CAPÍTULO 9

AURORA

Jinx se paralizó al ver a esa chica de cabello rosa y podía entender la razón; por un segundo yo también la confundí con Vi y podía comprender las emociones cruzadas que debió experimentar Jinx al recordar a su hermana y justo por eso estaba molesta con Sevika.

¿Qué no podía ser un poco más empática? No tenía por qué gritarle y mucho menos enojarse conmigo; Jinx era mi hermana e independientemente de lo que acababa de suceder, jamás dejaría de preocuparme por ella; eso era lealtad y yo era leal a Jinx, porque era mi familia.

Una vez que regresamos con Silco, Jinx se alejó, refugiándose en su propia mente mientras que yo estaba enfadada y Sevika también parecía estar furiosa conmigo; sinceramente tenía ganas de gritar hasta que ella pudiera entender mi postura en todo este asunto, porque sí; Jinx cometió un error y sí, sus disparos pudieron lastimarme o al resto, incluida Sevika pero no fue su intención hacerlo; fue su mente la que le jugó en contra y fue su trauma por lo que Vi le hizo lo que finalmente provocó que perdiera el control; no fue su intención lastimarme y yo no iba a culparla por ello.

-        ¡Nos disparó! - gritó Sevika cuando estuvimos frente a Silco

-        Siempre hay percances en la batalla; su objetivo eran los firelights y la mayoría están muertos - respondió Silco y sonreí

Él defendería a Jinx pasará lo que pasará y justo ahora estaba realmente feliz por tenerlo de nuestro lado, aunque eso significará una gran pelea con Sevika cuando estuviéramos solas.

-        No fue un percance; se congeló y se volvió loca

-        Ella acabó con ellos, es lo que importa - defendí a Jinx y Sevika me fulminó con la mirada

-        Podría haberme ocupado de esos mocosos - refutó Sevika y las palabras salieron antes de que pudiera morderme la lengua

-        Claro, porque has lidiado muy bien con ellos; no es como si te hubieran sometido tan fácil...

Sevika me observó con rabia y Silco permaneció en silencio observando nuestro altercado hasta que Sevika dijo algo que ocasionó que incluso yo tuviera ganas de estrangularla.

-        ¡Es un problema y todos lo sabemos!

-        ¿Todos? - cuestionó Silco mirándola con molestia - ¿Quiénes? - preguntó y Sevika notó que él ya no iba a escuchar nada más - Espero más de ti que excusas; era tu trabajo asegurarte de que todo saliera bien

-        También era mi trabajo, no es solo su responsabilidad - la defendí sorprendiendo a Silco

-        Fallaron - dijo mirándonos a ambas - No vuelvan a decepcionarme - terminó de decir mirando fijamente a Sevika

Ella se levantó de golpe y salí tras ella después de asegurarme de que Jinx estuviera oculta en las vigas del techo; Silco ya se encargaría de cuidarla por el momento y ya después le levantaría el ánimo, porque justo ahora necesitaba hablar con Sevika y por cómo se veían las cosas eso iba a ser horrible.

-        Sevika por favor - insistí persiguiéndola, pero me ignoró - ¡Vika, detente! - dije corriendo para colocarme frente a ella

-        Apártate, Aurora

-        Vika...

-        No quiero hablar contigo ahora - sentenció molesta, pero no estaba en mis planes rendirme

-        Sevika, por favor, podemos hablar - pedí tomando su brazo y ella me observó por un momento antes de soltarse con brusquedad

La seguí hasta su departamento en silencio, sin querer empeorar las cosas, pero una vez que entramos y cerré la puerta, su furia se desató; la conocía muy bien como para saber lo molesta que estaba y en otras circunstancias simplemente habría comenzado a discutir, pero realmente solo quería solucionar las cosas entre nosotras y regresar a la felicidad que pasamos durante los últimos días.

-        Vika...

-        ¡Ella pudo matarte! ¡¿Por qué justificas todo lo que hace?! - gritó tomándome desprevenida - ¡Te dispara y ahí vas! ¡Está loca! ¡Es un problema!

