Batalla final~Arandel (corregido)

[Narra Arandel]

—Entonces no es necesario que me contenga.

Cuando levantó la mirada que había guiado hacia su espada pude ver que sus ojos no lloraban sangre, sino un líquido espeso de color negro como el carbón.

—¡Hey Dark! ¿Estas bien? ¿Qué te sucede?

—No soy Dark.

Una voz desconocida y más gruesa brotó del interior de su cuerpo, yo en ese momento ya andaba asustada, pero cada vez lo estaba más.

—¿Qui Quién eres entonces? —tartamudeé—.

—Me llamo Raiden. Dark es mi reencarnación.

—¿Reencarnación? —al preguntar veo que como respuesta asiente lentamente con la cabeza—.

—Dark es mi reencarnación, aunque muchas veces deja que le posea. Se siente delicioso cuando me dejó por primera vez hacerlo, cuando eso sucedió él estaba en un poblado muy lejos de aquí. Él me pidió ayuda cuando tú te alejaste y como consuelo yo le di una libertad que muchos desearían.

—¿Libertad?

Cada vez me sentía más intrigada por el repentino cambio de Dark y como podría afectar eso en mi futuro. Ensimismada en mis pensamientos de repente veo como con una curvatura en su rostro Raiden empuña su arma y tras elevarla la deja caer hacia mí, el instinto se apodera y cierro los ojos. Tras una sonora carcajada los abro y veo que no es a mí a quien atraviesa es... ¡No!¡Espera! No puede ser...

La escena me parece sacada de una terrible pesadilla de la cual quiero despertar.

Mi mirada se clava en una profunda y sangrante herida en el hombro de Terea, muy cerca del cuello.

—Lástima, la próxima no fallaré.

Volví a ver esa arma elevarse y con el gesto gotas de sangre me salpicaban, esa vez no me quedé quieta. Arrastré como pude a Terea y lo más rápido que me permitía me intenté marchar del lugar.

—No podrás salvarte si cargas conmigo — con una tos grave escupió sangre y supe que debía llevármelo a un hospital, por desgracia debíamos ir al mundo humano para ello—

Aterrada y sin saber que hacer miré hacia todos los lados. El palacio era enorme y cargar con su peso muerto era demasiado, y por si eso fuera poco, las escaleras no ayudaban nada. Cuando llegué a la puerta principal no vi escapatoria, estaba completamente cerrada y no se podía abrir, sin esperanzas escuchaba como los pasos de nuestro perseguidor se acercaban con mayor ímpetu.

—Por aquí.

Un susurro me hizo girar la cabeza y cuando lo vi no podía creérmelo, y mucho menos que me ayudara.

—¿Therion? N no puede ser... —solté a Terea para frotar mis ojos, pero esa alucinación seguía ahí—.

—No soy una alucinación, ¡Vamos rápido! No nos queda mucho tiempo, debemos de escapar antes de que sea demasiado tarde —tras asentir cogí a Terea como pude y vi que Therion salía a ayudarme, aún extrañada conseguimos meterlo dentro—

—Gracias —susurré—

Por muy aterrador que pareciera al llegar a su lado pude ver que era cierto, él estaba vivo, no se como pero lo que parecía que le habian cortado el cuello era falso, de hecho, no tenía ni una pequeña cicatriz de ello.

—Oye Therion —él me miró una vez estuvimos bien ocultos en una grieta de fuera del palacio—¿No estabas muerto?

—¿Uh?¿ Te refieres al hechizo que usé para crear un doble ? —su risa masculina hizo eco en ese estrecho lugar— Soy yo, no estoy muerto, puedes comprobarlo por ti misma —con una sonrisa seductora me cogió la mano y la puso en su pecho para acto seguido subirla hasta sus labios, al besar cada uno de mis nudillos mi mano se estremecía, pero no de asco ni de horror, de algo muy diferente—.

