20 de Noviembre 1990.

La primera vez que me sentí así fue en secundaria, cuando todo mundo salía corriendo a la hora de la comida, iban a sentarse junto a sus amigos y yo me quedaba allí parada, compraba mi almuerzo y me sentaba a solas, a ver pasar el tiempo, a esperar que la hora para entrar llegue.
La única amiga que tenía me dejó de hablar, supuse que quería conocer a gente nueva, hacer nuevas amistades, así que solo me alejé mientras veía como ella se divertía con otras chicas. Lo único que me dolió es que después de eso ella empezó a hacerme burlas

¿Acaso no podía simplemente ignorarme?

Aunque sus burlas no duraron mucho tiempo me dolió enterarme que aquella persona que había dicho ser mi amiga durante 6 años ahora de reía de mi. Pero aprendí a estar sola, durante el almuerzo, a ir hasta la salida de la escuela sin compañía y a pasar desapercibida entre la gente.

Ese fue el comienzo, el inicio de una historia con colores grisáceos y sonrisas forzadas.