Capítulo IV

El lugar se encontraba en completo silencio y al cerrar la puerta tras de sí pareció como si entrara en otra dimensión pues los pocos sonidos producidos el viento que venía del bosque quedaban ahora completamente silenciados dentro de aquella vieja mole en la que el señor Dolly había vivido desde que se mudara al pueblo. 

Aron había planeado entrar en el lugar y buscar en todas partes pruebas que lo ayudarán a demostrar la veracidad de su historia y decidió comenzar con una investigación en los lugares donde con mayor seguridad podrían encontrarse los secretos más oscuros del viejo almacenero. Decidió buscar en el piso de abajo y encontró que allí estaba la cocina, el living, el baño y una escalera que conducía hacia el sótano, ninguno de dichos lugares era el que quería así que subió las escaleras buscando los dormitorios y más exactamente el del señor Dolly. Cuando llegó al segundo piso se encontró en un pasillo que se alargaba hacia la derecha y hacia la izquierda y había exactamente dos puertas en cada uno de esos lados, las puertas conducían a las habitaciones de arriba -y algunas de esas debe ser la del señor Dolly- pensó Aron, por lo que se dirigió a la primera de la derecha que tenía más cerca y la abrió para observar dentro del viejo cuarto intentando ver si podría encontrar algo allí, con una primer vistazo le bastó para darse cuenta de que hacía mucho tiempo que nadie lo utilizaba, o lo aseaba, había dos muebles, uno parecía una cómoda y el otro tenía apariencia de mesa de luz, aunque se encontraban ambos tapados con unas grandes telas blancas, o que en algún momento fueron blancas, pues el gris de la mugre y el polvo acumulado les había transformado el color. El piso de madera estaba poco más sucio y se notaba que la cama vieja y antigua no había sido usada en mucho, mucho tiempo, por supuesto que el polvo también había ganado terreno en ella y Aron notó incluso algunas telas de araña colgadas en los barrotes que formaban la cabecera de la misma.
El joven no se detuvo mucho más a examinar el lugar pues estaba claro que ahí no era donde el señor Dolly dormía, cerró la puerta rápidamente y se dirigió a la segunda más cercana, antes de llegar a ella le pareció escuchar algo del piso de abajo, como un quejido, lo cual hizo que se detuviera en seco, concentrando todos sus esfuerzos en escuchar, agudizando sus sentidos. Sin embargo, cuando pasaron los segundos y nada se oía se dijo que su mente lo había traicionado y continuó con su búsqueda, abriendo la segunda puerta. Está lo condujo a una habitación casi igual a la anterior, aunque tal vez un poco más sucia, y Aron no intentó investigar mucho en la misma pues estaba claro que tampoco había sido utilizada por nadie en mucho tiempo. Salió del lugar y se encontró nuevamente en el pasillo, con las habitaciones que le faltaba examinar frente a él, ya había recorrido el pasillo hacia la derecha para revisar, por lo que ahora solamente le faltaban las dos habitaciones del pasillo hacia la izquierda, estaba de camino a la primera puerta cuando de repente volvió a escucharse aquel extraño sonido mezcla de gemido con suspiro que al comienzo le pareció un engaño de su mente, aunque ahora, estaba claro que no lo era. Aron se paró en donde estaba y sintió todo su cuerpo tensarse, definitivamente algo causaba el ruido y no era un animal, pues él sabía que el señor Dolly no tenía mascotas, o al menos eso era así desde que Coco, su monito, muriera en un "accidente". Rápidamente bajó por la escalera, intentando causar el menor ruido posible con sus pisadas, pues no sabía realmente quién causaba aquellos sonidos, por lo que lo mejor sería revisar de manera sigilosa. Estaba en la primera planta cuando escucho con más claridad ese sonido y logró detectar de dónde venía, justo desde las escaleras a las que se accedía por el último pasillo de la primera planta.
¿A dónde conducían? Hacia el sótano, ¿que había dentro? Aron no lo sabía pero pretendía averiguarlo, con prudencia se dirigió hacia el lugar pero algo hizo que se detuviera en plena marcha, pues desde la puerta de entrada surgió otro sonido mucho más claro y que le causó a la vez una mayor impresión que el anterior. El sonido de pisadas sobre la madera del porche y una llave que entraba en la cerradura pues el señor Dolly estaba entrando.

