II. "Paternidad"

1998

El Diablo se encontraba con ambos niños en brazos cuando Harry Styles regresó sosteniendo dos mantas polares, sentándose en el sofá de la sala, a su lado, y ayudándolo a envolver a los pequeños.

A decir verdad, se sentía algo perdido, y no sabía si era el no saber exactamente qué hacer, o por la preciosa y exquisita sonrisa que su esposo le obsequiaba cuando lo veía de reojo, haciendo su trabajo.

-Así, ahora sí... -Muerte sostuvo a uno de ellos en sus brazos, recargándose en el hombro del rey del inframundo mientras ambos veían a los bebés, quienes lucían más a gusto. El rizado alzó la mirada, apoyando su mejilla en el hombro de Louis-. Necesito algunas cosas.

-Las conseguiré por ti -respondió Louis, inmediatamente.

-Biberones, pañales, toallas húmedas, talco, leche de fórmula, ropitas, cu... -Se detuvo al notar cómo, con cada palabra, el ceño del arcángel se fruncía aún más-. Podrías tú quedarte con los bebés, yo iré. -expresó sonrojado.

Louis negó.

-No, yo iré. No puede ser tan difícil.

Le entregó al niño con suma delicadeza y se inclinó para besar suave y rápidamente los labios de su esposo, se puso de pie y desapareció inmediatamente. Harry aprovechó aquel tiempo para tomar la temperatura corporal de ambos bebés y admirar las facciones de estos, suspirando profundamente.

¿Había escogido bien?

Ni siquiera tuvo tiempo de pensar adecuadamente aquella pregunta cuando Louis reapareció en medio de la sala, cargando tres bolsas en cada mano y observando fijamente a los bebés en los brazos de su esposo.

Harry alzó ambas cejas, sorprendido por la velocidad del arcángel.

- ¿Ya tienes todo?

La mirada del Diablo se dirigió hacia otra parte antes de afirmar, manteniendo aquella característica expresión neutral.

-Aunque no estoy completamente seguro de haber tomado las cosas correctas.

Muerte frunció su ceño, sosteniendo mejor a sus hijos en brazos mientras se acomodaba contra el cómodo sofá. Era la primera vez que veía a Louis tan inseguro sobre algo y temía que éste estuviese dudando de haber aceptado la paternidad de los gemelos.

-¿Por qué?

-Uh...

Minutos atrás


El Diablo se hizo presente en un pasillo vacío de una tienda, exactamente en la sección repleta de juguetes de niños. Había pequeñas bicicletas, osos de felpa, cajas transparentes en las cuales bebés de plástico parlantes se hacían visibles, pero, sobre todo, muchos balones de fútbol.

Frunció un poco su ceño ¿Debería de llevar algo de aquel pasillo? Dio un paso a su derecha, donde se encontraban los bebés parlantes, tomando una de las cajas y leyendo las coloridas letras en ésta: "¡Presiona mi pancita!"

Louis tan solo parpadeó, permaneciendo paralizado en su lugar por unos segundos antes de introducir sus dedos índice y medio por el agujero circular de la caja, presionando suavemente el estómago de aquel muñeco con ojos falsos, pero espeluznantes. Inmediatamente, una risa maniática escapó de aquel juguete, provocando que el arcángel dejase caer la caja al suelo e inconscientemente provocara que esta se incendiara y estallara la cámara de seguridad del pasillo.

-¡¿Qué fue eso?! - gritó una voz al otro lado de la estantería.

Louis observó a su alrededor con una expresión absolutamente inocente, aunque sus ojos se habían vuelto rojos como la sangre ante el pequeño sobresalto que había tenido. Rápidamente agitó una de sus manos, y el fuego que quemaba la caja en la cual aquel bebé continuaba riendo histéricamente, se apagó. Suspiró, aliviado al oír aquellas carcajadas cesar, y alzó la mirada hacia el frente, justo cuando dos hombres de seguridad se encontraban observándolo fijamente.

-Señor... ¿usted ha hecho eso? -preguntó, totalmente indignado, uno de los mundanos, mientras señalaba el arruinado juguete en el suelo-. Déjeme ver sus bolsillos.

Louis no lo dudó: chasqueó sus dedos, provocando que ambos hombres cayesen desmayados al suelo y, en tan sólo un parpadeo, desapareció de aquel sitio.

Presente.

-Fui a una tienda, pero no tenían lo que buscaba -murmuró, intentando no recordar las carcajadas del bebé falso mientras dejaba las bolsas en la mesa ratona, frente al sofá-. Así que fui a otro sitio y le pregunté todo al ser inferior del mostrador.

Harry observó las bolsas con una tímida sonrisa en sus labios

-¿Esta es tu primera experiencia mundana?

-Mmm..., no. -Louis retomó lugar en su sitio anterior, a un lado de su esposo y observando a los pequeños bebés con algo de duda-. Una vez estuve en una fiesta de Halloween y fingí estar disfrazado del diablo.

Muerte rio silenciosamente ante aquel recuerdo, observando fijamente al arcángel, pues éste no apartaba la mirada del estómago de sus hijos.

-¿Qué sucede?

Louis alzó la mirada hacia la de su esposo, observándolo fijamente por unos cortos segundos antes de observar las bolsas frente a sí

- Nada -Por supuesto que sus hijos tampoco reirían tan macabramente si les presionaba el estómago, ¿o sí?-. Traje todo lo que me dijiste.

-Tu primera compra como padre.

-Mmm...

Harry permaneció viendo el perfil del amor de su eternidad, admirando las facciones de éste antes de regresar su mirada a los pequeños que cargaba en brazos

-Lou, entiendo que no te sientas preparado para esto. -Sintió la mirada de su esposo nuevamente en él-. No creas que yo lo estoy. Es solo... no lo sé, ellos iban a morir.

-Entiendo.

