Capítulo 5:
- Kala. Despierta - me agitó Lia.
Me incorporé somnolienta y miré a través de la ventana. Aún empezaba a asomar el sol por el horizonte.
- Preferiría no desayunar - me quejé.
Había pasado una semana en el castillo y las comidas eran lo peor. Todas las miradas se centraban en mí y las nobles y damas se dedicaban a cuchichear. Había optado por ignorarlo y sentarme a solas pero se había vuelto realmente molesto.
- Preferiría comer en el comedor de los guardianes. ¿Y si en vez de que Nate nos acompañe a nosotras vamos con él?
- Ya te dije que las áreas de los guardianes son zonas prohibidas. Solo puedes ir si eres un guardián.
- Lo sé - resoplé.
Me levanté y como cada mañana Lia me ayudó a vestirme. Una vez estuve lista, salí al pasillo donde como cada día me esperaba Nate.
- Vamos a desayunar rápido, por favor - pedí mientras caminaba en dirección a las escaleras.
La puerta del cuarto de Sebastian se abrió. Era la tercera vez esta semana que veíamos salir a una chica con la ropa aún a medio poner de su habitación. Las tres habían sido chicas diferentes y como de costumbre ni se inmutó al vernos pasar. Esta vez la diferencia fue que segundos después también salió Sebastian. Desde que estaba con Lia, me había puesto al día en cuanto a rumores y cotilleos. Al parecer, Sebastian era un gran guardian pero también un alborotador. El día que me lo encontré en la celda fue por una pelea que probablemente el había provocado. También tenía fama de mujeriego y no había tardado mucho en confirmarlo. Cuando pregunté a Lia por qué le permitían esas cosas me explicó que era el mejor en su trabajo y los Guardianes Oscuros escaseaban desde que se fundó la Guardia de Minaria. No se podían permitir perder a alguien como él y sabiéndolo se aprovechaba.
- Kala. Kael quería hablar contigo - me dijo cuando pasé a su lado.
Curiosa me detuve.
- ¿Sobre qué?
- Puedes preguntárselo a él. A estas horas estará desayunando - me respondió mientras se hacía su moño medio recogido de siempre.
- Entonces tendré que ir después a su despacho.
Sabía que quería llegar a algún lado con esta conversación. Le gustaba jugar con las persona y había podido verle hacerlo en más de una ocasión. Nunca hacía las cosas sin un motivo.
- ¿Por qué esperar? Puedo llevarte al comedor.
Y ahí estaba. Lo que quería era que rompiera las normas.
- Sabes que eso está prohibido - le respondí alzando ambas cejas.
- Lo sé - contestó con su media sonrisa.
Yo también quería hablar con Kael pero no sabía si dejarle ganar en esta ocasión era lo mejor.
- Te sigo - terminé por responder.
- Kala. No puedes - me dijo Nate.
- ¿Que no puedo? Solo observa.
Sebastian sonrió victorioso y me guió hasta el comedor de la guardia. Cuando entré justo detrás de él, todos se callaron y nos miraron. Lia se quedó en la puerta pero Nate no se alejó. El comedor estaba presidido por una mesa con cinco asientos, en cada uno de ellos estaba el líder de cada Guardia. Cerca había otra mesa con los que debían ser los especialistas mezclados entre sí. Y finalmente cinco mesas asignadas para cada una de las Guardias. Cuando llegamos a la mesa principal, Sebastian se sentó en su sitio y yo me planté frente a Kael. Debido al silencio que se había apoderado de la sala, todas mis palabras serían escuchadas.
- He oído que querías decirme algo. Independientemente de eso yo también quería pedirte un favor.
Estaba sentado en el centro de la mesa y a su lado estaban Sebastian y Cassiopea. Al lado de Sebastian estaba James, el líder de la Guardia Escarlata y al lado de Cassiopea el que debía ser Taylor, el líder de la Guardia Esmeralda.
- Sabes que va en contra de las normas que estés aquí. ¿No podías esperar? - me preguntó molesto.
Analicé más detenidamente su expresión. Aunque su tono denotaba su molestia, pude ver que realmente no estaba enfadado.
- No.
- Entonces habla. Te escucho - me invitó con un gesto de la mano.
Me escuchaba él y todos. Tal vez habría sido mejor esperar pero ya no había vuelta atrás.
- Quiero entrar a la Guardia - dije sin pensármelo mucho.
Hubo tres reacciones: la general que fueron carcajadas, Kael y Cassiopea que se inclinaron hacia mí sorprendidos, y Sebastian que aunque también se había sorprendido se estaba divirtiendo como nunca.
- Podéis reíros pero los inútiles que no consiguieron atraparme fuisteis todos vosotros - reclamé suficientemente alto para que me oyeran todos.
Las risas se apagaron de golpe y entonces fue Sebastian el que estalló en una sonora carcajada. Mi comentario también pareció divertir a Cassiopea que no pudo evitar sonreír.
