Capítulo XI

Maldición, no puedo ver nada, no puedo mover mi cuerpo, estoy indefensa en este lugar.
No puedo sentir ninguna presencia en el lugar, sólo puedo sentir el miedo recorrer mis venas.

-¿Do-donde estoy?- Me dije a mi misma.

Empiezo a escuchar pisadas, cada vez más cerca de donde me encuentro, son pisadas firmes, pisadas que me causaron un escalofrío.

Abre la puerta de aquella habitación dejando entrar un fallo de luz. Al entrar en la habitación cierra la puerta detrás de el, mi corazón se empieza a acelerar. Me siento igual que hace medio siglo.

Escucho chasquear sus dedos y seguido la habitación se ilumina, cierro los ojos, la luz repentina no me dejo ver nada, hasta que me acostumbré a ella.

-Hola, querida.- Escucho una sutil voz venir de aquel hombre encapuchado. No le conteste.- Parece que la dama no quiere hablar, pues. ¡No importa!- Y seguido dio una gran carcajada que me erizo la piel.- Ya pronto vas a hablar.

Se alejó de mi y fue a buscar otra cosa al otro lado de la habitación.
La habitación era totalmente opaca y me daba mala espina.

-¿Por qué te eligieron a ti?- Dijo aquel encapuchado mientras traía unos objetos y los dejaba aún lado de la cama en donde me encontraba postrada.

-¿A que te refieres? - Contesta secamemte.

-Así que decidiste hablar.- Echo una carcajada.- Me refiero a la gran carga que te dejo la humanidad.

-Explicate.- El suspiro.

-Cada tribu, poseía un objeto, una reliquia, para poder sellar a la tribu de los demonios y nuestra reliquia era la más poderosa, una objeto que se convertía en sustancia y se colocaba en cuerpos humanos, y esos humanos eran capaces de conseguir habilidades únicas.- Se echo reír de una manera desquiciada.- Pero los pobres que lo adquirían morían a la semana, unos pocos explotaban literalmente. Hasta que llegaste tu, una pequeña beba, una linda y tierna bebé huérfana.

-Cállate...- Susurre mientras apretaba los dientes.

- Pero esa no es la mejor parte, no, claro que no.- Empezó a mover su dedo con gracia.- A los diecisiete ya no aumentabas tu poder, llegaste al tope de la primera faceta. Te asignaron un grupo de compañeros, estuvieron un año juntos, ya eran lo suficientemente unidos.

Se levantó de golpe de la cama y comenzó a caminar en dirección a la bandeja que estaba al lado de la cama y comenzó a mover cosas hay.

-Una misión normal se les fue asignada.- sacó una inyectadora.- Y al tiempo nadie regresó, tuvieron que ir a buscarla. La encontraron en una esquina de aquella vieja casa, con el cuerpo de sus camaradas inertes en el suelo, una imagen devastadora. Resulta que aquella chica sólo se quedó llorando undida en la tristeza de sus camaradas. Ellos no querías eso, aquellas personas sólo querían que la ira te llevará a otro nivel, que el deseo de venganza te hiciera superior.- Agarró mi cuello y me inyectó aquel líquido.

-¿Que eso eso?- Le pregunté aterrada.

-shh.- Puso sus dedos en mi boca.- Dejame terminar la historia. A la pobre chica lo único que hacía era consumirse en tristeza. Su mayor pecado.- puede divisar su sonrisa desquicia debajo de aquella manta.- Intentaron tantas cosas para que surgiera la ira, mataron a su nana, prácticamente a la que ella consideraba su madre, a sus amigos. Hasta que ya no más y aquella tristeza se convirtió en ira, una ira totalmente ciega, y así fue como desapareci un gran país del mapa. Y vas a ser uno de nosotros otra vez, para eso es aquella inyección, para que duermas querida, no puedo hacer todo ese procedimiento contigo despierta. Vas a volver a esas como esas criaturas que hicieron que pecaras con la tristeza , las que te undieron en la tristeza.

-Que... No...- Sólo salían balbuceos que no se entendían.