-Tuve un impulso, y no estoy arrepentido de esta decisión -alzó la mirada hacia Louis, viéndolo fijamente mientras asentía con lentitud-. Pero entendería si tú lo estás.

El Diablo suspiró, cerrando sus ojos por un momento mientras sentía toda la tensión en su mandíbula. No estaba enfadado, pero no era bueno con las explicaciones o palabras en sí. Temía ser crudo a la hora de hablar, temía lastimar a su niño favorito sin intención alguna.

-Tú has tenido padres -murmuró, abriendo sus ojos y observando la confusión en el rostro de su esposo-. Tal vez no han sido los mejores, pero sabes cosas porque las has vivido. -Louis llevó su mirada a sus hijos-. ¿Cómo se supone que voy a cuidar de ellos si ni siquiera sé sus necesidades?

-¿Sabías cómo amarme cuando supiste que quería ser amado? -El arcángel lo observó repentinamente y Harry volvió a sonreír de manera tímida, negando con la cabeza-. Desde que nos conocimos, todo lo que hemos pasado, hasta el día que confesaste que me amabas... no sabías que ya lo hacías. Le rehuías a esa verdad por ser quién eres, o, mejor dicho, por creer en lo que los demás creen de ti. -Ladeó su cabeza, arrugando un poco su nariz antes de reír silenciosamente-. Mi... bueno, Des jamás me permitió cocinar. Él siempre decía que mi madre y Gemma debían de hacerlo, así que lo único que sé hacer es pan con mantequilla de maní. También sé preparar té y... bueno, creo que eso es todo.

-Pero sabes otras cosas.

-¿Mirar Tom y Jerry en la televisión? ¿Dibujar en el suelo? Esas son cosas de niños, y yo necesito cosas de padres. Aunque siempre intenté ser educado, no obtuve una buena enseñanza, exceptuando a mi madre en muchas cosas -Harry, repentinamente, lucía triste. Aquello a Louis no le gustaba para nada, lo hacía sentir un enorme vacío en su pecho-. Ambos tenemos que aprender, así como hemos aprendido a ser esposos. Yo jamás he sido esposo de nadie, y tampoco obtuve buen ejemplo de mis padres.

-¿Te aterraste cuando te propuse matrimonio?

-Creí que lo haría, pero tú y yo no somos mis padres -el rizado frunció un poco su boca-. Aunque sí me aterré cuando sentí que no era recíproco el amor. En aquel momento, fue inevitable no pensar en mis padres, y el cómo su matrimonio se tornó una terrible costumbre.

-Fue mi culpa que te aterraras -Louis quería apartar cualquier pensamiento negativo de la mente de su esposo-. Tuve que haberme explicado mejor, y no dejarte ir tan fácil.

-No hablemos de aquel día, yo solo... -Harry frunció un poco su ceño, pensativo, pero alzó rápidamente la mirada al Diablo cuando éste se inclinó un poco, apoyando una rodilla en el sofá y su brazo en el respaldo, con su rostro cercano al de su niño favorito-. Quiero que dejemos de culparnos. Quiero decir, podríamos intentarlo.

-Tienes razón -Louis le alzó el mentón con su mano libre, admirando la pequeña oscuridad que habitaba entre el esmeralda de los ojos de su esposo-. Vamos a avanzar en esto, como hemos avanzado en lo nuestro, ¿Mmm? -Harry, bajando su mirada hacia los finos y tentadores labios del diablo, el cual sonreía suavemente-. ¿Está bien?

-Sí -Muerte asintió rápidamente, llevando su mirada a su alrededor-. ¿Dónde dormirán los bebés? ¿Trajiste las cunas?

Louis volvió a permanecer de pie frente al sofá, observando a Harry entre lentos parpadeos y un silencio ensordecedor.

-¿Qué?

-Olvidaste las cunas.

-Sí...

El rizado frunció su ceño.

- ¿Sabes lo que es una cuna? -preguntó en un tono suave, sin ánimos de ofender. Louis estaba aprendiendo, no quería estresarlo.

-Por supuesto que lo sé -respondió rápidamente-. Ahora mismo las traigo-. Y, en tan sólo un parpadeo, ya no se encontraba en la habitación.

Harry observó a sus hijos, quienes, a pesar de estar somnolientos, lo miraban, a su vez con curiosidad

-Por supuesto que no sabe.

2002

Halloween


-¡Un momento!, entonces tú... -Fionn intentó finalizar lo que diría, pero sus labios temblaban y aún más con las carcajadas que soltaban sus sobrinos.

-Yo -respondió Louis, alzando ambas cejas.

-¡Tú le tenías miedo...! ¡tú, el Diablo...!, ¡le temías a...una muñeca!

-No le temí a la muñeca, inútil -. Sus hijos rieron aún más ante aquella contestación, mientras el arcángel se volteaba hacia su esposo, quien lo observaba con una pequeña sonrisa en sus labios-. ¿Cómo hacen para apretarles el estómago y que suelten ese chillido?

-¡No puedo creerlo! -Fionn no pudo evitar soltar una carcajada, aún más cuando Harry parecía estar consolando al rey del inframundo, explicándole con calma y paciencia que así eran las cosas-. ¡Juro que, a partir de hoy, no te temo más!

Louis volteó repentinamente hacia la Parca, observándolo fijamente a los ojos.

-¿Qué dijiste?

-Nada.

-Entonces, ¿ser un papá es susto? -preguntó Víktor, quien lucía confundido.

-A veces lo es -respondió Muerte, quien observó a sus hijos con tierno cariño-. Tienes que lidiar con cosas como...el horror del día de padres.

-¡Oh!, ese día -Fionn cubrió su rostro con ambas manos, fingiendo que lloraba-. Sentí que me cagaba encima, lo juro.

Los gemelos no pudieron evitar explotar en carcajadas ante las palabrotas que usaba su tío y la manera en la que los decía. Dean abrazó a su conejito contra su pecho y se recostó en la alfombra, sin poder parar de reír. Víktor, en medio de sus risas, intentó imitar a su tío.