El muchacho se paralizó en el acto, aunque solo por un segundo, pues enseguida comenzó a correr por las escaleras, subiendo a toda velocidad, se giró hacia la derecha y fue a chocarse contra la primera puerta, la cual abrió y entró apresuradamente mientras escuchaba como debajo llegaban los silbidos del señor Dolly que entraba ya en la casa. Pero eso no era todo, pues también podía oírse como el anciano subía la escalera, pisando cada escalón con lentitud, sin prisa, pero sin pausa. Pum-Pum-Pum, el sonido contrastaba con el corazón de Aron, que latía a toda prisa en su pecho, este miro hacia todas las direcciones y comprobó que esta vez se encontraba en una habitación completamente distinta, estaba limpia y en ella podían verse muebles sin sábanas que los ocultaran, una cama grande y tendida, en la que seguramente dormía el señor Dolly, una mesa de luz, una cómoda con tres grandes cajones pegada a la pared, sobre la cual había un espejo bastante grande que le devolvió el reflejo a Aron cuando se miró en él, buscando un lugar donde esconderse, se vio su mismo y sintió un más miedo, estaba blanco como el papel y no podía controlar sus piernas, que temblaban amenazando con rendirse y hacerlo caer, su cabello negro estaba enmarañado y húmedo pues un sudor frió le caía por la frente y la sien, los pasos del señor Dolly se escuchaban mucho más cerca, ya no tenía escapatoria, no podía esconderse y no podría huir, la única opción que le quedaba era pelear, podía utilizar las herramientas que había robado a su padre y que tenía dentro de la mochila para intentar hacer algo contra el señor Dolly. Estaba por buscarlas cuando en el reflejo del espejo vio algo más, otra puerta, que había pasado por alto al principio y que se hallaba al fondo de la habitación, cerca de un ropero bastante alto justo al lado de la cama, el muchacho corrió hacia la puerta mientras sentía como el señor Dolly ya estaba frente a la de esa habitación. Si la puerta no abría en ese momento, si por algún motivo estaba cerrada con llave, o si conducía hacia un lugar del que no pudiera escapar y al que el señor Dolly decidiera ir, estaría perdido, estaría entrando en un callejón sin salida, estaría muerto. Por un segundo la imagen de su propia muerte le hizo estremecerse y el muchacho temió que volviera a ocurrirle el accidente de su vejiga que le sucedió la última vez en el callejón. Dándose cuenta de que realmente no quería estar en ese lugar, quería regresar a casa, quería irse para siempre. La puerta se estaba abriendo y el señor Dolly entraba en la habitación, Aron tomó el picaporte de la suya y lo giro.

La puerta se abrió y el señor Dolly entró en la habitación, esta se encontraba tal y como la había dejado y el anciano se dirigió hacia el ropero para cambiarse su uniforme de trabajo por ropa más limpia y cómoda. A pocos metros de él, en la otra habitación contigua se encontraba Aron, sosteniendo aún el picaporte de la puerta e intentando controlar los temblores de su cuerpo. Podía escuchar como el señor Dolly revolvía y buscaba entre las cosas de su ropero, sin sospechar nada de la presencia de esa otra persona en la casa. El muchacho logró entonces controlarse y se alejó de la puerta, viendo ahora donde se encontraba, la habitación se hallaba sin muebles y casi tan sucia como las que había visto mientras investigaba la casa, sin embargo esta tenía ciertas particularidades, pues estaba cubierta en casi su totalidad por montones de papeles, diarios, libros, revistas, todo tipo de escritos viejos y amarillentos, muchos de ellos cubiertos de polvo y amontonados unos sobre otros, sin ningún tipo de orden y puestos de forma tal que notaba que hacía mucho tiempo nadie los leía o les daba uso alguno, Aron se preguntó porque estaría esa habitación a rebosar de papeles y que harían con ellos. Como la habitación tenía una única ventana tapada con tablas que dejaban entrar pequeños haces de luz Aron tuvo que abrir su mochila y en silencio sacar una linterna que había traído por si acaso. Sigilosamente se movió hacia una pila que tenía cerca, en la otra habitación podía escuchar al señor Dolly abriendo y cerrando cajones y eso lo tranquilizó levemente, tomó un viejo periódico que estaba lleno de polvo y lo limpio un poco, a continuación ayudado por la linterna leyó un titular: "Falleció hoy Eliana Marieht Dolly, última heredera de la fortuna Dolly, el funeral se realizara esta tarde 17:30 horas" y a continuación se veía una foto, que posiblemente tuviera a la difunta, pero estaba demasiado borroneada y avejentada como para ver con claridad el rostro, aunque de por sí era demasiado vieja como para poder distinguir mucho aunque hubiera estado en óptimas condiciones. Debajo de la foto se encontraba la noticia más desarrollada, aunque también estaba borroneada y no era posible leerla claramente, Aron entrecerró sus ojos intentando ver algunas letras y palabras con más claridad y con esfuerzo logró leer cosas referentes a que la señora Dolly había ayudado mucho al pueblo en que Aron vivía ahora, construyendo con su fortuna algunos edificios importantes, también se decía que murió por algún tipo de enfermedad que Aron no conocía y algunos pocos datos más que no sirvieron de mucho para el chico. Alumbrando alrededor miró por encima a varios de los recortes y periódicos que había, buscando alguno que pudiera brindarle algún tipo de información útil, encontró uno en el que se leía el apellido Dolly nuevamente y lo leyó, un pequeño boletín informativo que decía:

"...tras el fallecimiento de la señora Dolly sus pertenencias y su fortuna será heredadas por el último miembro vivo de la familia, su nieto Eliot Dolly, el único de los cuatro hermanos que aún se encuentra en condiciones para poder cargar con la fortuna y las propiedades de la difunta señora Dolly...los cuatro hermanos quedaron huérfanos durante su niñez y habían mantenido una estrecha relación entre sí, que sin embargo se vio resentida y poco a poco comenzó a volverse en una enemistad cuando el más pequeño de los hermanos cayó víctima de una terrible enfermedad mental la cual le causó un retraso que le imposibilito vivir en sociedad normalmente, los dos hermanos mayores Carlos y Susan estuvieron de acuerdo en que debía ser internado y, según fuentes cercanas, tras una seria pelea con Eliot, quien estaba más apegado a su hermano pequeño, terminaron llevando a cabo su idea y esto causó una ruptura en la relación de hermanos que ya nunca pudo recuperarse. Sus dos hermanos mayores fallecieron el año siguiente en un accidente de avión, mientras que el más pequeño se encontraba cuidando de su hermano en el instituto mental en que estaba recluido... muerto por una mala administración de sus medicamentos dejó a Eliot como el único de los cuatro hermanos con vida, quien veinte años después heredaría la pequeña fortuna acumulada de la señora Dolly...

