CAPÍTULO 1
AURORA
Otro día más en este lugar y no podría sentirme más frustrada; detestaba ver en que se habían convertido los carriles; odiaba ver a las personas perdidas en el brillo y por sobre todas las cosas, la odiaba a ella.
Sevika, la mano derecha de Silco y una maldita traidora que era la culpable de que nos encontráramos en esta situación; si ella no hubiera traicionado a Vander, yo todavía tendría a mi familia y la tragedia que sucedió ese día jamás habría ocurrido.
La odiaba, la culpaba y de alguna forma también me odiaba a mí misma, después de todo, si ella era una traidora, yo también había terminado siéndolo, aunque por razones completamente diferentes; después de la muerte de Vander y de los demás, pensé que me quedaría sola, en especial cuando quedé atrapada bajo los escombros y observé a Violet golpear a Powder antes de salir corriendo; pude ver como Silco se acercaba a Powder y ella buscaba refugio en sus brazos para luego marcharse con ella y entonces luché más fuerte; me esforcé por salir hasta que lo conseguí y a pesar de mis heridas fui tras Silco para llegar hasta Powder, mi pequeña hermana adoptiva y la única familia que me quedaba.
Traicioné todo en lo que creía, traicioné las enseñanzas de Vander, traicioné a todos en los carriles, pero honestamente no podía abandonar a Powder y Silco usó eso a su favor para retenerme, obligándome a trabajar para él con tal de quedarme al lado de mi hermana y a pesar de que muchos creían que era una traidora e incluso yo misma llegaba a creerlo; la traición que jamás podría perdonarme sería abandonarla a ella cuando al igual que yo, se quedó completamente sola.
- ¡Adivina! ¡Adivina! ¡Adivina! - entró gritando Powder y sonreí
- ¿Qué sucede Pow Pow? - pregunté al verla tan feliz
Hace mucho tiempo que Powder había cambiado su nombre, pero si bien el resto continuaba llamándola Jinx, yo no solía hacerlo y ella me permitía esa pequeña libertad, lo que realmente me hacía feliz; aunque solo lo hacía cuando estábamos solas, porque el resto del tiempo, era necesario llamarla Jinx, a pesar de lo mucho que odiaba ese nombre.
- ¡Mi nueva bomba de pintura dio justo en la cara de Sevika! - gritó elevando las manos con emoción y no pude contener la risa
Sinceramente odiaba a Sevika y cada que tenía la oportunidad hacía su vida miserable; ya fuera con pequeñas travesuras o con problemas más graves; siempre encontraba la forma de hacer su vida difícil y esa era la mejor parte de mi vida; ella era una traidora y la odiaba, la detestaba con todas mis fuerzas y ella lo tenía bastante claro, aunque por si existía alguna duda, no temía demostrarlo.
- Bien hecho, pequeña - dije con una sonrisa y ella solo sonrió por haber conseguido hacerme feliz
Habían pasado años desde que estábamos con Silco y ciertamente Powder había cambiado, pero para mí siempre sería esa pequeña niña que nos seguía a Violet y a mí a todas partes; ella siempre sería esa pequeña que pintaba dibujos locos en todos lados y disfrutaba peinándome mientras Vi entrenaba; esa era la Powder que recordaba y amaba, pero eso no me impedía amar también a Jinx, a pesar de toda su locura.
Al inicio fue difícil afrontar el hecho de que nuestras vidas cambiaran tan radicalmente; en un segundo todo lo que conocía desapareció y todos los que amaba se fueron; Vander, Mylo, Claggor; Violet; los perdí a todos y después de alguna manera perdí a Powder; porque las consecuencias que dejó en ella lo que sucedió y la forma en que su hermana la abandonó la marcaron profundamente y la dejaron vulnerable a la manipulación de Silco.
Intenté con todas mis fuerzas cuidar de ella; realmente intenté mantenerla a salvo; pero las voces, las pesadillas y la desconfianza que sentía, destrozaban su mente un poco más cada día y al final, me di cuenta que lo único que podía hacer para ayudarla era quedarme a su lado y apoyarla, incluso si eso significaba trabajar para Silco y soportar a Sevika.
- ¡Maldita mocosa! - escuchamos un grito y me coloqué a la defensiva, delante de Jinx
Cuando ella entró con ese paso firme y esa postura rígida; mi cuerpo se tensó de inmediato, pero al ver su rostro cubierto en pintura de un color azul brillante, no pude evitar sonreír.
- ¡Mocosa del demonio! - gritó con el fuego irradiando de sus ojos, pero en el momento en que dio otro pasó hacia nosotras, levanté el arma apuntando a su cabeza
- Cuidado con lo que haces o pondré una bala en esa cabeza tuya - la amenacé y me observó con odio, casi como si estuviera considerando cortarme el cuello
- ¡Mira lo que me hizo!
- Te dio algo de color y vaya que lo necesitabas - respondí haciendo reír a Jinx
- ¡Son un par de demonios! - gritó furiosa y volví a sonreír
- Ya deberías saberlo, ese no es ningún insulto
Sevika se veía furiosa, incluso más que eso; pero verla tan molesta solo consiguió hacerme sonreír; realmente disfrutaba atormentándola, incluso si eso después me traía algún problema con Silco, así que cuando ella se marchó furiosa murmurando insultos contra nosotras, me limité a darme la vuelta y centrar mi atención en mi pequeña hermana que traía las trenzas desordenadas.