-¡Te cag...

-¡No copies al tío Fionn, Víktor! -advirtió Harry, abriendo sus ojos un poco más y dirigiéndole una mirada severa a su pequeño para que entendiese que no estaba bromeando-. Él dice esas cosas, tú no.

-Lo siento, papi. -Tomó una golosina envuelta que había sobre la alfombra, a un lado de su canasta de Halloween-. ¿Por qué fue horrible el día de padres? Yo le hice un regalo a ustedes.

Fionn suspiró, apartando las manos de su rostro

-Bueno, verás...

OCHO MESES ATRÁS

"Estimados padres:

Nos complace invitarlos al pequeño ensayo que presentará cada alumno de 1er y 3er curso por el festejo del Día Del Padre.

Día: viernes 16. // Horario: 11 a.m.

¡Los esperamos!"

La mismísima Muerte, también llamado Harry Cox, alzó su vista, curioso de ver la mirada de su esposo, el mismísimo Diablo.

Éste lucía impenetrable -como de costumbre-, sin mucho que expresar ante lo que había oído anteriormente salir de la boca de su niño favorito.

- ¿Qué es lo que intentas explicar?

-Louis... -se quejó Harry, cerrando el pequeño cuaderno del instituto al cual sus hijos asistían y dejándolo en la mesa de noche de la habitación de ambos seres sobrenaturales-. Tenemos que ir.

-Ni hablar.

El Diablo se rehusaba, realmente lo hacía. ¡No había nada de especial en aquel día! Era un día como cualquier otro, pero el instituto lo volvía especia y provocaba que los niños se sintieran mal si sus padres no asistían a algo tan importante. Incluso, a Louis le parecía ofensivo de parte de los mundanos conmemorar tal cosa.

Sumado a todo aquello, Louis no creía poder aguantar tanto rato la estupidez humana. No pensaba que todos fuesen así, pero los pocos que se habían presentado en su vida -excepto Harry- tenían pensamientos realmente asquerosos, y se creían más que los demás. No quería estar tan cerca, y se iba a encargar de criar a sus hijos de la manera correcta, incluso si apenas sabía hacerlo.

Sin embargo, tuvo que soportar la indignación de su joven esposo cuando le ratificó que no asistiría al evento.

-No puedo creer que estés siendo así. -Hizo un berrinche como habitualmente hacía desde que tenía dieciocho años, aunque antes solía ser más callado y sumiso. A Louis le gustaba el cambio que había tenido su chico, en todo el sentido de la palabra, debido a que, bueno... lucía realmente precioso todo el maldito tiempo y le agradaba que se expresara sin temor a nada ni a nadie-. Víktor va a sentirse muy mal si no vamos, sabes que lo escogieron para presentarse. De seguro ha escrito un ensayo hermoso y todo. Jamás hemos asistido a una presentación así -continuó, sentándose en la cama despacio y apartándose un poco del cálido cuerpo del Diablo.

Ninguno dormía, por supuesto. Harry solía hacerlo un poco, aún no se le iba del todo el sueño, pero era debido al aburrimiento cuando Louis no estaba presente en las noches, aunque eran pocas. También le sucedía a la tarde, cuando sus hijos dormían siesta y el agotador trabajo como rey de las almas no lo llamaba.

Estaba con su cabello despeinado, usando un pijama que se había comprado para el invierno -incluso si ya no sentía las bajas temperaturas como solía hacerlo-, cubierto con las mantas y con sus labios formando una trompita. Louis, en cambio, no tenía otra cosa que ropa interior, la cual usaba pocas veces. Si fuese por él, anduviera desnudo hasta por la sala, pero Harry creyó que debía estar usando ropa interior ahora que los niños estaban y podían entrar en cualquier momento al cuarto de sus padres. Estos -muchas veces- olvidaban poner el pestillo.

-Harry, Víktor detesta hacer deberes -intentó calmar a su esposo, llevando su mano repleta de anillos al brazo contrario y tirando suavemente para tenerlo más cerca-. Apuesto a que ni siquiera ha hecho un párrafo, principalmente porque aún le cuesta escribir sobre la línea del cuaderno.

-Eres cruel. -Ahora Harry lucía molesto, con su ceño levemente fruncido. Pocas veces eran las que Muerte no comprendía que, a pesar de ser el Diablo, Louis no decía aquello con maldad. Apartó su brazo y volvió a acostarse, dándole la espalda a su esposo-. Vamos a dormir.

El ceño del arcángel se frunció.

-Nosotros no dormimos.

-Entonces vamos a fingir que dormimos, porque no quiero hablar.

Louis se movió de inmediato, acercándose al cuerpo de Harry con movimientos cuidadosos. Suavemente le pasó una mano por debajo de la camiseta, acariciándole la cintura mientras pegaba sus labios a la nuca de Harry.

-Sabes que no estoy hablando en serio -le susurró, dejando suaves besos-. Es decir, sí, pero no de la manera en la que tú crees. Víktor aún no sabe escribir bien, pero no estaba criticando. Fue simplemente un comentario sin ningún tipo de intención.

Hubo un corto silencio.

-Lo sé, pero no me agrada tanto. Víktor se esfuerza mucho -murmuró en un tono mucho más suave, pero todavía levemente distante-. Sé cómo lo dices, pero he visto cómo se frustra, y me duele.

-Entiendo. -Dejó lentos y cortos besos en la nuca de su niño favorito-. No volverá a pasar. -Segundos después, su esposo se había girado al menos un poco como para tener su rostro frente al rey del inframundo. Éste último no desaprovechó la oportunidad: tomó el grueso y rojizo labio inferior, succionando levemente antes de dejar una mordida que hizo suspirar a su esposo. De inmediato lo tomó más de la cintura, girándolo para pegarlo a su cuerpo y enredar sus piernas.

