Capítulo 16: Devuélveme el corazón

Sia
Snowflake

El sol poco a poco hacia presencia en el extenso cielo anunciando a todo el reino un nuevo día. Lara Jonella se encontraba sentada al lado de Nolan, frente a ellos, la flama de las velas se iba consumiendo al pasar del tiempo.

El frío atacó el cuerpo de la joven haciéndola temblar, Nolan la abrazó en el preciso momento en que se derrumbaba y comenzaba a derramar lágrimas como un torrencial, sus sollozos y lamentos eran desgarradores e hirientes.

—Cariño, Karelsyus mi bebé.

Nolan se sintió dolido de solo ver a la chica en aquel estado, la abrazó más fuerte sintiendo como sus propios ojos se llenaban de lágrimas.

—Feliz cumpleaños mi niño —Jonella se incorporó hacia adelante y sopló suavemente las velas haciendo que estas se apagaran.

Cubrió su rostro con sus propias manos tratando de apaciguar sus sollozos. Había pasado un tiempo, para algunos puede que mucho, pero para ella había sido ayer que había perdido a su pequeño, a veces le parecía oír su risita, o despertaba ansiando encontrarlo haciendo travesuras.

Porque perder a un hijo era peor que morir, peor que ser herido física o emocionalmente, no había comparación válida a la pérdida de un hijo, el dolor era tan inmenso que a veces sonreír parecía algo imposible, que muchas veces olvidaba respirar, olvidaba quien era, le perdía el sentido a la vida y deseaba simplemente terminarla.

Porque sus momentos más hermosos fueron al lado de su pequeño, y haberle perdido tan de repente era devastador.

Se sentía culpable, su cabeza no descansaba nunca preguntándose ¿Y sí...?

Solo deseaba volver a aquellos momentos donde abrazada a su pequeño y observaban el atardecer mientras él le hacía mil preguntas curiosas.

Nolan le acarició la espalda y el cabello tratando de darle apoyo, no había mucho que pudiese hacer en ese momento, pero algo tenía claro y era que no la dejaría sola ni un segundo, estaría allí todo el tiempo que la chica necesitase, sería quien secaría sus lágrimas y le diera consuelo, se volvería su ancla y todo lo que ella necesitase.

Acarició las mejillas empapadas de la chica y su nariz roja y le sonrió brindándole paz.

—Está haciendo frío, será mejor que vaya a su habitación a descansar un poco —Jonella asintió y se dejó guiar por el chico.


Miró una vez más hacia atrás y sonrió al ver a un pequeño pajarito curioseando el lugar donde estaban las velas.

El dolor no es para siempre, tarde o temprano pasa, cada día una gota menos, ella estaba convencida de que si lograba sobrevivir lo suficiente, llegaría el día en que podría sonreír al recordar a su pequeño sin que su corazón doliese tanto.

Hurts like hell
💔

{Sterling Ford}

Justo cuando el sol comenzó a hacer presencia me coloqué mi ropa, até mi cabello rubio en una coleta y tomé mi espada para dirigirme hacia los túneles.

No había podido dormir ni un segundo, mi mente se mantuvo todo el tiempo ocupada, con todo lo que sucedía a nuestro alrededor dormir tranquilamente era un privilegio.

Froté mis manos para entrar en calor mientras expulsaba el aire frío por la boca.

—¿Pensáis salir del palacio solo y sin que nadie lo sepa? —miré hacia la derecha sobre mi hombro encontrándome a Somin de brazos cruzados, apoyada ligeramente en unas carretas de carga, su cabello negro era mecido por el viento y su sonrisa parecía calmada.

—Ayer perdieron mucha comida tratando de llegar, tal vez si vuelvo al bosque logre encontrar un poco y traerla.

—¿Y vais solo? —asentí— ¿Por qué os arriesgaríais de esa forma? Según nos dijeron el bosque es muy peligroso, a decir verdad todo detrás de estos muros es peligroso —se enderezó frunciendo su ceño— ¿Qué te asegura que sobrevivas? Ellos eran más, andaban en caballos y aun así casi no lo logran.

—Precisamente por eso voy solo, me quede o me vaya vamos a morir, no nos queda mucho tiempo. Prefiero arriesgarme solo y no poner a nadie más en peligro. Todos ellos tienen a alguien... si les pasara algo tendrían quien les llore y sufra por ellos, sin embargo a mí nadie me echará en falta.

—Pues hoy es vuestro día de suerte escudero, porque yo tampoco tengo a nadie que me eche en falta. Vamos juntos —la chica sonrió.

—No es necesario que vengas.

—Pero lo haré —insistió avanzando por los túneles. La alcancé suspirando.

