Capitulo XIII
Te encontrabas frente a Merlín, esperanzada, creyendo que ella te ayudaría a resolver lo inevitable.
-Lo lamento. - Dijo Merlín en un susurro, no sabía muy bien cómo reaccionar. - Esta vez ya no podre ayudarte.
-Que se hará, ¿no? - Dijiste mientras colocabas tus codos en tus rodillas. - Parece que esta vez si ya no hay remedio. - Te empezaste a levantar lentamente, tardando en procesar tu futuro.
Al estar completamente de pie, te quedaste ahí, parada, con la mirada perdida. Tus piernas tambalearon un poco, y tus ojos comenzaron a arderte. Te acercaste a Merlín con la mirada baja y la abrazaste ella te correspondió al momento, no pudiste evitarlo, solo salieron, las lágrimas fluían con abundancia, no creías lo que estaba pasando.
-Solo te queda el día de hoy. - Susurro Merlín lo suficientemente fuerte para que escucharas, Asentiste.
Te separaste de ella para mirarla y ofrecerle una sonrisa.
-Tengo que hacer muchas cosas hoy. - Caminaste a la puerta. - Además, no moriré, ¿Verdad? - Ella negó con la cabeza. - Entonces aún hay esperanzas. - Volviste a pasar las manos por tu rostro para borrar el rastro de lágrimas.
Lo que no sabías era que hay estaba el capitán escuchando todo, con la mirada fija en el piso y con el dolor presente.
(......)
Comenzaste a caminar buscando a los pecados, era la hora de despedirse. No podías soportar el dolor, y más porque sabías que mañana ya no iba a estar presente, y no ibas a recordar, es como si tu ser fuera a desaparecer. Respiraste consecutivamente para poder tranquilizarte.
Caminaste rápidamente buscando a los chicos y simulando que nada pasaba, que ya habíamos derrotado a Hendricksen ya estábamos tranquilos.
- ¡Diane! - Gritaste para llamar su atención, era más difícil encontrarla, siendo gigante las cosas eran más fáciles.
-_______, ¿qué haces por aquí? - Te pregunto ella volteando a verte.
-Ya terminé de ayudar a Merlín. - Le contestaste mientras comenzaban a caminar.
-Y, ¿Cómo me veo? - Te pregunto.
-De, ¿Estatura o vestimenta?
-De cualquiera.
-Fabulosa, Diane, pero ni así puedo llegar a tu altura. - Comentaste mientras te ponías en las puntitas de tus pies tratando de alcanzarla. - Sigues siendo más alta que yo. - Fingiste depresión. - ¿Pero sabes que podemos hacer ahora? - Ella negó con la cabeza mientras te miraba divertida. - Podemos ir de compras...
Fuiste interrumpida por Diane que te llevaba corriendo a una gran velocidad a lo que parecía el centro de Lionés.
Una larga mañana se fue en solo las compras de Diane, se emocionó, en la tierra de los gigantes no hay muchas opciones de ropa. Sonreíste en todo momento con ella, y un momento inesperado la abrazaste, a lo que ella correspondió extrañada "no cambies, por favor, nunca cambies" susurraste. Todo lo que resto del camino lo trataste de disfrutar, almacenando cada una de los detalles.
(......)
-Estas son las reglas. - Aclaraste mientras comenzabas a caminar de espaldas. - Si me logras atrapar, hare algo que tú quieras, pero solo una. - Sonreíste y comenzaste a correr.
-Es-espera. -Tartamudeo King mientras empezaba a seguirte. – E-eso es trampa. – Siguió diciendo.
Agarraste y seguiste corriendo lejos del lugar escapando de King. Sentiste le viento correr por todo tu cuerpo mientras corrías y saltabas por las casas seguida de King, este te seguía con gran rapidez.
- ¡Casi! – Exclamo mientras rozaba un poco tu vestimenta.
- Tendrás que ser más rápido. - Le sacaste la lengua burlona.
Y así pasaron un buen rato, hasta que te perdió de su campo de vista.
-Ya voy a ganar. - Susurraste en el tejado de una casa.
Te volteaste para dejar de mirarlo, empezaste a ver el cielo despejado. La fresca brisa pego en tu rostro haciendo volar todo tu cabello. King te logro ver y sigilosamente se acercó mientras tu seguías sin moverte. Te toco el hombro con una enorme sonrisa de victoria plasmada en su rostro, pero esta desapareció cuando tú te volteaste a verlo con lágrimas en los ojos. Era inusual verte en ese estado. Él se acercó y te abrazo, correspondiste y las lágrimas seguían saliendo silenciosamente.