-Te amo. -Louis buscó más su boca ante aquel pequeño susurro, encimándose un poco sobre el cuerpo de Muerte mientras le acariciaba uno de sus muslos con la mano libre.

Sus tibias lenguas se encontraron luego de unas largas horas, explorando como si jamás lo hubiesen hecho. En momentos como aquellos, Harry creía más que nunca que todo lo que había sucedido había tenido sus frutos.

El ruido de la puerta sobresaltó al menor de ambos, e intentó alejarse del Diablo, pero éste lucía como si nada estuviese sucediendo. Simplemente giró un poco su cabeza, relamiendo sus labios de manera floja y observando con ambas cejas alzadas a su hijo de cinco años entrar apresuradamente.

-¡Papá y papá, me van a escuchar! -exclamó, y aunque lucía molesto, su tono era de lo más suave y dulce. Harry y Louis se sentaron casi al mismo tiempo, viendo extrañados a Víktor Cox. Muerte y Diablo habían decidido que usarían el apellido de la madre de Harry para sus hijos, debido a que Styles era una gran ofensa luego de que un hombre como Des lo llevase-. ¡No quiero hacer el estúpido ensayo! -exclamó, deteniendo su andar a la mitad de la cama y alzando una hoja arrugada que tan solo decía el nombre del niño, escrito demasiado grande y fuera de la línea.

-Víktor, ¿qué es lo que acabas de decir? -Los ojos verdes de Muerte se agrandaron al oír el insulto de su pequeño, el cual también agrandó sus ojos cuando oyó el tono amenazante de su padre-. No quiero volver a oírte decir una palabra así o vas a estar castigado de por vida. ¿Me oíste?

El niño parecía estar a punto de estallar en un desconsolado llanto con el paso de las palabras de Harry. Louis suspiró profundamente poniendo sus ojos en blanco antes de palmear el colchón frente a sí. Víktor subió rápidamente ante esta seña y se acurrucó en los brazos del rey del inframundo, quien le acarició la pequeña espalda.

-Cuando papá era pequeño, no decía ni una sola mala palabra -explicó el ser infernal apartando un poco al niño para verlo, notando de reojo la mirada de su esposo sobre sí-. Es por eso que no le gusta que digas... -pensó unos segundos- groserías -finalizó, asintiendo con parsimonia.

-No es por eso, es por todo. Tienes cinco años, Vik. -Ahora el castaño de ojos verdes se sentía un poco culpable. Extendió sus brazos hacia su pequeño, el cual de inmediato se acurrucó contra su pecho-. No es bueno que digas esas cosas.

-Las personas mayores lo dicen -se excusó el niño, alzando la mirada y recibiendo un beso en su frente de parte del padre que lo acurrucaba.

-No copies lo que dicen las personas mayores hasta que seas mayor -sugirió Louis, viendo de reojo como Harry intentaba cubrir sus labios en el cabello rubio de su hijo para no demostrar que le hacía gracia-. No copies lo que haga nadie.

-¿Eso quiere decir que no puedo copiar mi ensayo de alguien más? -Harry negó de inmediato, devolviéndole la mirada fija a su hijo, el cual derrochaba ternura sin siquiera intentarlo-. ¿En serio? ¿Papá no puede tars...tranispor...? -Frunció un poco su ceño, frustrado-. ¿Papá no puede viajar a la casa de mi amigo y robar su ensayo?

-Papá no hace esas cosas malas, Vik -Muerte mintió, arrugando su nariz cuando su esposo alzó una de sus cejas, demostrando incredulidad ante lo que había dicho-. Además, ¿crees que nadie se dará cuenta? Tienes que escribir sobre tus padres.

El niño resopló, agrandando un poco más sus ojos y alzando sus pequeñas manos con algo de frustración

-¿Y qué digo?

-¡Que nos amas! -respondió Harry.

-Que somos geniales -respondió Louis a la par.

El matrimonio se observó fijamente a los ojos por unos segundos antes de volver la vista al menor de la habitación, el cual hacía una leve trompita con sus labios, pensativo. Louis creía que su hijo había adaptado aquella expresión por culpa de su esposo. No pudo evitar sonreír de lado ante aquello, disimulando con una relamida de labios antes de acercarse un poco y besar la frente de Víktor.

-Bueno, ahora ve a dormir y piensa en lo que vas a escribir en tu ensayo.

Una pequeña sonrisa comenzó a formarse en el niño de cinco años.

- Será una sorpresa, le pediré a mi maestra que me ayude.

-¿Sorpresa? ¿Para nosotros? -Harry no pudo evitar besar la frente de su hijo mayor cuando éste afirmó con su pequeña cabecita, levemente ruborizado. Lo abrazó contra su pecho, suspirando profundamente-. Vik, te amo con todo mi corazón. -Besó ruidosamente su mejilla-. Anda, vamos a arroparte.

-Yo lo llevo -se ofreció el Diablo, extendiendo sus brazos hacia su hijo, quien de inmediato se aferró al cálido cuerpo de su padre. Apoyó su cabecita en el hombro del rey del inframundo, como si éste no fuese aquello último-. Vendré en unos minutos.

-Está bien -Muerte observó a su esposo caminar fuera del cuarto con su hijo en brazos. Le arrojó un par de besos a su niño y éste se los devolvió con una tímida sonrisa.

Suspiró, viendo a su alrededor como si se encontrase perdido. A pesar de todo lo que había sucedido, amaba la vida que llevaba. Amaba su casa, amaba a sus hijos y amaba a Louis. Amaba a su familia y amaba tener el poder suficiente para protegerlos de lo que sea.

Se acomodó un poco en la cama antes de cubrirse con las mantas. No tenía frío, pero le gustaba estar arropado y en la espera de los brazos de su esposo. Justo cuando estuvo a punto de dormirse por el aburrimiento, una presencia irrumpió su momento de paz. Parpadeó rápidamente y su ceño se frunció al notar a su mejor amigo, Fionn Whitehead, al final de la cama.

