CAPÍTULO 7

AURORA

Me dolía la cabeza y el dolor se estaba volviendo insoportable; estaba molesta, realmente molesta por culpa de esa mujer y de sus cambios drásticos de actitud; en un momento era soberbia, orgullosa y cruel con sus palabras, pero inmediatamente después era dulce y me trataba con cuidado, ¿A qué estaba jugando? ¿Por qué se comportaba de esa manera? Honestamente no la podía comprender y francamente no estaba segura de querer hacerlo, sin embargo, lo que le dije fue cierto; quería odiarla, pero no podía hacerlo y eso me estaba matando lentamente; deseaba odiar a Silco, necesitaba odiarlo a él y a Sevika, pero cada vez me era más difícil hacerlo y eso me hacía sentir culpable.

No quería mostrarme sensible ni vulnerable ante Sevika, aunque últimamente eso era lo único que hacía, por lo que después de decirle que estaba confundida, prácticamente me alejé corriendo, como una auténtica cobarde y me refugié en el viejo lugar donde pasábamos el tiempo cuando era niña; hace mucho que no venía y verlo tan destrozado me dolió; todavía recordaba a Vi entrenando sus golpes hasta obtener el mejor puntaje contra esa máquina y claramente jamás sería capaz de olvidar lo buena que era Powder para dispararle a los blancos, tanto que nos humillaba a todos con una facilidad increíble; tenía tantos recuerdos en este lugar que se sentía seguro, incluso después de tantos años.

-        No ha cambiado mucho - escuché detrás de mí y me giré para ver a Jinx

-        Lo prefiero así - admití caminando por el lugar mientras ella recogía un viejo objeto del suelo

-        No deberíamos estar aquí... - murmuró con un tono de cansancio que realmente me preocupó

Las alucinaciones de Jinx estaban empeorando y cada vez era más frecuente escucharla hablando sola o con los muñecos que conservaba de Claggor y Mylo, lo que sinceramente me ponía nerviosa e incómoda; era consciente de que ella no estaba bien mentalmente y no me cegaba ante la situación que estábamos viviendo como claramente Silco prefería hacerlo; incluso estaba comenzando a aceptar que cada vez quedaba menos de la pequeña Powder con la que crecí y ahora existía más de Jinx en ella, pero a pesar de eso, no podía imaginar una situación en la que le diera la espalda y claramente nunca sería capaz de dejarla.

-        Ven aquí - pedí señalando el lugar a mi lado y ella obedeció - No dejes que los fantasmas del pasado determinen quién eres - dije colocando un mechón de cabello tras su oreja - Lo que sucedió no fue tu culpa

-        Lo fue... yo... los maté... soy de mala suerte - dijo con dolor y francamente mis ganas de revivir a Vi para torturarla y asesinarla, volvieron

¿Cómo pudo decirle eso? ¿Cómo pudo dejarla? ¡Era su hermana!

Era cierto que tuvo responsabilidad en lo que sucedió, pero era una niña, pequeña, asustada y desesperada por probarse a sí misma; ella solo quería ayudar y salvar a las personas que quería, nunca fue su intención dañar a los demás, no merecía cargar con esa culpa.

-        No eres de mala suerte, Pow Pow; eres perfecta - dije y ella se apoyó más contra mí como solía hacer de niña

-        ¿Qué pasa entre esa ogra y tú? - preguntó después de unos minutos y honestamente no supe qué responder

-        No pasa nada...

-        Aurora... - murmuró mirándome como si estuviera ocultando un grave secreto

-        No sé lo que pasa; es... difícil - admití con cansancio

-        Ella parece muy interesada

-        ¿Ah sí? - dije con algo de diversión - Habla de una vez Jinx - la acusé y su sonrisa se amplió

Después de años de tratar con ella, sabía que no hacía nada que no fuera previamente calculado, así que algo sabía o al menos algo tenía en mente para seguirme hasta aquí y mencionarla en la conversación.