—Para, Therion, esto no tiene gracia. Tu hermano está...—miré una vez más al exterior mientras él finalizaba mi frase—

—¿Diferente? Él ya no es el mismo, nos dimos cuenta poco después de que te escaparas, —sus hechizantes ojos verdes se posaron en los míos y un mechón rebelde de su enlacado cabello azul se le cayó entre los ojos aportándole a su masculino rostro un toque más seductor— su carácter había cambiado mucho y casi nunca salía de su cuarto. Cuando se enteró de que te había capturado salía constantemente para quedarse frente a tu puerta, sin ningún valor para abrirla y decirte lo mucho que te amaba. Entonces pensé que si yo podía mantenerte cautiva para siempre aquí él cambiaría y volvería a ser el mismo de siempre, pero entonces tuviste que fastidiarlo todo y se convirtió en lo que acabas de ver. Decía que si cumplía tu venganza hacia nosotros lo amarías de nuevo y volverías, en una cosa no se equivocó, en que volverías... Pero estaba equivocado en pensar que lo amarías como antes. Mejor dicho, y esto es algo que me lleva rondando la cabeza durante siglos ¿ Alguna vez llegaste a amarlo? —su mirada era fría y calculadora, cualquier mala contestación haría que me matara sin darme cuenta, su risa me sacó de mis pensamientos— No respondas si no quieres, tendríamos que curar a Terea antes, creo que no me amarías ni a mí nunca.

—Therion —su mirada era impactante y muy expresiva, si no me hubiera ocurrido nada en el pasado ni hubiera sido parte de mi familia puede que me hubiera enamorado de él sin pensármelo dos veces— ¿Acaso tú también me amabas?

—No te hagas la importante Arandel. —su sonrisa tardó poco en dejar su rostro para transformarse en una expresión seria— Ya viene — Dark, inquirí yo.

—¿Arandel? Solo quiero que volvamos a estar juntos —sus pasos estaban mucho más cerca y se escuchaba como si llevara su pesada arma arrastrando por el suelo—.

—No habléis, si lo hacéis nos descubrirá —susurró Therion, su voz era profunda, cargada de una tensión impropia de él, cargaba con un gran peso y no lo quería decir, el porque no lo sabíamos nadie excepto él mismo. A esa afirmación tan solo pude asentir en nombre de Terea también—

Los pasos ya estaban a escasos centímetros de nosotros, eso lo confirmé cuando una sombra se detuvo enfrente de donde estábamos. Cerré mis ojos con fuerza hasta que escuché como se alejaban. Fue una aterradora experiencia, y más tan apretada junto a dos hombres, uno lo suficientemente hermoso como para volver locas a todas las mujeres del universo y el otro a las puertas de la muerte.

—Therion, no has respondido a mi pregunta.

—¿Cuál era? —su voz volvió a adquirir su tono serio con un toque sensual—

—¿Tú me amas o amabas de verdad? —mis ojos buscaron impacientes sus labios en busca de respuestas—

—Tal vez... —debió de darse cuenta que miraba, ya que su sonrisa apareció de nuevo y tras humedecerse sus labios prosiguió— Pero eso ya no importa, creo que has conseguido a quien amar —sus ojos fueron indirectos al cuerpo de Terea— aunque... si muere podría darte otra respuesta más certera. —sin emitir sonido vocalizó— Te amo —mi rostro siguió su movimiento y al finalizar la respuesta yo me quedé de piedra, no podía creeme lo que acaba de pronunciar—.

—Entonces tú...

—Cuando mandé que fueran a por ti no fue con una mala, sino con la intención de tenerte a mi lado y hacer que mi hermano volviera a ser el de antes, lástima que ahora uno esté muerto y el otro en una completa locura —sus ojos parecieron entristecer pero en su voz lo disimuló— creo que deberé acostumbrarme a estar solo, ya ni siquiera puedo estar en este palacio, todos los recuerdos que se crearon aquí desaparecerán junto a él y a...—esa vez no pudo contenerse, era siempre fuerte y al igual que sus hermanos, nunca lloraba, a excepción de esa vez, unas filas finas de lágrimas empaparon sus pálidas mejillas, no pude dejarlo así y traté de consolarlo—.