—¿Has estado allá afuera o visto a algún muerto? —pregunté mientras abría las puertas saliendo al exterior, curiosamente estaban despejadas. La chica negó observando a sus lados.

Avanzamos por el bosque tratando de ser los más silenciosos posible, si podíamos evitar cruzarnos con esos monstruos mejor.

A lo lejos vi una figura en el suelo recostada a un árbol, el muerto estaba sin ropa, su piel toda devorada, no tenía piernas y sus brazos estaban partidos de modo que sus huesos se salían de la carne, era espantoso.

Saqué mi cuchillo de mi cinturón y se lo di a la chica.

—Tienes que dañar el cerebro, solo así mueren —informé mientras me agachaba al lado del muerto y le sostenía su cabeza—. Inténtalo.

Somin asintió tomando firmemente el cuchillo en su mano derecha, suspiró y clavó el cuchillo exitosamente en la parte superior de su cabeza.

Me levanté dejando que el muerto cayera de lado y saqué el mapa para verificar el camino que debíamos tomar hacia la zona donde ellos creían haber dejado la carreta.

—Debemos seguir recto —informé señalando el camino frente a nosotros mientras guardaba el mapa—. Vamos —le di dos pequeñas palmadas en su hombro y comencé a avanzar mientras ella me seguía de cerca.

Estar afuera, a la intemperie y sabiendo que aquellos monstruos podrían aparecer en cualquier momento hacía que me mantuviera nervioso con mi corazón latiendo a mil, totalmente alerta desconfiando hasta del más pequeño sonido.

Nunca fui el más valiente, pero sabía manejar y controlar mi reacción a lo que me asusta, mantenerme sereno en el exterior y manejar con calma las situaciones que podrían sacar lo peor de mí.

Porque no se trata tanto de la valentía sino más bien de la resistencia.

El camino frente a nosotros se dividió en dos así que volví a fijarme en el mapa para verificar la ruta.

—No mencionaron que habría dos caminos —miré al frente suspirando— ¿Cuál escogemos? —miré a la chica sobre mi hombro mientras volvía a guardar el mapa.

—Será mejor dividirnos, que cada uno cubra un camino.

—Bien, solo camina un poco y si no ves rastro de la carreta ve a por mí, aré lo mismo. Mantén tu cuchillo en mano, siempre apunta a la cabeza y si te ves metida en un gran lío grita.

—Entendido general —la chica se puso firme haciéndome reír—. Iré por la izquierda —avisó mientras avanzaba por donde había dicho, yo tomé mi camino manteniéndome alerta todo el tiempo.

El camino parecía demasiado tenebroso como para ser una ruta común de usar, el olor a pudrición inundó mis fosas nasales, rápidamente saqué mi espada y miré a ambos lados, el lugar era tan silencioso que llegaba a ser espeluznante.

Unos arbustos se mecieron levemente, incliné un poco mi cuerpo mientras caminaba lenta y silenciosamente atento hacia los arbustos. A gran velocidad salió contra mí un cuervo haciendo sonidos horribles, en su boca sostenía lo que parecía ser un ojo.

Caí al suelo asustado mientras el ave se iba volando, mi respiración agitada resonaba en todo el lugar, mi corazón latía aún más rápido, por un momento desconecté de la realidad y lo siguiente que supe fue que unos cuatro muertos aparecían de entre los árboles y venían en mi dirección.

De forma apresurada me puse de pie sosteniendo firmemente mi espada, dejé que los muertos se acercaran lo suficiente al punto en el que me rodearan y de un giro corte la cabeza de los cuatro haciendo que cayeran al suelo.

Mis piernas flaquearon y mi respiración desigual solo empeoraba la situación, aquel giro requería mucha fuerza y me había dejado algo agotado, estiré mis brazos tratando de que el dolor se fuera rápido.

—Aquí no hay nada que sirva —escupí en el suelo y decidí ir hacia Somin.

Todo el camino hacia ella estaba adornado por cuerpos y sangre en el suelo, la preocupación me invadió así que decidí caminar más rápido sin dejar de estar atento a mi alrededor.

—¿Somin? —fruncí mi ceño al verla dándome la espalda mientras se mantenía de frente a unos arbustos que se movían— ¿Estabas hablando sola?

—Oh, sí. A veces suelo hacerlo —se volteó hacia mí sonriendo.

Miré a un costado la carreta volcada, mas no había ni rastro de comida.

—¿Crees que haya sobrevivientes acá afuera y se la hayan llevado? —pregunté colocando mis manos en mi cintura mientras observaba hacia la carreta.