Una vez que terminé de peinar a Jinx, la dejé con sus inventos, no sin antes besar su frente y me dirigí a la oficina de Silco, en dónde ya me esperaban; aunque en el segundo en que puse un pie dentro de la oficina, pude notar que Sevika se había cambiado, aunque aún persistían unas cuantas manchas de pintura que sin ninguna duda me hicieron sonreír con un pequeño orgullo en el pecho.
- ¿Qué pasa ahora? ¿Vino a llorarte? - pregunté y Sevika me fulminó con la mirada
- Aurora, ya hemos hablado de esto; Sevika merece respeto - dijo Silco con calma y fruncí el ceño
- Fue Jinx quien la atacó esta vez, yo solo me reí, además, que ella no tenga sentido del humor no es culpa de nadie
- Aurora... - murmuró Silco a punto se regañarme
Una parte de mí lo odiaba por la muerte de Vander, pero luego estaba esa otra parte; la que tenía que admitir que, durante estos años, él se había encargado de cuidar de nosotras; tal vez yo no tenía una relación tan cercana como la que Jinx tenía con él, pero era necesario aceptar que Silco había cuidado de mí y me había permitido cierta libertad que nadie en los carriles tenía; no estaba dispuesta a llamarlo padre, como Jinx lo hacía, pero tampoco era un monstruo, al menos no con nosotras.
- Intentaré comportarme - acepté antes de que comenzara el regaño
- Eso espero, porque tienen un encargo
- ¿Con ella? ¡No! - se quejó Sevika
- Aurora es más que competente; no hay nadie mejor que ella con el arco y los cuchillos; podrá cubrir tu espalda, así que no hay discusión al respecto - ordenó Silco y la expresión de amargura en el rostro de Sevika empeoró
- A mí tampoco me emociona trabajar contigo, pero no me estoy quejando - crucé los brazos con molestia mientras Sevika seguía fulminándome con la mirada
- Vayan de una vez y espero que no provoquen más problemas por comportamientos infantiles - dijo mirándome y sonreí
- Mientras ella no me provoque...
Sevika salió furiosa de la oficina mientras que yo la seguía de cerca, pero al acercarnos a la zona de embarque para recibir el envío de brillo, pude observar a un par de vigilantes acercándose y jalé el brazo de Sevika para obligarla a retroceder.
- ¡¿Qué diablos?! - la corté antes de que pudiera gritarme y me apresuré a interceptar a aquellos vigilantes
Para ser honesta, era excelente con las armas, pero era aún mejor para manipular a otros, en especial si eran unos tontos vigilantes que se quedaban embobados con mi cuerpo, así que sin perder ni un segundo, me acerqué a ellos con una sonrisa fingiendo que nada estaba sucediendo en este lugar.
- Chicos, que coincidencia verlos por aquí - dije sin ser capaz de recordar sus nombres
- Aurora... - murmuró uno de ellos mientras sus ojos me recorrían de arriba a abajo
- ¿Qué haces por aquí? - preguntó el otro sujeto
- Estaba aburrida y decidí salir a caminar; ¿no están felices de verme? - pregunté con una sonrisa y me acerqué exponiéndome más a sus ojos - Yo me alegro mucho... - murmuré acariciando uno de sus brazos
- Claro que nos emociona verte... muñeca - respondió uno de ellos de una forma que me dio asco, pero solo fingí que me encantaba y volví a sonreír
- Podríamos vernos más tarde, acabaremos rápido con nuestro trabajo y bajaremos por ti, belleza - añadió el otro sujeto y volví a sonreír
- Pues entonces dense prisa, los estaré esperando - respondí con una sonrisa y prácticamente salieron corriendo para terminar con lo que sea que tuvieran que hacer
Una vez que me aseguré que no viniera nadie más, hice una señal para que continuaran descargando el encargo que teníamos y me acerqué a Sevika que me observaba fijamente como si estuviera juzgándome.
- ¿Tienes algo que decir?
- Hacer eso no era necesario
- Cierto que prefieres golpear primero en vez de buscar otras soluciones; no es muy inteligente de tu parte ¿no crees?
- ¿Y es inteligente venderte a esos vigilantes?
- No me vendo a nadie, Sevika; pero si yo quisiera acostarme con alguno de ellos, lo haría; no necesito pagar por sexo - dije intentando molestarla, pero solo sonrió
- ¿Quién dice que tengo que pagar? - preguntó acercándose y al sentirla tan cerca, no pude evitar tensarme - Cada una de ellas ruega por más una vez que me tienen encima; no soy una amante cualquiera como los que frecuentas - la miré realmente furiosa y ella se limitó a reír
- No tienes idea de lo que hablas
- Podría jurar que ninguno de ellos te ha dejado satisfecha - declaró con tanta seguridad que tuve ganas de golpearla
Estaba ofendida y furiosa por lo que me di la media vuelta y me concentré en el trabajo antes de que termináramos peleando de verdad; pero la seguridad con la que afirmaba sus habilidades estuvo dando vueltas en mi cabeza durante las siguientes horas, casi como una maldita tortura y para cuando terminamos el trabajo no solo me encontraba de mal humor si no que deseaba darle una lección de humildad a esa odiosa mujer.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Una nueva historia y les juro que tenía muchas ganas de escribir sobre Sevika
Cuéntenme que opinan y que se imagina que sucederá
Nos leemos pronto
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