- ¿Q-que pasa? - Te pregunto algo sonrojado mientras seguían unidos a ese abrazo.
-Na-nada. - Respondiste mientras te separabas para verlo.
Te secaste las lágrimas con el dorso de tu mano mientras le regalabas una sonrisa.
-Las personas no lloran por nada.
-Pero yo no soy como las otras personas. - Contestaste divertida, iba a decir algo, pero tú lo interrumpiste. – Me atrapaste, que es lo que quieres que haga.
Él se quedó pensativo, "puf" King se había transformado en su antigua versión.
- ¿¡Eh!?- Te alejaste un segundo debido a lo repentino que fue eso. - ¿En qué estás pensando?
-Tengamos una cita. - Dijo en un susurro y se destranformo.
- E-está bien, vamos. - Te volteaste mientras agarrabas su mano y comenzabas a caminar. - ¿A dónde iremos? - Preguntaste mientras te detenías.
-P-pero si qu-quieres puede ser otro día. - Te contesto tartamudeando por sus nervios.
-Hoy es un día hermoso, hagámoslo hoy. - Dijiste agarrando sus manos, sin saber que el había malinterpretado, estaba totalmente rojo.
-S-si cla-claro. -Dijo mientras sacudía un poco su cabeza.
(......)
-King, estoy bien, estate tranquilo. - Le contestaste mientras seguías caminado y el dándote vueltas encima de lo que tu considerabas su "almohada voladora"
-La gente no llora por nada. - Contesto.
Se detuvo delante de ti observándote fijamente.
-Quítate...-Le dijiste mientras lo sacabas del camino.
-Entonces, no confías en mí, ¿verdad? - Te dijo mientras se quedaba atrás.
- No, no es eso. - Te detuviste aun sin girar a verlo. - Es algo mucho más complicado que eso. - Apretaste tus puños levemente. - Solo confía en mí, ¿sí?, estoy bien. - Te giraste a verlo mientras sonreías.
-Solo porque me lo pides tú. - Susurro sonrojado mientras miraba a otro lado.
- Entonces, ¿Qué esperas? - Le agarraste de la mano, mientras este seguía en su almohada voladora. - Vamos.
- ¿A dónde? - Pregunto este rojo como un tomate.
- Bueno...
Comenzaste a caminar y te detuviste de repente. Caíste al suelo sin más. King voló hacia tu cuerpo asustado, sus manos temblaban.
-______...- Dijo en un susurro mientras te colocaba en sus piernas y tocaba tu rostro, se alarmo aún más al ver que tu no reaccionabas.
Te Coloco en su "Almohada voladora" y te llevo con velocidad a donde Merlín. No estaba ahí, "¿¡donde estará?!" pensó con desesperación mientras miraba a todos lados tratando de pensar con claridad. " La taberna" pensó y de inmediato ya se encontraban dirigiéndose a ese lugar. Miro tu rostro y lo acaricio con ternura, rogando que nada malo te pasara.
- ¡Chicos! - Llamo King fuera de la casa.
Todos con suerte se encontraban en taberna, saliendo extrañados por el grito de King. Se quedaron congelados y rápidamente reaccionaron al verte inconsciente. King les explico lo que pasaba mientras Merlín entraba en la habitación donde te encontrabas para "revisar" lo sucedido.
- ¡Baka! Seguro le hiciste algo. - Le regaño Ban a King.
- ¡¿Que?! Yo no le hice nada, ya les expliqué tres veces que fue lo que le sucedió.
-Ella no es débil para estar desmayándose de la nada. - Le replico mientras se acercaba de manera amenazante a King.
- ¡Ya paren ustedes dos! - Les grito Diane mientras se ponía de por medio.
Merlín al salir de la habitación fue rodeada por todos los pecados, Elizabeth y el cerdito Hank.
- ¿Al parecer quieren una explicación?
- ¡Y por qué mas estaríamos así!, Merlina, déjate de idioteces y habla.
-No seas impaciente, Ban. - Ladeo la cabeza. - Capitán, sírveme algo fuerte, por favor.
- Estamos preocupados, Merlín. - Chillo Diane al ver como ella se tomaba su tiempo. - Aunque sea dinos si estará bien.
-Bueno...- Miro su taza de licor. - Es algo mucho más complicado que eso, no sé si estar bien o mal sea un término al que hay que referirse con su caso.
La tensión empezó a formularse en el aire, y más por su respuesta, "¿Que era eso de no se describe como estar bien o estar mal? existe un solo termino, ¿no?" pensaban muchos.
- Les contare, ella lo iba a hacer esta noche, pero algo salió mal. - Suspiro.