—Dudo mucho que alguien sea capaz de sobrevivir mucho acá afuera.

—Deberíamos volver —la chica asintió y nos dimos la vuelta para volver al reino.


—¡Ayuda! —frené en seco al escuchar aquel grito femenino.

—¿Oíste eso? —fruncí mi ceño mirando a la pelinegra y esta asintió.

—¡Por favor ayúdenme! —comencé a correr en dirección hacia los gritos.

Escuchaba a Somin gritarme que me detuviera mientras corría detrás de mí, pero no me detuve. Corrí y corrí por aquel bosque hasta encontrar a una mujer con una barriga enorme tirada en el suelo llorando mientras varios muertos se acercaban a ella.

De firmes movimientos corté sus cabezas acabando con ellos, mi cabello rubio se desató cayendo sobre mis hombros y frente a mis ojos dificultando un poco la visión, al cortar diagonalmente la cabeza de uno de los muertos su sangre salpicó mi cara.

Somin llegó corriendo detrás de mí y clavó su cuchillo en el cerebro del muerto que se acercaba a mi espalda, seguimos luchando y matando uno tras otro hasta que no quedó ninguno en pie.

Nos miramos entre nosotros respirando agitados, estábamos rodeados de los cadáveres que acabábamos de rematar. Caminé despacio hacia aquella mujer con cuidado de no asustarla, me agaché frente a ella y eché mi cabello hacia atrás para ver mejor.

—¿Está bien? —la chica levantó su vista transmitiéndome su miedo a través de aquellos ojos grises repletos de lágrimas.

Su cabello entre gris y marrón caía en risos sobre sus hombros de una forma desordenada, al igual que lucía demasiado delgada para estar embarazada.

Levantó su brazo izquierdo dejándonos ver la inconfundible mordida de un muerto, el hueco espantoso, las marcas de dientes, poco a poco el brazo iba entrando en un nivel de pudrición avanzado, estaba claro que no le quedaba mucho.

—Mi bebé, por favor salven a mi bebé —sollozó acariciando su vientre abultado—. Ya tengo el tiempo suficiente de gestación, tenía previsto dar a luz uno de estos días, pero todo se complicó —agarró mi camisa halándome de forma violenta hacia ella—. Por favor tienen que salvarlo.

La chica se retorció soltando alaridos de dolor mientras sus uñas se encajaban en la tierra al punto de romperse y sangrar y sus manos comenzaban a girar de forma inhumana, parecía como si los huesos de sus muñecas se estuvieran rompiendo.

Agarré su rostro haciendo que me mirara y le sonreí para brindarle paz.

—Su bebé estará bien, se lo aseguro —la chica sonrió entre lágrimas mirándome a los ojos.

—¿Pero qué dices? —Somin me miraba alterada y con el ceño fruncido.

—Haremos el parto, ese bebé tiene que nacer antes de que ella muera y se convierta.

—¿Y si el bebé está infectado como ella? —señaló el vientre de la chica mientras apretaba su mandíbula.

—Solo hay una forma de saberlo —me coloqué a los pies de la chica y abrí sus piernas—. Perdón por esto.

Ella negó sonriendo.

—Solo hazlo por favor.

Rasgué su vestido completamente hasta la altura de su vientre, bajé su ropa interior y me fijé si era posible que el bebé saliera de forma rápida.

—Creo que tendremos que agrandar... eso... pero no hay mucho tiempo — limpié lo más que pude mis manos—. Somin necesito que la agarres por detrás y la ayudes en todo.

Cuando la pelinegra hizo lo que le ordené introduje lentamente mis dedos buscando dilatar lo suficiente como para que el bebé saliera, gracias a que su cuerpo se preparaba para un embarazo conseguí introducir más de lo que pensé.

—¡Por la diosa Lys! —saqué mi mano y abrí mis ojos enormes.

—¿Qué sucede? —Somin me miraba preocupada.

—Es la cabeza, la toqué, será más fácil de lo que creímos.

—No metas más tu mano, si está infectado podría morderte —recriminó la peliengra irritada.

—Bien señora dígame como se llama —observé a la embarazada que comenzaba a sangrar por la boca.

—Sumalee, mi nombre es... ¡ahh! —se retorció y escupió sangre— S-sumalee.

—Bien, Sumalee, necesito que des a luz este bebé, así que vas a pujar lo más que puedas ¿si? —Ella asintió llorando—. Ahora ¡Puja!

Su grito fue desgarrador, algunos muertos comenzaron a aparecer de entre todos los árboles debido a los gritos de la mujer.

—¡Yo me encargo! —Somin tomó su cuchillo y se levantó para impedir que los muertos llegaron hacia nosotros.