—No vas a quedarte solo, —una falsa sonrisa se dibujó en mi rostro, era lo único que podía hacer por él, aún después de todo lo que en el pasado había hecho por mí, todo lo peor— pero antes tenemos que salir de aquí y llevar a Terea a un hospital y rápido.

—Eso sería genial, pero yo no puedo marcharme de aquí, no puedo abandonar a mis hermanos — una vez se puso en pie y miró a todos lados antes de indicarnos que podíamos salir prosiguió— debéis marcharos antes de que regrese, me encargaré de destruir esto de una vez —sonrió—os alcanzaré luego, ahora marchad —dicho eso avanzó hacia el interior, yo miraba con la tristeza colándose en mi interior y no pude evitar llorar—.

—¡Therion! — se detuvo en seco para responder— Dime — mi rostro no paraba de llorar— Ten cuidado— con una sonrisa en sus labios asintió y siguió su camino, fue esa la oportunidad que tuve, la última que tendría, agarré a Terea y puse su brazo por encima de mi hombro y por detrás de mi cuello y mi otra mano por su cintura, cuando lo tuve lo arrastré como pude más lejos de la mansión.

—Estará bien, esos hermanos siempre han sido difíciles de roer —su voz me hace pegar un brinco y bajo mi mirada a sus ojos, aún perdiendo tanta sangre sigue consciente, entonces...

—¿Escuchaste nuestra conversación, cierto? —un leve y casi invisible asentimiento confirmó mi sospecha, él estaba al tanto de lo que sentía por mí y de mi promesa por no dejarlo solo—.

—Arandel, eres la última persona que le queda, toda su familia se a perdido y ya no le queda nadie, eres la única que puede estar a su lado, la única que puede hacer que no le ocurra como a Dark, vuelve a por él y salvalo —otra vez esa tos me indicaba que estaba cerca de perder a quien yo podría haber amado durante toda mi vida y con el cual podría haber formado una familia— a mí ya me queda poco tiempo, dejame aquí ¡Corre! —sujetándose la herida sonrió forzado para que yo accediera—.

—Esta bien, pero volveré a por ti, lo prometo.

—No hagas promesas que no puedas cumplir, yo ya no estaré aquí, ya me habré ido. No es necesario que te preocupes por mí, siempre te amé y cuando pensé que viviríamos juntos me alegró, fue un instante corto pero fue suficiente para darme cuenta que aún podía vivir y que tenía un objetivo por el cual hacerlo —una tos definitiva cerró sus ojos y asustada aferré su mano, estaba ya fría pero aún así no pude abandonarlo—.

—Escuchame bien, te pondrás bien ¿Entiendes? Tú y yo formaremos una familia juntos y les diremos a nuestros hijos toda nuestra historia, seguro se reirán con ello —reí nerviosa y las lágrimas brotaban de nuevo de mis ojos—.

—No llores, eso te hace parecer horrible, —su voz se escuchaba forzada, como si se esforzara por pronunciar cada una de ellas, estaba en las puertas ya, y yo no podía hacer nada ¿Por qué debo de ser tan desdichada?— debes irte, tal vez también sea el final para él.

—Primero prometeme que formaremos una familia juntos ¡Prometémelo! —mi voz sonaba desesperada y ya no trataba de disimularlo, ya no podía hacer eso—.

—Te lo prometo —su mano acarició mi mejilla como un último adiós, de pronto su mano cayó al suelo, inerte, sin vida, todo en él ya estaba muerto, o al menos inconsciente. Mi última oportunidad era encontrar a tiempo a Therion y que me ayudara a llevarme lo antes posible a Terea al hospital—.