Agarro su taza y le dio otro sorbo. Empezó a contarle todo, bueno todo lo que ya le habías contado anterior mente. La interrumpieron.
-Pero, no creo que eso sea posible, ¿cómo va volver a su antigua forma? ¿De qué hablas Merlín?
- ¿No lo sabias? - comento con curiosidad. - Nunca te has preguntado de que tribu es, al igual que tú que eres de la tribu de los gigantes, o como King que es de la tribu de las hadas. Ella es de la tribu de los humanos.
- ¿Humanos? imposible, ella tiene muchos más años que un humano, demasiados para que un humano resista.
-En eso tienes razón, pero ella no es cualquier humano. - Comento. - Al formar la llave para poder encerrar a la tribu de los demonios, todas las tribus cooperaron para poder forjar una puerta inquebrantable que tuviera un elemento de cada tribu, la tribu de los humanos fue como la llave para aquella obra. Es ella, ella es la llave, para forjarla tuvieron que hacerla lo más poderosa posible, por eso ella contiene la sangre de todas las tribus corriendo por la de ella, hasta la sangre de la tribu extinta de los vampiros. - Hizo una breve pausa mientras todos la miraban atónitos. - Y se le fue extraída esa sangre, siendo remplaza por una común, y quitándole la llave para poder abrir la puerta que da a los demonios. Así que ella se convertirá en una simple humana, olvidándose por completo de sus recuerdos como arma de la tribu de los humanos, olvidándonos a todos por completo. Sera como un recipiente vacío. Pero no morirá.
-Pe-pero si hace poco ha es-estado conmigo. - Tartamudeo Diane sin creer lo que pasaba.
-Mi diagnostico decía que solo le quedaba hasta hoy, pero parece que es menos.
-Si solo hubiera llegado antes. - Se dijo Ban para sí mismo.
-Es-esto es una mala broma, ¿verdad? - Se le acerco King a Merlín, deseando que sus palabras sean ciertas.
-Yo también quisiera que fuera una.
King bajo la mirada y se dirigió al cuarto de la chica seguido de los demás. Hay estaba ella sentada en la cama viendo hacia la ventana.
-Tan pronto se ha hecho de noche. - Dijo. - Chicos, es hora de la despedida. - No se volteo a verlos.
Y en un abrir y cerrar de ojos todos ya estaban abrazándola, tomándola de sorpresa. Sonreíste, no querías olvidar estas sensaciones.
-No quisiera arruinar el momento, pero necesito respirar un poco. - Dijiste con algo de dificultad. - Todos se separaron y al verlos cada uno tenía pequeñas lágrimas en sus ojos, luchando por salir del lugar. - Oigan, no lloren. - Moviste las manos.
-__-____. - Tartamudearon mientras te veían triste. y otra vez se abalanzaron hacia ti.
- No la dejan respirar. - Entro Merlín a la habitación.
- Merlín, mi salvadora. - Exclamaste con estrellas en los ojos.
- Porque no nos contaste lo que te sucedió. - Preguntaron con enojo.
- Merlín, yo te dije que no les dijeras nada. - Se encogió de hombros.
- No sé porque no se los dije, no quería. - Contestaste.
- Lo lamento...-Susurro Ban mientras se acercaba a ti.
- ¿Por qué?
- Por lo que paso, cuando iba a matar al capitán.
-Yo sabía que no hablabas en serio, o eso quería creer. - Se acercó a ti para abrazarte. - En verdad eres muy alto. - Comentaste al notar que se tuvo que inclinar bastante para poder abrazarte.
- ¿Por qué todo lo que...- Lo interrumpiste?
-Yo seguiré aquí, no voy a desaparecer, bueno si lo hare. - Te contradijiste. - Bueno ya me entendiste, no llores. - Dijiste al sentir sus lágrimas en tu hombro.
- ¿¡Cuando paso eso!?- Exclamo Diane enojada y a la vez interrumpió. - ¡Por que ibas a matar al capitán! - Lo agarro mientras lo comenzaba a sacudir violentamente.
El cerdito brinco hacia ti llorando, mientras formulaba palabras incoherentes te imaginaste que eran sus palabras de despedida. Ese cerdo se había convertido en un mar de lágrimas.
-Sin duda harás falta en el equipo. - Comento Gowther mientras se acomodaba sus lentes.
-Aunque no nos conocemos de mucho tiempo, - Comento la princesa. -te tengo un gran aprecio y te extrañare mucho. - Se acercó a ti. - Gracias por ayudarme a rescatar Lionés, gracias por todas las aventuras y momentos divertidos. - Se le aproximaban las lágrimas y no sabías como reaccionas.
- ¡_______! - Exclamo Diane y las unió a las tres en un abrazo.
