CAP.6 HACIENDO AMIGOS.
ANTERIORMENTE
Los padres de Momo no solo estaban enojados con los héroes sinó también muy tristes por Momo e izuku quien se arriesgo demasiado solo para que su hija estuviera bien.
ACTUALEMENTE
Momo, con los ojos aún enrojecidos por el llanto, se sentaba entre sus padres, buscando consuelo y apoyo en ellos. Su corazón aún estaba destrozado por lo que había sucedido con Izuku, y la tristeza y la rabia se entrelazaban en su interior.
"Papá, puedo hacerte una pregunta", dijo Momo, rompiendo el silencio que reinaba en la sala. Su voz temblaba ligeramente, revelando la emoción que la embargaba.
Su padre, un hombre maduro y sabio con cabello gris y ojos bondadosos, se volvió hacia ella con una expresión de interés. "Claro, hija, dime qué pasa", respondió, mientras tomaba su taza de té, que acababan de traerle. El aroma del té flotaba en el aire, creando un ambiente relajante que contrastaba con la tensión emocional que reinaba en la sala.
Momo respiró profundamente antes de hacer su pregunta. "Es cierto que tú le debes favores a Izuku", preguntó, aunque ya sabía la respuesta. Quería ver si su padre le diría la verdad, si le confiaría los secretos que guardaba sobre su relación con Izuku.
Su padre dejó la taza en la mesa y la miró con curiosidad. "Eh, sí es cierto", admitió con una sonrisa leve. "Pero dime, hija, ¿quién te dijo eso?" Su voz era suave y tranquilizadora, pero Momo detectó un destello de curiosidad en sus ojos.
"Izuku me lo dijo", respondió Momo, mirando al suelo. Su voz se quebró ligeramente al mencionar el nombre de su amado. "Yo llegué a pensar que podrías creer que lo que te dijeron era verdad." La tristeza y la inseguridad se reflejaban en su rostro.
Su madre, una mujer elegante y cariñosa con cabello negro y ojos cálidos, se inclinó hacia adelante, con una expresión de ternura. "Ay, hija, cómo vamos a creernos eso si nosotros sabemos cómo es Izuku y cuántas veces nos ha ayudado", dijo, mientras tomaba la mano de Momo entre las suyas. "Además, ¿cómo vamos a creer en alguien que ni siquiera te conoce, hija?" Su voz estaba llena de convicción y amor.
Momo se sintió abrumada por la emoción y dijo con tristeza: "Lo siento." La culpa y la inseguridad la estaban consumiendo, pero sus padres estaban allí para reconfortarla.
"No te preocupes, hija", dijo su madre, abrazándola. Su padre se unió al abrazo, envolviendo a Momo en un cálido y reconfortante abrazo familiar. En ese momento, los tres se sintieron unidos, compartiendo el dolor y la tristeza por lo que había sucedido con Izuku, pero también compartiendo el amor y el apoyo que los unía como familia.
En ese abrazo, Momo encontró un refugio temporal para su dolor y su tristeza. Sabía que sus padres estarían siempre allí para ella, apoyándola y amándola sin importar lo que pasara. Y en ese conocimiento, encontró la fuerza para seguir adelante.
TÁRTAROS.
En el oscuro y misterioso reino de Tártaros, tres figuras emergían de las sombras.
Al frente, un chico con cabello verde caminaba con paso seguro, liderando a sus compañeros.
Detrás de él, un viejo con una larga barba blanca y una cicatriz prominente en su ojo izquierdo, vestido con un traje de prisionero desgastado y sucio, y un montsuki que parecía ser su compañero constante, avanzaba con una mirada sabia y experimentada.
A su lado, un joven de unos 20-23 años con un tatuaje de un león en su brazo derecho y una pequeña cicatriz en su mejilla, caminaba con una expresión de frustración.
"No es justo, no pude ni siquiera probar la comida", se quejó el joven, sacudiendo la cabeza.
El viejo se detuvo un momento, acariciando su barba con una mano, mientras miraba al joven con una expresión severa.
"Bueno, tú tuviste la culpa", dijo con una voz profunda y autoritaria.
El joven se sorprendió, apuntándose hacia sí mismo con la mano.
"¿Yo?!" exclamó, incrédulo.
El viejo asintió con la cabeza, sin detener su caminata.