-Pero aún tenemos un regalo para ti, querida. Después de que te arrebate la reliquia a un Vas a tener en tus venas esa sangre, Está desaparecerá como en una semana, tienes una semana para aprovechar tus dones.- Procedió a colocarse unos guantes.- Pero mientras más uses tus habilidades más rápido de te va a acabar. Entendido.

Y hay fue cuando comencé a cerrar los ojos, tenía miles de lágrimas recorriendo mi rostro. No quiero , no quiero que pase eso. No quiero caer inconciente , se que los veré a todos de nuevo.

(......)

-¿______?- Escuche como me llamaban y abrí los ojos lentamente, encontrandome Ban, bueno estaba siendo cargada por el.

-Si...- Susurre.- esa misma soy yo.- Le di una sonrisa débil.

-¿Por qué lloras?- Me pregunto para seguido sacar las lágrimas. Me lleve una mano a la cara dándome cuenta que era verdad que estaba llorando.

- Yo... Yo sólo, me acordé de algo triste.- Le dije y sentí como otra vez se me llenaba el rostro de lágrimas.

(......)

-Mata a Meliodas, y te devolveremos a tu amada Eleine.- Sentenció la diosas desde el cuerno de los querubines.

-Estas bromeando, ¿Verdad?- Le exclame a la diosa.- Se supone que ustedes no piden esas cosas.

- Matar... Al capitán.- Susurro Ban.

-Y tu ni siquiera lo estés pensando.- Le grite a Ban.

- Ya sabes lo que tienes que hacer Ban, lo demás queda en tus manos.

(......)

-________.- Dijo Meliodas sobre mi pecho.- Me diste un gran susto.- Susurro el.

-Ya estoy bien Meliodas.- Le sonreí.

- Pero si casi ni te puedes mantener en pie.- Dijo este preocupado.

En ese momento una gran ola de aire hizo que saliera volando de hay Al igual que Hawk. Impactada me que de al ver a Ban arrancandole el brazo a Meliodas, me levanté tambaleando.

-¡Ban, ¿Qué Coñ* haces?!- Le grite molesta y me caí.

-¡Callate!-Me gritó fuertemente.

-¡ven y dímelo en mi cara!- Le grite.

-Capitán siempre he tenido una pregunta, ¿De qué tribu perteneces?- Todo quedó en silencio.- De la de los demonios.- El Capitán no dijo nada, sólo agarró su brazo se lo colocó donde iba y después empezó a expulsar energía color azabache.- Como suponía.

-Meliodas...- Susurre para después pararme he intentar ir hacia donde ellos, caí horriblemente por el escombro, la humillación.

-¡______!- Exclamaron preocupados.

-no se preocupen...- les respondí mientras Hawk venía ayudarme.

-Ahora no es momento para estar haciendo esto.- Le dijo el capitán a Ban mientras evitaba sus golpes.- _______ y Elizabeth están en problemas.

-Hacerte pasar por esto, es para poder tener de vuelta algo muy preciado para mi.- Le respondió Ban mientras lo seguía atacando.- Si te mato capitán. ¡Ella será revivida!

Los dos callaron al suelo, Ban seguía atacando al capitán, mientras este sólo se defendía.

-¿Quien te dijo eso? ¡Tan sólo son tonterías!- Le respondió al capitán.

-¡Era una tipa arrogante que decía ser una Diosa!- Grito Hawk, respondió la pregunta del capitán.

-¡La voz venía del cuerno de los querubines!- La grite, completando la información de Hawk.

Al terminar de hablar el capitán abrió los ojos algo sorprendido. Su descuido hizo que Ban lo estrellara contra el muro del frente.

-¡Ban, eres un idiota! Si continuas con eso no seremos más amigos.-Grite la única amenaza que se me ocurrió, sólo quería que pararán.

-No me importa si no sigues siendo mi amiga. Si sigues con eso te voy a matar a ti también.-Me respondió sin darme la cara.

Al terminar de escuchar sus palabras no pude evitar sentirme mal, sentí como las lágrimas querían salir. Sus palabras sonaban verdaderas. Espero que su enojo este hablando.

- La diosa me lo dijo, tu eres parte de la tribu de los demonios, al igual que el que mato a Elaine.- Dijo con furia en cada una de sus palabras.- Si te asesino, ella será revivida.

