CAP.8 La verdad

Anteriormente

Katsuki se sintió dividido. Su lealtad hacia Izuku y su deseo de proteger a la madre de su amigo chocaban con su necesidad de ser honesto.

"¿Qué pasaría si se lo digo?", se preguntó. "¿Ella podría ayudarnos a demostrar la inocencia de Izuku?"

Pero la duda seguía presente.

"¿Y si no puede manejar la verdad?", se preguntó. "¿Y si se derrumba?"

La madre de Izuku lo miró con ojos expectantes, esperando una respuesta.

Katsuki respiró profundamente y se preparó para tomar una decisión.

"Señora Midoriya...", comenzó a decir.

Actualmente

Katsuki respiró profundamente y miró a la madre de Izuku a los ojos. "Señora Midoriya, necesito decirle algo importante sobre Izuku", dijo con voz seria.

La madre de Izuku se puso tensa, anticipando malas noticias. "¿Qué pasa, Katsuki? ¿Está bien?"

Katsuki vaciló por un momento antes de responder. "Izuku... está en Tartarus".

La madre de Izuku se sorprendió, su rostro palideciendo. "¿Tartarus? ¿Qué significa eso? ¿Por qué está allí?"

Katsuki eligió sus palabras con cuidado, sin revelar la verdad sobre la acusación de traición. "Fue una decisión de la Asociación de Héroes. Lo consideran un peligro para la sociedad".

La madre de Izuku se enfureció. "¿Un peligro? ¡Eso es absurdo! Izuku nunca haría daño a nadie".

Katsuki asintió con la cabeza. "Lo sé, señora Midoriya. Pero la Asociación de Héroes tiene sus razones. Estoy trabajando con mis amigos para demostrar su inocencia y sacarlo de allí".

La madre de Izuku lo miró con ojos llenos de determinación. "Katsuki, necesito saber qué pasó. ¿Qué hizo Izuku para que lo encerraran en Tartarus?"

Katsuki se mantuvo firme en su decisión de no revelar la verdad completa. "No puedo decirle más, señora Midoriya. Pero le prometo que estamos haciendo todo lo posible para ayudar a Izuku".

"Katsuki, ¿Qué le hicieron a mi hijo para que lo encerraran en Tartarus?"

Katsuki se sintió incómodo, evitando el contacto visual. "Señora Midoriya, ya le dije que no puedo decirle más. La Asociación de Héroes tiene sus razones."

La madre de Izuku se acercó a Katsuki, su voz firme. "Katsuki, soy la madre de Izuku. Tengo derecho a saber qué le pasó a mi hijo. ¿Qué secreto es tan grande que no puedes decirme la verdad?"

Mitsuki intentó intervenir, pero la madre de Izuku la detuvo con un gesto. "No, Mitsuki. Quiero saber la verdad. Katsuki, dime qué pasó."

Katsuki se sintió atrapado, su lealtad hacia Izuku y su deseo de proteger a la madre de su amigo en conflicto. "Señora Midoriya, por favor..."

La madre de Izuku lo miró con ojos suplicantes. "Katsuki, por favor. Dime qué le pasó a mi hijo. ¿Qué hizo para que lo encerraran en Tartarus? ¿Qué hay que no me estás diciendo?"

Katsuki suspiró, intentando encontrar las palabras adecuadas. "Señora Midoriya, por favor, confíe en mí. Estoy haciendo todo lo posible para ayudar a Izuku."

La madre de Izuku se mantuvo firme. "No puedo confiar en ti si no me dices la verdad. ¿Qué le pasó a mi hijo?"

Katsuki se sintió abrumado por la emoción de la madre de Izuku. Sabía que no podía mantener el secreto por más tiempo.

Señora Midoriya...", comenzó a decir Katsuki, pero se detuvo, indeciso. La madre de Izuku se acercó a él, su voz llena de desesperación.

"Katsuki, Izuku es mi hijo", dijo, su voz temblando con emoción. "Lo llevé en mi vientre, lo crié, lo amo más que nada en el mundo. Tengo derecho a saber qué le pasó."

Katsuki respiró profundamente y miró a la madre de Izuku a los ojos. "Izuku... fue acusado de traición", dijo finalmente, su voz llena de pesar y tristeza.

La madre de Izuku se sintió como si hubiera recibido un golpe mortal. Su rostro palideció y se tambaleó, como si estuviera a punto de desmayarse. Sus ojos se abrieron de par en par, llenos de horror y dolor.

Estaba paralizada por el dolor y la sorpresa. Su mente se llenó de pensamientos terribles: ¿cómo podían acusar a su hijo de traición? ¿Qué había hecho Izuku para merecer eso?