-        Ella te interesa, no sé si solo para follar o algo más, pero deberías quitarte esa espina de una vez

-        Esa no parece una decisión sensata

-        ¿Y desde cuando eres sensata? - preguntó haciéndome reír

-        Bueno, tener lo que sea con ella va contra todos mis principios

-        Pero sería divertido - añadió haciéndome sonreír

-        Sería un dolor de cabeza - respondí levantándome

-        Mejor es equivocarse que arrepentirse

Las palabras de Jinx eran ciertas, pero arriesgarse era peligroso, porque si algo salía mal, no solo podría herirme a mí misma, si no también afectar a los demás y sobre todo, a Jinx lo que me preocupaba; su estado mental no era el mejor y me angustiaba como pudiera reaccionar ante cualquier cambio en su vida, en especial si esos cambios eran tan radicales como ceder ante lo que yo deseaba experimentar con Sevika.

-        Lo pensaré - dije dando por finalizado el tema - ¿Quieres competir? - pregunté mirando a los blancos a los que solíamos disparar de niñas y ella asintió con emoción

Desvíe su atención de mi situación y me concentré en hacerla feliz, lo que sin duda funcionó; Jinx puso a correr las máquinas y empezamos a disparar como cuando éramos niñas mientras reíamos sin preocupaciones y para cuando ambas estuvimos agotadas ya era tarde, aunque eso no impidió que Silco me ordenara lidiar con algunos pequeños asuntos necesarios antes de la entrega de brillo que tendríamos en unos días, por lo que de inmediato me dirigí a la zona más baja de Zaun para encargarme de algunas plagas que hacían mi trabajo difícil.

La verdad es que me tomó un tiempo lidiar con todos los idiotas que generaban desorden en los carriles y me llevé un par de golpes que no me tenían de buen humor, pero además de eso, todo estaba relativamente bien, en especial teniendo en cuenta la zona en la que me encontraba que era sin duda una de las más peligrosas de los carriles, sin embargo, ya que estaba por aquí, me dirigí a las fosas de pelea, después de todo, quizá podría disfrutar de un espectáculo interesante para relajar mi noche y eso era mejor que dejarme llevar por los pensamientos que estaba evitando desesperadamente.

Era interesante como las personas se apartaban al mirarme; no es que yo fuera la persona más intimidante del lugar y sin duda no era la más fuerte, pero todos me conocían y sabían de lo que era capaz por lo que de cierta forma me respetaban o me temían, lo que sin duda disfrutaba, aunque en el momento en que llegué al frente para observar la pelea que se estaba llevando a cabo, mi sangre se heló en mis venas y me costó respirar.

Sevika estaba allá abajo, peleando con un sujeto gigante y francamente ella le estaba dando una paliza; su técnica era como ella, fuerte, firme, agresiva y estricta; Sevika se concentraba en su objetivo y en nada más; atacaba con tanta furia que verla era impresionante y honestamente no podía apartar la mirada de sus movimientos y de la forma en que sus músculos se tensaban cada que golpeaba a ese sujeto hasta que finalmente lo envió al suelo obteniendo gritos de todos a su alrededor.

Sevika recibió él pago por su victoria y después salió de la fosa mientras todos salían corriendo en cuanto ella pasaba y no pude contener la sonrisa al ver lo intimidante que era para los demás, aunque para mí era justo lo contrario, porque en lugar de asustarme, me atraía de una forma tan intensa que me volvía loca.

-        Que buena pelea - comenté acercándome sigilosamente, tomándola por sorpresa

Sevika giró en el momento justo, casi por puro instinto y me empujó contra la pared más cercana colocando su mano en mi cuello mientras nos adentrábamos en un callejón oscuro, precariamente iluminado por las luces viejas de las calles y mi cuerpo reaccionó ante su brutalidad de una forma completamente incorrecta.