—Una vez más venga —volvió a pujar gritando de dolor mientras su cabeza se echaba hacia atrás de formas no posibles—. E-eso es, lo estás haciendo muy bien, una vez más


Pujó clavando sus propias uñas en su piel desgarrándola y sacándose sangre de forma dolorosa.

—Salió su cabeza, necesito que pujes una última vez Suma —esta vez el grito que emitió fue casi imperceptible, agotado y apagado.

El llanto del bebé se hizo presente mientras yo lo sostenía en mis brazos sonriendo, saqué un cuchillo que estaba sin usar y corte de forma cuidadosa el cordón umbilical, quité mi capa y envolví en esta al recién nacido. Su cabello era castaño claro y sus ojos negros, sus labios abultaditos y un tierno lunar en la punta de su nariz.

—Sumalee, es un bebé precioso —sonreí y miré a la mujer, esta se sentó de forma extraña, sus ojos ya eran espejos de la muerte, sus brazos partidos y sangrantes se extendieron en nuestra dirección tratando de alcanzarnos mientras hacia aquellos espeluznantes sonidos.

Dejé al bebé suavemente en el suelo y tomé el cuchillo, me agaché a su lado y clavé este en un costado de su cabeza haciendo que se detuviera y sus brazos cayeran, sus ojos aún estaban abiertos mirándome fijamente, más no expresaban nada.

Cerré sus ojos y la recosté de forma suave en el suelo, acomodé su ropa y suspiré.

—Descanse en paz Suma —guardé el cuchillo y la espada y tomé en brazos al bebé mientras me ponía en pie, este había dejado de llorar y ahora reía de forma leve enredando su manita en mi colgante.

Era un alivio que estuviese vivo y sano, también parecía ser un milagro. Miré a la pelinegra suspirando y le di una leve sonrisa.

—Volvamos al reino.

Al entrar al reino la vista de nuestros conocidos se posó en nosotros de forma preocupada y sorprendida, por nuestras ropas y cuerpos cubiertos de sangre y por el hecho de que tuviera a un bebé en brazos, todos se reunieron alrededor de nosotros. Ade fue hacia mí y sostuvo al pequeño en brazos.

—¿Dónde lo encontraron? —preguntó con su vista en el recién nacido mientras lo mecía en sus brazos.

—Su madre estaba en el bosque y dio a luz, estaba infectada, murió luego del parto. Hasta ahora no había visto a nadie durar tanto antes de convertirse como ella —comenté agotado y suspiré.

—¿Entonces la madre estaba infectada, pero el bebé no? —preguntó Karel sorprendido.


—Así es —asentí mirándolos.

—Bien, llevaré al pequeño a un lugar seguro y le daré de comer —informó Adriana, antes de que pudiera irse la detuve.

—Espera yo... no me gustaría que fuera un bebé más sin nombre ni apellido. Quiero darle mi apellido, que sea un Ford —la chica sonrió mirándome y luego cambió su vista hacia el bebé.

—Así que trata de hacer buenas obras, escudero. Creo que Ilan va con él, Ilan Ford —sonrió meciéndolo y me contagió su sonrisa.

—Ilan Ford suena hermoso —concordé y ella se alejó con el bebé en brazos.

Sentí unos fuertes brazos rodearme al punto de exprimirme.

—¡Nunca vuelvas a irte sin mí! ¿Lo entendiste? —me giré observando a Ivar con una sonrisa.

—Lo prometo mi general —volvió a abrazarme con fuerza haciéndome reír y le palmeé la espalda.

Tal vez me equivoqué en decir que nadie me esperaba, todos se acercaron a mí transmitiéndome su preocupación y pidiendo que no me marchase así nunca más.

(...)

La noche ya había caído y todos permanecían en sus viviendas, observaba por la ventana la luna brillante, era de las pocas cosas que seguían siendo iguales.

Tres toques en mi puerta me hicieron fruncir mi ceño, agarré mi cuchillo y abrí de forma cuidadosa esta.

—¿Somin? —fruncí mi ceño y abrí por completo la puerta dejando el cuchillo sobre la mesita.

Sentí como la chica cerraba la puerta y al voltearme hacia ella la encontré completamente desnuda.

—¿Qué dice soldado? ¿Hacemos que esta noche sea menos fría? —caminó de forma provocativa hacia mí y posó sus delicadas manos en mi rostro acercándome al suyo para juntar nuestros labios en un beso.


Mis manos viajaron por todo su cuerpo mientras avanzábamos hacia mi cama y ella paseaba sus manos por mi torso desnudo.

KJM_TAN 💜


(Fotos que utilizo como referencia para Jakob)

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