Capítulo Quince
El verdugo
Repentinamente unas imágenes invadieron su mente, estaba en un bosque a las afueras de lo que parecía ser un templo. Algo dentro de ella le decía que podía caminar tranquila, pues al ser un recuerdo nadie la vería.
Con nerviosismo y determinación entró al templo, pero que gran error. Sus ojos se abrieron con espanto ante tal escena frente a sus ojos, donde mirase habían cadáveres desmembrados de todo tipo, tanto niños como mujeres y ancianos.
Tras su espalda escuchó el sonido de un animal, específicamente un felino. Asustada volteo y de un salto fue atravesada por aquella silueta gigante, era una bestia de negro pelaje y ojos tan rojos como la sangre.
Temió lo peor al reconocerlo.
— kuuro?...— susurro al viento con tristeza al ver el verdadero ser de su mejor amigo.— no puede ser, tu hiciste esto?.— le preguntó aún sabiendo que no podría escucharla o verla.
— muy bien kuuro, no podría esperar menos de mi fiel bestia maldita.
— ryomen sukuna...
Mei veía con furia como el rey de las maldiciones acariciaba a su mejor amigo y guardián, sukuna reía con malicia al presenciar aquel descabellado escenario.
— no hay nada más placentero que el sonido de humanos siendo devorados.— sonrió.— verdad joven zen'in.
Y finalmente abrió sus ojos volviendo al presente, bajo su mirada y con terror arrojó el pergamino lejos de ella, se levantó apresurada y vómito un poco lejos de donde estaba.
— esto es horrible, esto es horrible, esto es horrible.— repetía sin cesar.
Kuuro se acercó a ella despacio, trato de tocarla pero Mei fue más rápida y lo alejo de ella.
— ¡¡esto es horrible!!.— le gritó.— ¡¡como pudiste hacer eso!!.— lo empujó.— ¡¡como pudiste ocultarmelo tanto tiempo!!.
El felino no decía palabra alguna, merecía el desprecio de Mei.
— yo...— balbuceo.— necesito procesar todo esto.— se alejo.
— Mei espe--.
— ¡no te me acerques, no ahora!.
Kuuro se detuvo y la dejó marcharse.
— con que finalmente le dijiste.
— tch.— gruño.— eso no es tu problema Satoru gojō.
— te equivocas, si es mi problema.— le respondió para caminar donde Mei había desaparecido unos minutos.
<<es mi problema, voy a protegerla con mi vida de ser necesario>> pensó para si mismo el Albino.
Hola!, lamento haber estado tan desaparecida en esta historia 😅 quería disculparme y también agradecer por el apoyo constante ❤.
Haré mi mayor esfuerzo para actualizar más a menudo porque veo que les gusta mucho la tercera zen'in y eso me alegra ^^.
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