Su cuerpo comenzó a temblar y las lágrimas comenzaron a fluir. "No", susurró, su voz llena de desesperación. "No, no, no. Esto no puede ser verdad."

La madre de Izuku se derrumbó en los brazos de Mitsuki, sollozando desconsoladamente. Su mundo se había derrumbado en un instante, y no sabía cómo seguir adelante.

"Inko, por favor, siéntate", dijo Mitsuki, preocupada mientras intentaba calmarla.

La madre de Izuku se sentó, su mirada fija en Katsuki, con los ojos llenos de lágrimas. "¿Traición?", repitió, su voz apenas audible. "¿Cómo es posible? Izuku nunca haría algo así. Él es un héroe, no un traidor."

Katsuki negó con la cabeza, sintiendo una gran culpa por haber tenido que revelar la verdad. "Lo sé, señora Midoriya. Izuku no es un traidor. Pero la Asociación de Héroes tiene pruebas que dicen lo contrario."

"¿Cómo pudieron hacerle esto?", preguntó, su voz llena de dolor. "¿Cómo pudieron acusar a mi hijo de algo tan horrible?"

"¿Y nadie intentó defenderlo?", preguntó la madre de Izuku, su voz llena de dolor.

Katsuki miró al suelo, su voz llena de culpa. "Lo intentamos, señora Midoriya... pero Izuku no nos dejó quedarnos. Nos dijo que nos lleváramos a Momo y que la protegiéramos... de que la capturen."

La madre de Izuku se sintió como si hubiera recibido otro golpe, su rostro bañado en lágrimas. Su voz tembló mientras hablaba, llena de dolor y desesperación. "¿De que la capturen?", repitió, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.

Katsuki asintió, su rostro reflejando su propia tristeza. "Así es", dijo, un poco decaído por ver cómo estaba la madre de su amigo y a quien consideraba como una tía. "Los héroes... no sé qué les pasó, pero ellos querían llevársela porque era la novia de Izuku y pensaron que también era una traidora."

La madre de Izuku se sintió como si hubiera recibido un golpe. Su cuerpo se sacudió con cada palabra.

Katsuki apretó los puños, su voz llena de rabia y frustración. "Así que nosotros nos la llevamos mientras él...". Se detuvo, incapaz de continuar.

La madre de Izuku lo miró, su rostro lleno de dolor. "¿Qué hizo Izuku?", preguntó, su voz llena de miedo.

Katsuki miró al suelo, su voz baja y llena de emoción. "El detenía a los héroes para que no fueran tras nosotros."

La madre de Izuku se sintió como si su mundo se hubiera derrumbado. "¿Nadie dijo nada para detener esto?", preguntó, su voz llena de incredulidad. "¿Ni siquiera All Might, su mentor? ¿El hombre que lo entrenó?"

Katsuki bajó la cabeza, avergonzado. "No, señora Midoriya. Fue un proceso rápido y secreto. No hubo oportunidad para defenderlo. Y All Might... estaba entre los que lo acusaron."

La madre de Izuku se detuvo, jadeando entre sollozos. Su cuerpo se sacudía con cada palabra, su corazón lleno de dolor y tristeza.

"¿Cómo pudo All Might permitir que esto sucediera?", preguntó, su voz llena de dolor. "¿Cómo pudo dejar que acusaran a mi hijo de traición?"

La madre de Izuku se cubrió la boca con la mano, como si estuviera intentando contener un grito. Su cuerpo comenzó a temblar y las lágrimas comenzaron a fluir con más fuerza.

"¿Qué pasó con la justicia?", preguntó, su voz llena de desesperación. "¿Qué pasó con la verdad?"

Katsuki se sintió abrumado por la emoción de la madre de Izuku. Se acercó a ella y se arrodilló a su lado.

"Señora Midoriya, lo siento mucho. Estoy haciendo todo lo posible para ayudar a Izuku. Estoy seguro de que podemos demostrar su inocencia."

La madre de Izuku miró a Katsuki con ojos suplicantes.

"Por favor, Katsuki. Tienes que ayudar a mi hijo. Tienes que demostrar que es inocente."

Katsuki asintió con la cabeza, determinado.

"Lo haré, señora Midoriya. Haré todo lo posible para ayudar a Izuku."

La madre de Izuku se abrazó a sí misma, llorando desconsoladamente. Mitsuki se sentó a su lado, intentando consolarla.






Justo en ese momento, al otro lado de la ciudad, Shoto Todoroki caminaba por las calles oscuras de Japón, su cabello bicolor destacando en la noche. Su rostro estaba serio, y sus ojos parecían perdidos en pensamientos profundos.

