Capitulo IV ✦
- Disculpen, esta ciudad...- Hablo Diane con el capitán en la mano
- ¡Es una gigante! - gritaron los aldeanos.
- ¡Esperen! ¡Sólo quiero saber dónde hay un médico!- Gritó Diane tratando de que los aldeanos la ayudaran.- Capitán...
- ¡Te lo advertí!- Gritó Hawk
-Hawk, vamos a buscar a un médico.Diane, tú...
- ¡Voy a salvar al líder!
-¡Todo el mundo tiene miedo de ti y huyen!- Dijo Hawk, y yo me enoje.
- De acuerdo, ya dejen de pelear.- Dijo Diane.- Me quedaré aquí, busquen algún médico.
-Hai.- Se fueron corriendo. Yo solo miraba triste a Diane.
(......)
-Es un remedio especial hecho por mí.- Habló un médico
-Gracia, Dr. Dana.
-Para ser honesto, es sorprendente que esté vivo. Es una profunda herida en la espalda y las quemaduras parecen de rayos.- Habló el doctor.
- Para ser honesta ni se porque se desmayó él ha sufrido cosas peores.- Dije mientras miraba detenidamente al capitán.
-¡Ehhhhh!- Gritaron los dos mientras me miraban raro.
- Creo que será mejor si salgo un momento.- Dije nerviosa.
-Yo iré sola a la Prisión Baste.- Dijo Diane de repente.
-Yo también iré.- La mire.- ¡Ya quiero entrar en acción!- Grite alegre.
-Diane-sama voy a acompañarla.
-No quiero que me molestes.- Hablo Diane dirigiéndose a Elizabeth.- Con ese cuerpo pequeño y esos brazos débiles... ¿Qué crees que puedes hacer? La única cosa que puedes hacer es cambiarle las toallas al líder.
- ¡No hables así!- Gritó Hawk.
- Tú también le hablaste así, o, ¿no te acuerdas?.- Le dije a Hawk.
- Sí, pero es diferente ¡La mayoría de las mujeres en el mundo no son gigantes y fuertes como tú!- Diane lo miro de la mala manera y se aterro.
-Yo también... También quiero ayudar a Meliodas. No quiero molestar más-Hablo Elizabeth. -No quería que él hiciera una locura por mi...
- ¡No malinterpretes!- Gritó Diane enojada.
- ¡El líder no hizo una locura por ti!- Grite Enojada y celosa también, aunque me cueste admitirlo. - Tú... No eres tan importante...- Susurre.
-En el pasado, por mí también... Él siempre fue así...- Susurró Diane agachando el rostro.- Fue cuando dejé mi ciudad natal y comencé a viajar sola. Me encontré con Caballeros de algún lugar en el camino...
-¡Tu desgraciada!- Gritó un Caballero mientras apuntaba a la gigante con una espada.
-¡Es su culpa por apuntar con sus espadas a una chica linda como yo!- Gritó Diane.
- ¡Linda Maldita seas! ¡Maldita gigante!
- ¡Vuelve a tu pueblo!
- ¡No hay ninguna diferencia entre hombre y mujer para monstruos como tú!
- ¡Los seres humanos son una raza de enanos que solo tienen mucha gente!- Contrataco Diane a sus insultos.
- ¡Maldita! ¡Hablas demasiado!
- ¡Terminemos contigo! - Y corrieron para atacarla. Pero de repente un ¿Niño? Salió de la nada y golpeó a un caballero.
-¿Quién es este chico?
- ¿Sabes que somos Caballeros del Infinito dorado?
-Los hombres no deben reunirse para burlarse de una chica. -Habló heroicamente el chico defendiendo a la joven gigante.
- ¡Bastardo! ¡¿Estas son sus últimas palabras?!- Y el joven chico sin pensarlo les dio una paliza.
- ¡Retirada!- Gritaron los "Caballeros"
- ¡Está todo bien! ¿No tienes miedo?
-"No tienes miedo" Fue la primera vez que me preguntaron eso en la vida. Y más aún para una mujer más grande que él. Todavía lo recuerdo bien. Era la primera vez que me vi del mismo tamaño que un hombre. Por supuesto que era sólo mi imaginación. - Habló triste Diane.- No soy pequeña y hermosa como tú, princesa. Como no puedo entrar en la casa, no puede cuidar del líder. La única cosa que puedo hacer es luchar por él. Eso es todo.
- Quiero poder enfrentar a los Caballeros Sagrados. Poder proteger a las personas importantes para mí.- Dijo la princesa.
-Yo... Quiero ser pequeña.- Susurró Diane avergonzada.
Después de lo que dijo Diane no puse evitar sentir una presión en el pecho y un nudo en la garganta. La razón la conozco, pero no la quiero admitir.
