Capitulo único.
No era un personaje relevante. Si acaso tuvo un par de diálogos en un par de capítulos, pero fue suficiente para cautivar la atención de Daniela y convertirla en su personaje favorito. No estaba segura de porqué la sedujo tanto aquella ángel de baja estatura y cabello blanco,pero le encantaba imaginar escenas, de todo tipo, con ella. Guardaba varias imágenes suyas en su teléfono celular. La dibujaba también y le inventaba historias que escribía en un cuaderno guardado celosamente bajo el ropero. En todos esos relatos Cus, como se llamaba aquel ángel, vivía toda clase de aventuras. Siempre había un poco de romanticismo en esas historias en las que Daniela se incluía de forma fantástica, para compartir un momento con un ser que sólo existía en un mundo imaginario.
Una noche de lluvia,Daniela escribía otro de sus relatos y estaba tan sumida en aquellas palabras que describían una mística escena romántica que no se dió cuenta de que no había más páginas en aquel cuaderno. Al voltear la hoja se encontró con la contratapa limpia y un código de barras que parecía una valla a sus fantasías. Dejó el lápiz sobre el escritorio, pero este rodó hacia el piso gracias al desnivel del escritorio. Daniela tomó el cuaderno entre sus manos y leyó en voz alta las últimas palabras escritas: Y se dieron un beso. Su rostro se puso rojo a más no poder al imaginar aquel evento. Cerró los ojos para imaginar un poco más. Es que aunque pareciera tonto a muchos,ella se había enamorado de aquel personaje y fue algo que sucedió de forma paulatina. Conforme fue haciendo a Cus parte de su vida. Tenía una rutina con ella como lo era escribir o pensarla. Daniela no era muy conciente de esto. Todavía era muy jóven. Estaba en esa edad en que sus problemas no eran más que sus exaltadas emociones y el exceso de tarea en la escuela. La voz de su madre la hizo dejar de lado ese espacio de regocijo y bajar a cenar, dejando el cuaderno tirado sobre el viejo escritorio y el lápiz en el piso. La ruptura de su mundo con Cus siempre era súbita y, sin embargo, natural.
La lluvia parecía un diluvio. Grandes relámpagos rompían el cielo y el agua fue abriéndose camino por el techo hasta caer sobre la última página de aquel cuaderno. Una sonora gotita disolvió la tinta de color azul con la que se escribió el nombre Cus y a esa gotita siguió otra,otra y otra. Pronto la última hoja de la libreta terminó inundada. Las palabras desaparecieron en manchas de color azul,que escurrió hasta las tablas del piso. Ahí se formo un charquito de color de cielo del que brotó una tenue luz.
Cuando Daniela volvió a su cuarto sin más en su cabeza que el delicioso pollo al horno, se encontró con una inaudita imágen. De rodillas en el piso y empapada estaba Cus. No era una figura en dos dimensiones,
era una persona de carne y huesos cubiertos por una piel azul. Su blanca cabellera cual papel parecía sedosa y sus ojos de color higo eran grandes. En ese momento la miraban con curiosidad y Daniela sintió vergüenza de su aspecto. De su pelo lacio color del café peinado con dos colas,algo demasiado vulgar e infantil para un ser como era Cus. Sintió vergüenza de su piel manchada y descolorida,de sus rasgos tan poco finos en comparación a aquella criatura. Daniela sintió tanta vergüenza que ni siquiera pensó en cómo era posible que ella estuviera ahí.
-¿Tú eres la escritora?-le preguntó Cus después de unos minutos y ese aro entorno a su cuello se inclinó al ella ladear la cabeza-¿Eres tú quien me envía esto?-le preguntó tras no tener respuesta a su primera pregunta.
Daniel vio en la mano de Cus algo que parecía ser tinta y que se agitaba formando figuras humanoides. Con mucha timidez se aproximó para ver mejor y a la luz de la lámpara del escritorio,la muchacha, pudo distinguir y reconocer a Cus en la tinta. Al poner atención a las acciones de la pequeña figura, concluyó que la otra era ella. Estaban actuando una de sus historias. Anonadada se arrodilló frente a la ángel,para poder ver mejor aquel espectáculo,olvidando a quien tenía en frente.
-Hace unos años que esta tinta cae en forma de lluvia por donde paso-le explicó Cus-No es algo constante. Sólo sucede a veces, pero siempre me muestra estas acciones...
Un beso fue lo que sucedió entre las figuras de tinta. Cuando Daniela lo vio,se sonrojó.
-No hay porque sentir vergüenza. Se me hace algo muy bonito que alguien piense así en mi. Por eso estoy aquí... ¿Cómo te llamas?-le preguntó Cus con una cálida sonrisa.
-Daniela-le respondió mirando con curiosidad el halo entorno al cuello de aquel simpático ángel.
-Daniela-repitió Cus y se levantó como flotando.
No llevaba su cetro con ella y puso las manos tras su espalda para comenzar a caminar por la habitación,dando pasos como si estuviera jugando. Daniela se le quedó viendo como si mirase un espejismo, después de un rato miró al piso donde estaba sentada Cus y descubrió una mancha de tinta azul,un poco seca. Estiró sus dedos para tocarla,pero la ángel le advirtió que no lo hiciera.