- Las mujeres no pueden entrar en la Guardia de Minaria. ¿Por qué ese interés? - respondió Kael.
- ¿Y Cassiopea?
- Ella es una excepción. Su familia estudia las runas desde hace milenios y son los encargados de custodiar ese conocimiento. Cassiopea demostró su amplio conocimiento y por eso fue admitida en la guardia.
- No sé que haría antes de venir aquí pero desde luego no era dar estúpidos paseos y hablar de nimiedades como si no pasara nada a mi alrededor.
- Acceder es ya muy complicado y una vez dentro es aún más difícil seguir los entrenamientos. Voy a tener que rechazar tu petición.
La cosa no acababa aquí.
- Voy explicarte lo que va a suceder ahora. Me iré y buscaré la forma de escapar. Y no creas que una maldita runa o unos inútiles guardianes van a impedírmelo. Casi lo consigo la otra vez y ahora ya conozco vuestro funcionamiento. No volveré a fallar. Si seguís reteniéndome es que habéis averigudo algo más y preferís tenerme bajo custodia. Que desapareciera no os beneficiaría. Por otro lado, si consigo entrar a la guardia, no solo me tendré que quedar sino que además podré colaborar con vuestra causa y me tendréis bajo vigilancia continua.
De nuevo el silencio se había apoderado de toda la sala. La tensión se respiraba en el ambiente y el único que parecía disfrutar era Sebastian.
- Sigo teniendo esta runa - dije levantando la palma de la mano con la runa que me impedía mentir - y te puedo asegurar que si me lo propongo me escaparé de este maldito castillo.
Kael miró a los demás líderes y después a mí.
- Lo someteremos a una votación. Si la mayoría vota que no, no podrás unirte a la guardia y dejarás tus amenazas.
- ¿Y bajo que criterio piensan decidir? Ahora mismo solo soy la chica sin memoria que nadie sabe como acabó aquí y que amenaza con irse. Si existe la posibilidad de que me comporte sin estar en la guardia entonces es probable que ni se planteen votar a favor.
- En eso tiene razón. ¿Por qué ibamos a votar que sí si podemos votar que no y mantener todo como está? - me apoyó Cassiopea.
- Podríamos dejarla hacer el examen. Si realmente es capaz de pasarlo tal vez nos sea de ayuda. Estuve presente cuando Sebastian la atrapó. Es rápida y calcula sus movimientos - me defendió James.
- Bien. Votos a favor para dejarla hacer el examen - pidió Kael.
Cassiopea y James levantaron la mano. 2 de 3. Daba la batalla por perdida cuando entonces Sebastian también votó a favor.
- Se te permitirá hacer el examen. Si no eres capaz de superarlo o decides dejar el entrenamiento, no tendrás otra oportunidad. Una vez se te asigne una Guardia deberás acatar todas mis órdenes, bajo TODAS las circunstancias - me explicó Kael.
Asentí.
- Nate te explicará todo lo que necesitas saber sobre el examen e impedirá que una situación como esta se vuelva a repetir.
Nate asintió y bajó la mirada. Le había metido en un buen lío.
- Mandaré que te vayan a buscar luego - dijo para finalizar.
Asentí y volví con Nate. Lia había observado todo desde la puerta.
- No deberías desafiar así a Kael delante de tantos Guardianes - me regañó Nate.
- Tiene razón. No deberías dejar que Sebastian te controlara así de fácil - me dijo Lia.
- No me ha controlado ni influenciado. He hecho esto porque me beneficiaba a mí - expliqué.
Ambos bajaron la vista a mi mano como buscando que la runa se iluminara.
- Por muy idiota que os pueda parecer le tengo calado - dije alzando la mano para que vieran que no mentía.
- Si no sabes que mientes no lo detectaría la runa, ¿no? - puntuó Nate.
- Entonces te servirá que te diga que iré con cuidado cuando se trate de él.
- Aun así, no es el único con el que debes tener cuidado. Kael parece tranquilo pero si es el líder de los Guardianes y de la Guardia Celeste es por razones de peso. Si entras realmente a la Guardia tendrás que obedecer todas sus órdenes y retarle solo hará que se convierta en tu enemigo. Puede ordenar a tus superiores que no te asignen tareas. Te quedarías aquí todo el día sin hacer nada. Exactamente como esta semana. Y en cuanto entres en la guardia Lia dejará de ser tu dama de compañía. Eso es para los nobles o invitados y tú solo serás una novata más.
Bajé la vista al suelo. Tal vez me había precipitado pero no pensaba seguir encerrada aquí sin hacer nada. Tenía que hacer algo y si esto era ese algo pues no podía arrepentirme.
- Entonces tendré que hacer como Sebastian. Ser la mejor en lo que hago para que me necesiten más de lo que yo les necesito a ellos - respondí mirando a Nate.
A modo de respuesta suspiró.
- Si tan segura estás entonces voy a explicarte todo lo que necesitas saber. Pero antes deberías desayunar. Te espera un día muy largo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top