amor.

Ivar rio contra los labios contrarios y se separaron lentamente mirándose a los ojos con amor, con sonrisas cómplices.

—Te amo Ivar, tuve tanto miedo de perderte.

—Te amo más, Jakob, no vuelvas a separarte de mí.

Volvieron a fundirse en un beso repleto de amor, mientras todos los miraban con sorpresa, menos Karel, él les miraba con ilusión y un inmenso orgullo.

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