-¿Fi? - Se sentó casi de inmediato al notar el pánico en el delgado rostro del hombre-. ¿Qué sucede? ¿Qué tienes?

-¿No lo sientes? -Harry se vio obligado a salir de la cama cuando sintió la voz temblorosa de aquella persona con la cual había compartido grandes momentos. Tan solo lo observó, perdido y desesperado, esperando sentir algo que no fuese angustia y susto-. Algo ocurrirá. Alguien va a morir aquí.

-¡¿Qué?! -su voz salió un poco más fuerte de lo esperado. Fue casi de inmediato que se acercó a su amigo y éste a él-. ¡Dime que es una broma y te equivocaste de casa!

-Harry, no sé qué está sucediendo, pero me pidieron que viniese, porque alguien iba a morir en esta casa. ¿Dónde están los niños?

-Están con Louis. ¡No! ... ¿Qué? Fi... -Llevó una mano a su frente, entrecerrando un poco sus ojos ante el repentino estrés que estaba sintiendo. Todo su cuerpo se encontraba tembloroso. De pronto se sentía como si miles de demonios le estuviesen pasando por encima-. ¡Te has confundido!, ¡Alguien te ha dado la dirección incorrecta!

-Harry, yo... -relamió sus labios mientras pasaba las palmas de sus manos por sus pantalones, limpiando el sudor proveniente del nerviosismo-. No es la dirección incorrecta. ¿No lo sientes?

-¡Que no siento nada! ¡Estoy perfectamente, así que de seguro te has equivocado, Fionn!

La puerta de la habitación se abrió de inmediato y un Louis de ojos rojos y mandíbula tensa se adentró al cuarto, observando a ambos seres sobrenaturales con una expresión neutra pero alarmante.

-¿Qué está sucediendo? - Se acercó a su esposo al notar el nerviosismo saliendo en ondas que solo eran visibles ante sus ojos-. Harry.

-Louis, -habló la Parca- me han informado que aquí alguien morirá. -A diferencia de cuando se lo había dicho a Harry, ahora lucía claramente confundido, con su ceño fruncido mientras le devolvía la mirada al rey del inframundo-. ¿Vik y Dean?

-Víktor acaba de acostarse y Dean está dormido.

-¿Te fijaste que esté...simplemente dormido? -insistió Fionn.

La mandíbula de Louis se tensó aún más cuando sintió las temblorosas manos de su esposo en la ropa que llevaba puesta. Sus pupilas se dilataron un poco más y la mirada amenazante provocó que la Parca llevara su mirada al suelo.

-Está dormido, Fionn -respondió Louis lo más calmado posible. Había oído la tranquila respiración de su hijo menor.

-Quiero ir a ver -Muerte quiso adelantarse, ir hacia la habitación de los niños, pero Louis no lo permitió. Lo tomó de inmediato de la cintura con un brazo-. Solo quiero ir a comprobar q...

-Harry, acabo de volver de ahí. ¿Crees que no lo sentiría? ¿Crees que no sentirías si nuestros hijos estuviesen en peligro? -Llevó ambas manos con sus dedos repletos de anillos de oro hacia las mejillas de su esposo, viéndolo fijamente-. Tienes que calmarte o van a sentir tu pánico. Confía en mí, niño.

La Muerte dio un profundo respiro para calmar su aura. El toque de su esposo y su suave tono de voz lo hacían pisar tierra nuevamente. Llevó sus manos hasta las del rey del inframundo, observándolo con preocupación y mal augurio.

-No siento nada, Lou.

-Lo sé, ni yo. -De inmediato lo sostuvo contra su cuerpo, dejando un beso en su frente antes de ver a Fionn, el cual lucía claramente incómodo-. Te equivocaste de hogar.

-Créeme que no hubiese venido hasta aquí si no lo hubiese comprobado-la Parca negó, mordiendo su labio inferior antes de ver al matrimonio-. ¿Les molesta si me quedo vigilando en el cuarto de los niños?

-Por supuesto que no -respondió Harry, agradecido. No dormiría en toda la noche, y aunque no era su propia presencia, le calmaba que fuese Fionn quien velara los sueños de sus bebés. Él no podría hacerlo, debido a que claramente no era capaz de controlar sus emociones. Aquello podría provocar horrorosas pesadillas hacia los infantes-. Lo siento, Fi.

-Está bien, Hazz. Lo sabes. -Su mejor amigo le sonrió levemente antes de dirigirse fuera de la habitación, cerrando la puerta al salir.

Harry y Louis se observaron casi al mismo tiempo, como si se comunicaran con la mirada.

-Mírame y presta atención a lo que voy a decirte -El Diablo se acercó un poco más a su esposo, aun sosteniéndolo-. Yo jamás... jamás, en toda mi eternidad, voy a permitir que algo les suceda. -Un nudo se instaló en la garganta del más bajo, quien hizo un leve gesto de aprobación. Podía sentir la calma envolverlo de a poco-. Sea lo que sea, Harry, yo los protejo. ¿Entendido?

-Entendido -repitió su esposo.

Alzó un poco más su rostro y ambos compartieron un cálido beso en los labios. Cuando regresaron a la cama, debajo de las mantas, Harry fue envuelto por los reconfortantes brazos del Diablo, pero a pesar de toda la calma que se encontraba recibiendo, siquiera pegó un ojo, a la espera de sentir algo.

Una semana con sus días y sus noches había pasado desde que Fionn llegó a casa del matrimonio decretando la muerte de alguien en ese hogar. Siete noches con sus días en los que el misterio de quién iba a morir atormentaba al dulce Harry, quien a su vez exasperaba al rey del inframundo con sus nervios.