-        ¿Qué haces aquí? - preguntó y sonreí al pensar que hace unas horas la situación era inversa

-        Tenía algunos asuntos que atender por órdenes de Silco y pasé por aquí para distraerme

-        ¿Y lo lograste? - preguntó soltando mi cuello y apoyando su mano justo al lado de mi rostro mientras seguía aprisionándome contra la pared

-        Fue un buen espectáculo - respondí mirándola fijamente a los ojos y no pude evitar que mi mirada bajara a sus labios donde se asomaba una arrogante sonrisa

-        Pareces haberlo disfrutado - murmuró suavemente y me mordí mi labio inferior en un baño intento por contener la sonrisa

-        Vaya que si... - murmuré y pude sentirla acomodándose tan cerca de mi cuerpo que un escalofrío me recorrió la columna

-        Me volverás loca, ángel - dijo a pocos centímetros mientras mi corazón empezaba a latir tan rápido que el pecho comenzó a dolerme - Tu boca dice algo, pero tu cuerpo dice lo contrario - dijo recordándome la forma en que huí de ella en cada ocasión

-        Puede que no pueda seguir huyendo... - admití en voz baja y su cuerpo se presionó contra el mío sacándome un suave jadeo de la garganta

-        No importa si lo haces, sería divertido cazarte - respondió y esa idea me hizo temblar

-        Sevika...

-        ¿Dime qué es lo que quieres, Aurora? Admite eso que tanto deseas, pero que intentas ocultar - dijo presionándose más contra mí y un nuevo escalofrío me recorrió la espalda - ¿Por qué lo evitas? ¿Por lealtad a los muertos? ¿Honor? - cuestionó con dureza - ¿O tienes miedo de lo que pueda llegar a hacerte?

-        No tengo miedo - respondí por impulso fijando la mirada en sus ojos mientras me esforzaba por mantenerme firme, aunque cada vez resultaba más difícil

-        No, no es miedo - murmuró acercándose peligrosamente a mis labios - Porque tú me deseas, tanto como yo te deseo...

Esa declaración fue la gota que finalmente derramó en vaso y terminó por destruir mi autocontrol; sin embargo, Sevika fue la primera en ceder y cuando sus labios impactaron contra los míos, toda mi actitud combativa desapareció y solo hizo falta que uno de sus muslos se colara en medio de mis piernas empujando contra mi intimidad para que nos volviéramos un lío caliente difícil de detener; Sevika acarició mi lengua con la suya, para después chuparla con maestría mientras yo clavaba mis uñas en su cintura y solo me dio un segundo para tomar aliento antes de volver a atacar mis labios profundizando el beso mientras su muslo continuaba presionando entre mis piernas.

-        Sevika... - jadeé sin aliento mientras ella me tocaba y presionaba mi intimidad tentándome con maldad

-        No voy a ser suave - dijo alejándose un poco, pero manteniéndose a pocos centímetros de mi boca - No pararé de follarte hasta que no puedas pensar en nada, excepto en mí - dijo mirándome con los ojos cargados de lujuria - Te tendré retorciéndote con mis dedos dentro de ti hasta que supliques que pare - sus amenazas deberían asustarme, pero en lugar de eso, me encendían

-        Eso quiero - respondí sin pensar y ella sonrió

Si le hacía caso a mi cabeza, saldría corriendo, pero estaba cansada de huir de esto y al tenerla presionando contra mi cuerpo, finalmente me permití ceder y decidí disfrutar de este momento, ya mañana tendría tiempo de arrepentirme de mis decisiones, por ahora solo la deseaba a ella y a todo lo que pudiera hacerme esta noche.

-        Vamos a mi casa - declaró Sevika tomando mi mano con fuerza y sonreí al notar que no era la única desesperada

Tal vez en otro momento me hubiera puesto a pensar en todos los problemas que vendrían por involucrarnos en lo que sea que fuera esto, pero honestamente, justo ahora no me importaba, solo quería disfrutar y sentirme libre, tanto como para follar con ella sin más limitaciones o remordimientos.

La última vez que estuve en la casa de Sevika prácticamente intentaba huir, así que no pude apreciar bien que había en su interior, pero esta vez la expectativa de lo que sucedería me tenía impaciente y alerta, observando todo a mi alrededor; la casa de Sevika era bastante normal, en especial teniendo en cuenta su posición como la mano derecha de Silco y en realidad aunque se sentía algo fría también se parecía mucho a ella; las paredes eran sobrias y todo estaba perfectamente ordenado, no había nada fuera del lugar, lo que demostraba lo estricta que era ella incluso cuando se trataba de su propia vida.