-Es un portal-le dijo-Por ahí es que vine aquí, aunque no estoy del todo aquí. Lo que vez es una proyección astral con un cuerpo físico materializado por medio de la tinta...
-¿La tinta?-repitió Daniela.
-Todo ser vivo puede transmitir su ki tanto a otros seres vivos como a objetos. Si encima de eso agrega algo de voluntad,el resultado puede ser asombroso-le explicó Cus con una sonrisa algo coqueta.
-¿Y a qué has venido?-preguntó la muchacha después de una breve reflexión.
-A conocerte...-le contestó y apareció delante de ella.
El rostro de Cus quedó muy cerca del de Daniela, que echo la espalda hacia atrás para conseguir algo de distancia, pero el ángel avanzó los mismos centímetros que ella retrocedió. Estaba medio flotando sobre ese charco azul e iluminada por los relámpagos,cuya luz entraba por la ventana,Cus adquirió un aspecto un poco diferente al que Daniela recordaba. Parecía más grande,menos infantil. Mucho más terrible,pero no de una forma amenazante. La muchacha la vio llevar esas delicadas y estilizadas manos hacia su rostro. Estaba tibia,pero un poco húmeda.
-Los ángeles no entendemos demasiado del género que tienen las especies. Nuestro aspecto es parte de una identidad asignada para no ofender a nuestros señores. Nuestros nombres un medio para organizarnos-le explicó-Somos sólo formas de vida para quienes los seres humanos son cosa demasiada lejana. Algo de lo que no nos sentimos particularmente responsables y, sin embargo, con el paso de las eras...hemos desarrollado un gusto por ciertas características.
Daniela no estuvo segura de entender lo que ella le estaba diciendo. Sus ojos estaban fijos en los de Cus y no veía otra cosa.
-Tú...tienes esas características que tanto me gustan-le dijo el ángel-Y ese hermoso sentimiento en tu corazón me ha invitado a venir por algo que en mi mundo está prohibido a nuestra especie.
Daniela se quedó inmóvil. Sus sentidos estaban demasiado atolondrados como para digerir rápidamente lo que estaba pasando. El beso fue súbito,mas no brusco sino todo lo contrario. Fue algo amoroso y delicado. Demasiado delicado. Los labios de Cus tenían una consistencia como de niebla. Cómo una nube que cayó a la tierra. Así de inusual y mágico fue esa tibieza dulzona que se derramo en su boca,inundando las papilas gustativas de su lengua y un poco más.
Daniela imaginó algo como eso decenas de veces. Temblaba de sólo visualizar en sus pensamientos ese momento y tembló en ese instante en que lo imposible se hizo realidad. Se sentía en un sueño. No era capaz de darle a ese suceso otra explicación que no fuera la de estar viviendo una quimera. En la libertad de lo que en su incapacidad de asimilación la sumió,Daniela se sintió libre. Libre para responder ese beso y rodear ese cuello pasando los brazos bajo ese haro azul que brillaba un poco.
Fue un beso,luego otro y unos más. Besos poblados de sensaciones que exaltaban los ánimos calientes del caldero entre las piernas de Daniela, pero que no le daban el ímpetu necesario para ir más allá. Tal vez porque todo estaba sucediendo como en otro plano y le era algo totalmente irreal. Sin embargo,sus manos sobre ella le decían otra cosa. Apretó los ojos con temor de que aquello ese acontecimiento se desvaneciera al abrirlos. Sus palabras murieron en su garganta,
creyendo que podían ensuciar la circunstancias. Daniela se aferró al instante dejándose conducir por ese ángel a un vendaval húmedo,tibio y fuerte del que sólo fue libre en la mañana.
Cuando Daniela abrió los ojos el sol resplandecía. La pesada cortina apenas podía contener el resplandor de la mañana. Ella estaba desnuda entre unas sábanas blancas,limpias. No estaba segura de que aquello hubiera sido un sueño,pero ante tal panorama no había otra explicación. Un poco confundida se puso la bata de noche y salió hacia el baño para lavarse el rostro. Fue al verse en el espejo que descubrió tenía una mancha azul en el costado de la boca. Se tocó con la punta del dedo índice y fregó un poco para deshacerse de esa marca.
-Tinta...-murmuró después de descubrir que la marca se desvaneció con un poco de agua.
Rápidamente se descubrió parte de su cuerpo hallando otras manchas de tinta en su hombro, un pecho y abdomen por lo que pudo apreciar. Sintió una mezcla extraña de emociones al descubrir que no había sido un sueño lo que sucedió la noche anterior. Después de un rato de sonrió y se dió una ducha. Al volver a su cuarto fue hasta el escritorio para ver su cuaderno mojado por la gotera y el charco junto a la silla. Se hinco para poner sus dedos sobre la mancha,pero los apartó al sentirla fresca y abundante. Miró el lápiz descubriendo una breve nota escrita sobre las tablas: "Fue una bonita noche. Nos volveremos a ver". Y así sucedió. De forma esporádica, del charco de tinta en el piso, surgía un ángel de un mundo distante que Daniela esperaba con menos timidez en cada oportunidad
Fin.
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