Capítulo 2: Adore U
Song: Red lights
Bangchan feat Hyunjin
Karel Rossemberg
Al terminar de comer nos levantamos y ayudamos a recoger la mesa.
-Descansen esta noche aquí y antes de que salga el sol pueden partir.
-¿Seguro? No nos gustaría abusar de vuestra hospitalidad.
-Descuiden, siempre será un gusto tenerles por aquí, algún día podrían traer a la pequeña Kalis, tal vez ella y Erin se hagan amigas -sonrió y seguido de esto bostezó.
-Muchas gracias por vuestra hospitalidad, descansaremos bien -Lysandro sonrió feliz y tomó mi mano haciéndome entrar con él a la habitación que nos habían designado.
-Yo quería volver a casa cuanto antes... extraño mucho a mi pequeña -confesé caminando hacia la cama y quitando mi camisa.
-Si quieres nos vamos o... -sentí su respiración caliente en mi nuca y sus manos pasar por mi pecho bajando por mi abdomen mientras dejaba besos por mi hombro- Podríamos quedarnos.
-Creo que de pronto quiero quedarme...
Sus traviesas manos bajaron a mi miembro tocándolo así por encima del pantalón, eché mi cabeza hacia atrás jadeando en voz baja y sentí su sonrisa contra mi piel.
-Espera... -tome una de las pastillas y lo mire esperando su respuesta
-¿Estás seguro Karel? -asentí y él se acercó con un vaso de agua-. Entonces hagámoslo -sonreí y me tomé la pastilla, deje el vaso en la mesita y nos fundimos en un hambriento y deseoso beso.
Caminamos hasta la cama, aun sin separarnos de aquel beso. Me recostó en esta y fue bajando sus besos por mi pecho hasta llegar a mi abdomen, desabrochó mi cinturón y bajó delicadamente mi pantalón, me apoyé en mis codos y le miré relamiendo mis labios, deseoso, con la respiración agitada.
Eché mi cabeza hacia atrás soltando un gran gemido en el momento en que su boca hizo contacto con mi miembro, lo chupaba y lamia con tal habilidad que hacía mis piernas temblar.
Nuestros cuerpos se conocían a fondo y aun así cada vez que interactuaban se sentía como la primera vez.
Dejó mi miembro y sus besos bajaron a mi entrada, di un grito de la impresión y le miré con mis ojos abiertos en demasía.
-¿Qué haces? -mi voz salió en un susurro y él sonrió pasando su lengua en aquel lugar haciendo que toda mi cara enrojeciera de vergüenza
-Hace mucho que no entro en ti... si no te preparo bien dolerá -su voz seductora y sus dos dedos que se habían colado en mi boca comenzando a moverse me hicieron sentir demasiado excitado.
Jadeaba mientras chupaba sus dedos, normalmente era él quien se avergonzaba en nuestra intimidad, pero justo ahora, verle así tan seguro de sí mismo, tan demandante y excitante me hacía sentir más sumiso de lo que alguna vez creí sentirme.
-Podría acostumbrarme a tenerte así de sumiso ante mí, amado esposo -sonrió sacando sus dedos de mi boca comenzando así un juguetón y desesperado beso en el que nuestras lenguas danzaban a la par.
Sus dedos bajaron a mi entrada y se colaron en esta haciéndome jadear.
-¿T-te he dicho que te amo?
-Desde que yo era solo un esclavo y tu mi hermoso príncipe
Sonreímos volvimos a juntar nuestros labios como si dependiésemos de ello para vivir. Quedé acostado en la cama, sus dedos moviéndose en mi interior haciéndome jadear contra sus labios, gimiendo deseoso una y otra vez su nombre.
-Lysandro~ entra ya -gemí abriendo más mis piernas y moviendo mi cadera, sentí como sacó sus dedos de mi interior y alineó su miembro en mi entrada.
-Como ordenes.
Una sola embestida fue suficiente.
De una sola embestida había entrado llenándome por completo.
Una sola embestida había bastado para arrancar gemidos de mi garganta y hacerme delirar.
Mi espalda arqueada, mis ojos cerrados, mi cabello pegándose a mi frente por el sudor, sus manos apretando mis caderas y su miembro dentro de mí.
Comenzó a embestir sacándome grandes gemidos, abrí mis ojos y verle solo pudo excitarme más. Gemíamos a la par de sus embestidas, ambos perdidos en el inmenso placer que nos provocaba.