Sevika no dijo ni una palabra mientras caminábamos, pero de inmediato avanzó por la sala tomando una botella de whisky junto a un vaso de cristal y se dejó caer en el sofá dejándome parada, nerviosa y confundida; la observé servirse un trago y beberlo de golpe antes de servirse un vaso más mientras observaba el líquido ambarino como si intentara con todas sus fuerzas no mirarme y eso me hizo sonreír; armándome de valor me acerqué hasta el sofá y me senté con cuidado sobre ella colocando cada una de mis piernas a un lado de su cadera para quedar a ahorcadas sobre su regazo mientras nuestros rostros quedaban a pocos centímetros de distancia y entonces sonreí.

-        Vas a ser mi muerte - dijo antes de tomar otro trago y cuando volvió a servir el whisky, tomé el vaso de sus manos y me lo llevé a los labios bebiendo todo el contenido con lentitud, disfrutando de su mirada sobre mi cuello y la sensación de sus manos en mi cintura

Dejé que una gota se deslizara por la comisura de mis labios y bajé el vaso fijando mis ojos en los suyos con una determinación tan fuerte que, en menos de un segundo, ella nuevamente tomó el control atrapando mis labios en un beso frenético y necesitado que me sacó un gemido de lo profundo de la garganta.

El sonido del cristal rompiéndose contra el suelo no nos detuvo y en el instante en que mis brazos se enredaron detrás de su cuello, sus manos bajaron por mi espalda cogiéndome por los muslos antes de levantarse con mis piernas cerrándose con fuerza alrededor de su cadera mientras el beso se volvía cada vez más intenso.

Sevika dio una patada a la puerta y prácticamente me tiro sobre la cama sin nada de delicadeza lo que sin duda me excito; estaba segura que había reventado el pestillo de la puerta con su fuerza, pero eso no parecía importarle y realmente me hizo sonreír el darme cuenta lo desesperada que estaba por tenerme, tanto que nada más parecía llamar su atención y por primera vez en años cedí por completo el control permitiéndole estar a cargo de la situación; ella era imponente, intimidante y feroz, su forma de tocarme era firme, sin dudas ni represiones y la forma en que me miraba estaba tan cargada de lujuria que enviaba descargas eléctricas a cada rincón de mi cuerpo.

El deseo y el calor me nublaban la mente dejándome tan abrumada que lo único que podía hacer era corresponder a los besos dominantes de Sevika mientras sus manos acariciaban la piel de mi estómago y en el momento en que ella se apartó, tomé el borde de la camiseta que traía con mis dedos y me la quité de un tirón mientras ella dirigía sus manos a mis pantalones y me los quitaba hasta dejarme en ropa interior sobre su cama.

-        Sevika - jadeé cuando se detuvo para mirarme y la forma en que sonrió me hizo estremecerme

Mis ojos se quedaron fijos en Sevika, viéndola abrir uno a uno los botones de su camisa verde oscura y temblé con ansias al verla retirar los cinturones de cuero con rapidez, dejando a la vista su torso musculoso cubierto por cicatrices y sus pechos envueltos por vendas blancas; percibí el movimiento de sus piernas cuando empujó las botas lejos de forma brusca y aprecié la forma en que su mano metálica abría la hebilla del cinturón del pantalón hasta que la tela marrón se deslizó por sus piernas dejándonos en las mismas condiciones.

Mi garganta se sintió seca y me humedecí los labios mientras la miraba detalladamente antes de ponerme de rodillas sobre la cama para acercar mis manos a su cuerpo; recorrí con los dedos las cicatrices en su abdomen y ella me permitió tocar durante un momento deteniéndome justo cuando mi mano comenzó a aventurarse más abajo, pero en lugar de arrepentirme, sonreí y me enderecé lo más posible para después enredar mis manos tras su cuello para atacar sus labios en un beso que ella no tardó en frenar.