Claro, si no te hubieras tardado tanto en acabar con ese monstruo naturalmente habrías llegado a tiempo para comer -dijo el viejo, quien solamente seguía caminando mirando al frente, su barba blanca y despeinada se movía ligeramente con cada paso-.
Y de quién fue la culpa de que ese monstruo me atacara -preguntó el joven, obviamente sabiendo la respuesta, su voz llena de frustración y decepción.
De los villanos que aparecieron y dejaron esa cosa -dijo Izuku, quien tenía las manos en los bolsillos, mientras se quedaba quieto esperando a que la puerta se abriera, pues ya habían llegado a su celda. Su cabello verde parecía brillar en la oscuridad.
Exactamente... que no, claramente fue tu culpa -dijo el joven mientras apuntaba a Izuku con el dedo, su rostro enrojecido por la ira.
Mi culpa, ¿yo traje esa cosa? -preguntó Izuku, recibiendo un "No" por respuesta, su expresión era de confusión y curiosidad.
Entonces no fue mi culpa, fue culpa de esos villanos que lo trajeron. Así que si quieres enfadarte con alguien, pues enfádate con ellos -mientras entraba a la celda, siendo seguido por las dos personas detrás de él. Su voz era firme y segura.
Él tiene razón -dijo el viejo, dándole la razón a Izuku, su voz llena de sabiduría y experiencia.
Bueno, supongo que tienes razón -dijo el muchacho, su rostro se suavizó, y su ira se disipó.
Izuku se quedó viendo mientras tenía una cara de póker, pensando 'En serio se la creyó'. Su expresión era de sorpresa y diversión.
AL SIGUIENTE DÍA
AL SIGUIENTE DÍA.
Izuku estaba despertándose lentamente, estirando sus brazos y bostezando mientras veía como sus dos compañeros ya estaban despiertos y al parecer estaban ejercitándose; bueno, nomás el chico, ya que el viejo solamente le estaba gritando.
"Hey, viejo", dijo Izuku saludando al viejo con una sonrisa, su cabello verde despeinado.
"A, Izuku ya despertaste, eh", dijo el viejo, volteando a ver a Izuku con una mirada severa. "¿Qué estás haciendo? ¿No deberías estar entrenando?"
"A estaba entrenando a este chico", dijo el viejo, "ayer me dijo que si le ayudaba a entrenar y pues es lo que estoy haciendo", para luego voltear hacia el chico y regañarlo ya que lo estaba haciendo mal. "¡No, no, no! ¡Así no se hace! ¡Tienes que poner más fuerza en tus golpes!"
Izuku, al darse cuenta de que era lo que estaban haciendo, se rió para sus adentros y regresó a su cama, se acostó y se cubrió con la manta, quedándose de nuevo dormido.
Después de unas horas, el silencio de la celda se rompió con un estruendo. Un portal apareció en medio de la celda, y de él salieron Shigaraki, Dabi, Muscular, Toga y Twice, los villanos más peligrosos de la Liga de Villanos.
"Jajaja, ya espero ver cómo quedó ese niño después de pelear contra el Nomu", rio Shigaraki mientras salía del portal, su mirada maligna escaneó la habitación en busca de Izuku. Abrió los ojos esperando ver a Izuku todo lástimo, pero grande fue su sorpresa ya que él estaba en la cama, durmiendo pacíficamente.
"¿Qué...? Se supone que deberías estar herido por el No...", no terminó de hablar, ya que recibió una patada que lo mandó a estrellarse en la pared. Los demás villanos se pusieron en posición de ataque, listos para defenderse.
"Con que tú fuiste el que trajo esa cosa", dijo el chico con enojo, ya que por culpa del Nomu no había podido comer ayer. Su rostro estaba enrojecido por la ira.
"E-eh, tú, ¿quién eres, mocoso?", dijo Shigaraki, quien se estaba levantando con mucho dolor, su mirada asesina fija en el chico.
Por culpa de tu mugrero ese no pude comer ayer -dijo el chico enojado, su rostro enrojecido por la ira.
Eh -dijeron todos, para después dar una risa lo que hizo que el chico se molestará más. Su mirada se volvió aún más intensa.
Parece que no saben en qué lugar están, eh -dijo el chico mientras miraba en dirección hacia uno de los compañeros de Shigaraki-. Este no es un lugar tranquilo, así que naturalmente no esperen irse sin ninguna baja -mientras señalaba a alguien de los villanos.