-Eso es...- Dije saliendo del tema.- ¿Una nube de lluvia?
-Está viniendo de la prisión Baste.- Dijo el cerdo.
- No, ese ruido...- Pronunció Diane viendo fijamente la cosa negra.
- ¡No veo!- De un salto me subí al hombro de Diane para ver mejor.- ¿Son... Insectos?
- ¡Es un ejército de insectos Venenosos!- Gritó alterado Hawk.
- ¡Qué asco su veneno disuelve todo lo que toca!- Grité alterada, tendré que buscar ropa nueva, Digo por los insectos, su veneno está disolviendo mi vestimenta.- ¡Diane corre, si siguen así ya no tendré ropa!
- ¡Odio los bichos!- Gritó Diane histérica. Se me había olvidado.
-Entonces me encargó yo.- Dije cuándo de repente Diane se agacha rápidamente tocando el suelo y subiendo su brazo energéticamente, yo tuve suerte y me pude sostener de sus coletas.
- ¡Haré lo que sea por el líder!- Gritó Diane mientras rápidamente salieron columnas de tierra a diferentes direcciones y matando a todos los bichos.
- ¡Increíble Diane, tanto tiempo sin ver tu fuerza!- Dije emocionada y me bajé de su hombro.
-Mataré a todos esos insectos.- Dijo Diane, seguido salto llegando hasta el final de la aldea.- ¡Te dejo al líder! -Me gritó.
-¿Que...? Yo quería luchar.- Susurre triste.
(........)
-Está muy tranquilo mientras el mundo está derrumbándose afuera.- Comento Hawk.
-Lo que me preocupa es que esa heridita le afecte tanto.- Susurre.
- ¿Cómo está el paciente?- Preguntó el doctor.
-En cama...- Dije tratando de hacer un chiste, los demás me vieron mal.- Jejejejejeje...- Reí nerviosa.
- Gracias a la medicina que le dio, él duerme tranquilo.- Dije La princesa para luego sonreír.
- Como si estuviera muerto.- Dije.
- ¡_____- ¡Sama, no hable así!- Me Dijon La princesa.
- Es cierto...-Susurró el doctor.
- ¿¡Que!? La que hace las bromas pasadas soy yo.- Le dije mientras lo miraba fijamente.
- Has hecho tu trabajo.- Habló una voz misteriosa, alarmada me levanté de mi asiento.
-¿Qué?-Pronunció la princesa.
- ¿Quien habló? -Gritó desconcertado Hawk.
-Le di un veneno hecho de Acónito, Belladona y la hoja del escarabajo tigre.- Confesó el doctor.- Este chico nunca abrirá los ojos de nuevo.
-¡¿No fue un remedio para curar sus heridas?!- Gritó histérica la princesa.
-No saldríamos ilesos si nos enfrentáramos a los Pecados Capitales de frente.
- ¡Maldito, pero yo aún sigue en pie!- Grité Furiosa.
- ¿Quién eres? ¡muéstrese!- Gritó la princesa.
-Un placer,- Apareció y se inclinó.- Soy el caballero sagrado Golgius.
-Te Tengo.- Susurré y le lancé un puñetazo a lo que este desapareció.
-No, yo te tengo a ti.- Me susurro en la espalda para después atacarme y lanzarme lejos del recinto.
- ¡Espérame que ya regreso! -Grite mientras impactaba con algunos edificios.
Estoy harta que me lanzen lejos.
(......)
Di un salto para poder llegar rápido a la habitación de dónde me habían atacado para ver que el caballero le arrancó la espada al capitán.
-Ya veo, es esta espada.- Dijo, al segundo Meliodas ya tenía la espada en su mano.- Bastardo, suelta esta espada.
- No pienso soltarla, aunque me cueste la vida.- Sentenció el capitán.- Esa es la única forma de recompensar. Digas lo que digas me llevare esta espada y a la...
Fue interrumpido por mí, debido a que le di un puñetazo que falle, y lo único que causó fue viento y que dañara gran parte de la habitación.
-¡Como se atreve a huir!- Grité para luego saltar, pero el capitán me agarró de la cintura causando que no lo pueda seguir.- ¡Tienes suerte!- y tu Suéltame, no estoy de humor.
-No.- me agarró la pierna y me cargo.- ¿Que hacemos aquí?
- ¡Y tú que haces cargándome!- Traté de zafarme.
- Si te suelto vas a seguir al caballero sagrado, y como estas muy agresiva, el pueblo va a acabar en ruinas.- Se sentó en la cama, me sentó a mí en su regazo.- Se buena y obedece.- Me sonroje y el me acariciaba la cabeza con una sonrisa.
-¡Suéltame, pervertido!
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Y aquí un nuevo capítulo espero que les guste y todo eso ya saben, comenten o lo que sea.
Bay <3
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