09

Si ha Sana le preguntarán si su primera vez fue linda para ella su respuesta sería definitivamente un si.

Todavía se acordaba de todo lo que había pasado aquella tarde en la cual fue su primera vez y la primera vez que pasaba el celo con Tzuyu.

Y mientras admiraba a su novia aquel recuerdo de ese día llegaron a su mente.

Mientras la película se reproducía en el celular de Sana, ambas se regalaban mimos pues estaban acostadas en la cama pasando tiempo juntas.

La alfa se sentía un poco afiebrada, no sabía por qué realmente, asumió que se podría tratar de un resfriado viral. Por eso, es que habían cancelado la cita que tendrían en el parque, Sana dijo que era mejor estar en casa por si la menor se ponía mal, ahí estaría ella para cuidarla mejor que estando fuera.

La película transcurría con normalidad, pero la omega escuchó la respiración agitada de la otra, se puso alerta rápidamente, checando su temperatura, estaba hirviendo, buscó un paño limpio y fue a mojarlo para poder ponérselo y así bajar la fiebre.

Tzuyu sudaba y se quejaba bajito, su aroma había aumentado, sus ojos empuñados junto a sus manos.

Sana estaba pensando seriamente qué hacer, no era bobo y ya se había dado cuenta que su pareja no tenía fiebre por salud, era el inicio de su celo. Fue en busca de supresores y no encontró alguno, sus padres no estaban en casa y no quería dejarla sola, ya había sido captada por su olfato y de vez en cuando susurraba su nombre, es lo que la mantenía calmada por el momento. Pero si le dejaba sola podría despertar su instinto y cometer una locura.

La alfa abrió sus ojos que estaban de un tono naranja brillante cuando se percató del aroma a temor que despedía la omega.

──¿Omega? ¿Me temes?

Minatozaki volvió su mirada a la menor sentada en la cama y rápidamente negó con su cabeza y se acercó un poco a la menor.

──Claro que no mi alfa.

──Entonces, ¿por qué tu aroma se ha vuelto un poco agrio?

La castaña suspiró para retomar palabra ──sucede que, debería ir en busca de supresores para ti, pero no quería dejarte sola...

La alfa le miró pasible y luego se levantó para envolver entre sus brazos a la mayor y besar su cuello mientras decía en un susurro ──yo te necesito a ti.

Y Sana cayó en su embriagante olor. Besó a su novia con pasión y poco a poco las prendas volaban. Ella quedó encima de la Alfa, sus manos se paseaban por el marcado abdomen, sus labios se pegaban y sus lenguas se enredaban, el aroma llenaba la habitación, el calor se podía transmitir de cuerpo a cuerpo.

──Quédate arriba, y móntame como más te guste, omega.

──No quiero lastimarte, o...

──Tú sabrás cómo hacerlo, te encantará sentirlo. Aún así, puedo guiarte un poco. Créeme a mí me encantará aún si sólo estás sentada y me aprietas y sueltas──. Gruñe la menor. Minatozaki está sonrojada pero con un beso acata el mandado.

Baja su brazo por detrás de su espalda y toma la dura erección de la rubia, trata de guiarla hasta su entrada lo que le cuesta un poco al estar a ciegas. La menor la toma fuertemente de las caderas para mantenerle quieta y sube un poco su centro, es así como por fin puede perderse entre la calidez de la mayor.

Ambas gimen, y Tzuyu no espera mucho, siguiendo su instinto sube sus caderas e inicia un ritmo pasivo, ambas lo disfrutan en gran magnitud; sin embargo, el movimiento se detiene abruptamente. La castaña entiende que es su turno.

Nerviosa comienza con rodar sus caderas, eso parece encantarle a la otra pues su cabeza se inclina levemente y suspira con ojos cerrados. Luego intenta saltar; aquello le gustó mucho, un gemido se queda atorado en su garganta cuando un grave gruñido retumba en su sentido auditivo. La otra le ve con pupilas brillantes y una sonrisa tan caliente que le hace apretarse. Vuelve a hacerlo y ambas se desatan en sonidos de placer.

El chapoteo es cada vez más audible, sus respiraciones cada vez más agitadas, la lujuria casa vez en aumento, y el clímax tan cerca.

No fue sino hasta que la alfa mordió el hombro de la mayor que ambas llegaron al orgasmo, con la rubia anudando a su pareja.

Después de aquel recuerdo su rostro se sonroja ante tal recuerdo.

Dejando eso de lado se acomodó otra vez para volver a tomar una siesta a lado de su alfa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top