Shigaraki y los demás voltearon en dirección hacia donde el chico apuntó, pero se asustaron al ver a Muscular muerto con los ojos en blanco y tenía muchas heridas. Ellos ni siquiera se dieron cuenta cuando Muscular había caído muerto. Su cuerpo yacía en el suelo, sin vida.
¿Qué...? ¿Cómo...? -tartamudeó Shigaraki, su mirada llena de sorpresa y miedo.
Vamos, ¿quién será el siguiente en morir? -dijo el chico con una sonrisa aterradora, su voz llena de sadismo.
Lo que hizo que ellos entraran al portal, escapando del lugar con rapidez. Su miedo era palpable.
No, no podemos quedarnos aquí -dijo Dabi, su voz llena de pánico.
Tenemos que salir de aquí, ahora -agregó Toga, su mirada fija en el chico.
Shigaraki asintió con la cabeza, su mirada aún fija en el cuerpo de Muscular.
Vámonos -dijo, y todos desaparecieron en el portal, dejando atrás al chico y su sonrisa aterradora.
El chico se rió para sí mismo, satisfecho con el resultado. Su mirada se volvió hacia Izuku, quien aún dormía pacíficamente.
UN MES DESPUES.
Ya había pasado un mes, izuku en ese tiempo se la paso entrenando y conociendo más al viejo y al chico.
El viejo era una figura imponente y temida en el Tártaros, un lugar donde la muerte y la violencia eran moneda corriente. Su reputación era legendaria, y cualquier persona que conociera su nombre sentía un escalofrío en la espalda. Hace una década, había sido el villano más temido del país, sembrando el terror y la destrucción allí donde iba.
Su historial era sangriento y brutal. Se le acusaba de haber asesinado a líderes de estado, responsables de gobernar y proteger a sus ciudadanos. También se le atribuía la muerte de más de 10,000 soldados y más de 200 héroes, aquellos que habían jurado proteger y defender a la sociedad.
Pero lo que hacía que el viejo fuera aún más peligroso era su Quirk, un poder misterioso y mortal. Aunque no sabía cómo se llamaba, conocía perfectamente cómo funcionaba. Su Quirk creaba un campo oscuro que envolvía a sus víctimas, sumiéndolas en una negrura total y absoluta. Luego, miles de estacas oscuras emergían de la nada, conteniendo un veneno letal que podía matar en cuestión de segundos.
Pero eso no era todo. El viejo también podía extraer el veneno sin necesidad de crear las estacas, y controlar el tiempo de acción del veneno, haciéndolo que sus víctimas sufrieran durante más tiempo. Sin embargo, rara vez utilizaba esta última capacidad, reservándola para aquellos que consideraba verdaderamente merecedores de su ira.
A pesar de su edad avanzada, el viejo seguía siendo un adversario formidable, capaz de inspirar temor y respeto en igual medida. Su presencia en el Tártaros era un recordatorio constante de que, en un lugar donde la muerte era una realidad cotidiana, él era el rey de la oscuridad y la destrucción.
El chico, cuya vida había sido una serie de sufrimientos y dolor, había sido víctima de la crueldad y la ambición de otros. De pequeño, había sido diagnosticado como Quirkless, sin poderes especiales en un mundo donde estos eran la norma. Pero su destino cambió drásticamente cuando fue secuestrado por un grupo de científicos sin escrúpulos.
Estos hombres, obsesionados con crear Quirks artificiales, sometieron al chico a pruebas inhumanas y sufrimientos indecibles. La intención era inyectarle un Quirk artificial, pero algo salió terriblemente mal. El Quirk, conocido como "King's Nightmare", se descontroló y mató a todos los presentes en el laboratorio.
El chico, exhausto y herido, se desmayó y cuando despertó, se encontró en el Tártaros, acusado de haber asesinado a más de 200 científicos y varias personas influyentes en Japón. Su Quirk, ahora una parte integral de él, era capaz de inducir pesadillas terroríficas en cualquier persona dentro de un radio de 1 kilómetro.
Estas pesadillas no eran solo ilusiones, sino experiencias realistas que podían causar daño físico y emocional, llegando incluso a ser mortales. El chico había aprendido a controlar su Quirk, pero apuntar a una persona específica requería un esfuerzo adicional. También podía entrar en la pesadilla y manipularla a su antojo.
