Cautiverio (corregido)

Han pasado ya varias semanas desde que le dije que quería casarme con él, y desde ese momento en el que pronuncié mi perdición no he podido hacer algo sin que gente me controle, no hay momento en el que pueda descansar, a habido noches en las que haciéndome la dormida oía como la puerta se abría y Alexander o Dark entraban.

Eran unos monstruos, ellos solo se quedaban observándome durante minutos que se me hacían horas para luego irse en silencio y dejarme sin dormir, estando alerta por lo que podrían hacerme...¡Quiero que me salven ya!

Mis minutos se hacían horas y las horas se me hacían años. Pero el día anterior a la boda fue el que me marcó más aún para siempre.

Esa noche Alexander entró cuando yo estaba contemplando el ventanal y con brusquedad me agarró del cabello tirándome al suelo, para acto seguido intentar abusar de mí, pero con suerte alcancé un candelabro que se encontraba cerca y le aticé con fuerza causándole una herida casi mortal en la cabeza, lo que me dio ventajas para levantarme y cogiendo este libro me fui corriendo sujetando mi vestido, no recordaba ya este palacio por lo que me fue complicado hallar la salida, pero cuando estaba a escasos metros de mi libertad, bajando por la gran y elegante escalera, Dark apareció ante mí creando un fuerte muro que no me dejaría traspasar. Sin salida frené de golpe y miré a todos lados, solo podía volver a subir por la escalera o arriesgarme a que Dark me atrapara con sus fuertes brazos y me estampara con fuerza contra el suelo para inmovilizarme. Ansiosa y sin pensar volví a subir la escalera, Alexander apareció por la puerta en la que yo estaba, por eso fui a la derecha corriendo hasta llegar a un ventanal, sin pensar lo abrí y me dispuse a saltar. Cuando los dos llegaron donde estaba se quedaron parados al ver que estaba a punto de tirarme de una altura de 4 metros del suelo.

—¡ARANDEL! ESPERA!

En verdad Dark parecía desesperado, es como si actuara cara su hermano, pero yo no podía confiar en ellos, después de todo por lo que me habían hecho pasar no.

—No tengo nada que perder.

Sin más que decir me puse de pie en el borde de la ventana y a trompicones lo conseguí, me agarré al marco y me puse de espaldas.

—¡Dejadme en paz!

Sin pensarlo dejé caer mi cuerpo hacia atrás pero antes de poder estamparme contra el suelo noté que alguien me llevaba, abrí los ojos y allí estaba él, Terea me había salvado de nuevo.

—Pensé que no te encontraría, disculpa la tardanza Arandel.

—Eres mi salvador Sombra.

Al escuchar ese nombre el rostro de Terea se cambió a uno más siniestro, no sé si lo dije, pero Sombra tenía dos personalidades, Terea y Sombra, la luz y la oscuridad, el nigromante celestial y el infernal, el Ying y el Yang. Cuando se le llamaba por Sombra aparecía el lado que le rogaba por la lujuria y la ira, mientras que Terea era burlón y bueno, ya habéis visto como es él.

—¡TEREA! ¡Dije Terea!

—Disculpa Arandel ¿A sido él cierto? ¿Sombra te secuestró?

—Fue Alexander y mañana me iba a casar, pero menos mal que estas aquí.

Sin pensarlo uní mis labios con los de él en un beso que nos dejó a ambos atónitos.

—Mejor vamos a un lugar seguro antes de hablar de lo que acaba de pasar.

Se que Terea me amaba pero a la vez no quería enamorarse de nadie, alguien que aún no había completado su misión no podía completar el trato, así era él, un hombre de palabra.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top