Proteste al sentirlo salir. Se acostó a mi lado y palmeó sus piernas.
-Súbete, de espaldas -mordí mi labio ante su indicación y asentí, me subí a su regazo dándole la espalda, yo mismo alineé su miembro y comencé a bajar haciéndolo que entrara en mí de nuevo, dejé mis ojos en blanco mientras gemía.
Sus manos apretaron mis caderas, gemía igual de complacido que yo, subieron por mi espalda hasta enredar una en mi cabello y halar este mientras con la otra golpeaba mi trasero.
-Salta Karel, muero por correrme dentro de ti
No tuvo que decir más, comencé a saltar en su miembro, rápido y descontrolado, gimiendo necesitado, yo también moría por sentir todo su semen dentro de mí. Necesitaba hacerlo correrse, mi miembro estaba demasiado duro, era tanto el placer, el hecho de que halara mi cabello y golpeara mi trasero solo me excitaba más. Mi entrada ardía y mi cuerpo parecía ser un volcán.
Su mano dejó mi cabello para colocarse en mis caderas, apretó estas y guio mis movimientos haciéndolos más rápidos y duros, entrando tan profundo en mí, tocando aquel punto que me hacía delirar, mi cuerpo tembló y mis gemidos aumentaron a la par de sus embestidas.
-Karel me corro.
-Dámelo todo Lysandro, córrete dentro de mí -rogué entre gemidos.
Y solo eso bastó para que ambos nos corriéramos a la par soltando grandes gemidos mientras nuestros cuerpos temblaban y nuestras almas rebosaban de amor.
Lo único que se oía en el silencio de la noche eran nuestras agitadas respiraciones. Hice que saliera de mí y me acosté en su pecho abrazándolo.
-Gracias... -susurré agotado.
-¿Por qué? -me miró con ternura acariciando mi cabello lo cual me hizo sonreír.
-Por follarme a pesar de que eres el pasivo en la relación
-¿Pasivo yo? Dañas mi reputación -ambos reímos, verle así me llenaba el alma-. Yo encantado de follarte siempre que lo quieras -besó mi mano y la entrelazo con la suya-. ¿Quién dice que tiene que haber uno que haga de pasivo y otro de activo? Ambos somos hombres, ambos podemos dar y recibir, mientras nosotros lo disfrutemos no tenemos por qué que tener una etiqueta.
-Pues me encanta dar y recibir siempre que sea contigo
-Me amas -canturreó en tono burlesco
-Te amo -confesé desde lo profundo de mi ser.
-Igual te amo, Karel.
~♡~
Lysandro Thorlack
El Sol aún no salía, pero ya era hora de marcharnos. Bajamos a la cocina donde para nuestra sorpresa toda la familia estaba despierta para despedirnos.
Una pequeña pelirroja se acercó adormilada a Karel, abrazando un muñeco de tela, extendió su bracito y Karel la cargó sonriendo.
-Uteyes yosh yejen de pelial. Ayel no puye dolmil mien pol sus glitos -mencionó con voz tierna acostando su cabecita en el hombro de Karel.
Ambos nos miramos sorprendidos y rojos de la vergüenza. Adriana; la hija mayor de los Webster, se acercó a nosotros para tomar avergonzada a su hermanita en sus brazos.
-Tal vez deberían ser un poco más silenciosos.
Sus padres rieron y salimos los 6 de aquella casa, ya montados en nuestros caballos miramos por última vez a la hermosa familia Webster. Los mayores abrazados cariñosamente mientras Adriana cargaba a la pequeña Erin, se despedían alegres por lo cual no pudimos evitar sonreír también.
Y así emprendimos el viaje de vuelta a casa.
Llegamos mientras el amanecer nos recibía, sonreímos felices, pero esa sonrisa se esfumó al llegar a casa y ver guardias armados.
Mirla sostenía a Kalis en sus brazos, asustada y tomaba la mano del pequeño Lys, mientras Nolan estaba frente a ellos con los brazos abiertos evitando que se les acercaran.
Nos bajamos de nuestros caballos y corrimos hacia ellos asustados
-¡¿Quién os envía?! -Karel se puso frente a ellos protegiendo y yo empuñe a Heim.
-Oh no príncipe Karel, no queremos hacerles daño, traemos un mensaje de vuestro hermano, el rey Arlan. Dice que es urgente.
Karel se llevó una flor vesa al oído y luego nos miró preocupados.
-Empaquen sus cosas, debemos ir al palacio.
La última batalla
KJM_TAN 💜
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