Sevika tomó mi cabello con su mano de manera brusca, alejándome de su boca y bajo con sus labios por mi cuello, dejando besos húmedos que me tenían mojada y jadeando por ella hasta que sentí sus labios justo sobre mi pecho y sin darme ni un segundo para recuperarme, terminó de quitarme la última tela que me cubría para después llevarse mi pezón a la boca y chupar con fuerza sacándome un gemido de lo profundo de la garganta.

Sus dedos se cerraron alrededor de mi cabello y cuando tiro con un agarre firme, una mueca de dolor apareció en mi rostro, pero al mismo tiempo, mis ganas de que me tocara se volvieron más intensas, provocándome una desesperación que nunca antes creí posible; Sevika me lanzó hacia atrás y sentí el colchón recibirme firmemente antes de que ella volviera a presionar su cuerpo contra el mío.

Cerré los ojos al sentir su mano recorrer mi abdomen, deslizándose tan lento que un gemido ahogado escapó de mi garganta y por puro instinto me estiré buscando más de su toque, pero ella me detuvo con facilidad, empujando su rodilla justo en medio de mis piernas con una provocación dolorosa.

-        Mírame - ordenó y abrí los ojos encontrándome con esa sonrisa suya tan orgullosa que siempre me enfurecía

La mano metálica de Sevika terminó de rasgar mi ropa interior dejándome libre para sus manos y me estremecí de inmediato cuando uno de sus dedos se adentró en mi interior de golpe sacándome un grito que ella ahogó con sus labios; la desesperación volvió a hacerse presente y en el instante en que intenté darme la vuelta para dejarla abajo, sus dedos metálicos se cerraron sobre mi cuello y me cortó el aire obligándome a estirarme para conseguir algo de aire.

-        Aquí mando yo, perverso ángel... - murmuró en mi oído y permanecí quieta

Sus labios besaron un punto sensible en mi cuello y fue bajando por mis pechos mientras su mano controlaba la cantidad de aire que podía llegar a mis pulmones y su mano humana dejaba marcas de sus dedos por mi piel, explorando mis piernas y por supuesto, disfrutando de todos los sonidos que yo era incapaz de acallar.

-        Quieta - ordenó soltando mi cuello y usó ambas manos para separar mis piernas

La mano de Sevika ascendió por la cara interna de mi pierna derecha, disfrutando de la respuesta casi inconsciente de mi cuerpo que parecía abrirse sin esfuerzo ante ella; sus dedos apretaban mi piel con tosquedad, marcándome como suya, al menos por esta noche y cuando finalmente sus dedos llegaron a mi entrada que se contraía por la espera de su atención, la escuché gruñir y mordí mis labios con fuerza al sentir su lengua saborear mi piel mientras sus dedos entraban y salían con rapidez.

-        Estas tan mojada - dijo con su rostro entre mis piernas y nuevamente me atacó, lamiendo y chupando de una forma que me enloquecía

Sevika enterró dos dedos en mi interior, sin cuidado ni delicadeza, fue un gesto brusco y fuerte que presionó mis pliegues internos con intensidad; grité cuando el dolor me cubrió por un instante y luego sonreí cuando el placer me envolvió; nunca antes me había sentido así y estuvo claro que en las manos adecuadas, el sexo podía llevarte a las estrellas; sus embestidas eran brutales y la sensación de su lengua adentrándose en mi interior me estaba llevando al clímax, pero aun así deseaba más y pese a su orden de mantenerme quieta, me moví atrayendo su atención y ella subió por mi cuerpo sin sacar sus dedos de mi interior para capturar mis labios con los suyos en un beso necesitado que fue la gota que finalmente me llevó al punto más alto de placer que había experimentado en la vida y pude sentir sus labios tomar los míos con suavidad mientras iba perdiendo el sentido.

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Espero que hayan disfrutado este capítulo 😏😏😏
Nos vemos pronto
No olviden votar y comentar
Los quiero ❤️

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