-Chi-chicas. - Tartamudeaste con un nudo en la garganta, no querías llorar
Y así duraron un tiempo abrazadas. Con todos eran abrazos, eso expresaba más cosas que unas simples palabras. En todo momento te reprimiste de llorar, no querías hacer las cosas más difíciles.
- Ni siquiera te pude decir que es lo que siento hacia ti. - Exclamo King con lágrimas en los ojos, mientras tu acariciabas su cabello. - Me gustaste, pero ahora creo que es algo mayor que eso. - Susurro en tu hombro y apretó más tu cuerpo. - Fui muy cobarde para decírtelo antes, y ahora no hay tiempo.
-Aun la cita se mantiene en pie, ¿sí? - Susurraste y algunas lágrimas empezaron a escaparse de ti. - Prométeme que llevaras a mi nueva yo a una cita. - Se te empezaba a quebrar la voz. - Yo también quería ir a una cita contigo. - King cerro los ojos con una sonrisa mientras las lágrimas empezaban a salir al igual que las tallas.
Quien diría que las despedidas son tan duras. Todos se quedaron en la misma habitación que tú, tratando de aprovechar al máximo el tiempo contigo. Ya estaban dormidos los demás pecados, pero tú no podías conciliar el sueño. Tenías miedo de dormir y al despertar, no saber no tu nombre.
Subiste al techo de la taberna, para contemplar el hermoso cielo estrellado una última vez como la persona que eras en ese momento.
Al subir te encontraste con esos ojos color verde proveniente del capitán, te sentaste al lado de él.
El silencio duro varios segundos, al voltearte a verlo él te agarro de la muñeca y te atrajo a su cuerpo acostándote en su pecho.
-Desahógate. - Comento.
- ¿Eh, que quieres decir?
-Tu eres la que menos has llorado.
-Capitán...-Susurraste.
-Esta es tu última vez. - Te abrazo más a él y las lágrimas no tardaron en salir.
-Capitán. - Exclamaste con la voz quebrada.
Y ahí fue cuando todas las lágrimas empezaron a brotar de tus ojos.
-No quiero desaparecer, capitán. - Seguías diciendo. - Quiero pasar más tiempo contigo, quiero volver a luchar con ustedes, quiero embriagarme con ustedes, quiero volver a pegarte por ser un pervertido. - El junto aún más sus cuerpos, mientras tu llorabas en su pecho. - Quiero tantas cosas. No quiero olvidar. Quiero atender la taberna, quiero volver a dormir mientras tu estas atado a mi lado por precaución. Capitán, no me olvides...- Susurraste.
Te levantaste mientras secabas tus lágrimas.
-No quiero olvidar lo que siento por mi capitán. - Dijiste.
Al terminar de hablar, lo decidiste y te acercaste al capitán para poder unir sus labios una primera vez. Sus cálidos labios reaccionaron un segundo después del acto, lo habías dejado impactado, pero siguieron. El agarro con suavidad tu cadera mientras tú no te soltabas de su camisa. Sentiste una corriente eléctrica recorrer cada extremo de tu cuerpo, mientras que en tu barriga sentiste revolotear algo, talvez las ya conocidas mariposas. Te separaste y abriste los ojos, que curioso no recuerdas haberlos cerrados. Un color carmín se apoderaba de tus mejillas, se notaba una pizca de asombro de parten de su capitán. Esta vez fue él el que se acercó a ti con una sonrisa mientras se volvían a unir en otro beso, que demostraba todo ese sentimiento correspondido.
-Tantos años, y ahora es que pasa. - Susurro él.
-Lo bueno se hace esperar. - Sonreíste.
(......)
La luz ilumino en la habitación, la última lagrima callo y el abrazo se debilito.
Por un momento tu corazón se detuvo para seguido palpitar con normalidad.
Te despertaste agitada, y te sentaste en la cama con el corazón latiendo fuertemente, te pasaste las manos por tu cabello y después la vistes detenidamente mientras la movías para observarlas mejor, miraste tus pies igual mientras movías los dedos de tus pies. Intesta levantarte de la cama y caíste haciendo un estruendo . Al ya poder mantenerte en pie empezaste a caminar al baño con dificultad, apoyándote de cualquier cosa. Al llegar te miraste detenidamente en el espejo, espesaste a tocarte todo el rostro al igual que tu cabello.
- ¿Quién es esa persona? - Hablaste dirigiéndote al espejo.
Te tapaste la boca al escuchar las palabras salir de esta, esa era tu voz, se te hizo rara.
- ¿Soy yo? - Tocaste el espejo lentamente y seguido tu rostro. -Si, esa soy yo.
Fin
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