Canto II

Durante tres días anduvieron las viajeras en un mundo de caos y bestias para poder llegar a este reino caído.  

Llegaron al Lapsum Delevitur, un reino donde moraron tiempo atrás grandes guerreros, que amenazaron la tierra con su gran potestad, pues sus mentes estaban desquiciadas. Este reino que antes fue temible, ahora se encontraba sumido en ruinas. Pero en el lugar se encontraba uno de muchos hechiceros oscuros que antes vivian en la ciudad, este hechicero era conocido por el nombre de nigromante. A pesar de que esta era una criatura del mal, era la única forma de que Aurora, la formidable guardiana pudiera recuperar sus remembranzas las cuales fueron bloqueadas por un hechizo superior a cualquier poder que poseyera Elara, los recuerdos de Aurora eran necesarios, pues la mejor arma de un guerrero son sus memorias, ya que en ellas reposan sus experiencias.

Al estar en el centro del territorio se pronunció con voz potente Aurora la salvación del mundo: -Se que te hallas oculto, criatura de la noche, poderoso nigromante manifiéstate ante nuestra presencia-.Y así lo hizo, vistiendo túnica negra y cubierto de hueso, era como tener a la mismísima muerte en frente, mas ninguna de las viajeras se inmuto, al ser una criatura de pocas palabras se limito a acercarse y conociendo lo que ambas esperaban de el con un pentagrama en mano indujo a la divina Aurora en una ofuscación donde imágenes invadían su mente una tras otra y recuerdos volvían a su cabeza.

Y así recobro la conciencia de su pasado y ordenando sus pensamientos obtuvo la respuesta que buscaba y tuvo claro como vencer y detener a los celestiales corrompidos. Y en sus pensamientos se escucho la voz de Elara la que ilumina la tierra: -Salvadora nuestra, Aurora, levántate y reacciona pues como era de esperarse este engendro oscuro nos ha ayudado para sentir el gozo de traicionarnos, pues el se encuentra del lado de los que corrompen el mundo-. Mientras la divina salvación del mundo Aurora se encontraba ensimismada en su ensoñación el nigromante invoco un centenar de guerreros caídos a manos de la que combate el mal, Aurora. Así dijo el nigromante ser de oscuridad: -Es hora de obtener su ajuste de cuentas en contra de quien los deshonro con la derrota, y con su muerte apagaran de una vez por todas el destello de esperanza que aun queda en el mundo-.

Diciendo estas palabras, los guerreros que se habían levantado de la muerte se fueron en su contra empuñando lanzas y espadas en sus esqueléticos cuerpos consumidos por el tiempo. Reaccionando casi inmediatamente Aurora protectora de la tierra se detuvo imponente ante ellos diciendo: -Pues vengan por mi, soldados caídos, pues nuevamente los devolveré a sus tumbas.

Los brillantes ojos de la divina aurora se encendieron como estrellas, y alzando uno de sus brazos del cielo emergió una espada, tan resplandeciente como el fulgor de un rayo, y se abalanzo con ella en contra de los que querían su muerte. Con su fuerza y poder amenazante los blandía y destruía uno tras otros, esquivo cada uno de sus golpes y afrentas, hasta que solo quedo el nigromante, se acercó este y así dijo ella: -Necio en tus acciones has intentado acabar con mi vida pues has luchado por quien no debías, ahora tu perecerás mientras que los que defendiste ven mi gran poder desde las alturas-.

Apenas pronuncio sus palabras, la muerte cubrió al ser de la noche.

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