—Esperame, pronto regresaré junto a Therion y te llevaremos a que te curen —sonrió sin ocultar mi dolor y corro hacia donde vi a mi cuñado entrar por última vez—

Corriendo llegué al palacio, para ese momento todo estaba en llamas como aquella vez, no podía permitir que otra vez el maldito fuego se llevara lo único que me quedaba, tenía que encontrar a Therion a como diera lugar. No importaba si eso me costaba la vida, aunque me arrebató en su momento mi vida yo también había hecho lo mismo y, si conseguía salvar a Dark también él tendría una familia, yo no tengo ya nada en este mundo.

Intenté entrar por la puerta principal sin éxito, las llamas ardían incontrolables por todos lados. Tras intentarlo por varios lugares sin lograrlo vi como una gran sombra de alas negras y elegantes bajaba del cielo con rapidez, al principio no lo creía pero luego vi que era Therion, él estaba vivo y llevaba sobre sus brazos dos cuerpos. Me temía que pudieran ser los de sus hermanos ya muertos, para mi desgracia así era, aunque no podía ver bien desde donde estaba si estaban vivos o no, yo temía lo peor.

—¡Arandel! ¿Qué haces aquí? Te hacía ya en marcha al hospital con Terea —su sudado y entristecido rostro me miraba a los ojos en busca de consuelo y respuestas, sin recibir ninguna puso sus pies desnudos en el suelo, tras esconder las alas miró con añoranza hacia el palacio— Ya no me queda nada, Arandel, debimos de habernos portado mejor contigo, este es nuestro castigo por lo que te hicimos.

—Tú no has hecho nada, fue tu hermano Alexander quien...—su cortada voz sonó de nuevo dejándome a mitad—

—También fue mi culpa, yo le dije que fuera a verte el día que murió tu hermana, sabía que hacia mal en mostrarle lo que su prometida hacia a escondidas de él pero me veía obligado como hermano, —su mirada fija en el fuego mostraba una completa tristeza de la cual me apiado, no podía evitar sentir que toda mi desgracia era menor que la suya, su pena era mayor que la mía, yo había perdido a mis hijos y una vida pero él, mucho más joven que yo había perdido todo, incapaz de amar a nadie y ahora sin hermanos ni casa, era el mayor desdichado de esta historia— cuando llegó y os vio sucedió lo que ya sabes, a Dark lo mantuvo preso y me dijo que lo cambiara, por desgracia no supe desobedecer a su roto corazón y cuando conseguí cambiar a Dark —hizo una pausa cargada de tensión, toda la culpa que cargaba era demasiada para uno solo— ya no volvió a ser el mismo, se encerró para siempre en su propia mente. Cuando supo lo que Alexander te había hecho, también a tus hijos, él cayó en una rabia que no creerías y le escuché decir que algún día se vengaría por ti para luego ir en tu busca, pero no resultó como esperaba. Al encontrarte al fin y decirle que no lo amabas le hizo pensar que tendría que haber matado antes a su propia familia. Y ahora —desviá la mirada del fuego hacia los cuerpo y sin contenerse veo como un reguero de lágrimas caen sobre ellos— ellos están... —un estruendoso ruido nos hizo volver la mirada a ambos hacia el palacio, ya estaba completamente destruido—

—Therion... —no pude evitar que las lágrimas brotaran en mí también, verlo así y saber que en parte fue por mi culpa me destrozó el corazón— debemos irnos.

—Lo sé, pero...¿vale la pena que marche contigo? Quizás ya no podamos salvar a ninguno, ni siquiera a Terea, ambos lo hemos perdido todo.

—¡Oh! Es cierto Terea, lo dejé en el bosque, creo que aún respiraba, si él vive puede que tus hermanos también lo hagan, debemos darnos prisa.

—Puede que tengas razón, lo último que se pierde es la esperanza, que, por alguna razón creo que ya he perdido —una vez se limpió las lágrimas, extendió sus bellas extremidades de plumas brillantes y alzó el vuelo— yo soy más rápido, si llego antes puede que lo salvemos ¿Dónde está? — una vez le di las indicaciones, señalando la dirección él se fue junto a sus hermanos y yo comencé a correr por su mismo camino—




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