-Ya veo, esta bien, puedes matarme Ban.

-Capitán...- Sonrió el capitán.- ¿Es una broma?

-¿Acaso diría una broma así? Data prisa, si lo haces la mujer a la amas volver a la vida.

-¿Que estas diciendo,capitán?- Susurre.

-Te lo agradezco, capitán.- Le dijo Ban con una sonrisa.- Nunca te olvidaré. Elaine, epera un poco.

Me levanté lo más rápido que pude para detenerlo. Para al levantar la vista vi como el capitán lo atacaba y suspira alviada.

-¿Se supone que no atacarias? ¡Fuiste tú quien me dijo que te matara!- Se quejó Ban saliendo de los escombros.

-No te dije que me quedaría quieto mientras me matabas.- Le respondió con una sonrisa.- Si estuvieras en mi lugar harías lo mismo, ¿Cierto? - ¿Quién sonríe en una situación como esta?

-Ella, Elizabeth piensa en sacrificarse.- Se puso serio el Capitán, parece que llegue tarde y no se lo que pasa.- ¿Cómo voy a dejarla sabiendo eso? No tengo tiempo para quedarme aquí sentado.

-Ya veo, pero no puedo decir "está bien" y retractarme.

-¡Ban, ya detente!- Le grite ya furiosa.

-¡Callate! Puede que está sea la única elección que tenga para revivir a Elaine.

-¡Si serás un obtinado!- Me acerqué tambaleante a el.-¿Acaso vas a creer sin desconfiar en lo que te dijo un cuerno y matarás a Meliodas?- Lleve hacia el y con las pocas fuerzas lo agarré del cuello de la camisa y lo jale hacia mi para quedar a la misma altura.- Ya veo, ¿Acaso Meliodas no es para ni un amigo ni nada?

-El capitán es el más grande amigo que he tenido, pero si lo que dijeron es verdad, reviviran a Elaine.- Cerre mi puño con fuerza y lo levanté haciendo que impactará con su rostro.

-Y si fuera mentira, tu mejor amigo moriría.- Dije viendo que El golpee que le di no le hice nada.- ¿Crees que ha Elaine le gustaría volver a la vida de esta forma?

-Entonces dime que es lo que puedo hacer, ya que ni siquiera te puedes mantener en pie.- Se soltó bruscamente de mi agarré aciendo que yo callera a suelo.- Lugo de que Elaine murió, conocer al capitán y a los demás me distrajo un tiemo, había cosas que hacer cada año.

Sonrió un poco ante sus palabras.

-Pero incluso volviendo veo que seguiré sólo por siempre.- Dijo el con gran nostalgia.- Puede que a en este o en otro mundo no la vuelva a ver, y eso para mi es vivir en un infierno. ¿Entiendes?

-Claro que lo entiendo...- Dije mientras me levantaba.- Pero igual eso no te da derecho a hacerlo.

- Entendido, Pero ahora como el pecado del zorro de los ocho pecados, esta es la orden de tu capitán.- Habló Meliodas serio.- Luego de que acabe esto resolvemos este asunto.

-En ese momento ...

-Sin importa lo que pase Ban, eres mi amigo.-Meliodas empezó a tambalear y callo al suelo.

-Capitán, ¿Está bien?- Me acerqué a él, ya no me tambaleaba tanto como antes.

-Hawk, Llévame hasta donde está Elizabeth.

-Pero capitán, estas muy herido.

-No te preocupes, ya estoy mejor.- Dijo el y acarici mi mejilla.

(.......)

-Maldición, la herida es muy grave para sanarla de la manera tradicional.- Exclame y posicione mis manos un poquito más arriba de la herida.- Esto tal vez me quita tiempo como reliquia, pero vale la pena.- Sonreí sin fuerzas al recordar las palabras de aquel sujeto "Durara como una semana si no lo usas mucho, y si lo usas durará menos" algo así fue lo que dijo.

- Que honor, parece que me toca acabar con los ocho pecados capitales.- Habló aquel hombre, con aires de grandeza, y con marcas de demonio en todo el cuerpo.

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