Y hoy, al fin, el misterio se había develado. Fionn reposaba con un viejo gato blanco que yacía inerte entre sus manos. Harry y Louis sentados frente a la Parca, lo miraban exhaustos de la situación.

-¡Ay, por Dios! -Harry cubrió su rostro, suspirando con cansancio y alivio a la par. Oyó la queja de su marido a sus espaldas y corrigió de inmediato- ... ¡Diablos!

-Mucho mejor -felicitó Louis.

-¡Mierda! Lo siento, hermano -se disculpó Fionn, observando con notable culpa a su mejor amigo.

-¡No, no! Está bien, le sucede a cualquiera -Muerte apartó las manos de su rostro y se cruzó de brazos, luciendo condenadamente bien con su vestuario de trabajo. La leve brisa de Rusia echaba su corto cabello hacia atrás-. Quiero decir... -Exhaló un poco, observando el cuerpo inerte del peludo felino- definitivamente hubo una muerte.

-Sí... -musitó Fionn.

-¡Oh, joder! - refunfuñó el Diablo, parándose a un lado de su esposo para observarlo con algo de gracia-. No le hagas cumplidos, despídelo. Eres su jefe, y apesta siendo una Parca.

El ceño del sirviente de su esposo se frunció

- Sí, bueno, se supone que el Diablo no se enamora, y mírate. Estás casado y con hijos. -exclamó Fionn manteniéndose en silencio por unos segundos ante la austera mirada de Louis. Rápidamente miró a su mejor amigo, quien estaba terriblemente sonrojado-. Me voy.

-Está bien -apenas Muerte finalizó de decir aquello, Fionn desapareció a la velocidad de un parpadeo sin siquiera dejar rastro de haber estado allí alguna vez. Harry se giró de inmediato hacia Louis, quien lo observaba de la misma manera en la que había observado a La Parca-. No me mires así.

-Confías mucho en él -le reclamó. El rizado hizo un movimiento con una de sus manos y de pronto, el felino volvía a respirar, maullando desconsoladamente-. Siempre lo has hecho.

-Y siempre lo haré. Es mi mejor amigo, Lou.

-Has tenido una semana de mierda creyendo que nuestros hijos iban a morir, y ha resultado ser un gato -frunció un poco su ceño, sintiendo molestia al notar que Harry ni siquiera le prestaba atención. Se encontraba completamente embobado con el minino, que lloraba luego de haber vuelto. Muerte rápidamente se acercó a éste, poniéndose en cuclillas y comenzando a acariciar el peludo lomo-. Te estoy hablando.

-Estoy escuchándote -mordió su labio inferior con preocupación, intentando sanar al animal, lográndolo casi de inmediato. Podía entender a su esposo, fue el único que lo había estado consolando luego de todos los sustos que se habían dado cada vez que sus hijos hacían algo que pudiese terminar de manera trágica cuando no los estaban vigilando, lo cual era extraño. Ni siquiera había dormido, estaba muy seguro de que ya no volvería a hacerlo-. Pero, ¿qué sugieres? ¿Que él no me haya dicho nada? ¿Qué hubiese sucedido si realmente eran Vik o Dean y no lo hubiésemos sabido?

-No lo defiendas. No estoy diciendo que lo asesines, pero no puedes dejar pasar cosas así.

Muerte se puso de pie con el gato en brazos, que lucía realmente cómodo. Y se giró hacia su esposo con la última frase que éste profirió.

-¿Alguna vez no he dejado pasar las cosas? Creí que ya no era una sorpresa -el Diablo negó, en desacuerdo-. Se lo voy a decir, Lou. Lo prometo.

-Bien.

-Mira el lado bueno de las cosas: ¡tenemos mascota nueva! -Meció al felino de pelaje blanco, lo suficientemente gordo para quejarse por el movimiento-. ¿Cómo podemos llamarlo? Nunca tuve una mascota.

Louis llevó su mano a su entrecejo, frotando allí mientras suspiraba profundamente. El buen humor de su esposo era contagioso, pero él también había tenido una terrible semana, y no quería dejar pasar aquello. No podía.

-Voy a matar a Fionn. -Se encaminó hacia la casa queriendo encontrar paz, como solía hacer cuando estaba completamente solo y lo único que despejaba su cabeza era la tranquilidad de su despacho en el Infierno.

-¡No te olvides que hoy es la lectura del ensayo de Vik! ¡Te amo, Louis! -Y aunque no se giró ni respondió, una lenta sonrisa creció en sus labios.

2002

Halloween

-¿Y así fue como encontraron a Jesús?

El ceño de Harry se frunció ante aquel comentario. Su pobre, peludo y precioso gatito no se llamaba así, para nada. Le había puesto Zeus, pero en el instituto donde asistían Dean y Víktor, les habían enseñado sobre la historia de Jesucristo, por lo que el niño había comenzado a llamar al felino de aquella manera.

"- Es que resucitó. ¡Como Jesús, papi! - recalcó Víktor."

Por otro lado, estaba Louis, quien lo había apodado Alfombra, ya que el animal se la pasaba echado en todas partes, durmiendo, y aún más cuando era de día, donde la luz del sol pegaba contra la puerta corrediza que llevaba al patio trasero, y descansaba en el medio de ésta.

Era realmente un gato anciano y muy dulce... tenía el mismo carácter afable que Harry, quien precisamente por eso no quería corregir a su hijo. Sin embargo, en aquella situación, comenzaba a creer que debería hacerlo, ya que Zeus jamás comprendería cuál era su verdadero nombre.

-Exacto, Vik -murmuró su tío, con una dulce sonrisa en sus labios mientras revolvía suavemente el cabello rubio del pequeño-. Fue gracias a tu tío.

El niño no dudó en ponerse de pie y arrojarse a los brazos de la Parca, agradecido por ello, mientras Louis alzaba ambas cejas. Sabía que su hijo adoraba a Fionn, pero de vez en cuando, se dejaba influenciar mucho por él.