Izuku nunca llegó a pensar que el chico hubiera pasado por algo así. Su expresión cambió, revelando sorpresa y compasión. No podía imaginar cómo alguien había podido sobrevivir a tanto sufrimiento.
Izuku, uno de los más fuertes en Tártaros, era conocido por su naturaleza tranquila. A diferencia de otros, no buscaba peleas ni violencia. Sin embargo, si alguien lo molestaba, no dudaba en defenderse. Su reputación como luchador formidable había ganado el respeto de los más fuertes en Tártaros.
Su relación con el viejo, un villano legendario, había contribuido a su estatus. Los demás sabían que Izuku era alguien a quien no se debía subestimar. Aunque no buscaba conflictos, su fuerza y habilidades en combate eran inigualables.
Pero ahora, al conocer la historia del chico, Izuku sentía una conexión inesperada. Ambos habían pasado por experiencias difíciles, aunque de manera diferente. El chico había sido víctima de la crueldad humana, mientras que Izuku había enfrentado desafíos en su propio camino.
La situación actual los había reunido en este lugar, Tártaros, un lugar donde la supervivencia era un lujo y la muerte acechaba en cada esquina.
Días después.
Izuku sostenía el teléfono con manos temblorosas, su corazón latiendo con emoción. En Tártaros, donde la comunicación con el exterior era casi imposible, este momento era un regalo precioso. Había recibido permiso especial para hablar con alguien, y esa persona era Momo, su novia, la mujer que había iluminado su vida en medio de la oscuridad.
—¿Cómo está, amor? —preguntó Izuku, su voz llena de cariño y preocupación, su tono suave como una caricia.
—Ella está triste, cada noche se queda despierta mirando la puerta, esperando verte —respondió Momo, su voz llena de emoción, su respiración entrecortada.
Izuku se refería a Eri, su hija adoptiva, la niña que había sufrido tanto en el pasado y que había encontrado en él un padre. La imagen de Eri esperándolo, con ojos llenos de lágrimas, desgarraba su corazón.
—¿Está ahí contigo? —preguntó Izuku, su voz llena de anhelo.
—Sí, está aquí. ¿Quieres hablar con ella? —ofreció Momo, su voz llena de esperanza.
—Claro, quiero escuchar a mi hija —dijo Izuku, sonriendo, su corazón saltando de emoción.
Momo se separó un poco del teléfono y le habló a Eri, quien estaba sentada en una silla, mirando por la ventana, su pequeño rostro reflejando la tristeza.
—Eri, te hablan por teléfono —dijo Momo.
—¿Quién es, mamá? —preguntó Eri, su voz llena de tristeza, su pequeña alma esperando una respuesta.
—Tu padre —respondió Momo, sonriendo, su voz llena de amor.
La reacción de Eri fue instantánea. Se levantó de la silla, corrió hacia Momo y tomó el teléfono, su pequeña mano temblando.
—¡Papá! —exclamó Eri, su voz llena de felicidad, su corazón saltando de emoción.
—¿Cómo está la niña más linda del universo? —preguntó Izuku, su voz llena de cariño, su corazón desbordando de amor.
—Muy bien, papá —respondió Eri, riendo, su voz llena de alegría.
—Qué bueno, hija. Sabes que pronto volveré a casa y podré abrazarte y pasar todo el tiempo que quieras con tu madre y contigo —dijo Izuku, sonriendo, su corazón lleno de esperanza.
—¿En serio? —preguntó Eri, su sonrisa aún más grande, su voz llena de emoción.
—Claro que sí, hija —respondió Izuku, su voz llena de convicción.
Después de despedirse de Eri y Momo, Izuku colgó el teléfono, sintiendo una mezcla de emoción y determinación. Su corazón latía con fuerza, su espíritu renovado.
—Bueno, parece que ya va siendo hora de salir de este lugar —dijo para sí mismo, dirigiéndose hacia su celda, donde lo esperaban sus dos compañeros, su mirada llena de resolución.
________________________________________________________________________
Bueno chicos hasta aquí el cap de hoy
Espero y sea de su agrado.
No olviden dejar su estrellita.
Cierto este saben todavía no he decidido que nombre ponerle al chico y al viejo por eso quería que me sugirieran algunos nombres y yo escogeré entre esos.
Pueden dejar los nombres aquí --->
Bueno eso sería todo nos vemos en el siguiente cap les hablo su amigo tatsuya.......
Adiós
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top