Aron levantó la vista nuevamente, pues aunque ahora sabía muchas cosas que antes no sobre el señor Dolly, sobre Eliot, no sabía nada que le fuera útil o importante para poder demostrar que era un asesino. Podría quedarse todo el día buscando entre esos papeles, pero supuso que de nada le serviría, por lo que apagando la linterna se acercó a la puerta, intentando escuchar si el señor Dolly seguía del otro lado. Espero por unos segundos, que luego se hicieron minutos, y cuando se dio cuenta de que nada se oía del otro lado, decidió salir, tenía un rumbo en mente, el lugar al que había intentado ir antes de que el señor Dolly llegará por sorpresa a la casa, si llegaba hasta el pasillo más alejado en la planta baja y descendía por las escaleras encontraría con toda seguridad lo que había estado buscando desde que entro a esa casa heredada, las pruebas que luego llevaría a la justicia y con las cuales poder demostrar finalmente que el señor Dolly era un asesino. Tal vez incluso encontrar a una víctima, pues esos sonidos no pertenecían a ningún animal y solo otro ser humano podía hacerlos, tal vez incluso el niño que se había llevado el señor Dolly en una bolsa en aquel callejón aun estuviera con vida, prisionero de ese sádico carcelero. No sabía que iba a encontrar con certeza, y darle vueltas en su cabeza era lo único que podía hacer por ahora, sin embargo no tenía sombra de duda de que la respuesta que buscaba estaba ahí. Y aunque pocos minutos antes había pensado y deseado con todas sus fuerzas irse de aquella casa, ocupada ahora por su peligroso dueño, regresar junto a sus padres y no volver a hacer algo así, ahora Aron solo tenía una cosa en mente, llegar hasta ese lugar evitando ser descubierto por el señor Dolly, pues si él se daba cuenta de que se encontraba en la casa... bueno, mejor no pensar en eso.
Aron abrió la puerta que daba al pasillo del segundo piso y asomo la cabeza escuchando para ver si podía detectar donde se encontraba el señor Dolly, le llegaron ruidos que indicaban que el señor Dolly estaba cocinando algo y también escuchando radio, esto hizo que Aron avanzara por el pasillo hasta llegar a la escalera, la cual comenzó a bajar lentamente sin hacer sonido alguno. Desde la escalera no lograba ver al dueño de la casa pero lo escuchaba a varios metros hacia la izquierda, el mismo lugar que él tenía que tomar para ir hacia esa escalera que buscaba. Aron recordaba levemente como era el piso de abajo, pues nunca había estado en esa casa, ni siquiera en las fiestas nocturnas que el señor Dolly realizaba en ciertas ocasiones se permitía a la gente entrar a la casa, ahora que lo pensaba bien todo tenía sentido. El señor Dolly no quería extraños merodeando por el lugar y eso significa algo claro para Aron, en esa casa había pruebas, había algo que lo inculpaba, algo que él debía e iba a descubrir.
Parado sobre uno de los escalones superiores de la escalera observaba hacia la planta baja, lo poco que podía ver de la misma, a la derecha tenía un viejo sillón marrón frente a la televisión, más una estufa de piedras a pocos metros de ahí, cerca de la cual se encontraba una pequeña pila de leña que el señor Dolly usará para encenderla. Las ventanas abiertas dejaban entrar la luz del radiante sol y el viento que movía las cortinas generaba un sonido de ulular, el lugar estaba muy bien iluminado y Aron pudo ver como una sombra se movía de aquí para allá a pocos metros de donde se encontraba, a la izquierda del pasillo que encontraría delante. El señor Dolly cocinando o realizando alguna actividad similar, pensó Aron quien semi arrodillado sobre el escalón se exprimía los sesos pensando con todas sus fuerzas en la forma de distraer al señor Dolly para poder llegar a la escalera. Su esfuerzo se vio interrumpido sin embargo, pues la sombra del señor Dolly había dejado de moverse de lado a lado y se acercaba ahora al lugar donde estaba Aron, en su mano podía verse algo más, la silueta de algo largo y delgado, puntiagudo, sostenido fuertemente en su mano fue lo que más asustó al muchacho, que se preparó para correr nuevamente hacia la habitación de la que había venido, sin embargo no lo hizo, pues no lo necesito ya que el señor Dolly sin mirar si quiera hacia la escalera se acercó a la puerta de entrada, la abrió, y cuchillo en mano, salió de la casa. Aron no podía creerlo, la suerte de la que se sentía dueño en ese momento era indescriptible, una distracción hubiera estado bien, pero que el anciano saliera de la casa, eso sí que fue un excelente suceso, sin perder tiempo se lanzó por la escalera y comenzó a correr por el pasillo de la izquierda, hacia la escalera, aunque se detuvo un segundo y se acercó a las ventanas abiertas de la casa, antes de arriesgarse a bajar por la escalera necesitaba comprobar cuánto tiempo le quedaba, necesitaba ver donde estaba el señor Dolly. Era algo temerario, pero no le quedaba otra opción, si quería investigar y salir de la casa necesitaba saber cuánto tiempo tendría. Sin embargo se tranquilizo mucho en el momento de mirar hacia afuera, pues comprobó que el señor Dolly ya estaba saliendo de la casa y se dirigía hacia el bosque.

Aron llegó a la escalera y comenzó a descender, nada se veía pues el lugar no tenía luces, sin embargo con su linterna se las arregló bastante bien y logro ver que la escalera conducía a una especie de estrecho piso subterráneo, entre dos paredes viejas de madera, y que al final del mismo solo había una puerta gris sin picaporte, solo con cerradura. Ahora Aron lo entendía, el lugar del que había escuchado aquellos quejidos seguramente fuera esa el interior de esa habitación a la que se accedía por la puerta. El muchacho continuó avanzando rápidamente hasta que llegó al lugar y se quedó fijamente mirando la enorme puerta gris, no podía ver por ningún lado el picaporte y no podía ver por ningún lado la llave para abrir la cerradura que tenía, rodeada en metal antiguo. El muchacho le dio unos golpes a la puerta, lo suficientemente altos como para que los escuche alguien si se encontraba del otro lado, pero no alguien que se encontrara cerca de la casa, y luego llamó con voz temblorosa:

—¿Hay alguien ahí? —Como respuesta se escuchó un sonido extraño, como de algo o alguien que se arrastraba acompañado de un tintineo, pero luego nada más. Aron volvió a intentarlo pero esta ves ninguna clase de sonidos se pudo oír. El muchacho se quedó en el lugar, pensando cuánto tiempo habría pasado ya y dónde estaría el señor Dolly, donde estaba la llave y quien podría estar del otro lado de la puerta. ¿Una víctima del viejo? sin duda, y sin duda esa sería la mejor prueba que podría obtener. Pensando con todas las ganas como abrir la puerta y cuánto tiempo podría quedarle se le ocurrió un lugar en que la llave podría estar, por lo que subió las escaleras a toda velocidad y luego de nuevo, para llegar al segundo piso, desde el cual pudo acceder a la habitación en la que ya antes había estado, la del señor Dolly, en la cual seguramente estuviera la llave. Por un segundo se le pasó por la mente romper la cerradura de la puerta usando las herramientas que había traído pero desechó rápidamente esa idea pues no quería que el señor Dolly supiera de su presencia y pudiera escaparse. Entonces Aron busco y rebusco por toda la habitación, aunque lo hizo con lentitud y cuidado pues no quería crear un desorden que lo delatara en caso de que el señor Dolly regresara antes de que él se hubiera ido. Aun así abrió todos los cajones, las puertas del ropero e incluso buscó debajo de la cama, sin encontrar nada. Estaba revolviendo entre la ropa del último cajón de la cómoda cuando encontró una caja pequeña, envuelta en papel de diarios y metida dentro de un par de medias viejas, al abrirla comprobó que había dentro una llave, pero también a su lado una jeringa descartable y dos frascos pequeños con un líquido transparente y etiquetas de medicamentos que llamaron la atención de Aron, ¿qué hacía eso ahí?, les hubiera dedicado más tiempo, sino fuera porque pensó en aquel gemido otra vez y en que alguien podría estar necesitando ayuda. También en todo el tiempo que había gastado, calculò que al menos unos diez minutos, por lo que se lanzó hacia abajo con la llave en la mano tras dejar todo más o menos como lo encontró. Llegó al primer piso y miro por la ventana, no había rastro aun del señor Dolly pero bien podría estar por venir en cualquier momento, por lo que nuevamente corrió hacia la escalera y se metió en ese pasillo, que lo condujo a la puerta, la puerta sin picaporte y con cerradura. Metió la llave tras dos intentos, pues las manos le temblaban por los nervios. Escucho el Clic de la cerradura al ser abierta, por fin iba a poder encontrar lo que había ido a buscar, por fin lo que necesitaba para demostrar que el señor Dolly que todos creían conocer tan bien en realidad era una persona mala, un asesino. Empujo un poco con su cuerpo y la puerta se abrió, una oscuridad total se notaba del otro lado, ningún movimiento se oía, la habitación parecía vacía y eso no era lo que el chico había esperado ver, pero Aron había escuchado el gemido, sabía que había alguien ahí, empujó la puerta totalmente, con su linterna en la mano alumbrò el lugar desde el umbral de la puerta, no había ventanas y las paredes estaban recubiertas en papel de diarios viejos y amarillentos, el piso se notaba sucio y húmedo y había en él pedazos de papel recortado y también bolas de papel hechas con diarios. Un olor a humedad y suciedad salìa de la habitación, haciendo que Aron retrocediera un poco mientras se colocaba una mano en su boca y nariz en un vano intento de no respira ese hedor espantoso que producía el lugar, mientras hacía esto el muchacho continuaba alumbrando con su linterna intentando encontrar que -quien- había realizado aquellos gemidos, pero sin lograr ver nada. Dos grandes cajoneras altas estaban ubicadas en la habitación y eran los únicos muebles que había en la misma, y cuando Aron las alumbró una de ellas se movió, levemente si, pero lo hizo, y el muchacho lo vio con un leve miedo creciente en su interior. Una sombra se producía por la luz de su linterna alumbrando hacia ese lugar, una que se sumaba a todas las demás, sin embargo a esa sombra se le notaba algo extraño, pues había otra, la silueta de una persona, justo detrás de la cajonera. Aron presionó más su mano sobre su boca y su nariz y luego se encaminó en la oscuridad de esa habitación mientras llamaba con voz temblorosa, "Hey, ¿quien eres? Ven aquí, no voy a hacerte daño, quiero ayudarte", la sombra tembló levemente, la cajonera se movió fruto del temblor de la persona que estaba del otro lado, escondida. Aron se acercó màs y màs, caminando con lentitud y nerviosismo crecientes, sentía miedo de la total oscuridad que lo rodeaba, sentía miedo ahora de no saber dónde estaba el señor Dolly, ¿se encontraría a pocos kilómetros o estaría ya abriendo el portón de la casa, dirigiéndose a paso seguro a la misma?, necesitaba salir de ese lugar, y necesitaba hacerlo rápido. De repente la sombra se movió, mostrando su cabeza y parte de su cuerpo desde atrás de la cajonera, Aron lo observo, atónito, y sintió como un miedo natural, primitivo, se apoderaba de él, ese miedo que todos tienen cuando la única certeza que les queda es la certeza de que van a morir, de que algo malo va a suceder en seguida, ¿porque? porque ante él se encontraba el señor Dolly. La sombra se abalanzó sobre él y la linterna cayó de sus manos.  










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