-Aunque la parte más terrorífica fue cuando diste tu discurso del día del padre -murmuró el sirviente y mejor amigo de Muerte, devolviendo el abrazo, sin poder evitar reír ante aquel recuerdo-. ¡Ah!, es como si hubiese sucedido ayer.

-¿Y por qué susto? - susurró Dean, llevando su adorable e inocente mirada hacia sus padres.

-Bueno, tu hermano...

OCHO MESES ATRÁS

Terrorífico día del padre.


-¡Los niños que hayan preparado sus ensayos pueden seguirme! -exclamó la maestra.

Harry, de inmediato, vio a su hijo.

- Anda, Vik -lo alentó. Éste lucía espantado mientras caminaba pausadamente hacia los alumnos que se amontonaban frente a la mujer.

-Tiene miedo -comentó Louis, viendo fijamente al niño hasta que se perdió a la vuelta del lugar, entrando a un salón. Se giró casi de inmediato y tomó a su hijo menor, el cual se quejó, pues no quería dejar los brazos de Harry-. Lo has estado cargando todo el camino.

-Está malhumorado, no quiere bajarse.

-¿Por eso no asistió a clases?

-No estuvo durmiendo bien últimamente, no quería enviarlo agotado. Dice que tiene pesadillas.

Louis bajó al niño al suelo, que se aferró a su pierna mientras continuaba quejándose. Ambos sabían que éste no había dormido bien, y quería su siesta de siempre, sin interrupciones. Los presentes observaban la escena, y mientras Harry volvía a tomar a su hijo en brazos, el Diablo miraba amenazadoramente a las familias rusas a su alrededor.

-Louis... -el más bajo de ambos había notado aquello mientras mecía a Dean, quien intentaba dormir en su hombro.

El rey del inframundo tan sólo lo vio por el rabillo del ojo, tomándolo de la mano y guiándolo cuando la maestra de su hijo mayor los invitó al salón. Era lo suficientemente espacioso para que todos los padres se sentaran con comodidad en las primeras filas, pero Louis se dirigió junto a su esposo hacia el fondo.

-Hasta que al fin llegan -Harry se giró de inmediato al oír la voz de su mejor amigo, que se encontraba a su lado. Observó a su sobrino menor y tendió sus brazos-. Dámelo -Muerte de inmediato lo hizo, y el niño ni siquiera se quejó. Amaba a su tío-. ¿Todo en orden?

Harry asintió, observando de reojo a su esposo y notando la mirada de éste fija en él. Suspiró. Sabía que Louis no iba a dejar de insistir respecto a esto, y en parte lo entendía bastante. Seguramente él también había tenido dudas de su seguridad, seguramente también habría pasado miedo.

Llevó su mirada a Fionn.

-Eres un torpe, Fi -dijo simplemente, sorprendiendo con esto a su querido amigo. El Diablo silbó-. Casi haces que me dé un infarto, y he perdido el hábito de dormir. Por favor, si no estás seguro de algo, no lo digas -pidió con amabilidad a pesar de lo que estaba diciendo.

Nadie podría enojarse con él hablando tan suave y, a pesar de estar llevando un vestuario oscuro, lucía adorable.

-¡Lo siento, Harry!, No volverá a ocurrir, lo prometo. -Dirigió su mirada hacia Louis-. Y, lo siento, Louis.

-Conmigo no te disculpes. La próxima vez que lo hagas te arranco las bolas -El Diablo ni siquiera se giró a verlo. Tenía sus ojos entrecerrados, vigilando a su hijo mayor, que se encontraba entre todos sus otros compañeros.

Fionn alzó ambas cejas, sorprendido, mientras veía a Harry de reojo. Definitivamente, no quería volver a pasar por algo así.

El evento comenzó casi de inmediato. La única maestra reconocible para Harry había estado explicando el propósito de los ensayos y también había comentado que los niños de primer curso habían hecho un mural de dibujos para cada padre. Éste lo podrían ver luego.

-¡Genial!, otro dibujo para el refrigerador -comentó Louis con entusiasmo.

Harry, embobado, aferró ambos brazos a uno de su esposo. Le había dado ternura aquel comentario de parte del Diablo, y no quería decirle que no podría quitar los dibujos de su hijo del mural. Ambos estaban prestando atención a lo que la mujer había indicado hasta que llegó el tiempo de que los alumnos leyeran sus ensayos. Habían comenzado los niños del tercer curso, lo cual había sido bastante rápido debido a que, aparentemente, casi ninguno del salón había hecho más que el dibujo del mural. Por fin, llegó el momento de los del primer curso, y Muerte esperaba el ensayo de su hijo con ansias.

Había niños que no sabían leer, y la amable maestra rusa los ayudaba. Finalmente, luego de minutos que habían parecido interminables, el momento de Víktor Cox había llegado. Con una tímida sonrisa de pequeños, pocos dientitos, terriblemente sonrojado, se ubicó frente a los demás alumnos y abrió el papel doblado en sus pequeñas manos.

-¿Necesitas ayuda, Víktor? -El niño afirmó y le tendió su papel a la mujer, la cual lo tomó, inspeccionando en silencio la hoja.

Harry agitó un poco el brazo de Louis, algo nervioso mientras se paraba de puntas de pie para ver mejor entre los demás padres

-¿Qué crees que diga? -le susurró a su esposo.

-Dijo que era una sorpresa -Louis se encogió de hombros, fingiendo desinterés.

Ambos sabían perfectamente que no era el caso.

La Muerte mordió su labio inferior, a la espera de que la maestra de su hijo comience a leer la primera oración.