La ciudad oscura se extendía ante él, llena de secretos y peligros. Las luces de las farolas se reflejaban en los charcos de agua, creando un efecto de espejo que parecía multiplicar la sombra de Todoroki. El viento susurraba entre los edificios, llevando consigo el murmullo de la ciudad.

Su caminar era lento y deliberado, como si estuviera pesando cada paso. No se fijaba en el camino, y parecía ignorar los sonidos y las luces de la ciudad.

"Maldición...." Habló el joven bicolor en un tono enojado y con tristeza, su voz resonando en la noche. Su rostro se tensó, y sus ojos se llenaron de lágrimas de frustración.

"No pude hacer nada", dijo mientras miraba sus manos, como si estuvieran vacías y sin propósito. "De qué me sirve tener dos poderes si al final, en el momento en que los necesito, no hago nada."

"¿Cómo es que esos héroes pudieron hacerle eso?", se preguntó Todoroki, su voz llena de indignación. "Aún cuando Izuku siempre trabajó con ellos, siempre los apoyó... ¿cómo pudieron traicionarlo de esta manera?"

La oscuridad parecía cerrarse alderededor de él, pero Todoroki no se rindió. Su determinación era más fuerte que nunca. Iba a descubrir la verdad, y iba a hacer justicia. Por su amigo izuku , y por lo que era correcto.





Días después, la madre de Izuku, Inko, se encontraba de pie frente a la entrada de la prisión de Tartarus, su corazón latiendo con ansiedad y tristeza. Habían pasado varios días desde que Katsuki le reveló la verdad sobre la acusación de traición contra su hijo, y aún no podía creer que su Izuku estuviera encerrado en ese lugar.

Inko se detuvo frente a la entrada de la prisión de Tartarus, un edificio imponente y sombrío que parecía tragar la luz del sol. El aire estaba cargado de un olor a desesperación y miedo.

Al entrar, fue recibida por el sonido de gritos y lamentos que resonaban en los pasillos. Los presos gritaban y golpeaban las puertas de sus celdas, mientras que los guardias patrullaban con expresiones implacables.

Inko se estremeció al escuchar el ruido de las puertas de metal que se cerraban y se abrían, y el sonido de las cadenas que arrastraban por el suelo. El aire estaba lleno de tensión y miedo.

Un guardia se acercó a ella, su rostro sin expresión. "Nombre y relación con el preso", exigió.

"Inko Midoriya. Madre de Izuku Midoriya", respondió ella, intentando mantener la calma.

El guardia asintió y la acompañó por el pasillo, pasando por delante de celdas donde los presos la miraban con ojos vacíos y desesperados.

Finalmente, llegó a una sala de visitas privada, donde podía hablar con Izuku sin barreras. El guardia abrió la puerta y se hizo a un lado "30 minutos" anuncio.

Inko entró en la sala y se detuvo en seco al ver a Izuku sentado en una silla, con las manos esposadas a la mesa. Su rostro estaba pálido y demacrado, y sus ojos parecían haber perdido su brillo.

Inko se derrumbó en lágrimas, su cuerpo sacudido por sollozos. "Izuku, mi hijo...", dijo, su voz temblando.

Izuku se puso tenso, su mirada fija en su madre. No lloraba, pero su rostro reflejaba la angustia que sentía por verla allí.

"Mamá, no deberías haber venido", dijo Izuku, su voz baja y ronca.

Inko se acercó a él y lo abrazó con fuerza, sin importarle las esposas que lo sujetaban. "No podía no venir, Izuku. Tenía que verte."

Izuku se sintió mal al ver el dolor y la preocupación en el rostro de su madre. "Lo siento, mamá. No quería que te preocuparas."

Inko se separó de él y lo miró a los ojos. "No hay nada que lamentar, Izuku. No hay nada que puedas hacer para que yo te ame menos."

Inko seguía abrazando a su Izuku mientras le preguntaba muchas cosas que habían pasado y cómo le estaba yendo en prisión.

"¿Cómo estás, Izuku? ¿Te tratan bien? ¿Necesitas algo?", preguntó, su voz llena de preocupación.

Izuku suspiró y comenzó a contarle todo lo que había pasado desde su arresto. Inko escuchaba atentamente, su corazón doliendo por el sufrimiento de su hijo.

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Bueno, bueno, bueno chicos hasta aquí el capítulo de hoy.

Espero y haya sido de su agrado

No olviden dejar su estrellita

Nos vemos, hasta la próxima.

                                 Adiós.

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