-        ¡Es mi hermana!

-        ¡No lo es! - gritó y retrocedí

-        Es lo más parecido que he tenido a una familia... es lo que me queda... es mi hermana - murmuré sin mirarla - Sé que no te llevas bien con ella y entiendo que se equivocó hoy, pero tuvo una razón para paralizarse

-        Todos hemos sufrido traumas, esa no es una justificación

-        Powder es...

-        Jinx - me corrigió Sevika - Es Jinx, la Powder que conociste de niña ya no está y deberías recordarlo

-        Sea Jinx o Powder no me importa; es mi hermana, quizá no de sangre, pero lo es y la quiero

-        Ella provocará que te maten

-        No lo hará...

-        Uno de esos disparos pudo darte a ti

-        Vika... - murmuré acercándome y pude ver la indecisión en sus ojos

-        Siempre estarás en peligro junto a ella

-        Sabes bien que no es así; Jinx mataría para protegerme, daría su vida por mí y yo la daría por ella

-        ¡Eso es justo lo que no quiero!

Sevika apretó los puños con fuerza, su brazo mecánico chirriando bajo la presión mientras desviaba la mirada, intentando contener la tormenta de emociones que rugía en su interior y cuando volvió a mirarme, sus ojos estaban llenos de una mezcla de rabia, frustración y, debajo de todo, miedo.

-        ¿No lo entiendes? ¡Eso es lo que más me asusta! Que estés dispuesta a morir por ella, por alguien que no tiene control de sí misma. No puedo protegerte de alguien que no tiene límites, ni siquiera por ti.

Sevika dio un paso hacia mí, su figura imponente eclipsándome, pero su voz estaba baja, casi quebrándose.

-        Te quiero, ¿entiendes eso? maldita sea, la idea de perderte... por ella... me consume. Ella no va a cambiar. No importa cuánto la quieras o cuánto te esfuerces, Jinx siempre será una bomba esperando explotar. Y cuando lo haga, estarás demasiado cerca - Extendí una mano hacia ella, queriendo calmarla, pero Sevika retrocedió, sacudiendo la cabeza.

-        Vika, no es tan simple. Ella no es solo un problema, no es solo caos. Es mi hermana, mi familia. No puedes pedirme que la abandone.

-        No te estoy pidiendo que la abandones. Te estoy pidiendo que te cuides, que no te pongas frente a su fuego cruzado. ¿Tan difícil es entender que, si algo te pasa, yo no sabré qué hacer después de eso?

Sus palabras me dejaron sin aliento. Por un momento, el silencio se apoderó del espacio entre nosotras, pesado, cargado de emociones no dichas y todo lo que reprimí por años finalmente colapsó.

-        No planeo morir, Vika. Pero si un día eso pasa, al menos sabré que fue por alguien que amo. Y si fuera al revés... ¿no harías lo mismo por mí?

-        Haré todo por ti, todo lo que esté en mis manos. Pero no me pidas que acepte verla como tú lo haces. No soy como tú... no puedo.

Me acerqué y coloqué una mano en su pecho, sintiendo los latidos de su corazón, fuertes y descontrolados.

-        No te estoy pidiendo que la entiendas, solo que me entiendas a mí. Que confíes en que sé lo que hago, en que puedo manejar esto; no vas a perderme, Sevika, lo prometo

Finalmente, sus hombros se hundieron un poco, y su expresión endurecida dio paso al agotamiento. Me rodeó con sus brazos, el metal frío de su brazo mecánico chocando con la calidez de su otro brazo y reconfortándose más de lo que imaginé.

-        Más te vale cumplir esa promesa

Me quedé en su abrazo, sabiendo que sus palabras eran una mezcla de advertencia, amor y miedo. Las cosas no serían fáciles, pero en ese momento, al menos, estábamos juntas.