-"Amo a mis papás, son geniales" -Harry no pudo evitar sonreír ampliamente, con hoyuelos marcados en sus mejillas. Louis infló su pecho con orgullo, sin poder evitar sonreír un poco, también-. "Ellos me cuidan mucho a mí, y a mi hermanito, Dean" -leyó lentamente, siguiendo la lectura. La mujer frunció levemente su ceño-. "Yo nunca tengo miedo, porque mis papás tienen poderes mágicos."

El semblante de los dos seres sobrenaturales cambió inmediatamente. Harry abrió sus ojos de más, quedándose congelado en su lugar y ejerciendo un poco de presión en el brazo del Diablo.

-¡Ay, joder! -maldijo este último.

-"No tienen autos, porque nos pueden hacer viajar con sus poderes" -siguió la mujer mientras Víktor asentía, estando de acuerdo con su propia escritura-."Uno trabaja castigando malos, y el otro los... los mata" -La mujer alzó la mirada, buscando a los padres del niño entre las personas. Ninguno dijo ni una palabra, tan solo permanecieron viendo al frente-. "Pero yo los amo igual, y más ahora, que nos regalaron a mi hermanito y a mí un gato que se había muerto en nuestro patio". Cariño -la mujer vio al niño que continuaba con una sonrisita en sus labios-. ¿Dónde están tus papás?

Víktor observó a través de la multitud de gente, borrando un poco su sonrisa ante la confusión de las personas y los murmullos que interrumpían la lectura. Louis soltó a Harry al ver la expresión cambiar en el rostro de su hijo mayor.

-Quédate aquí -le ordenó a su esposo con suavidad, mientras éste asentía. Por supuesto que Harry estaría de acuerdo, pues era un pésimo mentiroso.

El Diablo avanzó entre la gente sin siquiera tener que pedir permiso. Todo aquel que estuviese en aquella habitación podía sentir el aura oscura que éste emanaba, y preferían mantener lejanía, más aún, luego de verlo de la mano de otro hombre. Una vez que Louis llegó frente a Víktor, puso una de sus manos repletas de anillos sobre el hombro de su pequeño, observando a la amable pero horrorizada maestra.

-Yo soy el padre que castiga malos -dijo simplemente, sonriendo de lado y viendo con superioridad a la adulta frente a sí-. Soy policía -mintió con tranquilidad.

-¿Y su...compañero? -La mujer alzó ambas cejas, siendo intimidada casi de inmediato por la fija mirada proveniente del padre de su alumno-. ¿El que los mata?

-Trabaja en una funeraria. Mi hijo tiene una gran imaginación -nuevamente mintió. Harry envidiaba aquello. Últimamente, las mentiras eran algo que necesitaba en su vida cotidiana como Muerte, esposo del mismísimo Diablo y padre de dos hijos mundanos-. Y no es mi compañero, es mi esposo.

El salón entero quedó en silencio por segundos, que se sintieron como horas. Podía sentirse la incomodidad junto al mal augurio y el nerviosismo de Muerte. Claramente, los mundanos no se darían cuenta como uno que supiese, pero, aun así, allí estaba.

-¿Algo más? -las cejas de Louis se alzaron, sin cambiar su expresión.

-No... no, no. Está bien. De todas formas, así termina el ensayo de Víktor -Una sonrisa -esta vez, falsa- creció en sus labios, viendo al frente mientras acariciaba el cabello rubio del niño-. Un aplauso para Víktor y su...ensayo.

Los aplausos llegaron de manera lenta, pero fueron lo suficientemente audibles para que el niño de cinco años brincara en su lugar, cubriendo su rostro por la vergüenza antes de extender sus brazos hacia el ser infernal a su lado. Louis lo cargó de inmediato y lo sacó del salón, viendo a Harry por el rabillo del ojo y dando un asentimiento en dirección a la puerta.

Era hora de seguir al Diablo.

2002

Halloween

-¿No gustó mi ensayo? ¿A ustedes? -Víktor, repentinamente, lucía algo decepcionado.

-¡Nos encantó! -respondió Harry con rapidez, sin querer hacer sentir mal a su pequeño. Realmente, les había gustado, pero, tal vez les hubiera gustado aún más si su hijo se los hubiese leído a ambos, en la casa-. Es solo que no todos pueden saber lo que papá Louis y yo hacemos, ¿entiendes, mi amor?

-¡Yo entiendo!, soy inteligente -el pequeño niño fulminaba con la mirada a su hermano, el cual negaba aquella afirmación, pero ambos finalizaron riendo-. ¡Tío Fi!

-¿Mmm? -la Parca, quien estaba atento a toda la conversación, alzó ambas cejas, esperando por lo que su sobrino tendría que decirle.

-¿Por qué tú siempre pareces...? ¡Uh...! -frunció su ceño, luciendo realmente dulce ante la vista de todos-. Con... con susto, por papá Louis. ¿Te asusta?

Fionn suspiró profundamente viendo a Louis de reojo, quien no le apartaba la mirada de encima, esperando respuesta, con sus cejas alzadas, al igual que las comisuras de sus finos labios.

-Bueno, -dijo la Parca-creo que es mi momento de contar una historia de terror -Dean se volteó rápidamente, festejando junto a su hermano-. Esta historia se llama...eh...

-El Diablo me hace hacerme caca encima -bromeó Harry, haciendo reír a sus hijos a la par que se recostaba contra el cuerpo de su esposo, quien dejó un suave beso en su frente.

-¡No, no! Se llama... "Temed al Diablo"

-"El Diablo me hace hacerme caca encima" suena mejor -Víktor rio a carcajadas, brincando en su lugar, incluso si se encontraba sentado-. Tío Fi, cuenta tu historia.

-Bueno, la voy a contar, pero se llama... "Temed al Diablo".

-No, tío.

-Yo decido el nombre, es mi historia -discutió con el niño, quien se cruzó de brazos, repentinamente molesto. La Parca no evitó poner sus ojos en blanco por un momento, alzando la cabeza y respirando profundamente antes de bajar la mirada-. Bueno, lo que tu digas. Entonces...

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