Sevika aún me tenía entre sus brazos, su fuerza habitual mezclada con una ternura que pocas veces me permitía ver, podía sentir su respiración agitada contra mi cabello, y por un instante, solo el ruido de nuestras respiraciones llenaba el espacio, sin embargo, en el momento en que levanté la cabeza para mirarla, sus ojos estaban cargados de emociones que no necesitaban palabras; era Sevika, con su dureza característica, pero había algo más, una vulnerabilidad cruda que rara vez mostraba, especialmente conmigo; Sevika me miró fijamente con esos ojos oscuros llenos de emociones que nunca se atrevía a expresar y antes de que pudiera besarla, me detuvo.

-        Aurora... antes de que pase nada más, necesito decirte algo, algo que me he guardado durante años.

Sus manos, rudas y firmes, sostuvieron las mías con un cuidado inesperado, casi reverente, bajó la mirada por un momento, como si estuviera reuniendo valor, y luego habló, su voz áspera pero cargada de vulnerabilidad y eso me desconcertó.

-        Sé bien lo que hice, lo que significó cuando traicioné a Vander, lo que de alguna forma te quité... tu hogar, tu familia, tu paz; juro que no pasa un día sin que piense en eso, sin que desee haber hecho las cosas de otra manera

Mi corazón se apretó al escucharla, la verdad es que nunca esperé que Sevika reconociera esto, mucho menos que lo dijera en voz alta, pero cuando intenté hablar, ella levantó una mano para detenerme.

-        Me esforcé en odiarte porque eras un recordatorio de todo lo que había perdido por mis decisiones; porque veía cómo Silco te protegía y te quería, mientras yo... yo era solo la herramienta, un soldado - dijo bajando lentamente la voz - Pero, maldita sea, incluso en esos momentos, no podía dejar de mirarte, no podía dejar de desear algo que sabía que nunca tendría derecho a tocar.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero ella continuó, su voz más baja ahora, cargada de arrepentimiento y verdades que por mucho tiempo se había guardado.

-        Lo siento, Aurora. Lamento todo lo que hice, todo lo que rompí, pero si algo me queda claro ahora, es que no voy a perderte también; no voy a dejar que estés sola nunca más, ni que nadie, ni siquiera Jinx, te ponga en peligro. Te protegeré de todo, incluso de mí misma si es necesario - Su confesión fue como un golpe directo a mi pecho me incliné hacia ella, tomando su rostro entre mis manos, obligándola a mirarme.

-        Sevika, no puedes cargar con todo eso sola. Sí, me dolió, pero también sé que no eres la misma persona que tomó esas decisiones. Tú... tú eres mi fuerza ahora. No puedo culparte por el pasado, no cuando lo único que quiero es un futuro contigo - Ella dejó escapar un suspiro tembloroso, sus manos envolviendo las mías.

-        Eres mi ángel, Aurora, el único rayo de luz en todo este jodido caos y te juro que voy a cuidarte, que nunca más vas a sentirte sola y si eso significa enfrentar al mundo entero, que así sea.

No pude contenerme más y la besé, con toda la emoción que había estado acumulando por años, y ella respondió con una pasión igual de feroz; sus labios eran cálidos, firmes, pero había una delicadeza en la forma en que me sujetaba, como si temiera romperme.

- Mía... eres mía, Aurora. - murmuró contra mis labios

Me tomó entre sus brazos, levantándome con una facilidad que me hizo sonreír, antes de llevarme a la habitación, cerró la puerta con el pie, sus ojos nunca apartándose de los míos mientras me bajaba con cuidado sobre la cama.

A pesar de su fuerza y dureza, Sevika fue suave conmigo, como si cada caricia fuera una promesa silenciosa de que todo estaría bien; entre susurros, besos y caricias, me llamó su ángel una y otra vez, como si esas palabras fueran una oración que nunca había sabido que necesitaba y esa noche fue perfecta; sin rencores, no había pasado, solo el presente; dos almas que finalmente se habían encontrado y que, esta vez, no iban a soltarse, sin importar nada de lo que pasara.

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